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El Dios Social: Ensayo
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El Dios Social: Ensayo

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La figura del verdadero Dios neotestamentario, cuando se describe correctamente, sorprende a muchos cristianos mal informados que la ven esencialmente como la del ser omnipotente al que hay que obsequiar y servir. Es el Dios que maravilla y normalmente, por su genuina humanidad y por su Trinidad, la cual está absolutamente relacionada con la humanidad divina, es rechazada e incluso escandaliza a los seguidores de las demás religiones monoteístas. Por otro lado, en Occidente, en su momento cristiano y hoy solo secundariamente, al oír hablar del hijo de Dios encarnado, muestran una indignación soberbia y asumen actitudes de suficiencia los laicos del entorno científico y filosófico que se consideran muy superiores solo por contemplar la idea de una divinidad que por amor se ciñe un mandil-toalla y, como un sirviente, para dar una fuerte señal de vida altruista, lava los pies a sus seguidores. Sí, porque el Dios cristiano es sin duda omnipotente y omnisciente y todas esas cosas, pero, sobre todo, es la idea misma del amor, incluso nada más que del Amor que contiene todas las demás cualidades divinas absolutas, y es el Amor porque es trino, porque es social. Es el amor infinito que pone su omnipotencia vital al servicio de la salvación eterna de los seres humanos hijos del Padre eterno y hermanos del Hijo hombre y Cristo eterno; ello deriva el sometimiento de Dios a la kénosis, es decir, a la renuncia a las prerrogativas divinas para participar de la historia del hombre entre los demás seres humanos, enseñándoles cómo se debe vivir (amando, precisamente) y por tanto expirando como todos, pero de una de las peores maneras ideadas por el hombre para matar a sus semejantes: la flagelación seguida de la cruz. En definitiva, el amor divino se expresa en la atracción de su resurrección como hombre para todos los demás seres humanos que deseen ser asumidos por Dios en el momento de su muerte: por amor y solo por amor, porque, como dice el Juan neotestamentario, Dios ES amor, este es precisamente su nombre, y Dios ES amor porque Dios ES hombre. Sí, no se hace hombre, como comúnmente se dice, viendo en esto nuestro devenir, sino que lo ES en su propia perfección divina no sujeta al tiempo ni al cambio y que contempla también la Creación y la Encarnación, ambas no menos libérrimas y en ningún caso dictadas por la necesidad.
IdiomaEspañol
EditorialTektime
Fecha de lanzamiento15 jun 2022
ISBN9788835439226
El Dios Social: Ensayo
Autor

