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Anulus! La Casa de las Brujas
Anulus! La Casa de las Brujas
Anulus! La Casa de las Brujas
Libro electrónico690 páginas9 horas

Anulus! La Casa de las Brujas

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Nadie cruza el Anulus, allí en el Paraje lejos de los peligros que acechan la guerra donde el Anciano Gobernador y su influyente esposa Sofía junto a sus hijos; León el mayor y honorable hijo digno de sus padre, Clarisse la menor a punto de comprometerse con el joven herrero y su futuro heredero Trask; conviven apartados con su pueblo protegiendo la naturaleza anómala de Hibro manteniendo custodiada la existencia de las antiguas leyendas.

Del otro lado en esas tierras dominadas por la codicia resurgiendo de antiguos linajes una Alianza se ha forjado amenazando el poder de Sal, y Julián ya no podrá esconderse en los placeres de su ciudad que se interpone en medio de los Aliados. Pero él ya ha elegido un bando y continuará protegiéndose aunque deba conservar a su esposa Lima encerrada en el viejo monasterio.

Mientras tanto el fénix resucita de los Arenas haciendo irritar a Gretel el ante solo nombre de Iskander, Ian anticipa sus fuerzas, Esben une la Alianza, María se prepara para una emboscada, Leroy complota tras la cortina, John está a punto de ser liberado y desde tierras heladas trayendo terror Tito acorrala a sus enemigos. Todos creen tener la suerte a su favor pero nada es lo que parece y cuando los designios acercan el eco de los pasos de la muerte la tierra escupe su mejor hombre.

Sin saberlo, el mal oculto desde los principios de los tiempos en los pozos de la oscuridad ha sido invocado. Ahora Trask guiado por su nuevo compañero pondrá en peligro todos sus secretos al rebelarse contra su padre entrometiéndose en la disputa un mundo ajeno.

La Guerra ha comenzado...

IdiomaEspañol
EditorialP. Capomasi
Fecha de lanzamiento11 abr 2021
ISBN9798215400388
Anulus! La Casa de las Brujas
Autor

P. Capomasi

P. Capomasi ha creado una serie original y lo demuestra con su primera novela, Anulus, una obra de ciencia ficción épica y fantástica para adultos.Ambientado en el mundo de las fantásticas aventuras del Guardián de la Cumbre y comenzando el mundo mágico de Los Cuentos de Mateo, logra traspasar las barreras del tiempo De Héroes, Espadas y Magia.También ha cruzado géneros al escribir la Serie El Sombrero Inglés y Cuentos DesordenadosP. Capomasi actualmente está escribiendo y ya tiene algunos trabajos publicados en otro idioma. Vive en Buenos Aires.

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    Anulus! La Casa de las Brujas - P. Capomasi

    P. Capomasi

    Título original: De héroes, espadas y magia Anulus! La casa de las brujas

    P. Capomasi.

    Argentina, Provincia de Buenos Aires, San Vicente

    Año 2019

    De Héroes, Espadas

    y Magia

    Anulus!

    La Casa de las Brujas

    P. Capomasi

    ...De pronto casi sin imaginarlo, todo lo superficial se tornaba cambiando. El otro pasaba a ser un par; los conchetos, estirados, superficiales; seres irreales, actores de la propaganda, se los reconocía humanos; ya no se los señalaba como simples aduladores de lo estético fanatizados con el ideal de la belleza de un Dorian; Gray había envejecido; en su lugar renacía el drama Shakesperiano, expulsando el Grito ahogado en la garganta de un Münch espantado...

                                                                  A quienes amo,

    Porque se involucran

                                                                  Por los que sienten,

    Lo que más creo

                                                                  Para quienes se sientan

    a analizar

                                                                  En esta, La Hora de los Pueblos                                                 

    Introducción

    Nadie cruza el Anulus, allí en el Paraje lejos de los peligros que acechan la guerra donde el Anciano Gobernador y su influyente esposa Sofía junto a sus hijos; León el mayor y honorable hijo digno de sus padre, Clarisse la menor a punto de comprometerse con el joven herrero y su futuro heredero Trask; conviven apartados con su pueblo protegiendo la naturaleza anómala de Hibro manteniendo custodiada la existencia de las antiguas leyendas.

    Del otro lado en esas tierras dominadas por la codicia resurgiendo de antiguos linajes una Alianza se ha forjado amenazando el poder de Sal, y Julián ya no podrá esconderse en los placeres de su ciudad que se interpone en medio de los Aliados. Pero él ya ha elegido un bando y continuará protegiéndose aunque deba conservar a su esposa Lima encerrada en el viejo monasterio.

    Mientras tanto el fénix resucita de los Arenas haciendo irritar a Gretel el ante solo nombre de Iskander, Ian anticipa sus fuerzas, Esben une la Alianza, María se prepara para una emboscada, Leroy complota tras la cortina, John está a punto de ser liberado y desde tierras heladas trayendo terror Tito acorrala a sus enemigos. Todos creen tener la suerte a su favor pero nada es lo que parece y cuando los designios acercan el eco de los pasos de la muerte la tierra escupe su mejor hombre.

    Sin saberlo, el mal oculto desde los principios de los tiempos en los pozos de la oscuridad ha sido invocado. Ahora Trask guiado por su nuevo compañero pondrá en peligro todos sus secretos al rebelarse contra su padre entrometiéndose en la disputa un mundo ajeno.

    La Guerra ha comenzado…

                                                                      "La tristeza generalmente resulta de una

                                                De las siguientes causas:

                                                            Cuando un hombre no tiene éxito

                                                                    O cuando se avergüenza de su éxito"

    Séneca

    I

    Ostium

    -No podremos ponernos de acuerdo con esto jamás; Tienes tus resentimientos igual que yo. Seguir ocultos como si el resto no existiese es confinar nuestra verdad.

    - Arriba no deben vernos - irrumpió secamente el Anciano - Jamás entenderán - sus destinos deben quedar librado a sus decisiones por difíciles sean sus consecuencias; no podemos intervenir en cada desastre que provocan, así nunca aprenderán a vivir organizadamente como lo hacemos en esta comunidad construida hace tanto... Aún eres joven Trask; ya comprenderás cada palabra del Pergamino.

