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Filón Y Los Argonautas
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Libro electrónico287 páginas2 horas

Filón Y Los Argonautas

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Filn; el personaje de esta novela, emprende una cruzada en contra de un mundo que se ha sumergido en una total crisis de proporciones apocalpticas, llevado por sus lecturas de metafsica y alquimia tradicional, se vuelve loco, y rompe con todo lo establecido en los tiempos modernos, en una suerte de profeta callejero, predicando el advenimiento de la Edad de Oro, lo que lo lleva a ser perseguido como enemigo nmero uno del establishment, y de la Bestia; que lo considera un loco peligroso y reo de lesa humanidad, ya que haba postulado, contrariamente al pensamiento de Nietzsche, que en realidad, quien haba muerto era la humanidad; y no Dios. El poder lo perseguir, mientras la ciencia siquitrica tratar de sicoanalizarlo para encontrar las causas de su errtica locura. Filn lograr escapar entre las catacumbas de una gran persecucin, refugindose en el rbol de la Vida, ms all del bien y del mal. Pasando por varias aventuras, hasta probar el mismo infierno.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento30 sept 2014
ISBN9781463381523
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    Filón Y Los Argonautas - ANTÓN RIOLOBOS ALIVÁ

    FILÓN Y LOS

    ARGONAUTAS

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    ANTÓN RIOLOBOS ALIVÁ

    Copyright © 2014 por ANTÓN RIOLOBOS ALIVÁ.

    Los textos Bíblicos han sido tomados de la versión Reina -Valera © 1960.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 26/09/2014

    Palibrio LLC

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    520036

    ÍNDICE

    PRÓLOGO

    CAPITULO I. EL PROFETA Y LA PIEDRA

    CAPITULO II. LOS ARGONAUTAS

    CAPITULO III. EL FIN DEL MUNDO

    CAPITULO IV. EN EL OMBLIGO DE LA LUNA

    CAPITULO V. BUSCANDO A SOFÍA

    CAPITULO VI. EL ANTICRISTO

    CAPITULO VII. LA ENCRUCIJADA EN LA SOMBRA

    CAPITULO VIII. EL TERCER OJO

    CAPITULO IX. LA EDAD DE ORO

    CAPITULO X. EL MAGO MERLÍN

    CAPITULO XI. EL PACTO

    CAPITULO XII. EL INFIERNO

    EPÍLOGO. EL MENSAJE ARGONAUTA

    Nota para el editor:

    FILÓN Y LOS ARGONAUTAS

    Si don Quijote de la Mancha había perdido la razón leyendo libros de caballería, Filón la perdió leyendo libros de alquimia…

    Novela- ensayo de un mundo en crisis

    ANTÓN RIOLOBOS ALIVÁ

    Nota preliminar: el autor de esta obra no es ningún literato con experiencia previa ni mucho menos lo pretende ser, tampoco trata de convencer a nadie de ninguna doctrina en especial. Su única intención es compartir e informar de temas que a él le parecen de crítica importancia en un mundo de oscurantismo exacerbado. Lo que sí pretende ser es un llamado urgente a la humanidad presente, y su única religión es la búsqueda de la verdad: cuando la hora es más oscura, está por mostrarse la aurora.

    PRÓLOGO

    C uando se me propuso escribir este prólogo, en un principio me negué rotundamente, pues me parecía intrincado y chocante la lectura de esta novela-ensayo. Pero luego, más tarde, tuve el presentimiento de que algo se escondía detrás de ella que podía ser útil para la psiquiatría, si ya el psicoanalista Carl G. Jung, en su tiempo se había interesado por la literatura alquímica, siendo un hombre de ciencia, vio en ella símbolos oníricos de origen arquetípico que le ayudaban a interpretar el sueño de sus pacientes, ¿por qué yo no iba a poner algo de mi parte en esta dirección? Así, después de meditarlo llegué a la conclusión de que valía la pena hacerlo pero con la condición de no firmarlo con mi nombre real, sino con un seudónimo para proteger mi reputación; usted comprenderá que uno no se puede exponer así nomás en un mundo donde el dolo campea por todos lados, hundiendo el prestigio de toda una vida de carrera profesional, que en mi caso, me ha costado tanto labrar como psiquiatra de una reconocida clínica para enfermos mentales en París. Tomo pues, los riesgos que toda investigación conlleva cuando se explora lo desconocido en el campo psiquiátrico, pero me reservo el anonimato para salvaguardar mi integridad profesional hasta no tener los resultados que sean fehacientes empíricamente hablando, constatados científicamente y además aprobados por las distintas academias correspondientes en la salud mental.