Guido Pagliarino

Guido Pagliarino è laureato in Economia e Commercio all’Università di Torino con una tesi di ricerca storica pubblicata a cura dell’Istituto di Storia Economica e Sociale. Di particolare interesse durante i suoi studi erano state la medesima disciplina e la Storia delle dottrine economiche e sociali, sotto le guide dei compianti professori Carlo Cipolla e Mario Abrate. Negli anni, insieme ad altri interessi culturali, è continuato quello storico e Pagliarino ha pubblicato diversi saggi su pensiero e storia cristiani. È autore inoltre di romanzi e versi. Per la sua opera edita fin al 1996, nel 1997 gli è stato assegnato il "Premio della Cultura della Presidenza del Consiglio dei Ministri". Trascurando i volumi più antichi, l'autore ha pubblicato negli anni 2000 i seguenti libri, in parte scritti nel decennio precedente: a) Editi dalla 0111 Edizioni: Il mostro a tre braccia e I satanassi di Torino, due romanzi brevi, 2009 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) ISBN 978-88-6307-195-5 - Svolte nel tempo, 2011 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) (PRIMO ASSOLUTO sezione "Narrativa edita" al Premio Creativa VI Edizione : http://www.edizionicreativa.it/content/cms/db/pages/54/risultati%20premio%20creativa.pdf ) libro: ISBN 978-88-6307-350-8 e-book: ISBN 978-88-6578-039-8 b) Editi da GDS Edizioni: - Vittorio il barbuto, romanzo breve, 2010 ISBN 9788896961537 - Creazione ed Evoluzione, saggio, 2011 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) (MENZIONE SPECIALE DELLA GIURIA al "Premio Nazionale di Arti Letterarie 2010, sezione inedito": http://www.pagliarino.com/images/premio_10_arti_letter_500x364.JPG ) Edito, FINALISTA premiato con diploma al "Concorso Mario Pannunzio 2011": ( http://www.pagliarino.com/premio3_Pannunzio_finalista_2011.htm ) Edito FINALISTA premiato con medaglia e diploma al "Premio Marchesato di Ceva 2014" ( http://www.pagliarino.com/premio_Marchesato_Ceva_finalista_2014.htm ) libro: ISBN 97888896961759 e-book: ISBN 978-88-96961-82-7 - Il terrore privato, il terrore politico, romanzo, 2012 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) (ROMANZO 2° CLASSIFICATO al Premio internazionale Marguerite Yourcenar 2013 Punctum Literary Agency.eu : http://www.pagliarino.com/images/Premio_Yourcenar_Pagliarino_tra_i_5_finalisti.jpg ) libro ISBN 978-88-97587-62-0 e-book ISBN 978-88-97587-71-2 - Sindòn la misteriosa Sindone di Torino, saggio, 2013 (© Editrice GDS) (("Menzione d'onore della Giuria" al "Premio Nazionale di Arti Letterarie Città di Torino" - X Edizione: http://www.pagliarino.com/Sindon_segnalazione_pr_Arti_letter.htm ) libro ISBN 978-88-67820-55-9 e-book ISBN 978-88-67820-88-7 c) Editi dalla Prospettivaeditrice: - La vita eterna; sull’immortalità tra Dio e l’uomo, 2002 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) (PRIMO ASSOLUTO AL "PREMIO CITTA' DI TORINO 2003": http://www.pagliarino.com/premio2003_c_torino.htm ) ISBN 88-7418-106-X - Gesú, nato nel 6 ‘a.C.’ crocifisso nel 30, 2003 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) ( Segnalazione di Merito al "PREMIO PER LA PACE 2004" del Centro Studi Cultura e Società : http://www.pagliarino.com/premio_pace-2004_gesu'.htm ) ISBN 88-7418-072-1 - Cristianesimo e Gnosticismo; 2000 anni di sfida, 2003 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) Secondo Premio Saggistica al Concorso "Città di Salò" 2005 : http://www.pagliarino.com/premio_salo'_2005.htm ) ISBN 88-7418-177-9 - Il giudice e le streghe, romanzo, 2006 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) (Targa e diploma - Menzione d'onore al "Premio Letterario Nazionale Di Benedetto 2009" :http://www.pagliarino.com/prem_De_Bened-09.htm ) ISBN 978-88-7418-359-3 - Le indagini di Giovanni Marco cittadino romano, romanzo, 2007 (FUORI CATALOGO © GUIDO PAGLIARINO) (Premio Speciale della Critica al Premio Letterario Nazionale "Alfonso Di Benedetto" 2008 : http://www.pagliarino.com/premio-A-Di-Benedetto-2008_indag-Giov-Marc.htm Premiato al Premio "Aldo Cappelli - Romanzo storico" - Concorso Nazionale Letterario GARCIA LORCA : http://www.pagliarino.com/pr_g_lorca-2_capelli_giov_marco.htm ) ISBN 978-88-7418-343-7

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    El Dios Social - Guido Pagliarino

