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El imperativo de la humanidad: La fundamentación estética de los derechos humanos en Kant
El imperativo de la humanidad: La fundamentación estética de los derechos humanos en Kant
El imperativo de la humanidad: La fundamentación estética de los derechos humanos en Kant
Libro electrónico84 páginas1 hora

El imperativo de la humanidad: La fundamentación estética de los derechos humanos en Kant

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¿Qué es el hombre, que puede ser apremiado y estar obligado por este imperativo categórico, más allá o más acá de cualquier certeza teórica o práctica de lo que pueda ser la humanidad, más allá o más acá de lo jurídico, lo religioso y lo moral, incluso más allá o más acá de los crímenes contra la humanidad?
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 mar 2020
ISBN9789569058301
El imperativo de la humanidad: La fundamentación estética de los derechos humanos en Kant

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    El imperativo de la humanidad - Juan Manuel Garrido

    citadas

    Prefacio

    Escribí este ensayo en diciembre del año 2000 y enero del 2001, es decir, durante el período que sigue inmediatamente a la acusación a Pinochet por secuestro y desaparición de personas en el caso Caravana de la muerte. A mi mirada rígida de estudiante de filosofía le parecía urgente —me sonrío ahora recordando este sentido para las urgencias que nadie más que uno y un puñado de amigos tienen— refundar los derechos humanos. El problema no era menor para un filósofo que, aunque principiante, estaba ya demasiado entrenado con las muertes del sujeto, del hombre y con las superaciones de la metafísica. ¿Qué hacer? Un texto inédito de Pablo Oyarzún me caía del cielo¹. Se trataba de un ingenioso ensayo escrito a comienzos de los años noventa que sugería entender la tortura con las herramientas filosóficas del § 17 de la Crítica de la facultad de juzgar de Kant sobre la figura humana como ideal de belleza. Se me confiaba así la pista para una fundamentación estética de los derechos humanos. No calculé, ni en ese momento ni hasta bastante tiempo después de iniciada la redacción de mi texto, las consecuencias teóricas con que me iba a tropezar. Lo bello (o como diré hacia el final del libro: lo digno-de-ser-mirado) no abre paso al bien moral. El gusto, aunque inmediato y concretísimo, no puede dictar pautas para la acción. Se tiene o no se tiene, como dicen, y la belleza acontece o no acontece, con perfecta indiferencia a cualquier regla o principio que la pudiera hacer acontecer, y con perfecta indiferencia para lo que sea que constituya el bien y el mal de ese acontecer. Forzar la conexión entre estética y moralidad en un sistema filosófico que prohíbe con más fuerza que ningún otro esa asociación era quizás prueba de virtuosismo escolar, pero solo podía terminar destruyendo la posibilidad de lo que me había propuesto. Esta destrucción me permitió descubrir, sin embargo, una dimensión de la experiencia que, debido a su gratuidad y a su reticencia a erigirse en principio universal, nos deja mucho más cerca del vértigo, de la constitutiva incertidumbre de la decisión moral.

    Santiago de Chile, 15 de marzo de 2012


    1

    . El texto, titulado La figura y la ley, aparecería más tarde en el número 4 de Et Cetera, Revista de Filosofía de la Universidad de Playa Ancha, 2001.

    Sobre las referencias a las obras de Kant

    Las obras de Kant son citadas según la edición de la Academia (en adelante Ak.): Gesammelte Schriften, hrsg. von der Königlich Preussischen Akademie der Wissenschaften, Berlín, 1902-1983. Para la Crítica de la razón pura, remitimos a Kritik der reinen Vernunft, nach ersten und zweiten Originalausgabe (mencionadas A y B respectivamente), hrsg. von Jens Timmermann, Hamburgo, Felix Meiner, 1998.

    Uso las siguientes abreviaturas para referirme a las obras citadas de Kant:

    GMS: Grundlegung zur Metaphysik der Sitten (Fundamentación de la metafísica de las costumbres)

    KrV: Kritik der reinen Vernunft (Crítica de la razón pura)

    KpV: Kritik der praktischen Vernunft (Crítica de la razón práctica)

    KU: Kritik der Urteilskraft (Crítica de la facultad de juzgar)

    MSR: Die Metaphysik der Sitten. Rechtslehre (Metafísica de las costumbres. Doctrina del derecho)

    MST: Die Metaphysik der Sitten. Tugendslehre (Metafísica de las costumbres. Doctrina de la virtud)

    Rel: Die Religion innerhalb der Grenzen der bloβen Vernunft (La religión dentro de los límites de la mera razón)

    Las traducciones de las citas son todas mías.

    1. La crisis del humanismo kantiano

    El supuesto problema de la filosofía práctica de Kant es viejo y conocido. Aunque los principios morales se encuentran —Kant lo repite sin parar— incluso en las almas más sencillas, estos quedan indeterminados en tanto que normas concretas para la acción individual. La conciencia no saca nada con saber que para actuar moralmente debe actuar en virtud del deber si no sabe qué debe hacer en cada caso para cumplir con su deber. La ley moral se presenta a la conciencia o se da como ley solo formalmente. Su legislación implica la sustracción rigurosa de todo bien concreto como principio material de determinación (costumbres, tradición, etc.). Nada, es decir ningún bien, podría ser conmensurable con la ley.

    Se le reprocha obstinadamente a Kant haberse limitado a describir la forma que debe tener una acción moral para ser digna de su nombre (debemos actuar de manera tal que nuestra acción deba poder querer expresar o instaurar una ley universal de la voluntad) y en cambio haber sido incapaz de explicar satisfactoriamente algún mecanismo para averiguar cuáles son las acciones específicas que, en cada caso, cumplirán con esta exigencia formal de la moralidad. Se le reprocha al filósofo no habernos dado la receta para saber qué debemos y que no debemos hacer en cada caso. Estos reproches no reparan en que si fuera posible concebir un mecanismo como ese, suprimiríamos con él la moralidad misma —la libertad y la responsabilidad— de nuestras acciones, pues dejaríamos en manos de otra cosa —de un saber dado, de un mecanismo o de otra voluntad—, el principio de determinación de nuestro libre actuar.

    Como se supone que el imperativo categórico en su formulación concerniente a la humanidad como fin en sí (actúa de tal manera que te valgas de la humanidad, tanto en tu persona como en la de cada cual, en todo momento a la vez como fin y nunca meramente como medio) debía ofrecer un referente concreto para el sentido puramente formal del deber (se trata, en efecto, de la formulación del imperativo que expresa la materia, la pluralidad, GMS, Ak., IV, 436), su crisis, hoy por hoy —se piensa— incontestable, habría terminado por sepultar definitivamente la filosofía práctica de Kant. En efecto, se diría fácilmente —con la facilidad, y con la tozudez, del sentido común— que el imperativo categórico de la humanidad ya no sirve para fundar ningún respeto verdadero por la humanidad. Hoy por hoy, poco hacemos la experiencia moral de este mandato, y nada es más improbable que un consenso a su respecto. En eso el sentido común pretende ser bastante más radical y más

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