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El Vigésimo Octavo Libro: Una Historia Anterior Al Nuevo Testamento - Novela
El Vigésimo Octavo Libro: Una Historia Anterior Al Nuevo Testamento - Novela
El Vigésimo Octavo Libro: Una Historia Anterior Al Nuevo Testamento - Novela
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El Vigésimo Octavo Libro: Una Historia Anterior Al Nuevo Testamento - Novela

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Por un conjunto de circunstancias favorables, una expedición arqueológica que buscaba otro tipo de restos ha recuperado un escrito en arameo sobre papiro, que, tras su datación con el método del carbono 14 ha resultado tener una antigüedad de veinte siglos… A la novela, que se desarrolla sobre todo siguiendo ese documento, le sigue un epílogo con observaciones pertinentes histórico-críticas. La obra tiene demás muchas notas histórico-sociales sobre el ambiente y las costumbres hebreas de hace 2.000 años, en los tiempos de Jesús de Nazaret, bajo la ocupación romana.

Novela histórica: Por un conjunto de circunstancias favorables, una expedición arqueológica que buscaba otro tipo de restos ha recuperado un escrito en arameo sobre papiro, que, tras su datación con el método del carbono 14 ha resultado tener una antigüedad de veinte siglos. Desde hacía casi el mismo tiempo yacía en la India en una galería en ausencia de aire y por eso nos ha llegado después de tanto tiempo, a pesar de la extrema fragilidad de todos los soportes en papiro. ¿Pero cómo se encontraba ese papiro en la India, visto que, atendiendo al análisis textual, se trata de una composición redactada en Galilea y Judea a lo largo de los años 28-50? ¿Precisamente un diario escrito por Leví Mateo, componente del grupo itinerante de Jesús de Nazaret? ¿Y cómo habría llegado casi de inmediato a la hinduista y budista península india? No solo eso: ese documento podría ser el texto evangélico perdido del que había escrito al principio del siglo II, Papías, obispo de Hierápolis, en una epístola donde, además de referirse a los evangelios en griego que serían reconocidos como canónicos en el «Canon Muratoriano» y al documento de Ireneo «Contra las herejías», en torno al año 180, el prelado citaba un evangelio redactado «en la lengua de los judíos», es decir, en hebreo o en arameo. Por otro lado, no fue solo el obispo Papías el que habló de ese texto perdido: habían escrito también sobre ello los antiguos estudiosos Ireneo de Lyon y Eusebio de Cesarea. A la novela, que se desarrolla sobre todo siguiendo ese documento, le sigue un epílogo con observaciones pertinentes histórico-críticas. La obra tiene demás muchas notas histórico-sociales sobre el ambiente y las costumbres hebreas de hace 2.000 años, en los tiempos de Jesús de Nazaret, bajo la ocupación romana.
IdiomaEspañol
EditorialTektime
Fecha de lanzamiento3 nov 2021
ISBN9788835420521
El Vigésimo Octavo Libro: Una Historia Anterior Al Nuevo Testamento - Novela
Autor