    El hombre se alejó, se notaba en su andar el descontento que despedía en cada centímetro de su ser, pero el Anciano sin dejar de observarlo sabía que, tras su discurso, se escondía la razón por la cual quería revelarse; solo esperaba el momento que bajo el velo de sus excusas consiguiera hacerlo.

    El paisaje era maravilloso, cada hogar a lo alto de las colinas adornaba las piedras donde se asentaban. De iluminadas habitaciones con paredes de cristal abiertas a luz hacían más esplendorosas las imágenes a medida avanzaba la noche cuando la luna comenzaba a brillar. Todo el Paisaje parecía de ensueño, alrededor del lago, emergiendo sublime de aquellas rocas se elevaba ese encantador Paraje, iluminado a su vez por el colorido reflejo de las luces del pueblo a lo largo de sus caminos. El ancho lago unía las cuatro colinas por el Puente Traicere cuya piedra blanca formaba una cruz.

    A lo largo de las lomas se extendían enormes cantidades de vegetación con tierra fértil para cultivo bien aprovechados por los aldeanos, expertos en labores de campos los cuales araban la tierra sin desgastar sus riquezas. Su mayor fuente de ingresos provenía tanto del cultivo como del ganado, comercializando sus productos en aquellos establecimientos ubicados sobre la parte baja de aquellas colinas.

    A través de los siglos habían adquirido gran serenidad; sus conversaciones eran amenas a pesar de su habilidad en la lucha, su magia no se encontraba solo en su esencia sino en la sabiduría de saber usarla en las guerras.

    Trask se encontraba ensimismado en esos pensamientos mientras cavilaba; extrañaría todo aquello sin lugar a dudas; el paisaje, su familia y las charlas junto a su padre siempre tan sabio y bondadoso.

    Su madre lo echaría mucho de menos; siempre atenta y cariñosa, aunque insistente cuando se trataba de mujeres, reprochando constantemente que debía formar una familia sin conseguir grandes resultados; aunque mucho insistiera ella, ninguna mujer a pesar de las lunas con alguna u otra le satisfacía lo suficiente como para sentar cabeza. Ninguna mujer conocida lograba apaciguar el fuego que corría por su interior.

    Ese último pensamiento lo trajo de vuelta a su realidad; tratando de no seguir alimentando ese candor caminó despacio hacia sus aposentos sin percatarse que del otro lado del puente el Anciano lo observaba.

    La mañana lo encontró aburrido.

    -Buenos días padre, madre, Clarisse -saludó León sentándose al costado de la mesa de roble ubicada en el gran patio del Caserón donde vivían -¡hola tú!- codeando a su hermano en la costilla.

    Trask lo miró de soslayo, cada vez se le hacía más insoportable aguantar el buen humor con que su hermano solía despertar, no era que no lo quisiera, pero cuando se trataba de él, sabía, León actuaba con ironía; cada vez era más evidente la competencia por la sucesión. Se notaba en la densidad del aire la tensión.

    -León deja a tu hermano en paz -objetó su madre con dureza, aunque sus ojos mostraban claramente la dulzura por sus hijos.

    Sofía era una mujer hermosa, de cabellos negros hasta la cintura, cara oval y ojos color oscuros, sin arrugas; no dejando denotar su edad; alta para ser mujer, delgada de curvas suaves, elegante en sus buenos modales.

    Había criado muy bien a sus hijos instruyéndolos en sus estudios y labores cotidianos que todo hombre debía conocer, les fue inculcando el respeto a los demás, la lectura, la buena escritura, pero sobre todo el trabajo, tanto en sus obligaciones como en el hogar. A Clarisse por su parte por ser la hija mujer, la educó en todas las labores de la casa haciéndola eficiente y dedicada; con mirarla se nota era el vivo retrato de su madre, parecían pintada con el mismo pincel; quien, en la plenitud de la vida, ya se encontraba noviando con el hijo del dueño del bar, un joven herrero hábil con el hacha.

    Trask se levantó de la mesa casi sin probar bocado, no le agrada para nada incomodar el desayuno familiar.

    -¿Trask, ¿dónde irás? -disgustada sin encontrar respuesta Clarisse quedó mirando a su hermano retirarse camino a un risco.

    Caída la noche, preocupada le contó a su madre la confesión de su futuro suegro, según el cual hacía un mes debía insistirle a su hermano se retirará del bar, pues siempre llegaba con la primera caída del sol sin retirarse hasta muy entrada la noche, luego de negarle más copas de alcohol.

    Preocupada ante la noticia la dama comentó su preocupación con su esposo al irse a la cama.

    -¡No quiero verlo de ese modo, se destruirá si continúa frecuentando ese lugar! No tiene mujer o hijos. Ya casi ha perdido a todos sus amigos, habla poco con los demás, ni siquiera lo hace con nosotros casi -gesticulaba exasperada - siempre con esa mirada perdida entre sus pensamientos...

    - Tranquila mujer, hoy hablaré con él en cuanto llegue.

    Entró al salón principal del Caserón familiar asombrado de ver al Anciano; jamás se encontraba despierto a esas altas horas; había caído la noche y él apenas lo había notado. Fue difícil adivinar la expresión en los ojos de su padre aún con la iluminación de la luz de la vieja lámpara alumbrando tenuemente su mirada, pudo percibir apenas un dejo de profundidad en sus ojos azules.

