Letras para el abismo

Por Ruth Gordillo , Laura Dueñas , Alejandra Uhthoff y 4 más

Esta antología compila la obra de siete autores ricos en experiencias y con una asombrosa capacidad narrativa, quienes encontraron en este esfuerzo compartido un hilo conductor: las profundidades, muchas veces oscuras, del alma humana.En Letras para el abismo hay siempre un giro inesperado, una némesis asombrosa, una verdad oculta que turbará el re

• Idioma: Español
• Editorial: Pangrama, Nuevas Voces
• Fecha de lanzamiento: 7 dic 2021

Vista previa del libro

Primera edición, 2019

© 2019, Laura Dueñas Couttolenc.

© 2019, Martha Alejandra Uhthoff Orive.

© 2019, Ruth Gordillo Moscoso.

© 2019, Irack Omar Rivera Hernández.

© 2019, Darío Jesús Resendiz Franco.

© 2019, Uriel García Martínez.

© 2019, Lilia Ardón Martínez.

© 2019, Par Tres Editores, S.A. de C.V.

Fray José de la Coruña 243, colonia Quintas del Marqués,

Código Postal 76047, Santiago de Querétaro, Querétaro.

www.par-tres.com

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ISBN de la obra 978-607-8656-23-3

Diseño de portada

© 2019, Diana Pesquera Sánchez.

Se prohíbe la reproducción parcial o total de esta obra, por cualquier medio, sin la anuencia por escrito de los titulares de los derechos correspondientes.

Impreso en México • Printed in Mexico

Presentación

Los textos que estás por leer, son una recopilación de siete autores que, como producto de año y medio de trabajo en mi taller de narrativa, se han ilusionado con exponer su obra –en algunos casos por primera vez–, ante los lectores para quienes, en última instancia, la mayoría de ellos escribe.

Cuando el taller comenzó, una de las primeras expectativas que los talleristas esbozaron, fue la de publicar un libro antológico una vez terminados los seis meses que originalmente duraría el taller. En mi experiencia, la mayoría de las antologías con esas características –salvo honrosas excepciones– enhebran textos de muy dudosa calidad y de muy desigual nivel, de manera que no me pareció que fuera un compromiso al que debieran dedicarse empeños y evité establecerlo como un producto final.

Los autores que pronto conocerás son gente muy necia, muy tozuda y disciplinada en el oficio de narrar. De forma que no fue difícil convencerme de continuar el taller y hoy, a un año y medio de distancia, me encuentro con un grupo de escritores serios, trabajadores y dispuestos a arrostrar la crítica con tal de mejorar la forma en que cuentan sus historias.

Los textos aquí presentados, fueron seleccionados por ellos mismos para mostrarte su nivel actual de escritura, y puedes considerar cada escrito como un superviviente a la tormenta de la retroalimentación productiva y la reescritura intensa. Así que no los subestimes.

Algunos de nuestros escritores han comenzado a desarrollar un estilo reconocible y todos han demostrado imaginación y un gran talento.

Cuando se volvió a mencionar, hace no mucho, la idea de editar esta antología, no solamente no me resistí sino que los he animado a transformar el proyecto en realidad. La razón es muy simple: estoy convencido de que las historias que leerás tienen calidad narrativa y un rigor literario muy sudado que, sin duda, son capaces de enorgullecer a sus autores, más o menos en la misma proporción en la que me enorgullecen ellos a mí.

El camino del escritor no termina nunca. Siempre hay algo que aprender y caminos nuevos para experimentar. Cada uno de estos siete escritores, con sus alcances únicos y con las herramientas que han conseguido poner en práctica, además de su talento y fantasía, te retan con un bloque de historias variadas, muchas de ellas de oscura temática, por coincidencia, pero todas llenas de su propia luz.

Fernando Tamariz.

Prólogo

Estoy solo.

En el salón hace frío. El techo es tan alto.

Alrededor de la mesa, me acompañan siete cuerpos vacíos, limitados a sus funciones vitales. Puro cascarón.

De cuando en cuando a un rostro congelado se le escapa una sonrisa o un puchero. Movimientos reflejos del envase insustancial, como esas ranas que aún muertas estiran las ancas.

Hace muchos minutos, cuando eran carne y alma, les pedí que se inventaran una historia, que usaran todos sus recursos imaginativos, que evitaran los límites, que llegaran hasta donde fuera necesario con tal de parir la fantasía.

Sus manos se mueven sobre el teclado, la pluma sobre el papel, como esos teletipos antiguos que imprimían a golpes las palabras y la voluntad de alguien ausente.

Me pregunto quién les dicta. Desde dónde.

Me recorre un escalofrío al ver sus caparazones abandonados como la piel recién mudada de las serpientes. Me eriza la nuca la seguridad de su presencia en otros mundos que ellos mismos tejen, colorean y aroman. El más orgánico ejemplo de realidad virtual.

Por momentos vuelven, suspiran, me ven con los ojos idos, alguno me sonríe. Ilusiones. Están en ese sitio del que yo sólo tendré atisbos expresados en palabras, siempre insuficientes; en imágenes vagas, siempre fugaces. Los envidio.

Ejercen en plenitud el poder de la creación, tienen derechos sobre la vida y la muerte, sobre la realidad y la fantasía, la certeza de que lo que sucede es sólo una posibilidad elegida, son amos de capacidades cuánticas. Crean especies, lugares, voces, rostros, sentimientos; los revuelcan en sus propios recuerdos; los sancochan con sus formas de ver la vida; los sazonan con su desazón.

Y en un acto de infinita deferencia, procuran trasladar una existencia metafísica a la hambrienta realidad de los signos, a la torcedura consensuada de las manchas de tinta, para que podamos arrancarles con una mirada una propiedad que ya no les pertenece.

Cuando regresen, cuando animen los cuerpos vacíos, cuando rebosen las entrañas de latidos y dolores, cuando recobren la capacidad de hablar y de señalar al cielo, cuando recuerden y se sorprendan, se arrastrará por debajo de su puerta un presentimiento blanco, el vago atisbo de haber sido dioses.

Para mis queridos Oscuros: Darío, Irack, Laura, Lili, Ruth, Uriel y Alejandra

con mi infinito cariño, admiración y agradecimiento.

Fernando Tamariz.

Querétaro, mayo de 2018.

Laura Dueñas

Laura Dueñas nació en la ciudad de México en donde aprendió a ser ingeniera. Lo de madre y empresaria, lo sigue aprendiendo. Ama las letras, los números y la cadencia del reloj. Ha leído todo lo que encuentra y en el Taller de Fernando Tamariz encontró la disciplina para convertir los mundos oscuros que la habitan en gozo de cuentista.

De índole práctica

Lo primero que pensarás al recibir esta nota es: ¿por qué hoy? ¿Por