Guido Pagliarino

Guido Pagliarino è laureato in Economia e Commercio all’Università di Torino con una tesi di ricerca storica pubblicata a cura dell’Istituto di Storia Economica e Sociale. Di particolare interesse durante i suoi studi erano state la medesima disciplina e la Storia delle dottrine economiche e sociali, sotto le guide dei compianti professori Carlo Cipolla e Mario Abrate. Negli anni, insieme ad altri interessi culturali, è continuato quello storico e Pagliarino ha pubblicato diversi saggi su pensiero e storia cristiani. È autore inoltre di romanzi e versi. Per la sua opera edita fin al 1996, nel 1997 gli è stato assegnato il "Premio della Cultura della Presidenza del Consiglio dei Ministri". Trascurando i volumi più antichi, l'autore ha pubblicato negli anni 2000 i seguenti libri, in parte scritti nel decennio precedente: a) Editi dalla 0111 Edizioni: Il mostro a tre braccia e I satanassi di Torino, due romanzi brevi, 2009 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) ISBN 978-88-6307-195-5 - Svolte nel tempo, 2011 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) (PRIMO ASSOLUTO sezione "Narrativa edita" al Premio Creativa VI Edizione : http://www.edizionicreativa.it/content/cms/db/pages/54/risultati%20premio%20creativa.pdf ) libro: ISBN 978-88-6307-350-8 e-book: ISBN 978-88-6578-039-8 b) Editi da GDS Edizioni: - Vittorio il barbuto, romanzo breve, 2010 ISBN 9788896961537 - Creazione ed Evoluzione, saggio, 2011 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) (MENZIONE SPECIALE DELLA GIURIA al "Premio Nazionale di Arti Letterarie 2010, sezione inedito": http://www.pagliarino.com/images/premio_10_arti_letter_500x364.JPG ) Edito, FINALISTA premiato con diploma al "Concorso Mario Pannunzio 2011": ( http://www.pagliarino.com/premio3_Pannunzio_finalista_2011.htm ) Edito FINALISTA premiato con medaglia e diploma al "Premio Marchesato di Ceva 2014" ( http://www.pagliarino.com/premio_Marchesato_Ceva_finalista_2014.htm ) libro: ISBN 97888896961759 e-book: ISBN 978-88-96961-82-7 - Il terrore privato, il terrore politico, romanzo, 2012 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) (ROMANZO 2° CLASSIFICATO al Premio internazionale Marguerite Yourcenar 2013 Punctum Literary Agency.eu : http://www.pagliarino.com/images/Premio_Yourcenar_Pagliarino_tra_i_5_finalisti.jpg ) libro ISBN 978-88-97587-62-0 e-book ISBN 978-88-97587-71-2 - Sindòn la misteriosa Sindone di Torino, saggio, 2013 (© Editrice GDS) (("Menzione d'onore della Giuria" al "Premio Nazionale di Arti Letterarie Città di Torino" - X Edizione: http://www.pagliarino.com/Sindon_segnalazione_pr_Arti_letter.htm ) libro ISBN 978-88-67820-55-9 e-book ISBN 978-88-67820-88-7 c) Editi dalla Prospettivaeditrice: - La vita eterna; sull’immortalità tra Dio e l’uomo, 2002 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) (PRIMO ASSOLUTO AL "PREMIO CITTA' DI TORINO 2003": http://www.pagliarino.com/premio2003_c_torino.htm ) ISBN 88-7418-106-X - Gesú, nato nel 6 ‘a.C.’ crocifisso nel 30, 2003 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) ( Segnalazione di Merito al "PREMIO PER LA PACE 2004" del Centro Studi Cultura e Società : http://www.pagliarino.com/premio_pace-2004_gesu'.htm ) ISBN 88-7418-072-1 - Cristianesimo e Gnosticismo; 2000 anni di sfida, 2003 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) Secondo Premio Saggistica al Concorso "Città di Salò" 2005 : http://www.pagliarino.com/premio_salo'_2005.htm ) ISBN 88-7418-177-9 - Il giudice e le streghe, romanzo, 2006 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) (Targa e diploma - Menzione d'onore al "Premio Letterario Nazionale Di Benedetto 2009" :http://www.pagliarino.com/prem_De_Bened-09.htm ) ISBN 978-88-7418-359-3 - Le indagini di Giovanni Marco cittadino romano, romanzo, 2007 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) (Premio Speciale della Critica al Premio Letterario Nazionale "Alfonso Di Benedetto" 2008 : http://www.pagliarino.com/premio-A-Di-Benedetto-2008_indag-Giov-Marc.htm Premiato al Premio "Aldo Cappelli - Romanzo storico" - Concorso Nazionale Letterario GARCIA LORCA : http://www.pagliarino.com/pr_g_lorca-2_capelli_giov_marco.htm ) ISBN 978-88-7418-343-7

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    El Vigésimo Octavo Libro - Guido Pagliarino

    Copyright © 2021 Guido Pagliarino - All rights reserved to Guido Pagliarino – Todos los derechos son propiedad de Guido Pagliarino – Distribución de esta novela por Tektime S.r.l.s. Unipersonale, Via Armando Fioretti, 17, 05030 Montefranco (TR) - Italia - P.IVA/Código fiscal: 01585300559 - Registro mercantil de TERNI, N. REA: TR – 108746

    Guido Pagliarino

    El vigésimo octavo libro

    Una historia anterior al Nuevo Testamento

    Novela

    Traducción de Mariano Bas

    Guido Pagliarino
    El vigésimo octavo libro
    Una historia anterior al Nuevo Testamento

    Novela

    Traducción del italiano al español de Mariano Bas

    Distribución Tektime

    Copyright © 2021 Guido Pagliarino –Todos los derechos literarios, cinematográficos, televisivos, de radio, Internet y conexión a cualquier otro medio de comunicación y derechos de traducción sobre la obra traducida son propiedad intelectual © del autor.