    -Padre ¿qué haces despierto a estas horas? por lo general cuando llego nadie se encuentra despierto -rompió el silencio mientras se apoyaba en el umbral

    -Te esperaba -cortó seco el Anciano -empiezas a preocuparme

    -Escucha, nada hay de preocupante, solo salgo a divertirme un poco, nada mas

    -Eso no me resulta inquietante, sino la postergación de aquello que pareces decidido a realizar, pero no te animas a enfrentarme

    -Padre…

    -No Trask -alzó el tono de su voz -He basado mi Gobierno intentado ver a nuestro pueblo organizado viviendo con cordialidad, para ello me he tomado el trabajo de conocerlos a todos; en sus ocupaciones, anhelos y también sus preocupaciones; pero mi prioridad han sido mis hijos, he dedicado mis días inculcando el modo de gobernar esta tierra con sabia humildad sin dejar de instruirlos en la defensa. Clarisse es una luz para mis ojos, ella al igual que tu madre han iluminado este hogar con amor y alegría; su música es para mí un regalo a mi alma cansada. León por su parte ha sido mi primer hijo, una fuente de inspiración para mí, siempre dispuesto en su colaboración sobre asuntos del gobierno se ha rodeado de eruditos, ávido de aprender nuestro pergamino a fin de no olvidar jamás las bases sobre las cuales se asienta nuestro pueblo. Sé de sus diferencias, pues su ansia de gobernar llega al límite de molestarte intentando por todos los medios admisibles hacerte parecer apenas su sombra, pero también sé que jamás -su voz repiqueteó de repente por el gran salón -te enfrentará por amor a tu madre, a mí, pero sobre todo a ti

    -No estoy seguro de eso -masculló por lo bajo agachando la cabeza -no estoy seguro mi hermano sienta respeto precisamente hacia mí

    -Te equivocas hijo mío. Ven siéntate frente a mí -señaló la mecedora en frente suyo con la cual su esposa solía acunarlos de niños. Pudo ver la expresión melancólica en su rostro agobiado

    -Hijo -prendía un habano -tu eres quien de todos me ha inquietado siempre, tu inteligencia es brillante pero se opaca ante tu carácter; corre por tus venas una ansiedad que he visto crecer día a día, no te conformas, vas más allá de los límites de la razón -convidó su cigarro -desde pequeño cruzas los límites permitidos. No aplacarás el fuego de tu alma escondido bajo tu mirada como si algo mas te faltara...sabes tan bien como lo sé yo, tú no eres igual al resto, quieres lucha no amor, no formarás una familia si no encuentras una mujer que te haga sentir diferente, alguien que sepa esforzarse por conseguir lo que se proponga; arar la tierra no se encuentra en tu naturaleza, prefieres cazar tu presa; instruirte con palabras sobre una vida armoniosa suenan a oraciones vacías en tus oídos.

    ¿Y todo ello por qué?, has escuchado infinitas historias que jamás has vivido; esas cuales son necesarias para volverte más sabio. Todo ello me inquieta, pues eres mi hijo; me preocupa todo ese fuego contenido, sientes la vida ganada sin sacrificio; la verdadera razón de tu existencia no la encontrarás protegida en esta especie de burbuja de mundo ideal... -meneaba su cabeza con pesar -Al salir por el Anulus controla tus emociones evitando llevarte hacia acciones desafortunadas o terminarás en desgracia; y créeme hijo, no hay peor desgracia que la de un alma ensombrecida por el desprecio que motiva la ira.

    Trask estaba con los ojos abiertos de par en par; entendía las palabras de su padre sin lograr caer en cuenta sobre su significancia final; pudo ver en el Anciano otorgarle su mayor deseo; no lograba salir de su asombro, nunca había visto permitir a su padre la salida a un ciudadano.

    -Partirás mañana en la noche, pero no te dejaré ir solo ya que aún dudo de tu coherencia para desenvolverte arriba; saldrás con compañía llevando una muda de ropa puesta de las cuales usan ellos; una espada del mejor herrero, simple, sencilla para no llamar la atención, junto con algunas provisiones.

    Partirán simples vagabundos en busca de pertenecer; pero volverán como hombres de su tierra buscando permanecer.

    Es todo cuanto voy a decirte. ¡Adiós hijo! Espero calmes tu carácter inquieto de esa alma pobre.

    El muchacho estaba petrificado, sin poder creerlo; su padre, sabio Anciano Gobernador, a pesar del repudio convocaría a Ostium.

    Atónito lo observó caminar cansino hacia la salida; de pronto dio la vuelta para hablarle de frente.

    -No lo olvides, la Magia se queda en casa, recuerda: no existe mayor magia que la de tu interior -extendió su mano en un saludo firme para luego desaparecer.       

    Se acicaló apenas salió de la cama, bajó con el corazón acelerado, temía la conversación de su padre fuese una imaginación producto de la borrachera; no fue así, en el balcón desayunador se encontraba la familia, su madre le informó que el Anciano debió de tener una diligencia importante ya que nunca faltaba a la mesa.

    Para los mayores sentarse a la mesa en familia o con amigos era casi un acto religioso en señal de buena costumbre, compartiendo en ella las vivencias y los planes.

    -Seguramente han de ser asuntos de Gobierno madre -acotaba León -Lo he visto pasar temprano por la tienda del panadero comprando víveres y hace rato noté extrañamente -alzó sus ojos inquisitivos hacia su hermano -encomendaba una tarea al herrero.

    -Probablemente -interrumpió la joven sonriendo -este planeando un compromiso, es el Anciano; tiene derecho a solicitar formalizar un compromiso.

    Trask no quiso decepcionar a su pequeña hermana ni contar lo vívido la noche anterior, se limitó a no contestar. Sus ojos se iluminaron con la esperanza de que todo fuera real.

    Cerca del medio día, el Anciano se reunía con su esposa en la terraza de su alcoba, ella tejía una sacón para su hija.

    -Sofía amor, necesito reúnas a las familias en un agasajo, es hora que el pueblo tenga una fiesta, hace tiempo no compartimos un festín. Procura vistan de gala nuestros hijos, yo me ocuparé de los fuegos de artificio para el baile

    -¡¿Pero... como haré todo eso tan rápido?!...

    -Estoy seguro podrás hacerlo muy bien, nadie como mi esposa para esas cosas -sonrió besando su frente -Eres sin duda la mejor anfitriona del lugar

    - Mm....... ¿y de qué se trata todo este asunto? ¿Algo para festejar? -guiñó su ojo

    - Sí, Amor... incondicional, de esos cuales otorga la naturaleza sin imaginarlo uno siquiera

    Sofía imaginó el compromiso de su pequeña convertida en mujer; sin mas corrió por el caserón impartiendo pedidos a sus colaboradores. A medida caía el sol se sentía abrumado por tanto trabajo y sumada a la insistencia de la jovencita preparada imaginado su compromiso.

    Para cuando el sol se había ocultado todo estaba listo y perfecto para una ocasión especial, Sofía se encontraba satisfecha de sus logros, había podido cumplir con cada detalle del evento con la ayuda de los pueblerinos. Todo comenzaba a tomar forma.

