Otro mundo ES POSIBLE
PERIODISTA
Una oleada de movimientos revolucionarios sacudió el mundo en 1968. París estuvo a la cabeza, pero participaron de ella lugares tan distintos como Ciudad de México, Berkeley, Tokio, Varsovia, Berlín, Praga o Roma. Al tiempo, China vivía la Revolución Cultural, la Guerra de Vietnam entraba en su momento crítico y en España tomaba cuerpo la contestación contra la dictadura de Franco. El mundo salido de la Segunda Guerra Mundial, que había mostrado una gran estabilidad, fue alterado súbitamente.
UNA NUEVA FORMA DE PENSAR
Pero, mientras que el origen habitual de otros levantamientos históricos fue una injusticia objetiva y concreta, el de la rebelión parisina fue un rechazo genérico e intelectual de la autoridad por parte de los jóvenes. Los protagonistas fueron los universitarios. Sus levantamientos respondieron a la nueva forma de pensar de una generación nacida tras la guerra que cuestionaba los mecanismos económicos, los moldes políticos reactivos y los comportamientos anquilosados. Fueron revoluciones peculiares que no buscaron tomar el poder, sino solo cambiarlo, pero no por eso deben reducirse a un conflicto generacional. Fue mucho más: la crisis del sistema de la posguerra.
Desde hacía más de dos décadas, el mundo vivía transformaciones que afectaban profundamente a la vida cotidiana: el automóvil, los electrodomésticos, el teléfono, etc. Nunca antes se había producido un crecimiento comparable y el Estado del Bienestar se consolidó. La
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