    Ediciones anteriores del libro del italiano:

    1a edición, ll ventottesimo Libro, una storia prima del Nuovo Testamento, romanzo, solo en e-book, distribución Kobo, Copyright © 2016 Guido Pagliarino

    2a edición, Il ventottesimo Libro, una storia prima del Nuovo Testamento, romanzo, e-book y libro, distribución Amazon, Copyright © 2017 y reimpresión revisada e integrada 2019 Guido Pagliarino

    3a edición, ll ventottesimo Libro, una storia prima del Nuovo Testamento, romanzo,  e-book y libro, distribución Tektime, Copyright © 2018 e y reimpresión revisada e integrada 2019, Guido Pagliarino

    Edición precedente en ruso, traducido  del italiano al ruso por Tatiana Kuznetsova a partir de la publicación italiana de 2019, solo en e-book, 1a edición: Dvadtsat vosmaja kniga, odno prjedanije donovozavjetnyh vrjemjen, roman, [Гуидо Пальярино, Двадцать восьмая книга, Одно предание доновозаветных времен, Роман, Перевод с итальянского на русский Татьяны Кузнецовой], pjerjevod s italjanskogo na russkij Tatjany Kuznjetsova, Copyright © 2019 del autor Guido Pagliarino

    La cubierta de este libro ha sido ideada y realizada por el autor

    Índice

    PREFACIO

    NOTA EPIGRÁFICA

    EVANGELIO EN ARAMEO SEGÚN LEVÍ MATEO

    Primera parte

    Segunda parte

    Tercera parte

    Cuarta parte

    Quinta parte

    Sexta parte

    EPÍLOGO de Guido Pagliarino

    PREFACIO

    Han pasado casi cinco años desde nuestro descubrimiento y por fin, no sin emoción, presento hoy mi vulgarización del arameo al español de un documento histórico fundamental que se creía perdido:

    Durante nuestra última expedición a la India, mientras se estudiaba un lugar arqueológico, mis colaboradores y yo encontramos una galería que guardaba los papiros del primer evangelio del cual se tenía noticia, quedando perplejo después de su descubrimiento: se trata del evangelio en arameo de Mateo, escrito durante el siglo I de la era cristiana, según nos lleva a creer su soporte en papiro unido a la prueba de antigüedad con el método de radiodatación con el carbono 14 y, más exactamente, atendiendo al análisis textual, redactado a lo largo de los años 28-50 del mismo siglo. La obra aparece bien conservada, aunque esté escrita sobre una base fácilmente deteriorable como es la hoja de papiro, gracias a unas condiciones muy particulares de ausencia de aire del lugar en que se encontraba. Juzgo verosímil que esté completa, a diferencia de la mayor parte de las aproximadamente 5.200 copias de libros neotestamentarios hasta ahora a nuestra disposición, por otro lado, como muy pronto de los siglos II y III: de hecho, la más antigua en nuestro poder era hasta ahora el «papiro Rylands» de en torno al año 120. Antes de la publicación, he querido tener una certeza razonable de que se trataba precisamente del documento citado antiguamente por Papías de Hierápolis, Ireneo de Lyon y Eusebio de Cesarea. Finalmente he llegado a la conclusión de que se trata realmente de ese evangelio, como asimismo puede deducirse del análisis textual, del primer evangelio en orden de redacción. Mis colaboradores se han preguntado, no sin entusiasmo: ¿algún día la Iglesia lo incluirá en el Nuevo Testamento, haciendo así que haya veintiocho libros neotestamentarios y, entre ellos, aumentando a cinco el número de evangelios canónicos? Personalmente, no lo creo: aunque, en mi opinión, queda demostrada su autenticidad, persiste el hecho de que, como se puede saber por cualquier experto de historia de la Iglesia, el canon neotestamentario no derivó de proclamaciones de obispos o de sumos pontífices, sino del uso, desde los primeros siglos, por parte de todas las iglesias, de los veintisiete libros, mientras que los apócrifos fueron y son considerados universalmente como textos leídos por solo algunas de esas iglesias, lo que equivale a decir que les falta la llamada «aprobación eclesiástica», consistente en la convicción de todo el pueblo cristiano de que esos libros recogen la Palabra de Dios. En todo caso, el descubrimiento es sin duda extraordinario, tanto para la historia del cristianismo como para los creyentes de la misma religión. Anticipo que una parte de la obra se escribió antes de la crucifixión de Cristo. Se puede hablar de un diario escrito por el apóstol Leví Mateo. Está claro por las palabras de este redactor que durante mucho tiempo no había siquiera pensado que Jesús fuera Dios. Lo había considerado un mesías político, de quien aspiraba a ser ministro. Solo en las últimas partes del libro, redactadas años después y en las que se da testimonio de la resurrección de Cristo, aparece la iluminación y solo entonces Mateo define al Resucitado como Dios y como hombre de cuerpo glorioso y espiritual.