    Grandes mesas de madera sobre el puente en cruz, adornaban el cuadro; sobre ellas las mujeres depositaban desde patas de jamón a exquisitos dulces; tartas, tortas, confituras, vinos, zumos de frutas, alumbrados por coloridas velas redondas complementaban el cuadro de la cena.

    Los hombres en tanto, organizaban la música o los fuegos artificiales mientras se preparaban para dar exhibiciones de armas.

    Cuando la luna alumbró con su máximo esplendor el Anciano sentado sobre la cabecera de la mesa principal levantó su copa.

    -Queridos amigos, estamos reunidos festejando en comunidad porque han pasado muchas lunas desde la última vela festiva, ello motivó en mí el deseo en esta noche reunirnos nuevamente en conmemoración todo lo vivido en El Paraje. Muchos de ustedes recordarán que el camino hacia acá no ha sido fácil, nuestras batallas internas han dejado en nosotros marcas en nuestro pecho. En la lucha por conquistar una forma de organización, familias enteras han quedado destruidas; padres, amigos hasta hijos no serán olvidados esta noche.

    -¡Sí! -vociferó desde el extremo un hombre corpulento.

    - Y no lo olvidamos amigo mío -sus ojos se encontraron nublados viendo a El Rojo

    -Recuerdo bien tus hazañas y proezas, lo duro en especial para ti, a la cual diste tu único hijo en ella para lograr la unión finalmente conseguida. Su muerte, aunque penosa, no ha de ser en vano, se ha restaurado la paz entre los pueblos afirmándose ya, en muchas lunas.

    Somos un pueblo próspero y feliz, que ha aprendido a costa de mucha sangre el valor de la vida; cada uno de nosotros somos hermanos, unidos por el sentimiento de amor a esta tierra, agradecidos de cuanto nos provee. En esta noche no solo debemos recordar los caídos, sino posar la mirada en nuestro futuro viendo creer nuestros hijos, contemplando los rostros de nuestras bellas esposas, las cuales hacen en cada día de nuestras viviendas un hogar donde reposar nuestras almas...

    -¿Escuchas bien El Rojo? -burlona sonó la voz de una mujer mayor llenando de carcajadas el lugar

    -Pero debemos -continuaba el orador -pensar en nuestros hijos, ellos prolongan nuestra vida debiendo continuar su propio camino; por mucho sea el intento de protegerlos necesitan forjar su camino por espinoso que resulte; serán las experiencias propias quienes los conviertan en hombres sabios, pues las libertades delegadas a la Comunidad la hacen mas fuerte, siendo solo las no delegadas las que nos hacen mas hermanos.

    Es deber de cada ciudadano, asentar la comunidad en base a principios humanos posibilitando el crecimiento de los otros, logrando la armonía indispensable en nuestra forma de vida.

    Por ello este brindis es en especial para nuestros hijos e hijas; en agradecimiento a esta maravillosa naturaleza -señala con su copa los alrededores - depositando nuestra confianza en el futuro.

    A la salud de nuestros hijos, comencemos el festín.

    -¡Por nuestros hijos e hijas y los de estos! -aclamó con fuerza El Rojo, mientras la multitud al unísono victoreaba.

    -¿Pero qué sucedió? -Sofía susurró al oído de su esposo -estaba convencida estarías esta noche anunciando el compromiso de Clarisse. En casa hablabas del amor, durante el brindis aludiste sobre abrir las alas, estaba segura se trataba de eso. Nuestra hija se sentirá muy decepcionada esta noche

    -Lo sé. sabía interpretabas mal mis palabras, pero preferí así lo hicieras, evitando darte la verdadera razón de todo esto -señaló con los ojos hacia la multitud festejante -algún día lo comprenderás; en cuanto a nuestra niña, sabrás consolar sus lágrimas esta noche.

    Sofía lo siguió con los ojos al verlo marchar al interior de la casona, conocía demasiado a su esposo como para adivinar sería imposible sacar una palabra más de ese hombre. En silencio se dispuso a caminar al espectáculo de fuegos artificiales que anunciaba la exhibición de armas donde su hijo mayor participaría.

    El hombre lo esperaba desde el ventanal de la terraza como le había anunciado una porta voz, la ansiedad que lo dominaba no lo dejaba pensar con claridad que encontraría del otro lado de su mundo cuando su padre giró al sentir su presencia.

    - Hijo todo está dispuesto para tu partida, Hibro te acompañará.

    De pronto, desde la penumbra un hombre se les sumó. Trask no podía dejar de observarlo. De tez muy blanca, cabellera rubia, alto, delgado, con rostro de rasgos finos y un celeste cielo en sus ojos fríos daba una imagen casi espectral.

    -¿Lo recuerdas? Hibro solía jugar en esta casa cuando eran pequeños. Será tu guía en aquellos lugares.

    Lo miraba con sarcasmo, fijo; sin mediar palabra el hombre alzó una ceja en señal de recordarlo. Supo entonces su viaje se haría mas interesante siendo acompañado por aquel hombre...

    -Hombre, espero nuestro viaje sea agradable para ambos -le extendió su mano. Lo notó observarla un rato con la mirada desconfiada antes de estrecharla.

    Se manutuvo callado todo el rato analizando a su nuevo compañero, en su interior supo con solo mirarlo cuan diferente resultaba de los demás; aunque el resto hablaban de aquel hombre como la sombra perdida de su hermano León, a él siempre le pareció inteligente; su personalidad definía a un hombre dispuesto a actuar bajo su voluntad aún si con sus actitudes perdía respeto. Tenía códigos distintos eso lo podía recordar... El Anciano lo sacó de sus pensamientos

    -Hibro hijo, tienes lo necesario. Toma una bolsa de monedas... ¡No me pongas esa cara, deja de refunfuñar y Toma mi dinero, no discutiremos otra vez sobre eso! Lo sabes bien. Eres tan mío como lo es él -señaló a su hijo.

    No quiso alimentar las dudas que se asomaban el rostro de su nuevo compañero, ante las palabras del Anciano y decidió no objetar. Tomó la bolsa con monedas de plata introduciéndolas en el bolsillo de su pantalón.

