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La Duda
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Libro electrónico109 páginas1 hora

La Duda

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Información de este libro electrónico

Partiendo de la idea universal de que todos los fenomenos naturales presentan una estructura fisica y virtual; podemos concluir entonces que la vida del hombre es como un pendulum, el cual oscila perennemente entre un punto visible y otro invisible.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento14 feb 2019
ISBN9781506528151
La Duda
Autor

Isidro Duarte Oteron

Nacido en Cruces, Cuba, el 2 de Enero de 1967. Actualmente reside en USA , y desconoce totalmente cual futuro le depara su destino.

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    La Duda - Isidro Duarte Oteron

    Copyright © 2019 por Isidro Duarte Oteron.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:2019901775

    ISBN:                  Tapa Dura                           978-1-5065-2817-5

                                Tapa Blanda                        978-1-5065-2816-8

                                 Libro Electrónico              978-1-5065-2815-1

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.

    Fecha de revisión: 13/02/2019

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    792471

    CONTENTS

    Capitulo I

    Capitulo II

    Capitulo III

    Capitulo IV

    Capitulo V

    Capitulo VI

    Capitulo VII

    Capitulo VIII

    Capitulo IX

    Capitulo X

    Grecia,

    3 000 A. E.

    CAPITULO I

    En una choza muy humilde, ubicada en lo mas remoto del monte Cilene, en la escabrosa region de Arcadia, lloraba desconsoladamente un nino nombrado Hermes, cuya edad no rebasaba la pequena cantidad de 9 años. A la sazon, este simpatico chiquillo gemia sin cesar por la ausencia prolongada de su desentendido padre.

    De esta guisa, se evidenciaba el infante agachado en uno de los rincones de aquel empobrecido refugio; pero de extrema profilaxis, y la escasa luz procedente de la luna, que se filtraba por las hendijas de las rusticas paredes, concedian un cierto aspecto lobrego aquella desplicente tarbea.

    A decir verdad, su madre llamada Maya, una de las pleyades mas bella del orbe, cuyo rostro afrodisiaco, y su esbelto talle, constituian un formidable conjunto de maravillosas simetrías, sugerentes al deseo lascivo de cualquier pretendiente. No se podía negar que, significativamente constituia un peligro eminente para las mujeres casadas.

    Su ovoidal menton de un cutis de porcelana china, exhibian unos carnosos labios idoneos para el amor. Se parecia ingentemente a la mismisima Afrodita, la de niveos hombros; con la unica diferencia de que una era diosa, y la otra indigente.

    No en balde, el omnipotente Zeus se habia fijado en ella; pero no porque su inigualable belleza le atrajera asazmente, pues de hecho, le sobraban las ninfas con las cuales podía divertirse a su manera; sino mas bien, porque el jefe de los dioses, deseaba venganza contra los vehementes titanes. Eran en verdad, sus peores enemigos.

    De hecho, esos vehementes titanes eran sus propios tíos paternos, y por culpa de la constante instigacion de su madre Gea, Zeus habia librado tremenda batalla en contra de ellos, y tambien contra su legitimo padre Cronos. A todos los habia vencido, y encarcelados en las frias y oscuras cavernas del Erebo.

    Son implacables los hijos al instante en juzgar a sus padres. Estos pueden estar una vida entera comportandose bien con ellos; mas el día que fallan, son irredimiblemente guillotinados.

    Resultaba harto difícil aceptar que, Zeus para ser Dios, no acunaba ningun apice de piedad cuando se trataba de llevar a cabo cualquier tipo de venganza. No se doblegaba ante nada. No perdonaba a nadie. Ni a su propio padre.

    Por lo que atane a Maya, ella era hija del titán Atlas con la ninfa Pleyone, y sobrina del apuesto Prometeo, el mayor enemigo de Zeus. Por supuesto, que la incauta joven, sin ni siquiera elocubrar la morbosa aspiracion del omnipotente, cuando este se arrimo’ subrepticiamente a ella, y la ultrajo’ impiamente , siendo ‘el rey de los dioses olimpicos, y amontonador de nubes; de donde, inexorablemente surge el relampagueante rayo.