    Por otra parte resulta sumamente difícil hacer el prólogo de un perfecto desconocido que escribe una novela sin tener el talento, y lo que resulta aun más absurdo ensayista y haciendo honor a la verdad, ni siquiera se le puede considerar escritor de cualquier otro género que sea digno de llamarse literatura; se podría decir, sin ninguna duda de equivocarme, que ésta supuesta novela-ensayo es la antítesis de todo lo escrito hasta hoy. Sin embargo considero que las locuras aquí descritas son una especie de catarsis digna de tomarse en cuenta en un mundo en crisis. ¿Quién en su sano juicio a estas alturas de la historia puede negar el caos que impera en todos los ámbitos del devenir humano? Además, como dato curioso, es importante aclarar que dicha novela según su autor, está basada en hechos reales. Esto refleja el estado de insania, tanto del autor como de su personaje. Y aún cuando el mismo autor es un inquisidor implacable que busca resolver la locura que afecta a su protagonista, es ésta, ya de por sí, una historia inverosímil. Hagamos pues a la manera de la homeopatía, un antídoto, que cure con la misma sustancia que ha provocado la enfermedad, así iremos inmunizando nuestras mentes para hacerlas resistentes a tanta locura errática de hombres que escriben sin medir las consecuencias de sus ideas y creencias que a veces suelen ser ¡dinamita pura! Y creo que esta obra que tiene en sus manos cumple los requisitos del veneno necesario para ser suministrado; siempre y cuando sea en dosis infinitesimales, es decir: hay que leer de a poco a poco, sin congestionar el cerebro para que así nos haga resistentes al veneno literario que ha estado minando la salud mental en estos últimos siglos con obras tan perniciosas para el desarrollo humano, como Mi lucha de Adolfo Hitler, que en su momento generó un contagio de masas hacia el odio más irracional y que inspiró la supremacía de la raza aria, y muchos otros en donde el ruido ensordecedor de filósofos, sofistas, exegetas, artistas exaltados, filólogos, escritores de incendiarios panfletos, excelsos manifiestos, hábiles poetas, sesudos ensayistas, oscuros metafísicos, eruditos de lo extraordinario e inaudito, cronistas de lo estrambótico, tratados de políticas maquiavélicas, en fin, todos aquellos que han hecho de la letras un dédalo en las bibliotecas y un babel de ideas con las lenguas entrelazadas a la manera de serpientes que silban y danzan al son de un verdadero pandemónium. Lo que está usted a punto de leer no parece tener una motivación literaria, ni mucho menos poética. Más bien es la obra que habla de un loco, pero es eso precisamente lo que me parece importante. Mi intención está motivada por la necesidad de desnudar la locura de un hombre contemporáneo con ideas y creencias que no son propiamente de este siglo, sino por raro que parezca, de varios siglos atrás, pero que de alguna manera se involucra con nuestro presente y por ello puede ser la síntesis de toda la locura humana habida y por haber. Dejémoslo en claro de una vez, aquí sólo encontraremos la llana, pero también rebuscada locura de un hombre de nuestro tiempo. Hagamos pues el psicoanálisis de Filón y pido a todos los lectores me acompañen por este laberinto mental -que sería como solucionar el ya de por sí complicado andamiaje del funcionamiento del cerebro- colocando las neuronas en el orden que le corresponda, y para que mejor se me entienda de una forma analógica: sería a la manera del cubo de Rubik. Nuestro Loco sería el conejillo de indias y su cerebro el cubo que nos llevará por los laberintos de su locura. Por otro lado, y sin pretender hacer un estudio antropológico del personaje principal de esta novela-ensayo que usted empezará a leer, podríamos llegar -¿por qué no?- a descubrir la mentira que hay detrás del mito, de eso que llaman la metafísica del Ser. Y así poder curar a todos esos locos que aun creen en Dios y borrar de una vez de la memoria humana toda atrofia religiosa de la mente. Pero antes quiero advertir del peligro que corre el lector desprevenido contra la influencia nefasta que ejerce el héroe de esta extraña obra; dicen por ahí las malas lenguas, que varios que lo han leído se perdieron por los dédalos mentales de la metafísica de este extraño personaje, terminando en alguna clínica psiquiátrica. Es por eso que exhorto a estar en guardia; porque así como pueden curar, también pueden matar las influencias de orden intelectual, y con más razón, esta novela-ensayo que es un compendio de todas las locuras humanas, pero sin olvidar, que sea con medida: lo que no mata, nos fortalece.