    -Padre, sé cuánto te cuesta dejarme partir; nunca podré agradecerte por esto - el comentario afloró de sus labios, dejando tranquilo al otro hombre conciente de incomodarlo con las palabras de su padre; al parecer había ciertos secretos entre ambos. Respetaría eso.

    Al abrazo de despedida le siguió un ritual. Cuando al elevar el Anciano sus brazos bien abiertos hacia el aire el cielo se ennegreció por completo, un remolino de viento los envolvió; ante ellos, Ostium se presentaba obsequiando su Anulus.

    -Crucen antes de ser vistos. Recuerda... vuelve cuando tu alma se encuentre con la razón ¡Tengan cuidado!

    Hasta pronto padre -satisfecho Trask suspiró hondo al cruzar. Fue apenas un segundo; casi ni lo notó, simplemente estaba del otro lado. Observó que por allí aún era de día.

    Caminaron en silencio hacia un empedrado que se abría ante ellos, el camino parecía conducir hasta una ciudad.

    -¿No dirás nada durante todo el viaje? -el suave soplido risueño lo obligó a mirarlo encontrando cerca suyo su aire burlón

    -¡Estabas asustado. ¡Tú expresión al cruzar!, Jajá ¡estabas espantado!

    - ¿¡Así que tienes sentido del humor!? bueno, al menos es un avance -sonrió satisfecho -Búrlate si quieres. Sentí... una sensación rara lo admito

    - ¿Sensación rara?, ¡Pavor! Estabas que temblabas.

    Una voz conocida parecía dirigirse a ellos mientras se aproximaba, voltearon para ver. La imagen los sorprendió a ambos. Trask adivinó la pregunta en los ojos de Hibro que meneó la cabeza en negativa.

    - Pero ¿qué cosa...?

    -No te ofusques Hibro -jadeaba cansado un muchacho arrastrando una bolsa - Ayer escuché al padre de Trask hablando con el dueño de la herrería; se me ocurrió esconderme detrás del Laurel del Caserón esperando la oportunidad de atravesar por Anulus.

    -¿Entraste a mi hogar sin permiso?

    -Tranquilo -lo tomaba por el brazo evitando se acercara al muchacho --¿Escuchando a los demás? ¿No te avergüenza espiar?

    -Es que en principio con tanta fiesta -respiraba hondo -creí se anunciaría mí compromiso, y no te ofendas Trask, pero aunque amo mucho tu bella hermana no tengo intensiones de matrimonio por el momento -gesticulaba afirmando la frase -¡soy muy joven! Así, asustado como perro travieso, me animé a seguirlos. ¡No me miren así! traje provisiones y mi hacha por si necesitan ayuda

    -¿Provisiones? más bien parece que sacaste todo de la alacena de tu madre. En cuanto a mí hermana, serás tú quien se lo explique al regresar

    -Padre; el chico no tiene madre -susurró

    -¡Ha! lo siento no lo sabía. Se conocen al parecer -trataba de girar la conversación hacia otro lado

    -¡Claro! de chico que este me anda cuidando de las culebras venenosas del pueblo que nunca me dejaban jugar con sus niños; entonces aparecía él echando maldiciones, las chusmas asustadas me dejaban jugar

    -¡Cierra el pico Mateo! -cortó Hibro -¿acaso no te dicho no hables de eso niño? - suspiró -tendremos que llevarlo

    -Estoy de acuerdo con eso - sonrió burlón

    -¿De qué te ríes?

    -Pareces sensible con el muchacho

    -Tú lo estarías si supieras -calló de repente

    -Entremos a este pueblo -cambió el rumbo de la conversación como si no hubiese notado el comentario, ya se las ingeniaría para sonsacar más - necesitamos un caballo, más bien una mula o no podremos movernos mucho con tanto equipaje.

    Hibro habló en un dialecto desconocido para el resto de sus compañeros Entraron al centro del pueblo en busca de un animal, acercándose a un comerciante.

    -¿Buenos día buen hombre? ¿Dónde podemos encontrar un caballo?

    -De buen hombre nada; ¿por qué un caballo? -contestaba el andrajoso vendedor de vasijas -pueden obtener un carruaje -miró de soslayo a los otros dos acompañantes; uno de ellos, el más alto, llevaba pantalones ceñidos de color beige y camisola de fina tela -parecen ricos, yo que todos ustedes andaría con precaución por estos lugares, la gente de por aquí carece de.... modales - gesticuló exagerado -cuando se trata de una moneda estos matan hasta una madre y ustedes parecen tener muchas. Mejor alquilan una habitación en casa de Madame Zuzú -señaló un edificio en frente -les dará hospedaje por unas monedas y alguna... otra cosa por un poco más -guiñó su ojo.

    Entendiendo el mensaje con claridad fueron directo al edificio de dos niveles, y grandes ventanas de cristal.

    -Buenas, quisiéramos una habitación triple.

    La mujer entrada en años, regordeta con los labios pintados en carmesí tomaba las dos monedas del mostrador.

    -¡Nina! acompaña a estos hombres a la habitación cinco. Es la mejor -guiñó el ojo al hombre pálido.

    La escuálida muchacha de aspecto poco agraciado los guió a la habitación vacía. Estaba limpia, parecía cómoda con tanto espacio.

    -Pueden bajar a disfrutar nuestras... excentricidades -acentuó felina -por una moneda más cada uno

    -Créeme, lo tendré en cuenta

    -¡Dormiré como caballo!

    -Como si no te gustara, chico. Yo tomaré la oferta de la Madame, una compañía voluptuosa me relajará

    -¿Trask que harás?

    -Caminaré un poco, así compraré ropa para evitar llamar la atención

    -¿Te acompaño?

    -No es necesario Hibro, diviértete en el salón

    -Si estás seguro…, pero no te alejes demasiado

    -¿Hibro no deberías ir con él?

    -Mejor contigo y te elijo una mujer -sonrió

    -No le hagas caso, no le seré infiel a tu hermana

    -Deberías, sin experiencia no serás buen marido

    -¡Bien dicho! ¡Aprende niño!