    He puesto por delante del escrito una nota epigráfica para los antiguos textos que dan noticias genéricas de este evangelio perdido y ahora encontrado.

    He dividido el documento en partes considerando, de acuerdo con el análisis textual, el orden probable de redacción.

    He insertado algunas notas histórico-sociales a pie de página, por considerarlas útiles para el lector no especialista.

    P.G.

    NOTA EPIGRÁFICA

    «Mateo recogió en la lengua de los judíos las palabras del Señor y alguien lo tradujo de la mejor manera posible».

    (Epístola de Papías, obispo de Herápolis, discípulo de Juen – ¿Juan el evangelista? – y muerto presumiblemente entre el año 120 y el 130)

    «Mateo escribe un evangelio entre los hebreos en su lengua materna».

    (Ireneo de Lyon, muerto hacia el año 200, discípulo de Policarpo de Esmirna, a su vez discípulo de Juan apóstol: Adversus haereses)

    «Se dice que Panteno fue a la India y descubrió que le había precedido el evangelio de Mateo entre algunos indígenas del país que conocían a Cristo. Bartolomé, uno de los apóstoles, había predicado a estos y había dejado la obra de Mateo en caracteres hebreos».

    (Eusebio de Cesarea, muerto posiblemente en el año 339 o 340: Historia Ecclesiae, V, 9,1; 10,1)

    EVANGELIO EN ARAMEO SEGÚN LEVÍ MATEO

    Primera parte

    Me he propuesto anotar los dichos y hechos del rabí Jesús. Se lo he dicho al Maestro, que no se ha opuesto:

    —Sé que conoces la Torá, los Nevi'im y los Ketuvim,¹ que tienes conocimientos de historia y escribes poesías y cuentos por placer —me ha dicho con una sonrisa después de aprobarlo con la cabeza.

    Hace muy poco tiempo que me han llamado. Era hasta hace unos pocos días, o soy, un publicano, que recaudaba impuestos por cuenta de la Roma ocupante y parte se quedaban en mi bolsa, no solo el porcentaje establecido, sino un poco de más, falsificando la contabilidad: es lo normal. Por tanto, no me faltaba el dinero y tampoco me importaba en absoluto el desprecio de mis compatriotas; además, estas mismas personas no desdeñaban acudir en secreto a mí para que les prestara unos denarios cuando los necesitaban para la siembra o para un matrimonio y yo correspondía a su desprecio subiendo los intereses.

    Soy Leví Mateo Bar² Alfeo, pecador.

    Esa mañana, mientras estaba en mi banco en la plaza de Cafarnaúm,³ tratando como siempre de controlar y registrar los movimientos de las mercancías y recaudar los impuestos, oí un gran tumulto que venía del Jordán. A su cabeza estaba Jesús de Nazaret. Lo conocía desde niño, al ser yo también nazareno. Siempre me había parecido una persona vulgar, así que lo había olvidado hasta que hace unos meses llegó aquí. No me acerqué a él. A juzgar por lo que oía a la gente de la plaza, pensaba que era un vago que no había querido continuar con la actividad de constructor del padre y se había dedicado, como tantos otros falsos profetas, a pedir limosna y corresponder con máximas de pequeña sabiduría y trucos de mago de baja estofa. También es cierto que la gente pensaba que realizaba verdaderos milagros, pero ya se sabe que los ignorantes son crédulos. Justamente, los muchos que lo acompañaban en ese momento estaban diciendo, a grandes voces, que acababa de curar a un paralítico, pero no uno de ellos, un docto escriba, que callaba y agitaba la cabeza con una expresión en absoluto amigable.

