Tonto

Por Armando Uribe

Esta vez Armando Uribe juega a los epitafios: los versos, incluso, intentan hablar de otro hombre. Pero siempre se trata del poeta en vilo ante sus defectos. En Tonto habla mal de sí mismo, con ironía o con una gélida seriedad, en que, a pesar de invocar la muerte, se percibe el vértigo vital de su escritura. Lo suyo es un testimonio de cada momento, incluso de cada segundo que le roba a la nada en vida, aunque desprecie la experiencia humana por impura y banal. Sus escrúpulos, sin embargo, no le impiden denostar la actualidad, ya sea pública o la privada de cada uno, encarnada en su propia existencia. Su utopía parece carecer de programa, pero no de valores: la Moral, la Civilización, la Fe. Y también, ¿por qué no?, la Poesía de Verdad, que trasciende la honestidad personal e incursiona en el difícil ámbito del Inconsciente. Es cierto que todo desaparece con la muerte, como dice el poeta, pero el lenguaje es una duda o, al menos, un placer en este mismo libro.

• Idioma: Español
• Editorial: MAGO Editores
• Fecha de lanzamiento: 3 jul 2016
• ISBN: 9789563171495

Vista previa del libro

Tonto

Armando Uribe

© Copyright 2011, by Armando Uribe

Primera Edición digital: diciembre 2013

Colección Narrativa: Grandes Escritores

Director: Máximo González Sáez

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www.magoeditores.cl

Registro de Propiedad Intelectual Nº 212.343

ISBN: 978-956-317-149-5

Diseño y diagramación: Freddy Cáceres O.

Edición Literaria: Iván Quezada

Fotografía Portada: Manuel Torres, pintor.

Edición electrónica: Sergio Cruz

Derechos Reservados

La Tontera

No quería escribir esta nota, que sería necesariamente necia. ¿Ven? ¡Quesería!, ¿qué es eso? —queso, quizás seso. ¡Ya lo ven! La tontería (englobo idiotez, estupidez, necedad e imbecilidad…) del que escribe es, en primer lugar, la propia y personal; luego, la universal.

Dicho antiguo: «Lo único que nos da la sensación de infinito es la tontería humana». De ahí este escritor dedujo, en algún libro, que siendo el infinito uno de los atributos de Dios, la tontería humana es una de las pruebas de la existencia de Dios. ¡Sic!

Creo que nuestra estupidez, presente en la humanidad «sapiens sapiens» desde sus inicios (y antes de éstos consta esa imperfección en claroscuro, y no la vemos), es efecto del pecado original. Fue la fuente, para los humanos y en el mundo, conforme al Génesis, de todos los pecados y de la muerte (por creerse el hombre Dios). La tontería es prolegómeno y, parcialmente, cotidiana presencia de cuán mortales somos. Ella da fe de nuestros deterioros, que ya son muertes de algo en cuerpo o alma. De todos modos hay la muerte de los días y años en el tiempo, que corre como si la Muerte quisiera y estuviera por atraparlo, cual ocurrirá inevitablemente.

Ser tonto resulta un requisito en la vida social, o al menos simularlo. Sobre todo en política. Son raros y pocos de lucidez en ésta, y el favorecido —o bien perjudicado— se verá inducido a fingir un cierto grado de imbecilidad y, aún sin pretenderlo, deberá ocultar y negar su inteligencia, si es que la hubiese.

¡Tántas otras cualidades públicas enaltecen la beneficiosa tontería! Hay además en ella una virtud interior, espiritual. Puede la tontería existir en vida laica y ciudadana, privilegiándola moralmente. En religión sería exquisita y suprema: la humildad de los tontos genuinos.

Aceptar las humillaciones es mérito de la propia bobería, lleva al cielo en el otro mundo. San Pablo habló de la «locura de la cruz», de manera sublime. Podría atribuírsele a la necedad, talvez de modo algo menos sublime, pero con mucha eficacia real en esta vida y en la que le sucediera.

En fin,