    Dr. Josef Mengele

    La locura humana tiene muchas puertas,

    unas llevan al infierno, otras llevan al cielo,

    mientras la razón humana, siempre será un engendro ajeno al espíritu:

    Filón

    Sin las tinieblas, la luz

    No se distinguiría.

    Aforismo gnóstico

    Donde no hay justicia es peligroso tener razón, ya que los imbéciles son mayoría: Quevedo

    En un mundo al revés, sólo los locos tienen razón.

    Antón Ríolobos

    Decir la verdad en un mundo en crisis es un acto revolucionario.

    George Orwell

    CAPITULO I

    EL PROFETA Y LA PIEDRA

    S i Don Quijote de la Mancha había perdido la razón leyendo libros de Caballería, Filón la perdió leyendo libros de Alquimia. Pues era tanta su afición a ésta oscura literatura que había olvidado las cosas triviales del mundo. De su cerebro, como en un caldero que hierve a borbotones, surgían toda clase de fábulas, mitos y símbolos de épocas pasadas. Algunas incluso, se diría que remontaban más allá de la noche de los tiempos, pues eran tan intrincadas que no había manera de penetrarlas, mucho menos de descifrar siquiera la puntita del iceberg de aquellas disparatadas ideas, donde las salamandras y los basiliscos competían con los gnomos y las sílfides, entre montañas y lagos encantados. Todo el Bestiario de la Edad Media cabía en los corrales de aquella mente febril. Sin olvidar: el Unicornio, en el regazo de una bella Virgen; la Serpiente que se muerde la cola llamada Uróboros, imagen de los ciclos que conforman toda manifestación universal; el Dragón, símbolo de la materia prima con la que tienen que trabajar los alquimistas; los Cuervos, que son el emblema del Opus Nigrum; el enigmático Hermafrodita o Rebis con alas de murciélago desplegadas que representan la Piedra volátil de doble naturaleza: Solar y Lunar. La lista de aquellos emblemas y símbolos es bastante numerosa para ser nombrados en su totalidad; pero la que nos preocupa aquí -por el gran daño que había hecho en su mente- era la Profecía, que es hermana de la Alquimia, según lo postulaban aquellos escritos medievales donde Filón había abrevado toda aquella extraña doctrina que luego aderezaba con poesía, según él. Resultando con ello un lenguaje argonáutico (así le gustaba a él llamar a sus locuras). En este mundo todos tenemos algo de poeta y loco, pero éste tenía poco de poeta y mucho de loco. También le gustaba pintar. Había adoptado el surrealismo en un punto que tocaba la crisálida del ser. La pintura lo había obsesionado de tal manera, que una noche se fue a dormir con la idea fija de encontrar la matriz de las formas y el origen de la luz infinita en la creación. Se bebió de un solo golpe todas las tinieblas con la densa oscuridad del apocalipsis. Sus neuronas fueron invadidas por toda esa materia oscura agazapada en el universo, de tal manera que su materia gris paso a ser negra. Pero ante esa oscura metafísica de su ser, brotó una chispa en su cerebro incendiando el hipotálamo; esto provocó un corto circuito en la glándula pineal, ¿trató acaso de abrir su escotilla mental a otras dimensiones? o ¿acaso pretendió descubrir la partícula de Dios en el hoyo negro del inconsciente, y que finalmente terminó chupándole lo poco que le quedaba de cerebro? Lo cierto es, que la luz de la razón se le apagó.