    Los escribas son gente de la que es mejor guardarse, muy influyentes, que si toman antipatía a alguien pueden hacerle bastante mal. Viven junto a los sacerdotes como intérpretes prestigiosos de la Ley. Normalmente pertenecen a la secta de los fariseos, que tienen en común un celo meticuloso por las formas. Hace muchos siglos, en tiempos del exilio babilonio, los escribas custodiaron el patrimonio literario religioso israelita, pasándolo a sus discípulos de generación en generación, hasta que, en su entorno, ahora hace ya cinco o seis siglos, se puso por escrito la Ley. Por tanto, se convirtieron en los depositarios oficiales de las antiguas tradiciones de los padres, entrando parte de ellos en la asamblea jurídica y religiosa de Israel, el sanedrín. Al menos en teoría, pueden ser de cualquier estatus social, ascendiendo gracias al estudio, como suele pasar entre los fariseos, la clase de los teólogos dividida en siete escuelas, de las que hay dos principales, la de Hilel, que predica la misericordia, y la de Shamai, que desprecia a quien no es fariseo. Otro grupo de poderosos, tal vez el más poderoso, es el de los saduceos. Se proclaman los descendientes del antiguo gran sacerdote Sadoq. Son los aristócratas de Israel y, por derecho de nacimiento, pertenecen a la casta sacerdotal, pero les interesa más la política que la religión: de hecho, a diferencia de los fariseos, no creen en la vida después de la muerte. Como he sabido por condiscípulos, en poco tiempo el Maestro se puso en contra de los tres grupos.

    He aquí que, junto a mí, ese escriba ha exclamado en voz alta, dirigiéndose a Jesús y los suyos:

    —¡Blasfemia! Ese pecador ha dicho al paralítico: Tus pecados te son perdonados. ¡Blasfemia! Él, un simple hombre, quiere asemejarse al Altísimo.

    Yo, completamente de acuerdo, he sonreído complacido. El Maestro entonces ha dejado su grupo y se ha acercado a nosotros. Pensaba que quería discutir con el escriba, pero lo ha ignorado y, ya cerca, me ha mirado a los ojos. «¿Cómo?», he pensado preocupado, «¿no se mete con él, que lo ha atacado públicamente, sino conmigo por una simple sonrisa?» Pero no me ha hecho ningún reproche: me ha ordenado, con voz dulce:

    —Mateo, sígueme.

    Y entonces, sin poder entenderlo, yo, un hombre de negocios habituado a mandar, no he podido sino obedecer: mi corazón ha razonado lo que ha podido y mis riñones ha sido presa de un enorme entusiasmo.⁴ Como era casi la hora de la comida, emocionado y feliz he encargado a mi ayudante que se ocupe del banco de los impuestos y he enviado a Jesús y a los suyos a mi casa, allí cerca.

    Cuando estábamos ya en la mesa bajo el porche de mi casa, se nos han unido algunos invitados, mercaderes de la plaza que aprovisionaban a la centuria romana local, por lo que también se los consideraba, como a nosotros, los recaudadores, como traidores y pecadores imperdonables. Desde hacía tiempo, solía invitarlos por sus mercedes: mi casa da a la plaza y desde el porche podían echar un ojo a sus puestos durante la hora de la comida. Tengo desde siempre la costumbre de las comidas grasas, como todos los hombres acomodados, y contrariamente a las personas no pudientes, que solo para la cena toman un alimento algo más sustancioso. Las grandes comilonas son unas de las cosas de la vida más placenteras y las echo verdaderamente de menos. También ese día había en la mesa, entre otras cosas, carnes selectas de buey y cordero y unos cueros excelentes de vino: no como en las mesas comunes que no ven casi nunca la costosa carne, sino solo pan, pescado, hierbas, sopas, leche y queso y donde el vino se bebe con parsimonia. Jesús y sus discípulos llegaban de un viaje largo y agotador, estaban cansados y tenían hambre, así que, en cuanto se sentaron en las esteras, han hecho honor a la mesa. Sin embargo, no mucho después, nos ha interrumpido el escriba de antes, que ha pasado con algunos de los suyos delante de la casa, según el Maestro, con toda la intención:

    —Ya. Aquí está otra vez —nos ha dicho esbozando una sonrisa en cuanto lo ha visto llegar. El escriba, una vez junto a nosotros, ha exclamado, pero sin mirarnos y pasando de largo:

    —¿Cómo se atreve a comer y beber en compañía de publicanos y otros pecadores?