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    La figura del verdadero Dios neotestamentario, cuando se describe correctamente, sorprende a muchos cristianos mal informados, que la ven esencialmente como la del ser omnipotente al que hay que obsequiar y servir. Es el Dios que maravilla y normalmente, por su genuina humanidad y por su Trinidad, la cual está absolutamente relacionada con la humanidad divina, es rechazada e incluso escandaliza a los seguidores de las demás religiones monoteístas. Por otro lado, en Occidente, en su momento cristiano y hoy solo secundariamente, al oír hablar del hijo de Dios encarnado, los laicos del entorno científico y filosófico muestran una indignación soberbia y asumen actitudes de suficiencia al considerarse muy superiores solo por contemplar la idea de una divinidad que por amor se ciñe un mandil-toalla y, para dar una fuerte señal de vida altruista, lava los pies a sus seguidores como un sirviente.¹ Sí, porque el Dios cristiano es sin duda omnipotente y omnisciente y todas esas cosas, pero, sobre todo, es la idea misma del amor, incluso nada más que del Amor que contiene todas las demás cualidades divinas absolutas, y es el Amor porque es trino, porque es social. Es el amor infinito que pone su omnipotencia vital al servicio de la salvación eterna de los seres humanos, hijos del Padre eterno y hermanos del Hijo hombre y Cristo eterno; ello deriva del sometimiento de Dios a la kénosis, es decir, a la renuncia a las prerrogativas divinas para participar de la historia del hombre entre los demás seres humanos, enseñándoles cómo se debe vivir (amando, precisamente) y por tanto expirando como todos, pero de una de las peores maneras ideadas por el hombre para matar a sus semejantes: la flagelación seguida de la cruz. En definitiva, el amor divino se expresa en la atracción de su resurrección como hombre para todos los demás seres humanos que deseen ser asumidos por Dios en el momento de su muerte: por amor y solo por amor, porque, como dice el Juan neotestamentario, Dios ES amor, este es precisamente su nombre, y Dios ES amor porque Dios ES hombre. Sí, no se hace hombre, como comúnmente se dice, viendo en esto nuestro devenir, sino que lo ES en su propia perfección divina no sujeta al tiempo ni al cambio y que contempla también la Creación y la Encarnación, ambas no menos libérrimas y en ningún caso dictadas por la necesidad: según el pensamiento cristiano, se trata de decisiones de Dios, pero hay que añadir que estas son sus opciones óptimas, incluso perfectas, decisiones excelentes también en función de sí mismo, que es un Ser tan divino como humano: un Dios, por tanto, que decide encarnarse entre los demás hombres en su creación, teniendo así también la experiencia del cuerpo material, de carne y sangre (mientras que el cuerpo humano trascendente es glorioso espiritual,² como sabemos por san Pablo, en la Primera Epístola a los Corintios del Nuevo Testamento) y que elige acoger socialmente a las personas en su eternidad porque el Dios-hombre, repitámoslo, es social y lo es al máximo nivel. Todo esto, sin embargo, dentro de la libertad del ser humano para aceptar o no la salvación eterna, libertad sin la cual, lo he escrito muchas veces en diversos lugares, no hay amor.

    Por tanto, aceptar el cristianismo, según el cual Dios es esencialmente Amor, además del Adán perfecto, significa seguir el ejemplo personal de caridad de Jesús hombre, considerando que él no solo es un verdadero ser humano, sino también Dios, como ha demostrado resucitando de la muerte, de acuerdo con el testimonio oral apostólico recogido en las primeras comunidades cristianas y puesto en ellas por escrito en los libros de lo que será llamado el Nuevo Testamento, y por tanto su enseñanza de absoluta caridad hacia el prójimo es de origen divino. Es verdad que para el mismo Nuevo Testamento la salvación no viene de las obras, sino solo de Cristo, pero también está escrito que sin las obras del amor no se es su discípulo y por tanto estas son necesarias.

    Por desgracia, en las crónicas y en la historia encontramos cristianos que se enfrentan entre ellos, en ciertos casos casi hasta el odio y la guerra, ejemplos absolutamente contraproducentes para la difusión de la Palabra evangélica del Amor.

    Precisamente mientras escribo estas líneas de introducción para publicar luego la obra, se está produciendo la monstruosa guerra desencadenada imprudentemente por el brutal autócrata ruso Putin contra la Ucrania democrática, con el fin de formar, como prevención militar en torno a Rusia, una barrera de estados sometidos y además apoderarse de los tesoros agrícolas de esa vasta tierra. Como es sabido, esa agresión comporta violaciones sistemáticas, masacres innumerables de civiles inermes de todo sexo y edad y la destrucción de muchísimos edificios, tanto de residencia civil como asignados a servicios públicos, y de otras infraestructuras.

