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Mitos y leyendas de El Salvador
Mitos y leyendas de El Salvador
Mitos y leyendas de El Salvador
Libro electrónico144 páginas1 hora

Mitos y leyendas de El Salvador

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El Salvador, hermosa tierra, llena de magia y misterios, guarda un tesoro de mitos y leyendas que enriquecen el patrimonio cultural de la pequeña, (en territorio), nación, pero que la hacen grande en tradición.

La siguanaba, El Cipitío, La Carreta Chillona, El Justo Juez de la noche, El Cadejo, o mas bien, Los Cadejos, Negro y Blanco, todos ellos personajes entrañables de nuestra mitología popular, desfilan en estas páginas, mostrando el mito, el origen y la historia que los acompaña.

Visitaremos lugares de leyenda como la Laguna de Alegría, el Lago de Güija, conceremos la fantástica, Flor del Amate y además viajaremos al pasado de la mano del antropólogo y explorador, Dr. Schultze-Jena para conocer un poco de los mitos y leyendas de los pipiles de Izalco.

Mitos y leyendas de El Salvador es un libro para conocer a estos personajes llenos de magia y misterio, que alimentaron nuestra imaginación infantil y que deben ser rescatados del olvido, para conservarlos en la posteridad.

IdiomaEspañol
EditorialOmar Nipolan
Fecha de lanzamiento23 abr 2023
ISBN9798223325734
Mitos y leyendas de El Salvador
Autor

Omar Nipolan

Omar Nipolan es un escritor salvadoreño que vio la luz desde 1962, ha sido espectador y a veces actor involuntario de los hechos que han marcado la historia de El Salvador. Ha publicado libros de ciencia ficción, historia y antropología, mitos y leyendas salvadoreñas y mundiales.

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    Mitos y leyendas de El Salvador - Omar Nipolan

    Agradecimientos

    Ami padre, de quien adquirí el gusto por escribir, ya que él lo hizo como ensayista que publicó sus textos en algunos de los periódicos del Oriente del país bajo el seudónimo de Plinio Hernán y en más de una ocasión prologó los libros de sus colegas y amigos de su pueblo natal, Alegría en el departamento de Usulután.

    A mi esposa por su invaluable ayuda en la revisión de los textos originales, corrigiendo muchos errores de gramática o de sentido en los párrafos.

    Prólogo

    La región Centro Americana tuvo una gran influencia española, debido a la conquista y posteriormente a la colonia.

    La religión ancestral fue casi aniquilada, quedando solamente algunos vestigios de nuestras tradiciones, mezcladas en un sincretismo religioso que llega a nuestros tiempos a lo largo de varios siglos de asimilación cultural y religiosa.

    Como vestigio de este sincretismo, El Salvador y la mayor parte de la región centroamericana compartimos leyendas y mitos comunes, que han nacido de la unión de diversas creencias, tanto indígenas como coloniales.

    Así surgen y se mantienen las leyendas de La Siguanaba, El Cipitío, El Cadejo, La Carreta Chillona, etc., que son generales a todo el país con ligeras variantes entre los distintos municipios, pero manteniendo un tronco común que compartimos en algunos casos con toda la región mesoamericana.

    Dentro de estas leyendas generales, tenemos algunas específicas a las regiones, como la de ciertos accidentes naturales como la Laguna de Güija, La laguna de Alegría, La piedra del Diablo, etc. que tienen su propia tradición y origen, en algunos casos precolombinas y en otros, estrictamente coloniales.

    La conservación de estas historias y leyendas salvadoreñas es un reto que deseamos enfrentar, para preservar el conocimiento y entregárselo a las nuevas generaciones, tanto residentes en nuestro país, El Salvador, como para quienes por azares del destino, tuvieron que emigrar a otros países, desarrollando sus vidas adaptados a las culturas donde residen, pero que sin perder la esencia del ser salvadoreño y que desean legar a sus hijos la riqueza de nuestras tradiciones y herencia cultural, elementos que nos definen como nación, como región y como cultura.

    En la primera parte del libro hablaremos de las tradiciones o leyendas populares que se han mantenido hasta nuestros tiempos, de boca en boca o a instancias de investigadores como Miguel Ángel Espino, hermano del poeta Alfredo Espino que, en su Libro Mitología de Cuscatlán, realizó unos de los primeros esfuerzos en documentar estas leyendas.

    Junto a él, tenemos los acercamientos que otros autores salvadoreños hicieron a este mundo mágico y místico, como Roque Dalton, Manlio Argueta, José Efren Melara, Salvador Salazar Arrué, (Salarrué) y muchos otros más.

    En la segunda parte nos enfocaremos específicamente en un conjunto de relatos y mitos localizados en el municipio de Izalco, alrededor del 1930, con una recopilación de relatos pipiles, que el Dr. Leonard Schultze—Jena, geógrafo, explorador y antropólogo alemán, llevó a cabo en nuestro país, durante los meses de agosto, septiembre y octubre de 1930.

