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El Becario De SatáN
El Becario De SatáN
El Becario De SatáN
Libro electrónico252 páginas3 horas

El Becario De SatáN

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«El Becario de Satán» es una novela de fantasía que te llevará a un mundo sorprendente y lleno de misterios: el mismísimo infierno. A través de los ojos de un becario, te adentrarás en entrevistas con almas que habitan en el inframundo. Conocerás a un Satán carismático y bien informado, que te guiará por un camino lleno de humor, ironía y sarcasmo. Esta obra no se enfoca en temas oscuros ni de suspense, ni hace apología del satanismo ni está relacionada con el culto diabólico. El autor es neutral en cuanto a política y no tiene intereses partidistas. «El Becario de Satán» presenta personajes del pasado y del presente, que te llevarán en un emocionante recorrido lleno de giros y sorpresas, rumbo a un futuro impactante. Descubre el universo de Satán y disfruta de una experiencia de lectura única. Esta es una historia llena de giros y sorpresas que te mantendrá enganchado de principio a fin.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 jun 2022
ISBN9781005042899
El Becario De SatáN
Autor

Miguel Ángel Hermida Izquierdo

Pertenezco a la generación «baby boom» natural de un pueblo ubicado en una maravillosa isla mediterránea que disfruta de un cielo azul, al menos diez meses al año. Soy autodidacta en la faena de escribir. La afición vino de la idea de transliterar aquel manuscrito del siglo XIX que recogía del mercadillo en un lamentable aspecto y con suerte a desaparecer, más por ser un título poco conocido en nuestros días que por lo deteriorado en que se hallaba. Así que, he conseguí rescatar diez, de los cuales siete se encuentran publicados. Decidí transformarlos en libros digitales, en el «Marketplace» con más visibilidad en la actualidad. Tenía y tengo la creencia que jamás pasarán al olvido, porque siempre habrá un sitio donde podrán ser recordados. He llegado a la convicción que la Tierra, más tarde que temprano, se convertirá en una minúscula partícula cósmica. Sin embargo, los servidores de almacenamiento, donde ahora se alojan estos libros, serán replicados en otros lugares de nuestro sistema solar o viajarán por el espacio hasta encontrar el exoplaneta a colonizar. En el 2019 hice el salto a escribir mi primera obra de ficción, «El Becario de Satán».

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    No defrauda, de fácil lectura y muy original... recomendable si te gusta la sátira. No tiene nada que ver con el satánismo.

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El Becario De SatáN - Miguel Ángel Hermida Izquierdo

Prólogo

Desconozco el tiempo, en términos terrestres, que tardé, durante mi estancia en el Infierno, en llegar a la simple conclusión que explica el valor del Alma en las leyes de la Luz y la Oscuridad.

Si pudiese reunir los sentimientos humanos que impulsan las acciones de cada individuo estarían guardados en dos grandes tarros, titulados: «Lo Correcto» y «Lo Incorrecto». Parece una simpleza, pero resume cuanto obramos día a día. Finalmente nuestros actos son juzgados y determinan que disfrutemos de la Divinidad Celestial o nos lleven a una inferna interviú. En el periodo que pasé junto al diabólico, resolví muchas de las trascendentales dudas que tenemos, particularmente la que tanto nos inquieta: ¿A dónde vamos después del último suspiro?

Me gusta pensar que obro correctamente. Te imaginas si de verdad la muerte es simplemente el acto final de una obra teatral en la que participas y bajado el telón has de viajar a un espectacular escenario. Volvería a reunirme con los que añoro; repitiendo la cercanía, el roce, el aroma que aún sustenta el recuerdo y reanudar las sonrisas que nos unieron la primera vez que nos conocimos. «Verse. Estar cara a cara, es la alegría de reencontrarse con alguien después de mucho tiempo». Son diez y seis palabras en una oración que expresan nuestro sincero deseo para los que se alejan de nosotros. Todas ellas agrupadas en una sola: «Retrouvailles».