    Salió sin rumbo alguno dispuesto a transitar por el lugar tratando de encontrar algo con lo cual entretenerse. El aire frío lo molestaba, la lluvia pegaba la tierra a sus botas blancas dejándolas ennegrecidas y resbalosas en cada paso que daba.

    Todo estaba casi en ruinas, parecía como aconteciendo dentro de un relato fantasmagórico.

    Las casas construidas en madera viejas se ubicaban a orillas de un río mal oliente, casi provocando nauseas; sobre éste unas barcazas sucias ofrecían productos.

    En las calles los comercios limpios e iluminados exponían mercaderías de mejor calidad contrastando con las ventas de productos exhibidas sobre tablones bajo las tolderías acomodadas una al lado de otras sobre la vereda, donde transeúntes se agolpaban para conseguir un poco de comida barata o disfrutando de algún espectáculo.

    Personas con ropas raras se vestían de estatuas por unas monedas, un hombre con marionetas entretenía a su público más pequeño mientras algunas mujeres más elegantemente vestidas con poca ropa, invitaban a los mayores al hospedaje de Madame Zuzú.

    Entró a un comercio cuyo cartel estaba escrito en otra lengua, por señas pudo hacerse entender; abonó a la muchacha que lo miraba encantada. Salió meditabundo, esa no era precisamente la idea en su cabeza de los hombres de arriba, su decepción era notoria.

    Regresaba al hospedaje cuando seguido por la voz de un niño cantando una canción de cuna, su mirada se posó sobre la orilla del río.

    Lo asombró su belleza, de tez clara, ojos color cielo, su cabello rojo lacio se encontraba recortado. No supo exactamente por qué le causó tanta molestia verlo en ese estado deplorable, sucio con las piernas cruzada sobre el suelo buscando algo del muelle, tal vez porque se encontraba como él, solo.

    Sabiendo no entendería sus palabras fue en busca de Hibro al cual encontró bebiendo sobre la barra del bar de La Madame en compañía de varias señoritas poco vestidas. No les prestó atención. Le habló directo.

    -Necesito que me acompañes, será solo un rato, como traductor. Toma, para ti -Lo vio abrir una de las bolsas intrigado, sacó una prenda, alzó su ceja mirándolo de costado -Muchachas, volveré en poco mas de un rato -sorbió de un golpe todo su trago -tú espérame -susurró a una joven pulposa

    -¿Qué desean? yo no vendo nada

    - Mi amigo quiere saber qué haces y porqué

    - No hago nada malo, solo busco monedas, a veces a la gente se le caen entre estas rendijas. Las uso para comer.

    -¿Y tus padres? ¿acaso te obligan a esto?

    -No tengo -explicó tristemente -murieron en el último saqueo. Mi madre trabajaba en casa de ricos y mi padre cuidaba sus tierras, cuando los saqueadores de las torres llegaron destruyeron todo y los mataron.

    El muchachito parloteaba sin cesar dando detalles de aquel trágico día haciendo crecer en el hombre pálido su ira a medida avanzaba su historia. De tanto en tanto ante la respuesta de alguna de sus preguntas maldecía en su lengua natal.

    Para cuando terminó de escuchar todo lo sucedido sacó cuatro monedas para el darle al niño marchándose a paso largo seguido casi corriendo por su compañero hasta la habitación. Ni siquiera se detuvo ante el llamado de la pulposa dama que lo había estado esperando.

    Se sentó sobre la silla al costado de la cama dando rienda suelta a su enojo. Mateo se despertó al escuchar rechinar la silla.

    -Siéntate, esto no es fácil de contar ni siquiera para mí que he tenido varias experiencias como estas en algunas ocasiones cuando abrumado por los malos tratos de tu gente, rogaba a tu padre me enviase a explorar mundos

    Asombrado por la declaración, Trask se acomodó a los pies de la cama, nunca supo que su padre convocara a Ostium, menos aún imaginó al muchacho ahora convertido en un hombre frío padecer sufrimientos, pero sus ojos mostraban dolor ante el recuerdo.

    -Hibro... no entiendo nada de los que dices...

    -Calla y escucha Mateo, así entenderán los dos.  Al parecer según cuenta el niño, el mundo de tantas guerras se dividió en varios imperios a veces gobernados por Santos, otras por guerreros según el lugar donde centres su estudio

    -¿Santos?- Preguntó Trask

    -Personas a las cuales, nombrados por cierta divinidad, gozando de su gracia, gobernaban al resto con ciertos privilegios. Lo leí en uno de mis libros.

    -En resumidas cuenta Mateo está en lo cierto, ese ser superior dotado de gran sabiduría utilizaba en ocasiones su poder conquistando otros pueblos, para lo cual aniquilaban mucha gente; en ciertos procesos históricos se ha dado también la matanza de aldeas enteras en manos de sus propios regímenes por poder o fanatismo a través de lo cual ellos denominan tiempo

    -Forma de contar las lunas -irrumpió Mateo

    -Estos territorios han ido cambiando por porciones más pequeñas o más grandes, la modernidad trajo otro concepto de Estado, en ellos, algunos gobiernos podían o no ser elegido; aunque algunos contaban con un sistema mixto; aun así siendo algún tiempo más justo que otro, la población crecía, el dinero no era bien repartido y los recursos naturales se agotaban en los países más viejos o más poblados; con o sin razón las luchas fueron volviéndose más cruentas. Las guerras traían hambruna, ciudades enteras culminaban emigrando a otros estados en busca de un poco de comida y paz mientras las mayorías padecían sus miserias. Lo sé bien, presencié algunas, pero no estuve para ver lo que el niño me contó.... La última guerra trajo más desolación y hambre de lo esperado, fundándose así por quienes todo lo tenían una fortaleza en una isla, una ciudad bien protegida; La ciudad de papel, en alusión a su moneda para comerciar, construyendo grandes torres de metal plata espejado, desde donde lo controlaban todo; cada bloque contenía un hábitat para cada familia; pero cuanto más se encerraron en ellas más crecían sus miedos. Ciertos Gobernantes en desacuerdo desterraban a sus seguidores obligándolos al exilio despojándolos de sus grandes fortunas.

