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Del mundo y alguien más
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Libro electrónico139 páginas49 minutos

Del mundo y alguien más

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Información de este libro electrónico

Costas de arenillas rojas,
de orillas blandas;
que aceptan el oleaje de tu noble mirada.
Islas de palmeras rojas, de hojas amarillas;
que observan la marea de tu pechuga soñada.
Gaviotas de grises colores,
de picos carcomidos;
que devoran el cultivo de algas que hemos pretendido.
Rocas de cóncavos crustáceos,
de almas dormidas;
que se olvidan de todo lo que hemos vivido.
IdiomaEspañol
EditorialMAGO Editores
Fecha de lanzamiento15 ene 2016
ISBN9789563172744
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    Del mundo y alguien más - Fernando Senociain

    Fernando Senociain Marzullo

    Del mundo

    y alguien más

    © Copyright 2015, by Fernando Senociain Marzullo

    Primera edición digital: Enero 2016

    Colección: Poeta Carmen Berenguer

    Director: Máximo G. Sáez

    editorial@magoeditores.cl

    www.magoeditores.cl

    Registro de Propiedad Intelectual Nº 253.846

    ISBN: 978-956-317-274-4

    Diagramación: Catalina Silva Reyes

    Edición literaria: María Fernanda Rozas

    Imagen de portada: Fernando Senociain

    Edición electrónica: Sergio Cruz

    Derechos Reservados

    A mi padre, madre y hermanos por todo el amor y cariño

    que me han brindado durante toda mi vida.

    «Para ver un mundo en un grano de arena

    y un paraíso en una flor silvestre,

    sostén el infinito en la palma de la mano

    y la eternidad en una hora»

    William Blake

    Capítulo I

    Del mundo y alguien más

    Idealización

    Me rindo, ya no existes,

    te he matado,

    derretido;

    y ahora te escurres entre mis recuerdos nostálgicos,

    que evocan a alguien, más bien algo;

    una idealización de aroma, figura y ser.

    Quemé tus memorias fotográficas,

    dejé los álbumes de vivencias a la orilla del camino

                                                                /de mi vida;

    a merced de la resaca de las olas del destino.

    Tu risa y cerrar de ojos,

    ya no forman parte de mi muñeca de lanas magallánicas.

    La ondulación de tus cabellos sobre mis mejillas,

    forma figuras de desilusión y provoca carcajadas agónicas.

    Tus pétalos han volado lejos de mi hoguera de

                                                          /ansiedades;

    han anidado en tierras planas,

    de donde mis pasos hace años vienen escapando.

    Hemos descubierto tierra firme;

    tú, junto a tu polen,

    y yo, a mis raíces.

    Te diseminas en bulbos ajenos,

    de colores transparentes,

    de almas hechas de celofán.

    Eres feliz en el zigzag

    y yo solo quiero paz.

    Interrumpí tu búsqueda con la mía;

    frenética, intolerante, precipitada.

    Ahora te libero de toda reciprocidad,

    cariño, interés y deseo.

    Ahora eres libre del claustro en que mi mente te tuvo.

    Porque solo eso fuiste;

    princesa de torre encerrada,

    y yo; guardián de una mente ilusionada.

    Ahora corre,

    huye de mi maquinación;

    del ideal de ti,

    de alguien que nunca existió;

    pero, que sin duda,

    por largo tiempo en mi corazón anidó.

    Te hice del barro de mis carencias,

    te atribuí sentimientos,

    incluso gestos,

    hasta llegué a responder por ti mis lamentos.

    Ahora sacudo de mis hombros el polvo,

    descargo el peso,

    recubro en alcohol las heridas que has dejado,

    me siento a observar el paso de nubes,

    sin pensar en donde hoy has parado.

    Quité de tu rostro la máscara genealógica;

    de tu espalda la carga de pasados amores.

    Quité el caparazón bajo el cual escondías tus sonrisas más

    sinceras.

    Encontré tu espontaneidad,

    te hice nadar en el regocijo del sin sentido,

    para que todo te llevase a disfrutar el presente

    y anticipar el olvido.

    No fue equívoco nuestro recorrido de manos cruzadas,

    de besos sin fondo,

    de abrazos fulminantes;

    fue alucinación de un espíritu caminante.

    El sendero ya llega a su fin.

    Tu universo ha colapsado,

    según mi visor de lentes enjuiciadores.

    Ya no te tengo.

    Ahora te he dejado ir.

    Ahora de mí te enajenas,

    pero no te preocupes,

    pues no ha sido tu pecado el nunca existir.

    Ímpetu

    Hoy quería escribir de tantas cosas;

    del tiempo y su sordera,

    de la soledad y sus frutos,

    de lo temporal de nuestra existencia,

    de lo eterno de su incertidumbre.

    Hoy quería escribir de lo inmenso que es este universo;

    de lo diminuto de nuestro ser,

    de lo poderosa que es nuestra voluntad.

    Hoy quería escribir más de lo de costumbre.

    Hoy quería romper mis propios muros,

    arrojándoles palabras agudas y rimas disonantes.

    Hoy quería escribir y refugiarme bajo mis versos,

    cual soldado en trinchera

    o tal vez, sólo como zorro en madriguera.

    Hoy quería desafiar el viento,

    apagar el sol,

    encender la luna,

    detener el tiempo.

    Hoy quería escribir de tantas cosas;

    de cómo el mar se aleja cuando tú no estás,

    de cómo los árboles y pastizales hacen reverencia a tu

                                                                                    /paso,

    de cómo el mundo se petrifica

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