    Por parte occidental, los políticos sentados en los puestos de mando de los países miembros de la OTAN, desde Estados Unidos a esa multitud de estados de ese deformado político al que vergonzosamente se suele llamar, no del todo precisamente en ausencia aún hoy de un estado federal unificado, la Unión Europea, lanzan injurias muy graves y promesas de procesos internacionales, tipo Nuremberg, contra el deplorable jefe del Kremlin, como si Rusia pudiera tener el desastroso fin de la Alemania de Hitler y Putin, hipotéticamente, pudiera ser derrotado, capturado y llevado esposado al Tribunal Penal de La Haya. En la situación más que negativa en la que estamos hoy, parece que incluso se podría llegar a una tercera guerra mundial librada entre las fuerzas armadas de Occidente y Rusia, con destrucción, debido a las bombas y misiles rusos, de edificios e infraestructuras de los países de Europa (tal vez no de los distantes Estados Unidos). Precisamente cuando sería indispensable que la propia Europa buscara obstinadamente la paz, apenas se oye alguna voz política que defienda soluciones diplomáticas, mientras que no solo ya los Estados Unidos de América, con más ímpetu, sino, en este momento, también quienes lideran la Unión Europea, muestran las garras a Rusia.

    Es evidente que puedo equivocarme, pero temo que precisamente quien se dedica a la política, no por ideales meditados (alguno hay), sino para hacer carrera, me temo que los más, haya mantenido el espíritu naturalmente agresivo de un niño aún en formación, a pesar de que esa misma persona tal vez posea el aspecto físico que debería hacer pensar en la sabiduría de un abuelo sabio. Por otro lado, también el autócrata que durante años ha querido mostrar al pueblo ruso y al mundo su vigor físico ejercitándose sistemáticamente con el torso desnudo en ejercicios de lucha y otras manifestaciones viriles me recuerda mucho a la figura de un inmaduro adolescente exhibicionista.

    Para el cristianismo, hay que amar siempre, pero sin callar lo que nos parece injusto, buscando la verdad y la justicia siguiendo a Cristo. Esta es la enseñanza evangélica, completamente opuesta al llamado buenismo, tan desdeñado. «Quien me ame, que me siga», decía Jesús: ¿os imagináis un cristo con casco, ametralladora, chaleco antibalas, con la intención de lanzar granadas contra otros seres humanos? Por supuesto que no, incluso Jesús, entre muchas otras cosas, contó a los suyos la parábola del rey próximo a la guerra con un soberano más poderoso, rey que, en lugar de mandar contra el enemigo sus tropas insuficientes para impedir la invasión y la consiguiente masacre de su pueblo, busca hacer concesiones al adversario para conseguir la paz.³

    Igual que mis anteriores ensayos de divulgación sobre el cristianismo, El Dios social tiene una perspectiva histórico-bíblica, no catequística.

    Explicaré el concepto cristiano de la Trinidad en la medida en que es posible entenderlo con nuestra mente limitada, es decir, bastante poco, y citaré a pensadores que se dedicaron al estudio del misterio trinitario, entre los que destaca, por su madurez teológica, san Agustín.

    El lector encontrará al final un apéndice con las abreviaturas de los nombres de los libros de la Biblia.

    SOBRE LA TRINIDAD

    En la profunda y clara subsistencia

    de la alta luz tres círculos veía

    de una misma medida y tres colores;

    Y reflejo del uno el otro era,

    como el iris del iris, y otro un fuego

    que de este y de ese igualmente viniera.

    ¡Cuán corto es el hablar, y cuán mezquino

    a mi concepto! y este a lo que vi,

    lo es tanto que no basta el decir «poco».

    (Dante, Paraíso, XXXIII, 115-123)

    El Dios de los cristianos no ama la soledad, sino que es comunidad, es social: incluso en sí mismo, no solo hacia los hombres, sus hijos. En la comparación expresada por Jesús para hacer comprensible la Palabra, Dios se muestra como una familia, aunque haya una necesidad de ver e identificar, erróneamente, al Espíritu Santo (en hebreo, la Ruah, palabra femenina) con la Madre; si acaso es el Padre el que se percibiría, modernamente, precisamente como Madre.

    Por otro lado, ciertos pensadores y ciertos artistas concibieron y expresaron en sus obras una idea de Trinidad ilusoriamente verosímil, pero en absoluto cristiana. Un ejemplo podría ser la pintura al óleo sobre lienzo de 54x49 cm. obra de Salvador Dalí⁴ y conservada en los Museos Vaticanos, con el título oficial de La anunciación, un estudio preparatorio para la obra de grandes dimensiones

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