La felicidad volverá en el reencuentro, en esa otra forma de existir, y con el abrazo nos inundaremos de la misma energía que surge en los ganadores. No serán necesarios los juegos para borrar el drama que asomó con cierta frecuencia desde la diminuta ventana. Éramos tan jóvenes que la distancia de los años evitó que conviviésemos en una misma habitación; sin embargo, en los pasillos no existía la diferencia de edad.

Pero…, y si ocurre una suerte contraria a la que esperas, y es la que te lleva al lado opuesto, ¿qué hacer? Nada, la ocasión de oro nace en vida, has de aprovecharla para no cometer un irreparable error. Es esencial que prestes una especial atención al Yo espiritual, si lo haces, con toda seguridad coexistirás con los que deseas abrazar. Si te obstinas en ejercer acciones incorrectas, la decepción perdurará en la otra dimensión.

¿Cuántas veces has deseado partir el primero al creer que otro era digno a permanecer? ¿Por qué el que merita a quedarse se va antes que quien no lo merece? Solo en nuestra imaginación es posible cambiar el turno de partida. Reflexionar en todo esto induce un afligido estado de ánimo que se funde en la mente, especialmente si convives flanqueado por niños o adolescentes con los que compartes una difícil situación. El dolor inseparable es el que padecen los padres al carecer de la posibilidad de un trato para sus hijos. Los Señores que nos ofrecen otra realidad no aceptan intercambios, pueden odiarte o aplaudirte si te lanzas a salvar una vida entregando la tuya, pero de ningún modo intentes preservar otra a cambio de la única que detentas; por más que reces, desoirán tu petición.

Capítulo 1 - La Propuesta

Desde mi oficina en la tiniebla...

Recopilo en este libro las que valoro de peculiares del total que pasaron por mis manos, redactadas de puño y letra por el Amo del Abismo, que incumben a infortunados mortales. También incluyo alguna que otra anécdota que quiero compartir.

Después de asumir la existencia de este estrambótico entorno y afianzar mi adaptación, puse mis conocimientos al desempeño del proyecto, pero antes tuve que suspirar varias veces frente a las inmensas pilas de papel barba, papiros y pergaminos que el maestro utiliza para asentar las sentencias que reciben los indignos que se aglomeran en el pantalán de entrada al tormento. Es un cúmulo de reuniones, autos, relatos, etc., pendientes de clasificar y de archivar.

Hice un intento por obtener una respuesta clarificadora a:

—¿Qué urgencia hay de una librería, y de qué te sirve un criterio de archivo en el Báratro si eres una entidad que en su infinito fuero interno controla más allá de su patrimonial círculo?

Sutilmente argumentó…

S —Mantente a la expectativa de recibir una contestación.

Las entrevistas seleccionadas podrían redundar a sosas y aburridas, o divertidas, según el protagonista, pero es gracioso que sea el mismísimo Diablo quien las resuelve de forma inteligente después de cada interrogatorio. Se toma la molestia de atenderlas, calma la zozobra que sufren y les ayuda a salir de la incertidumbre, cuando simplemente levantando un dedo se quitaría de encima a quien intentase incordiar con las habituales preguntas que plantean al encontrarse en un sitio que no conocen, y deshacerse de los pesados que objetan incesantemente acerca del destino al que se ven sujetos: «¡He llegado a este recinto por error!». Y la que se repite frecuentemente es: «¡¿Por qué estoy aquí?!». Sorprende concebir que al Verdugo le importe la opinión de un desgraciado e indague si ha despertado en la estancia correcta.

~

Mi nombre es Maahai, hindú por parte de padre, y australiano de madre. ¿Cómo me convertí en un becario inferno? Seguramente es la cuestión que puede generar interés al lector y, si resido en el Averno, ¿cómo he conseguido hacer pública la experiencia?

Conseguí el trabajo por una alianza que hice con el maligno o como gusta llamarse: Satán⁰.