    Las leyendas salvadoreñas forman parte de nuestro patrimonio cultural e histórico, cada una de ellas con multitud de versiones y adaptaciones, según la región donde se cuentan, incluso en un territorio tan pequeño como el de nuestro país, por eso, deben ser preservadas y entendidas en sus diferentes variantes, rescatando lo esencial del mito.

    Entonces, he tomado al pie de la letra, el consejo y sentencia con la cual los dos comediantes mexicanos, Renato Guillén y el Conde Fabregat, creadores y conductores iniciaban cada emisión de aquel entrañable Podcast, Tipos Míticos cuentan Mitos Típicos, la cual dice más o menos así.

    Advertencia, los mitos forman parte de la literatura oral y no tienen una visión final ni oficial, así que, si conoces un final distinto, escribe un libro.

    Es así como dejamos en sus manos nuestra propia versión de los mitos y leyendas salvadoreñas para su disfrute y divulgación, tratando de mantener el contexto original de la leyenda o al menos el más popular, en la medida de lo posible.

    Perdonarán, los amables lectores, la falta de otras versiones o algún error u omisión en la que se menciona, pero no tenemos forma de poder determinar cuál de todas es la correcta, ya que, por ser un mito, está sujeta a la interpretación de quien lo relata.

    Una mujer

    Imagen en blanco y negro de una persona con un plato de agua Descripción generada automáticamente con confianza media

    Pedro se aleja del pueblo cercano por el camino real, montado en su caballo. Ya pasa la media noche y se dirige a su casa, en donde se encuentra, seguramente dormida, su amante y sumisa esposa. Que nunca le pregunta, adonde estuvo, ni con quién, aunque ella sabe, que su esposo es aficionado a los lupanares en donde bebe y pasa el rato con las chicas que trabajan en esos lugares.

    La noche está tranquila, apenas sopla un viento cálido, pues es verano y por el camino solo se escucha el suave galopar de su caballo y el viento susurrando cuando agita las copas de los árboles.

    Considerablemente borracho, se va aferrando a su montura pues, pues, como suele hacer casi todos los viernes, se pasó de copas. En su camisa lleva las marcas delatoras de pintalabios y en su cuerpo, va impregnado el fuerte aroma del perfume de la joven con la que estuvo disfrutando placeres carnales en el burdel del pueblo. Antro que es atendido por infortunadas chicas muy jóvenes, esclavas de la miseria y del machismo imperante en la cultura del país.

    Pedro es casado, pero aparentemente, ese estado civil no le impide enamorar a cualquier mujer bonita que se ponga en su camino. Según su propia opinión, él es muy macho y tiene un gran pegue con el sexo femenino, así que lo aprovecha al máximo.

    Su esposa, educada bajo el estricto código patriarcal que durante siglos a sometido a una vida de segunda clase a la mujer, sabe en dónde pasa Pedro los viernes por la noche y calla. Porque al fin y al cabo su marido, es cumplidor, es decir que le da apenas lo necesario para vivir y comer, pero al menos le da. Ella tiene que complementar el magro ingreso económico del hogar con lavadas de ropa que hace por encargo además de las tortillas que elabora y vende todos los días.

    Pedro, que sigue su camino, se va acercando al río, que fluye con el característico sonido de agua que corre entre las piedras, pero al acercarse más al pequeño puente de madera que lo atraviesa, escucha sonidos muy diferentes al del agua en el río. Escucha como que alguien está bañándose en el río, a un lado del camino. Acompañando las guacaladas, se deja oír una dulce voz cantando o más bien tarareando una melancólica y bella melodía, desconocida para él, que está más acostumbrado a las canciones rancheras, de esas que dan cólera.

    Por lo que escucha, parece que una chica está tomando un baño, lo que sería extraño, dada la hora, pero en medio del sopor etílico, curioso y a la vez excitado por lo que promete ser una aventura más para su vida de macho, se baja del caballo y se acerca sigilosamente a la fuente del canto. Tras apartar unas plantas, queda deslumbrado cuando ve la hermosa silueta femenina que se está bañando, echándose agua con un recipiente dorado. Entre las guacaladas, se desenreda el pelo con un peine que parece hecho del mismo oro que el recipiente que usa para mojarse el cuerpo.

    La vista es de ensueño, ella viste una leve túnica de color claro que cubre el hermoso cuerpo, de piel blanca y tersa. La tela se pega a sus sensuales curvas, el largo cabello negro le cubre parte de la espalda, toda ella parece reflejar la luz que la luna vierte sobre el lugar y hace brillar aún más su áureo recipiente.

    Un deseo febril por poseerla se apodera de nuestro casanova. Observa a su alrededor y se da cuenta de que está sola y desvalida, no hay nadie acompañándola. Por lo tanto, será presa fácil para sus encantos, ya sea por las buenas o por la fuerza. Se acerca sigiloso para no asustar a la bella chica y poder hablarle, seducirla y evitar de que se le escape, si es que se llega a

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