    Pero Jesús se dirigió a él, abandonando su sonrisa:

    —¡No son los sanos los que necesitan del médico, sino los enfermos! ¡No son los justos, sino los pecadores los que necesitan misericordia! Aprende qué significa lo que dice el libro: Quiero misericordia y no sacrificios⁵ y no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. Medicina es el Espíritu del Altísimo, que induce al perdón y dirige al bien, poda las ramas enfermas de la planta, endereza el árbol torcido, saja y libera los malos humores.

    Sus feos rostros se mostraron abiertamente escandalizados y, mientras se alejaban, llegó de ellos:

    —¡Se dice enviado del Altísimo! ¡Blasfemia! —Y, siguiendo, se murmuraban cosas en los oídos y, cada cierto tiempo, alguno de ellos se daba la vuelta por un momento, mirándonos con expresión ceñuda: no he podido entender los malos deseos que seguramente estaban expresando.

    Era voluntad del Altísimo que esa comida no fuera tranquila. Después de no mucho, se han reunido delante de mi porche algunos discípulos especialmente fanáticos del profeta Juan, llamado el Bautista, estrictos observantes de la Ley, los cuales, según se comenta, han formado un grupo cerrado. Los he reconocido de inmediato, ya que sus personas son conocidas en la ciudad, siempre dando vueltas para molestar a todos por naderías. Alguien debía haberlos informado de mi invitación. También ellos la han tomado con nuestra comida:

    —¡Cómo! —han reprochado a Jesús por boca de uno de ellos, todos mirándonos con dureza—: ¿En estos días sagrados nosotros ayunamos santamente y tus discípulos no lo hacen?

    Si hubiera sido por mí, habría echado sencillamente a ese cretino y a sus compañeros:

    —¡Meteos en vuestros propios asuntos, imbéciles!

    Pero el Maestro, sonriendo tranquilo, replicó mansamente:

    —No es posible que los invitados a una boda estén de luto mientras el esposo está con ellos. Ayunarán cuando el esposo se vaya. ¿Quién pone un paño nuevo sobre un vestido viejo? Vuestras costumbres son como un vestido viejo ya raído. El remiendo con tela nueva desgarraría el vestido produciendo un rasgón peor. Tampoco se pone el vino nuevo en odres viejos y ya consumidos, pues estos revientan por la fermentación residual, se pierden y el vino se derrama. Por el contrario, se pone el vino nuevo en odres nuevos, así se conservan también los viejos.

    —¡En la Ley no se dice nada similar! —ha replicado con dureza otro de esos tipos molestos. Se han ido con expresiones de gran indignación.

    A continuación, hemos discutido acerca de las palabras de Jesús, concluyendo que llevaba un mensaje nuevo, pero que también el viejo merecía conservarse. Por el contrario, entonces nos preguntábamos qué significaba que el esposo dejara de estar con los invitados. ¿Se refería Jesús a sí mismo? ¿Hará un viaje solo? ¿Se casará y nos abandonará? ¿Por qué no se explica claramente, al menos con nosotros?

    ¡Mis primeras horas como discípulo han sido realmente farragosas! Mientras estábamos solo en la mitad de la comida, ha llegado sofocado el jefe de la sinagoga de Cafarnaúm, Jairo, se ha puesto de rodillas delante del Maestro y le ha dicho jadeando con la cabeza baja y las manos juntas:

    —Mi hija se está muriendo, pero si vienes y pones tu mano sobre ella, vivirá.

    Supongo que había tenido noticias de la curación del paralítico. Sin embargo, en ese momento ha llegado alguien a la carrera gritando sin ninguna delicadeza:

    —¡Ha muerto!

    Jairo se ha puesto en pie lanzando un grito; sin embargo, consciente de su propio cargo, se ha rehecho de inmediato y… ha dicho a Jesús algo que me pareció completamente absurdo:

    —¡Si quieres, ella resucitará!

    Devolver la vida es mucho más que sanar un mal: he pensado que el maestro se encontraba en un gran problema. Por el contrario, se ha levantado de la mesa y se ha ido con Jairo, con nosotros detrás, movidos por la curiosidad. No era suficiente. Por el camino, una mujer que sufría notablemente por hemorragias ininterrumpidas en el útero desde hacía doce años y había sido por ello excluida de la comunidad de oración porque era impura, como todas las mujeres durante la menstruación, se le ha acercado por la espalda, pasando entre los muchos que habían empezado a seguirlo, y le ha tocado la túnica. Sin darse la vuelta, el rabí ha preguntado, pero con una mirada que no expresaba una verdadera interrogación:

    —¿Quién me ha tocado? —Debía haber visto ya a esa pobre desgraciada. Se ha dado la vuelta y le ha dicho sencillamente—: Ánimo, hija mía. Tu fe te ha curado— Y ella realmente se ha curado.