    La memoria del corazón empezó a latir pausadamente al ritmo de una dilatada respiración, fue entonces que se le reveló el misterio de toda la creación, tres colores bastaron para llevarlo a la embriaguez súbita, en donde sólo beben los locos:

    Primero fue el Negro, el más profundo de las tinieblas, principio caótico de la obra que en la concavidad de su cráneo calcáreo pintó su propia calavera negra, la cual además de infierno, es la matriz que da vida a una pequeña y blanca semilla. Hasta llegar al más blanco de las nieves en los glaciares eternos, los mismos que esconden en sus senos las antiguas civilizaciones ignotas más antiguas que la Mesopotamia misma, de donde Abraham, bebió la tradición primordial que une a todos los pueblos dignos de ser verdaderamente tradicionales. Como en el antiguo Egipto, de donde Moisés tomó su sabiduría. E incluso la misteriosa Atlántida, tragada por los cataclismos que ponen fin a los tiempos. La blancura metafísica está también en la ballena de Melville, que aun esconde en su vientre el oscuro secreto de los muertos: sólo aquellos que han osado -como Jonás- tener una muerte iniciática en su seno, han vivido para contarlo. Pero siendo la luz tan blanca o diáfana ¿de dónde vienen esos siete colores diáfanos del arcoíris? Son la alianza del cielo con la tierra, según el relato del diluvio bíblico ¡Viene a ser un prodigio de magia física que envidiarían los mismos magos! El prisma logra sacar de la luz, lo que el pintor con su paleta tan sólo imita. El Blanco es luz que amamanta y nutre la vía láctea. La epifanía estelar de las galaxias, que beben su leche en el oscuro seno de los cielos. Y por último, el Rojo, rojo carmín o escarlata, que con el Amarillo dan toda una gama de colores que evocan el fuego de la fragua, crisol encendido que todo lo purifica. Ese rojo sangre a borbotones, que se vierte de los Santos inocentes, son las víctimas-mártires, con la cual se tiñen las vestiduras de los vencedores. Es curioso que al rojo se le llame colorado; de ahí viene el verbo colorear. Será porque es resumen y síntesis de todos los otros colores. Aquí hay misterio, pero resulta inescrutable para el ciego que no puede ver lo que para el visionario es evidente. Esos tres colores fueron la causa de todo su delirio metafísico que él veía como una manifestación maravillosa y extraordinaria, y que siempre termina por ocultarse a la mirada torva de los cuervos.

    Aquella noche, una vez penetrado en el sueño más profundo, entre el vaho fantasmal de las formas, unos seres fantásticos como ectoplasmas lumínicos se le aparecieron en el sueño. Preguntaron si de verdad quería conocer el origen de las formas, a lo que Filón dijo que sí. Entonces uno de aquellos Ángeles le dijo que podía mostrarle el huevo, ya que éste es antes que toda gallina, origen protoplásmica de toda manifestación creadora. Las formas sólo existen en el tiempo y son breves. La vida está hecha de la misma sustancia que los sueños como creía Shakespeare. Pero al mismo tiempo se le advirtió del peligro que significaban aquellos locos deseos, pues una vez cumplidos, causarían la pérdida de su propia familia. A lo que él irreflexivamente aceptó. Entonces el Ángel le mostró una gran piscina, donde una multitud de bañistas nadaban placenteramente, y por esas relaciones extrañas que sólo se dan en los sueños pudo identificar que aquella piscina representaba al mundo. Un letrero anunciaba con letras de neón: La Era de Acuario empieza. Los bañistas ignoraban que aquella tenebrosa alberca contenía los orines de una humanidad envejecida; como si fuesen las mismísimas aguas estancadas del Leteo en el Hades, que no son otras que el olvido de nuestro origen divino. Ésta es la versión oficial de lo que llamamos Historia, donde los humanos nadamos superficialmente como peces moribundos sin conocer el fondo. Siempre nadando horizontalmente, hacia el abismo tragados por aquellas aguas inmundas y turbias. Filón pronto reconoció entre aquellos bañistas a la humanidad caída, entre los cuales se encontraban sus hijos y esposa. Vio cómo se iban ahogando uno a uno sin poder hacer nada; aquello era una verdadera y angustiante pesadilla. Gritó desesperadamente. Sus gritos eran tan fuertes que desgarró los cielos, y una voz en el octavo cielo le dijo: ¿Ya viste las consecuencias de tu deseos visionarios? El sueño se fue desvaneciendo, entre bruma. Pensó que ya había despertado de aquel terrorífico sueño pero el espanto lo traía atorado en la garganta. Gritó aun más fuerte pensando que sus gritos despertarían a toda la familia, e incluso, al vecindario entero. El espasmo de aquel vértigo hizo volver súbitamente el espíritu al cuerpo despertándole bruscamente como un náufrago en la noche. Aun confundido y sin saber a ciencia cierta si ya había despertado de aquella angustiante pesadilla, notó que sus gritos sólo habían podido ser dentro de su sueño, ya que el silencio y la calma reinaban en la casa. Al parecer nadie lo había escuchado. Pudo oír con clara lucidez el cantar de los grillos afuera… esa monótona sonata nocturna con la que se amenizan las sombras fue la señal de que había regresado al mundo de los vivos. Este tipo de sueño suele ser indicio de que se ha estado dentro de otro sueño a la vez -como oníricas Matruskas-, los cuales eran muy recurrentes en él. Quizás sean la causa de su singular locura, llevada a un nivel nunca antes visto.