Es una historia de ida y vuelta, es decir, salí de casa a ejercer de becario en la Hoya de las Penas y regresaré al finalizar el ordenamiento de los billones de escritos que se hallan amontonados.

El Palacio de la Iniquidad es poco agradable para los que anidan, suelen encontrarse deprimidas, hoscas, adustas... Se sienten así; pues por la naturaleza que las trajo o por la sorpresa de verse en un emplazamiento en el que creen ciegamente que no tendrían que estar. ¡Normal!

He podido comprobar que algunas están por equivocación, mientras que otras son merecedoras del aposento.

0 – En el anexo III figuran las denominaciones empleadas.

Las hay que van de una banda a otra imitando a la pelota que usan en el juego de pin-pon. En cierto ápice de ese ir y venir reciben el auspicio que las ubica en el adecuado universo. Jamás son abandonadas.

El Lugar de la Perdición es un pasaje austero y aburrido; según tus acciones, serás severamente castigado o dejará que te muevas infinitamente amargado, sucio y desconsolado, que es la mejor de las situaciones, de agradecer, en ese lóbrego espacio. El comportamiento que tengas afecta a tu bienestar; si le das problemas, te refinará en el combustible que alimenta las fogatas que calientan a la «Royal Society». Si tu Espíritu es abrasado, no tendrás la fortuna de reencarnar y, si lo haces, será únicamente para servirle.

¿El Mal martiriza a sus cautivos? Al estar ahí lo suficiente, entiendes que algunos de los súbditos sean vaporizados. Existen malvados que contribuyen a llenar el Cielo de bondad y esto enfurece al Contable. Le irrita el arcaísmo «Dios», lo odia y encoleriza solo con nombrarlo (¿Arcaísmo? A lo mejor).

En una de las tantas peroraciones que escuché, Satán se dirigió a mí, manifestando que se sostiene una riña inexorable (es un duelo por el dominio) que se fundamenta en llenar de energía somática la esfera de cada deidad (Oscuridad y Luz); resumió diciendo que quien consiga la cifra de un noventa por ciento de diferencia implantará su ley.

La mecánica, respecto a cómo las Ánimas van entrando en su feudo, es sencilla. No las busca, las espera u ordena a alguien a traerlas, algo así como mandar al niño a buscar tabaco.

Prepara directrices y las ejecuta para que la mezquindad se apodere de los incautos y de los codiciosos. Si se aburre en su temible realidad, crea estrategias y tácticas que corrompen al débil. Su intención es adjudicarse cierta ventaja.

Belcebú es educado y sincero, cada caso lo lleva respetuosamente, suscrita la reunión sabe qué hacer con la infeliz. Intenta evitar condenar a dedo. Su gran pasión es documentar los motivos de las Almas finadas que han sido rechazadas en el otro sector divino, que es donde quisiéramos estar.

Remata el encuentro decretando el fallo si lo considera oportuno, y en qué condiciones ha de ser la reclusión del sujeto. Gracias a la audiencia que celebra, averigua si la aparición del susodicho es por una injusticia. Los Amos de los Espacios destinados al albergue de nuestros espectros, por increíble que parezca, se equivocan. Sí…, ambos reinos exhuman aliento de Santa Inocencia.

Tiene muy claro que hay que dar ejemplo; a la que bien le sirve le proporciona sosiego y libertad para moverse por el recinto. Suele repetir:

S —Los recibo por el daño que extienden en sus años vividos y multo duramente a los que su maldad causó que las víctimas acabasen en el ala de mi opresor —pulcros inocentes—. Dicta veredicto al sopesar la información antes de la recepción y después de la audiencia, que califica de justa.

Mi adaptación fue rápida en el alojamiento que me asignó, tal vez por no pesar en mí el lastre de pertenecer a este siniestro espacio. «Vivo en plena armonía».