    —¡Sí, ha parado! —ha gritado llena de alegría.

    —Ve de inmediato a lavarte —le ha ordenado el Maestro—, luego preséntate a un sacerdote casado y no viudo y haz que te vea su esposa, para conseguir de él la declaración oficial de pureza y ser readmitida en la oración en el templo.

    Nos ha llevado más de media hora llegar a la casa del jefe de la sinagoga, bastante alejada. Para mi decepción, Jesús solo ha llevado consigo a Simón, Santiago y Juan y, mientras entraba, nos ha pedido a los demás que lo esperáramos fuera, junto a la puerta de atrás, por eso lo que sigue me lo contaron mis condiscípulos después de salir.

    Viendo en la casa flautistas recién convocados para acompañar las oraciones fúnebres y oyendo lanzar los habituales gritos de dolor, el Maestro les ha ordenado:

    —Iros, porque la joven está viva y solo está durmiendo.

    Esas personas habituadas a los lutos y en absoluto involucradas si no es por dinero, se han burlado de él:

    —¡Ha llegado el gran médico!

    —¡Pero qué pedazo de tonto!

    —Las pillas al vuelo, ¿eh? ¡Menudo listo!

    Ha intervenido Jairo y ha echado de malas formas a esos villanos e incluso a sus familiares y siervos, que se habían amontonado en torno a Jesús y creaban confusión. Luego, le ha vuelto a rogar que resucitara a su hija, una joven, que, según me han dicho, parecía tener unos doce años. Inmediatamente, el Maestro ha tomado la mano de la muerta, le ha ordenado que se levantara y… ¡se ha levantado! Ha ordenado que le dieran de comer e inmediatamente y, sin quedarse al menos a escuchar el agradecimiento y las alabanzas de Jairo, ha salido por la puerta de atrás, que da al huerto donde lo esperábamos los demás. Yo, al saber que la joven estaba viva de nuevo, me he quedado estupefacto. Se ha corrido de inmediato la voz en torno a la vivienda, aunque a nuestro rabí, como luego he sabido, no le gusta el entusiasmo de una multitud ávida solo de cosas sensacionales. Aunque el Maestro haya salido discretamente por la puerta de atrás ha sido entrevisto por el acompañante de dos ciegos que inmediatamente nos ha seguido con ellos, que han empezado a gritar de forma ensordecedora:

    —Hijo de David, ¡ten piedad de nosotros! —Y así han atraído al resto de la gente.

    Cuando hemos intentado volver a sentarnos en mi mesa, siempre seguidos por esa muchedumbre molesta, los ciegos por fin se han atrevido a acercarse. El Maestro les ha preguntado:

    —¿Creéis que puedo curaros?

    Le han respondido de inmediato:

    —Sí, Señor.

    Y Jesús:

    —Que se haga de acuerdo con vuestra fe. —Y han visto.

    Luego ha pedido a la multitud que se vaya y a los dos que no divulgaran el hecho, pero no se habían alejado mucho cuando ya gritaban con fuerza la noticia a todos aquellos con los que se encontraban. Así que han llegado otras personas que, sin dejarnos continuar con la comida recién reanudada, han presentado a Jesús un endemoniado mudo y el Maestro, nuevamente conmovido, expulsando al demonio de ese mal ha devuelto la palabra al pobre hombre, pero algunos fariseos seguidores de Shamai, que se habían acercado a espiar, han hecho correr la voz, delante de la casa, de que le había ayudado el Diablo: ¡otros grandes aguafiestas los seguidores de Shamai, fanáticos del rigor! El hecho es que, muy enfadado por el ataque al Maestro y tal vez también porque tenía hambre y quería acabar de comer tranquilo, el discípulo Simón Bar Joná, un hombre robusto que lleva siempre consigo un largo bastón para mantener a raya a la multitud, ha preguntado vehementemente a Jesús si podía ir «a dar palos a todos los de ese maldito grupo». El maestro lo ha calmado:

    —Solo vas a conseguir que te encarcelen y azoten por agresión, sin frenar las calumnias, así que dirían que ha sido el Diablo el que los ha golpeado porque tenían razón: no, Simón, no es con la violencia como

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