    ¿Pero quién es este extraño personaje de ideas antiguas y nombre ridículo, que para lo tiempos modernos ya resultaban por de más anacrónico y estrafalario? Sería en vano escudriñar en su biografía. Nos daría muy escasos datos, dado que fue un hombre que huía de todo protagonismo llevando una vida demasiado simple, pues se había desempeñado por treinta años como un oscuro burócrata de bajo rango. Ya jubilado sería del aburrimiento más insoportable para los otros, metido en extraños libros, con un perfil solitario que lo hacía inaccesible. Como si se tratase del abominable hombre de las nieves. Sólo que éste habitaba en medio de la bulliciosa urbe. Se sabe que estuvo casado, que procreó cuatro hijos dentro de un matrimonio que duró más de treinta años. Había cumplido con sus obligaciones de padre de familia hasta el día en que cayó en su locura. Entonces se cumplió la profecía de aquel sueño: fue perdiendo a su familia. Poco a poco su propia familia lo fue abandonando como se abandonan esas casas embrujadas donde suelen aparecer fantasmas y espíritus chocarreros, pues a sus hijas les espantaba escuchar aquellas profecías apocalípticas de Nostradamus que en boca de su propio padre resultaban aun más terroríficas. Su mujer hizo lo mismo, abandonando aquel hombre sumergido en libros que lo hacían decir disparates y comportarse de una manera alucinada. Por ejemplo: varias veces pidió prestamos con el único fin de comprar víveres, ya que según él la hambruna era eminente y estaba a la vuelta de la esquina, cosa que no sucedía, aumentando la desconfianza de quienes le rodeaban e incrementando las deudas familiares con despensas de alimentos enlatados, que terminaban rebasabando la caducidad y frijoles que serían habitáculo de gorgojos con el pasar del tiempo. Además, su mujer sospechaba que su marido le era infiel, ya que le había encontrado poemas y escritos que hablaban de una tal Sofía, a la cual expresaba un gran amor; Filón se defendía de los celos, y de la incomprensión de su esposa, tildándola de padecer el síndrome que aquejó a la mujer de Job: la cual consistía en ser una mujer fatua. (Job 2:9,10) En realidad para Filón, Sofía representaba el eterno femenino que habita dentro de todo filósofo y poeta. Sofía era pues, para dejarlo en claro, la sabiduría que inspiraba su mente, su musa, por decirlo de otra manera. Así como lo habían ya concebido desde tiempos remotos las tradiciones -y la griega no era la excepción- la Diosa Atenea brotaba casi literalmente de su cabeza alucinada. Y es aquí donde despertaría su protagonismo, después de haberse cumplido el jubileo de su vida, en un espontáneo discurso de profeta callejero, con una rebeldía de raro signo espiritual que lo llevaría por un camino sinuoso de herejías y escándalos para los bien pensantes, ya fuesen estos clérigos o ateos. Como ya he dicho, su vida pasada aparentemente había sido demasiado simple, pues no brillaba por algún hecho que fuese extraordinario, salvo que trabajaba para un periódico como caricaturista, con un salario mínimo que no le alcanzaba para sostener una familia de manera digna. Por lo antes dicho, no nos queda más que investigarle a partir de su propia locura, a través de sus ideas extrañas y psicóticas que se bifurcaban en dos vertientes: una de manera exotérica, y la otra esotérica. La primera la expresaba a todos sin distinción, y la segunda era muy parco y cauteloso. Hablaba de manera conspicua y sólo a quien él consideraba inteligente y buscador de la verdad, apartándolo de los demás para que no escuchasen (Marcos 4: 33,34), y evitar echar perlas a los puercos -según dice el Evangelio- lo cual muy raras veces ocurría ya que cada vez era más difícil encontrar mentes despiertas y capaces de comprender las enseñanzas tradicionales en un mundo al revés, lleno de prejuicios, donde lo único que importaba era el progreso material, en detrimento del intelecto espiritual. Pero también podemos conocerle por los libros que solía leer. Resulta que por azares del destino un día cayó en sus manos un librito titulado El misterio de las catedrales de un tal Fulcanelli. Lo curioso del caso es que él mismo decía que había sido empujado al misterio de la alquimia por ¡Julio Cortázar al leer su obra Rayuela!, pues hace alusión de dicha obra en uno de sus laberínticos capítulos; Cosa que no he podido constatar personalmente, me refiero si Cortázar realmente escribió sobre el tema, o si sólo era una ilusión más de su errática imaginación. Filón empezó a leer literatura clásica de los siglos XVII, XVIII y XIX, no porque estudiase literatura en alguna universidad, sino por chistoso que parezca, había comprado los libros sólo para ¡adornar! su librero, con colecciones compradas en supermercados, facsímiles de pastas duras de barata producción, es decir, imitación de encuadernación lujosa. Ésta se componía de escritores que brillaron por su genialidad poco común; como lo fue Víctor Hugo con Los Miserables, pasando por una pequeña parte de la vasta Comedia humana de Balzac. Herman Melville fue quizás uno de los primeros que provocara una catarsis en su ser, con su novela Benito Sereno y Moby Dick, y no podía faltar el ingenioso Don Quijote de la mancha ¡cabalístico y profeta! Además de la Pléyade de otros escritores de igual talento, que al contrario de la literatura comercial, dejan un aroma inconfundible de pertenecer sólo a los hombres verdaderamente universales.

