UN BUEN REMEDIO DE LIBERTAD
> Eres especialista en literatura fantástica. ¿Cómo llegaste a ese género? ¿Ya te gustaba de niño?
Realmente sí. Decía Woody Allen que hacemos las películas que nos gustaría haber visto de niños. En el caso de los escritores, redactamos los libros que nos habría gustado leer. A mí, de niño, siempre me atrajo la fantasía como portal hacia otras posibilidades, hacia realidades distintas que pudieran abrirme nuevos caminos, tanto filosóficos como de pensamiento crítico o incluso de sentimientos. A medida que crecí, fui refinando la idea: el género fantástico es una herramienta que nos permite explorar campos y puntos de vista que otros géneros no pueden. Te da, si no libertad total, sí un remedo bastante aceptable de ella.
> ¿Por qué crees que el género fantástico tiene tantos seguidores? ¿Sigue perviviendo en los adultos algo de los niños que fuimos?