Exordio…

Sucedió en un lluvioso verano, concretamente un veintiocho de agosto del 2027 a las 16:10 h. Es importante añadir que en tres días el mes finalizaba y la despensa seguía vacía.

Esa tarde dormía la siesta en mi apartamento, rodeado por unos maravillosos vecinos que hacen fácil la vida en comunidad. El edificio se halla en un pueblo de una isla extremadamente tranquila, asentada sobre cuatro enormes pilares marinos en el levante peninsular. En su contorno las aguas calmadas hacen de ella una hermosa postal, el clima es propio de la zona más templada del planeta (trópico de cáncer).

Obtuve la nacionalidad española siendo un niño y me siento orgulloso de formar parte de este país. El teniente coronel del ejército de tierra e instructor en la base militar de Figuirido (Pontevedra), me rescató.

Quedé huérfano durante un bombardeo en la guerra indo-pakistaní de 1999 —«conflicto de Kargil», que es mi tierra natal—. Fue invitado especial del gobierno hindú a participar como observador de los hechos bélicos que sufría la zona disputada. En una de sus inspecciones aéreas, desde el helicóptero, me encontró desfallecido e inconsciente en la cuneta de un camino a las afueras de la ciudad y, sensibilizado por mi orfandad, decidió acogerme entre sus brazos. Es el mejor padre del mundo que un hijo desea tener.

Eran las 15:00 h y caí en una roncadora siesta, en el sofá, a pata suelta. La cadena TVQ-58 es la que sintonizo asiduamente como somnífero.

Intuitivo enarbolé los parpados, inquieto y mirando el techo. En el televisor la trama se mantenía congelada con la imagen de un periodista diferente al que dejé antes de caer en modorra; repentinamente, el salón, suavemente se oscureció por una bruma que terminó cegando la totalidad del espacio. La temperatura se desplomó varios grados, tantos que tuve que coger la manta que tengo en el reposabrazos, al soplar de frio, comenzaron a subir estrepitosamente, hasta tener que quitarme la camiseta. De la nada surgió una iluminada bóveda de un color grisáceo que se abrió dando paso a una nube de agua que se sostenía inmóvil, sin expandirse ni contraerse, se creó una atmosfera comparable al anuncio de una tempestad marina cargada de abreviadas pinceladas de color obsidiana, a falta de lluvia, truenos y relámpagos. El solado adquirió lentamente un color rojizo de una mezcolanza ocre y tono gualdo seguido de la huida de las paredes, facilitando la participación de un fuerte viento de norte (el cuadro quedó acabado a su gusto).

Súbitamente emergió de la nada: rostro femenino de pómulos saltones, aspecto nórdico, alta, y ojos rasgados de color variopinto. Su estampa; altamente agradable, portaba unas gafas de pasta negra en su mano izquierda, vestía un traje de algodón conjuntado de chaqueta gris y falda corta de la misma tonalidad, con una radiante camisa blanca de lino. Completaba su sombra un moño —creado con la rubia melena— y el tufo que da el humo del asador de carne. ¡Ah! Llevaba dos botones desabrochados, ocasionando que un tercio de sus prósperos y jóvenes senos resaltasen con firmeza. A los que presté mi atención graciosamente.

Al terminar de repasar su físico, de arriba abajo y de abajo a arriba, dejó impresa en mi retina la figura de una señorita meticulosa… Es el look de una secretaria de «alto standing» que suele verse en las películas que tratan de alguna sofisticada corporación.

¡Alzada en unos colorados tacones de aguja, se dirigió a mí con voz sensual!

S —¡Hola!... Soy Satán. —El asombro (entre lo real y el absurdo) que me causó su aparición, hizo que pensara que es la exquisita construcción de una broma pesada, ¿qué otra cosa podía ser? Solo que es una maldita burla de algún programa de radio o de televisión.