    Como ella era descendiente directa de la raza heroica de lo titanes, en su sangre hervia la rabia de la venganza. El gran Zeus que se creia observarlo todo, y conocedor de muchas cosas, ni por su mente le pasaba la idea de que Maya fuera bruja.

    En efecto, allí ahora estaba ella ataviada de una bata oscura, y raida por los costados, descalza, y su cabello suelto en desorden, caian sobre sus torneados hombros concediendole un aspecto macabro. Estaba a la sazon, sentada sobre una roca en medio de la sala de su obsoleto bohio, delante de 6 receptaculos espirtuales que ella misma habia creado para desarrollar sus artificios ultranaturales.

    Una tea incendiaria iluminaba toda la estancia; y las enigmaticas pupilas de sus testigos oculares, brillaban rutilantes con la irradiación de la luz que con frecuencia, se esparcia por toda la habitación..

    Cada vez que ella ejercia estos ritos nigromantitos, tal parecia que se transformaba en otra figura. Tenia poderes ocultos, y se servia de ellos, según las circunstancias lo exigieran.

    Cada uno de estos calderos, estaban nominados por diferentes apodos; según la tarea que le correspondiera desarrollar en la consumación de los hechizos. Ella no encontraba otra alternativa para igualar la pelea que, hacerle brujería a Zeus, el gran Dios.

    Verbi gratia, el primero de los recipientes, se titulaba Zarabanda, el segundo Ensasi, el tercero Chola Enguengue, el cuarto Maia Guanga, el quinto Bacuende, y el sexto Gurunfinda Butanseque.

    En el interior de estos habitaculos, habian distintas clases de articulos que pertenecian a los 4 reinos de la naturaleza: el vegetal, el mineral, el animal y el humano.

    A diferencia de otros nigromantes, la hermosa Maya no necesitaba matar animales para presagiar su futuro a merced de las entranas de estos. Ella se servia simplemente de las senales en el vuelo de las aves. Por si fuera poco, su natural telepatia vaticinaba muchas cosas que pudieran ocurrir en el futuro.

    Mas en este caso, ella no acuciaba en adivinar ninguna cosa que le fuera favorable a su intuición,, ella mero pretendia la revancha, deseaba asazmente lastimar aquel que la habia perjudicado.

    Habia sido enganada por Zeus, ‘el le habia confesado que era soltero cuando la estaba enamorando, y después que la poseyo’, resulto’ ser todo pura mentira. De hecho, estaba casado con Hera, la mas celosa de todas la diosas del sagrado Olimpo.

    Ahora ahí estaba Maya abandonada fisica y sentimentalmente, y con un pequeño llorando lagrimas vivas por la ausencia prolongada de su ingrato progenitor. Las mujeres nunca llevan a cabo una venganza publica, todo lo realizan en hermetico secreto.

    Pero el gran Zeus lo iba a pagar bien caro.

    Muy propincuo a ella, se erguia una mata de olorosas rosas rojas, muy rojas, al punto bermejas, clasificada como la flor de los milagros o el principe negro; protegida estas, por enconosas espinas para herir con deseo todo aquel que pretendiera agarrarlas.

    Dicho arbolito, media aproximadamente una altitud de 5 pies. En una de sus ramas que formaban una Y griega, habia atado en unos de sus lados, un papiro escrito con el nombre de Hera, y en el otro segmento habia liado el de Zeus.

    La idea principal de esta obra espiritual, era que a medida que los vectores de la rama se separaran con la funcion natural de esparcirse en sentidos contrarios, ambos personajes sujetos a los lados opuestos, se aislarian definitivamente de igual modo, ambas victimas.

    Como quiera, ella anhelaba profundamente la separacion de aquel matrimonio, no porque quisiera la evidente compania de Zeus en el lecho; ni mucho menos su auxilio economico; ya que para satisfacer sus antojos sexuales, se servia de muchas maneras para perpetrar el orgasmo, y para subsistir fisicamente, se valia de sus propias manos; sino mas bien hacia esto, para que el largo vidente sufriera la inhospita soledad y aprendiera respetar a las doncellas indefensas.

    Es preciso esclarecer aquí que, cada vez que ella realizaba estos oficios espirituales, lo hacia

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