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El castillo de humo
El castillo de humo
El castillo de humo
Libro electrónico93 páginas1 hora

El castillo de humo

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Información de este libro electrónico

Ana no está contenta con su vida. Su madre no la trata bien, y jamás encuentra consuelo en un abrazo o una palabra amable. Por eso, Ana suele escaparse al Castillo de Humo, un lugar donde refugiarse, sentirse protegida y aislarse del mundo. Allí, unos seres mágicos llamados los Inseparables velan por ella. Sin embargo, las cosas están a punto de cambiar...-
IdiomaEspañol
EditorialSAGA Egmont
Fecha de lanzamiento16 ago 2023
ISBN9788726648270
El castillo de humo

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    El castillo de humo - Ricardo Alcántara

    El castillo de humo

    Copyright ©2021, 2023 Ricardo Alcántara and SAGA Egmont

    All rights reserved

    ISBN: 9788726648270

    1st ebook edition

    Format: EPUB 3.0

    No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

    www.sagaegmont.com

    Saga is a subsidiary of Egmont. Egmont is Denmark’s largest media company and fully owned by the Egmont Foundation, which donates almost 13,4 million euros annually to children in difficult circumstances.

    Cuando era pequeño solía refugiarme en el hueco que había entre la bañera y la pared del lavabo. Allí, a salvo de los envites de la realidad, dejaba volar la imaginación e inventaba un mundo diferente donde me sentía más a gusto. Lo que más me atraía de ese mundo era que allí todo era posible; se trataba simplemente de imaginarlo para sentir que lo tenía al alcance de la mano.

    Poco a poco fui comprendiendo que la imaginación, cuanto más se usa, más atrevida, fuerte y vigorosa se vuelve. Así que, a medida que yo le soltaba hilo, al igual que a las cometas, mi imaginación se volvía más audaz y mi mundo imaginario se iba poblando de zonas, habitantes y parajes cada vez más fantásticos.

    Algo parecido le sucede a Ana, la protagonista de esta historia.

    Y, puesto que en el mundo de la imaginación todo es posible, esta novela puede leerse capítulo tras capítulo, como la mayoría de los libros, o avanzar en la lectura a través de los capítulos impares y luego de los pares; o al revés, claro está. Tú mismo elegirás el camino a sabiendas de que, escojas uno y otro, jamás llegarás a perderte.

    EL AUTOR

    Capítulo I

    Ana

    A Ana no le gustaba la vida que llevaba. Siempre estaba con miedo, como si presintiera que estaba a punto de ocurrir algo muy grave.

    No soportaba la casa donde vivían, ni la manera en que la trataba su madre. Se sentía tan sola y perdida que estaba convencida de que lo que a ella le pasara no le importaba a nadie.

    En realidad, en su vida no había nada que le gustara, nada que le despertara una sonrisa ni le animara. Ni siquiera contaba con unos brazos donde ampararse cuando se encontraba triste, desolada. Por eso, en cuanto la dejaban, se refugiaba en el Castillo de Humo que sólo existía en su imaginación.

    Era un edificio grande, rodeado por una muralla muy alta. Allí dentro, al amparo de los muros, la niña se sentía protegida. La guiaba la idea de que unos seres mágicos velaban por ella. Les llamaba los inseparables. Estaba convencida de que, mientras permaneciera dentro del castillo, siempre que les necesitara estarían a su lado.

    Ana, que había cumplido doce años, entre los muros del castillo había encontrado un mundo perfecto. Allí tenía un padre que velaba por ella y una nodriza llamada Esperanza, simpática y divertida, que se encargaba de que no le faltara nada.

    Ana había descubierto el castillo casi por casualidad. Sucedió el día en que Leopoldo, su padre real, falleció en un accidente de tráfico. Ella lo había visto partir montado en su moto. Un rato más tarde, su madre le dijo que no volvería nunca más.

    A la niña le costó creer que algo tan terrible pudiese ser verdad. Pero los días fueron pasando y su padre no regresaba, entonces sintió tanto dolor, que necesitó refugiarse en un sitio más seguro. Desde entonces no dejaba de visitar el Castillo de Humo.

    Muy a su pesar, con cierta frecuencia se veía obligada a salir. Entonces, todo cambiaba. Fuera del castillo no encontraba algo que le gustara. Para Dolores, su madre, daba la impresión de que la niña era una carga.

    Hacía más de una semana que habían comenzado las vacaciones de verano y casi no habían pisado la calle. Ana y su madre salían muy poco de casa, como si fueran dos princesas cautivas o un par de brujas repudiadas.

    Dolores era una persona muy rara y, con el paso del tiempo, no hacía más que empeorar. Ya no trabajaba y vivían gracias a su pensión de viudedad. Bebía más de la cuenta y su carácter era insoportable. Los vecinos evitaban hablarle para no discutir ni tener problemas. Ni siquiera su padre, el abuelo Vicente, se interesaba por ella. Luego de muchas discusiones y peleas, el anciano había optado por hacer como si esta hija también estuviera muerta.

    Para Ana no era fácil estar al lado de ella. Ya le habían explicado que estaba enferma, pero había momentos en que le resultaba insoportable. Entonces corría a refugiarse a su castillo de humo.

    Allí se sentía tan a gusto que volver a la realidad le resultaba penoso.

    CAPÍTULO II

    LOS PELIGROS DEL CASTILLO

    El Castillo de Humo era tan grande que Ana no había sido capaz de recorrerlo por entero. Siempre surgían nuevas habitaciones, pasadizos secretos, misteriosos túneles… Pero ella no desanimaba; estaba convencida de que, tarde o temprano, lo conseguiría.

    En eso se parecía a su padre, el rey Jacinto; eran como dos gotas de agua. El rey, pese a todas las dificultades que comportaba, no había descansado hasta recorrer el castillo de punta a punta. Desde entonces gozaba de la total protección de los inseparables.

    El rey deseaba que su hija lo consiguiera cuanto antes. Por eso, cuando Ana descubría un pasaje secreto o era capaz de entrar a una nueva sala, su padre lo celebraba retándola a un combate con espadas. Solía vencer su padre, pero ella se lo ponía cada vez más difícil.

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