    Con el tiempo Filón, por simple curiosidad, empezó a leer los prefacios de aquellos libros comprados para adornar su librero, y ¡oh sorpresa!, fue como si hubiese encontrado unas ventanas que siempre habían permanecido cerradas. ¡Que hermosos paisajes, seres nunca sospechados e historias increíbles avivaban su aletargada imaginación! Lo que provocarían más tarde una exagerada exaltación espiritual en nuestro extraño personaje. Podríamos atribuir que fue la causa de su locura errática -ahora social, ahora metafísica-, pero en la búsqueda siempre de la verdad, cuyos caminos terminan siempre por llevarnos a la Edad de Oro que aguarda al final de un gran ciclo. Como si fuesen tesoros al final de un arcoíris, según decía él. Pero hay que agregar que también leyó a contemporáneos, como lo fue Jorge Luís Borges con su literatura fantástica, o como dijimos anteriormente, a Julio Cortázar. Lo extraño es que fuera éste último precisamente quien detonara su búsqueda hermética. Pero como decía Filón: los Argonautas literarios muchas veces actúan, sin proponérselo, llevados por el espíritu, como el viento va y viene sin que nadie sepa de dónde sopla y a dónde va; pues el mismo juego de la Rayuela es otra alegoría de la piedra filosofal, y esta piedra es Cristo según me contó el propio Filón, ya que dicho juego se raya en el suelo en forma de cruz. No por casualidad es una alusión a las plantas arquitectónicas que tienen

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