    El odio creció, el egoísmo se arraigó trayendo finalmente La Gran Guerra. destruyendo las maravillas históricas creadas por hombres de la antigüedad; con las armas avanzaban aniquilando cuanto se encontraba a su paso y con la ayuda de sus nuevas tecnologías; a su cese, quedaron ruinas sobre las cuales han intentado levantar los cimientos donde habitar; por desgracia han fracasado, los poderosos en sus torres de plata eran ya demasiado ricos, acrecentando su fortuna con la pobreza ajena. Con el tiempo la soberbia de sus ignorantes egoísmos contra atacó saqueando pueblos desbastados, arrebatando la poca tecnología que les quedaba con la cual defenderse. Dando con sus maquinarías mas precisión a sus objetivos exterminaban más personas.

    En su intento de subsistir los humildes olvidaron la convicción dejando de luchar por lo que les correspondía por derecho propio, abandonando las causas. Así mientras unos apenas tienen un poco, otros lo tienen todo.

    Una ola de sentimientos encontrados invadió a los oyentes, increíble les resultaba todo en cuanto al relato, la miserea humana les produjo asco, algo en el interior los revelaba, una idea comenzaba a gestarse en su cabeza sin darle forma aún en sus cerebros se empezó a calar entre sus huesos.

      "Los Estados son como los hombres,

    Nacen de sus mismos rasgos"

    Platón

    II

    Criaturas Abandonadas

    Imaginar un acto humano tan aberrante les produjo cierto cansancio. Mateo aplacó su desvelo en la lectura sacando imágenes orquestadas en su mente. Hibro por su parte bajó a reunirse con la muchacha que esperaba su regreso. Trask sentado sobre su mecedora pitando un cigarrillo quedó quieto en el silencio del cuarto, pensaba en que toda esa locura podría detenerse al solo movimiento de la mano de su padre, pero el Anciano se negaba a interferir en asuntos de los de Arriba; justificó sus motivos creyendo en su sabiduría; un hombre gentil como su padre no permitiría acontecimientos como estos sin una buena razón. Meneando la cabeza bajó al salón.

    Pidió una copa de vodka apaciguando su decepción, estaba ensimismado sin notar la presencia de nadie en el lugar.

    -¿Aplaca penas? ¿alguna señorita tal vez?

    No contestó, ni siquiera giró a observar la muchacha sentada a su lado dirigiéndole la palabra

    -¡He! Tú -lo tomó del brazo un hombre -¿acaso no escuchas a la dama?

    -Disculpe a mi amigo -se acercaba una voz -mi compañero no es de por aquí, no conoce su idioma

    -Dígale que la próxima vez que alguien le hable al menos voltee a mirar

    Se sentó sobre el lugar vacío dejado por el hombre al retirarse ordenando una copa de ron

    - Busca un modo de aprender este idioma, es muy usado en casi todas partes; no puedo cuidarte la espalda todo el tiempo y antes que digas algo incomodo para los dos, te recuerdo acabo de salvarte de una golpiza

    -¿Tu crees? -de reojo a distancia calculó la estatura y peso de su oponente, no era rival para él -me las ingeniaré de algún modo

    -¿Sabes qué quieres hacer? deambular no parece ser el estilo de un hombre como tú

    -¿Ha si, y cuál es el estilo de un hombre como yo si se puede saber? - preguntó con desdén

    -El de alguien que busca motivación y este no parece un lugar propicio para eso -sin darle chance a contestar volvió junto a la muchacha para sentarla en su falda.

    Tiene razón pensó, no tenía idea de lo que buscaba. Horas después abandonó el bar; al parecer su compañero no mentía si de buscar buenas compañías se trataba, de reojo pudo ver una morena sobre el regazo del pálido riendo exagerada cuando acariciaba sus grandes pechos.

    Entró en silencio, Mateo dormía con un libro y no quiso despertarlo, se recostó en la silla junto a la cama, no supo cuándo se había quedado dormido.

    La claridad lo despertó, se incorporó de un brinco para ir hacia la ducha; poco mas tarde se encontraba en el bar de la Madame bebiendo café junto a Mateo.

    -¿No duermes mucha verdad? tiene ojeras. ¿Saldremos?

    -Cuando termine saldré solo un rato, luego veremos

    El aire fresco lo despabiló del todo, caminó al muelle al verlo sentado ahí.

    -¿Usted otra ves? -el chiquillo le indicó sentarse -¡cierto! usted no conoce mis palabras, le enseñaré algunas

    Durante las mañanas casi como un ritual, se acercaba donde el pequeño con afán de aprender un poco más; el idioma no se le hacía difícil de aprender, pronto pudo comenzar a hacerse entender.

    -Te has hecho de un amigo- Señaló Hibro al entrar por la habitación

    -Me ha estado enseñado las palabras más usadas para desenvolverme mejor. Raro tú por aquí ¿acaso te aburre tú muchacha?

    -¡Con esos senos levantaría a un muerto! Vine para advertirte tengas cuidado, en algún momento partiremos y por si no lo has notado cuando dejes de pagar por tu instrucción probablemente lastimen al niño

    -¿Lastimarlo? ¿Quién, por qué?

    -Al terminar tus clases unos hombres, al menos tres, le quitan el dinero dejándole solo lo justo para comer y dormir en la posada de la esquina donde lo esperan

    -¡¿Y por qué no haces nada!? -chilló indignado

    -¿Algo como qué? ¿golpearlos para al irnos se desquiten con él? o peor aún, ¿matarlos huyendo con un niño? Ni siquiera sabemos donde nos dirigimos. ¿Lo pensaste? -el otro negaba con la cabeza -además es tu asunto ahora, comienza a resolver tus problemas

    -Por favor si van a discutir al menos que sea en voz baja, no puedo dormir

    -Ahora el muchacho pretende hacernos callar, ¿porque no mejor bajas a buscarte una mujer?, los libros no te enseñarán los placeres -resbaló su oración -de la vida

    -Ajajá ¡en eso tienes toda la razón!

    -Pueden burlase todo lo que quieran, ya verán como mis lecturas nos saca de más de un problema. ¡Estoy seguro! ¡Brutos!

    -Vamos, dejemos a este virgen con sus libros ¿Una copa?

    -¿A estas horas?