Seguidamente evidenció quién decía ser, repiqueteó un agudo silbido y ¡zas!, aparecieron dos uniformados de la «Gran Guerra» (1ª), mugrientos y desfallecidos. A uno de los dos famélicos soldados se le desprendió la cabeza, demostración aterrante para que las glándulas sudoríparas comenzasen a encharcar la piel.

Inconsciente de la lógica del portento, consulté a la dama si es que estaba en deceso. Me dijo que seguía vivo, más que nunca; a continuación, me sentí aliviado y optimista...

—¡Vaya! Es una agradable noticia viniendo de quien dice ser.

No tardó en continuar con el diálogo, su siguiente frase precisaba que me abstuviese al miedo, que intentase relajarme y abordase el panorama serenamente.

S —Siéntate, no te muevas y cierra el pico. —Sin rechistar, seguí sus indicaciones.

...

Tras unos terribles segundos de mutismo, lapso que Ella dio por razonable, se pronunció de nuevo:

S —No te alarmes, el acto en sí, es para brindarte una oportunidad muy beneficiosa —reaccioné con una tremenda sorpresa, seguido de un susto de una magnitud que perdí la visión un instante. La despampanante damisela intentaba captarme.

—¡Ahora comprendo Tu aspecto seductor! —Si no era un fiambre, lo sería en breve por las intensas palpitaciones del corazón, que así lo predecía, y porque aumentaban a un ritmo enloquecido.

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La paz duró poco…, aquel alivio pasó a un pánico que se adueñó de mí, paralizando el cuerpo y la mente. La orina caló hasta el asiento y el terror abrió nuevamente los capilares, corriéndose otro chorreo de sudor. Atemorizado, y sin meditar, le hice el gesto de una rendición: agaché la barbilla pegándola al pecho...

S —¡Responde!

—Soy todo oídos.

S —El Valle del que provengo no es para ti —dijo, abriendo los párpados fuera de lo normal y señalándome con la mirada—. ¡Me aturde la acumulación del papeleo, preciso de un becario con urgencia, y he pensado en ti!

Fluía un descontrolado carcajeo procedente de mis entrañas. La palidez, mudó a una faz bermeja cubierta de lágrimas. Tuve una pausa de serenidad, y en voz alta exclamé furioso…

—¡¿Becario a los 35?!

Luego, volví a repetir la involuntaria y potente risotada, proveniente de la ironía a la que estaba sometido.

Al concluir la tesis doctoral, quedé cristalizado en un filólogo parado y perdido, un estatus cuyo origen viene de estar constantemente opositando para una vacante de becario en alguna notable institución académica, y que no lograba obtener. Es disparatado lo sucedido; envié el curriculum vitae a las relevantes bibliotecas de Europa. Al menos imaginable le había llegado uno, para el desconcierto, se apeó de la nada dispuesta a contratarme.

Desconocía que alguien omnipotente manejase papeles, y mucho menos que se le amontonasen.

Su invitación consistía en que pasadas ciertas pruebas y culminado el trabajo obtendría el título de Archivero. Agrego que iniciado el proceso de clasificación, tendría que llevar a cabo el desarrollo de un programa informático que permitiese localizarlos con facilidad. Lógicamente rechacé la propuesta. Ella ¡Simboliza la argucia! Y cree que soy un estúpido parado. Insistió en que reflexionara, que el calado de las condiciones del trato es de una reveladora gratitud implícita en el compromiso.

—¡Qué coste que mi respuesta va a ser negativa e inamovible! —una exclamada frase que surgió temblorosa de mi boca, por un miedo atroz a que fulminase con un rayo el pisito conmigo dentro.

S —Si ultimas la tarea, te otorgaré una vida eterna en la Tierra.

—¡Eternidad! —Exclamé impresionado. Es una auténtica y convincente tentación, pero desconfío. ¡¿Tanto por tan poco?! Solo por hacer de becario. Él es quien es, y yo soy un vulnerable vago, pienso que es claramente un engaño.

Estaba convencido de que sufría una pesadilla

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