    -¿Desde cuándo te preocupas por eso? Sé bien, te la pasabas de temprano en el bar -bajaban -Según Mateo tu madre comenzó a preocuparse de tus trasnochadas. Ron -ordenaba al hombre tras la barra

    -Estuve dando vueltas a todo este asunto de las guerras, tal ves solo necesite deambular un poco para conocer otras personas antes de regresar a nuestro pueblo

    -¿Seguro, o las copas aplacan tu ímpetu? Tu cara de insatisfacción te deja al descubierto

    -Mm para serte sincero, ni sé que busco -tragó de un sorbo su bebida -quizá solo necesitaba salir de esa rutina que me ahogaba

    -¿O lo que te ahogaba eran los asuntos del gobierno? No soy idiota -cortó las palabras por salir de la boca del interlocutor -todos sabemos las decisiones de tu padre

    -¡Es derecho de León, le guste a mi padre o no! ¡se lo ha ganado, yo no!

    -¡Es tu derecho porque el anciano decide, les guste a ustedes o no! tendrás que asumir a su retiro. Hasta León está de acuerdo con eso

    -Lo acepta nada más. No voy a quitarle ese lugar, no me gané el puesto ni me interesa

    -¡Escúchame bien! -lo giró acercando sus ojos fríos a su rostro -No te atrevas a desobedecer a tu padre o te juro hombre, aunque me caigas bien, te las verás conmigo -vio a Trask incorporarse y decidió cambiar de actitud, no era el momento de divisiones -sirva otro trago para ambos, veremos lo que el destino nos depara; habrá tiempo para decepciones

    -¿Por qué viniste? mi padre no te obligaría a mi compañía -alejó con su pregunta sus ganas de golpearlo, no era un hombre que se dejara amedrentar pero prefirió por el momento despejar ciertas dudas -se notó el aprecio en él, te llamó hijo

    -¿No pararás de pensar como sonsacar mi historia verdad? -una sombra rodeó sus ojos secos -Era más joven que Mateo cuando decidí partir; había rogado tantas veces a tu padre durante tantas lunas... jamás sucumbía a mis deseos por mucho suplicase, hasta esa noche...

    ... Las viejas comadronas, víboras venenosas, por lo bajo ante el temor de ser escuchadas por el Anciano callaron sus malas lenguas cambiándolas por miradas de desprecio. Una mañana después de tanto caminar me inserté por el bosque, escuché un grupo de cazadores, enseguida los reconocí, sus mujeres no me permitían acercarme a sus hijos, motivado por la bronca muté de forma; ante ellos me aparecí con esplendorosa feminidad sin tomar en cuenta el lívido masculino, los fui provocando meneando caderas parloteando estupideces. La jugada me salió mal, enseguida noté el orgullo herido en la masculinidad de aquellos hombres al sentirse rechazados. Asustado corrí por el sendero que conduce al puente tan rápido como me fue posible, allí me topé con un joven el cual me protegió. Nos escondimos cerca de la casona, para cuando traté de explicarle se aproximó cariñoso hacia mí; no quise lastimar su orgullo, levantándome de un salto corrí al caserón donde creí no ser visto. Así adopté definitivamente esta forma; jamás volví a mutar. Era tarde, alguien -lo miró arqueando una ceja - observó toda la escena

    -Lo recuerdo como si fuera hoy, una joven hermosa -sonrió burlón -entraba corriendo al salón mientras me hacía del vodka escondido en la bodega de mi padre. Para ese entonces ya era un borracho incurable. Poco tardó mi hermano en entrar haciendo sonar su voz asustando a mi madre que no tardó en ir a socorrerlo

    -Sofía escuchó cada palabra de tu hermano concluyendo sin equivocarse se trataba de mí, calmó a León afirmando la muchacha estaba bien, le juró que su padre viendo que corría asustada la depositó en estas tierras lejanas donde pertenecía con su familia, encontrándose a salvo; ante las insistentes preguntas de León inventó historias donde tu padre practicaba convocando a Ostium desde donde ella entró. Poco convencido León se dejó tragar esa historia, ¡nunca fue un idiota!, las lunas pasaban mostrando a tu hermano cada noche sumido en sus pensamientos como perdido; la culpa me carcomía, finalmente conseguí de a poco acercarme a él, no me fue difícil ya no se comunicaba con la gente adentrándose al bosque solitario; así poco a poco gané su amistad, la cual no duró demasiado. Tu padre me mandó llamar una noche, me explicó no podía repetirse el suceso, nadie debía enterarse o muchos pagaríamos el desprecio de todos -contó su relato vívidamente como estando nuevamente ante esa historia.

    "-¡León menos que nadie!, no intentes explicarle nada. ¡Empeorarás las cosas! ¡Abandona esas ideas, eres muy joven para cargar tanta culpa!

    -Señor...

    -Calla Hibro. ¡es una orden! -cortó seco en el aire -sé bien estas a punto de contar tu historia, déjame a mí esos asuntos, encontraré la forma de solucionar esto sin causar daños irreparables. No puedo confiar en tu criterio, estas apegado a su amistad, te carcomes por la culpa, temo cambies de forma para darle consuelo, eso empeoraría las cosas. ¡Te irás! tendrás lo necesario en tu partida, no me dejas opción. Rojo prepara todo amigo, el muchacho parte esta noche

    -Como órdenes. No te preocupes nadie sabrá jamás sobre este asunto.

    La noche había caído, el joven se acercó al Rojo que lo miraba enojado, comenzaba el ritual de aparición de Anulus cuando Sofía irrumpió.

    -¡Espera Rojo! -vio al muchacho retroceder avergonzado -crúzalo al último lugar que recuerdas

    -¿Quieres asegurarte de que está bien? lastimó a tu hijo Sofía

    -Es un buen chico, solo está muy lastimado, hazlo por mí Rojo -le tomó la mano -es apenas un muchacho, él lo protegerá

    -Tus deseos son órdenes Sofí. Siempre sabes convencerme -refunfuñó".

    Saliendo de sus recuerdos desvanecía las imágenes en su mente; respiró hondo dándose fuerzas para continuar.

    - Así fue que me expulsaron para sacarse al problema de encima; o sea yo; o al menos es creí, pero me equivoqué otra vez... Cada tanto Anulus se abría a

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