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Del Águila Al Aguilucho
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Libro electrónico444 páginas7 horas

Del Águila Al Aguilucho

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Si Austerlitz fue el cenit de las victorias, Borodino fue el ocaso.

Una historia fascinante de la vida de Napolen I , con batallas, romances, engaos, perdones, todo ello narrado con sutileza, otorgando al mismo tiempo conocimientos de hechos inditos pero apasionantes.

Encontrar en este libro la verdadera historia real de uno de los ms grandes estrategas de toda la Historia Universal, Napolen Bonaparte.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 ago 2017
ISBN9781490783536
Del Águila Al Aguilucho
Autor

Dolores Luna-Guinot

Dolores Luna-Guinot, native of Madrid-Spain. Chronicler, Writer, Researcher. Among his works are the historical novels: The Great War 1864-1870, Broken Chains, Conjuration in Mendoza, From Al-Andalus to Monte Sacro, The Enchanted Islands, From the Eagle to the Eaglet. Several of them translated into English.

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    Del Águila Al Aguilucho - Dolores Luna-Guinot

    DEL ÁGUILA AL AGUILUCHO

    DOLORES LUNA-GUINOT

    ©

    Copyright 2017 Dolores Luna-Guinot.

    All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means, electronic, mechanical, photocopying, recording, or otherwise, without the written prior permission of the author.

    ISBN: 978-1-4907-8355-0 (sc)

    ISBN: 978-1-4907-8354-3 (hc)

    ISBN: 978-1-4907-8353-6 (e)

    Library of Congress Control Number: 2017911119

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    Trafford rev. 09/06/2017

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    North America & international

    toll-free: 1 888 232 4444 (USA & Canada)

    fax: 812 355 4082

    INDICE

    Capítulo I           NAPOLEÓN BONAPARTE EN LA BATALLA DE BORODINO

    Capítulo II          TRATADO DE TILSIT

    Capítulo III        NAPOLEÓN ENTRA EN MOSCÚ

    Capítulo IV        LAS ABDICACIONES DE BAYONA

    Capítulo V          LA SITUACIÓN EN ESPAÑA

    Capítolo VI        NAPOLEÓN ENTRA EN ESPAÑA

    Capítulo VII       LA RUS DE KIEV

    Capitulo VIII     LOS INGLESES EN 1808 ENTRAN EN ESPAÑA

    Capítulo IX        BATALLA DE TALAVERA DE LA REINA

    Capítulo X          BATALLA DE TARUTINO

    Capítulo XI        NAPOLEÓN ABDICA COMO EMPERADOR

    PRÓLOGO

    << Entre mejor se conozca la verdad toda entera, más grande será Napoleón >>

    Stendhal.

    << Napoleón recogió a Francia HECHA POLVO >>

    General Charles de Gaulle.

    << Águilas francesas que llevaron a los pueblos la libertad y la igualdad >>

    Sir Winston Churchil.

    << La muerte no es nada; pero vivir vencido y sin gloria, es morir todos los días >>

    Napoleón.

    CAPÍTULO I

    NAPOLEÓN BONAPARTE EN LA BATALLA DE BORODINO

    Napoleón Bonaparte, resguardado en su tienda de campaña, escoltado por 20.000 hombres de la Guardia Imperial al mando de uno de sus mejores oficiales y su más fiel colaborador y amigo el Mariscal Jean Baptiste Bessiéres, Duque de Istria.

    Con un mapa extendido sobre una mesa, le comentaba a su cuñado el Mariscal Joachim Murat Rey de Nápoles, de regreso de la batalla de Borodino.

    (Napoleón) - ¡Por Dios! que frío hace por las noches veraniegas en estas malditas tierras, todo el tiempo la temperatura está casi bajo cero.

    Siguiendo mis anotaciones en este mapa, estamos en las llanuras de Valuevo a 2 kilómetros al este de la aldea de Borodino, cuyo acceso es a través de la ciudad de Mozhaysk, situada a 110 kilómetros al occidente de Moscú, nuestro principal objetivo.

    Lo peor en estos momentos es ¡que me encuentro enfermo! tengo fiebre desde la batalla de Borodino, y con frecuencia desvanecimientos que no me dejan pensar con claridad, además, por la preocupación de los preparativos de la Campaña rusa y la guerra en España que tuve que retirar tropas para añadirlas a esta Campaña, sufrí también en aquellos momentos de persistente insomnio que todavía me afecta.

    Pero me llena de orgullo poseer el mayor Ejército jamás formado en la Historia. Al comenzar la invasión me puse al mando de la Grande Armée como Comandante General en Jefe, y al frente del Tercer Cuerpo del Ejército iba el semidiós, valiente entre los valientes, el Mariscal Michel Ney. ¡Ah mi Mariscal de Hierro!

    El 24 de junio de 1812, conseguimos cruzar el río Niemen, que nace en Bielorrusia, transcurre por Lituania y forma en su parte final frontera con Rusia, cruzamos por cuatro puentes fabricados rápidamente por nuestros pontoneros cerca de las localidades de Lituania, Kovno, Olitt, Merech y Yurbuds que marca la frontera con la Polonia rusa, al frente de mi Grande Armée compuesta de 10 cuerpos y la Vieja Guardia bajo el mando del Mariscal François Joseph Lefebvre, Duque de Dantzig, esta operación nos llevó tres días, por fin, entramos en una gran explanada donde descansamos cerca de la ciudad de Vilna, la capital de Lituania a 30 kilómetros de la frontera con Bielorrusia llamada antiguamente Rus Blanca, estábamos muy cerca también de Minsk su capital, y todavía a 1.000 kilómetros de Moscú.

    Siguiendo mi interés por la Historia, la Rus Blanca, o Belarús, Estado de Europa Central, limita al norte con Lituania, Letonia y Rusia, al este con Rusia, al sur con Ucrania, carece de acceso al mar, aunque tiene 11.000 lagos y numerosas zonas pantanosas, resultado de la erosión glaciar. Durante siglos sus tierras pertenecían a varios países étnicamente diferentes, el Principado de Polatsk, fue un Principado medieval de los Antiguos Eslavos orientales, situado junto al río Daugava, en la provincia de Vitebsk. Polatsk fue el primer Estado de Belarús, el Gran Ducado de Lituania y la Mancomunidad de Polonia-Lituania, hasta su reparto en 1792. Fue el territorio más extenso, desde el mar Báltico hasta el mar Negro y desde el Sacro Imperio Romano Germánico casi hasta las puertas de Moscú. Su lema nacional: << Si Dios está con nosotros ¿quién está contra nosotros? >>

    Escogí esa ruta, porque me había llegado el rumor, de que el Zar se encontraba en la ciudad de Vilna o en los bosques de alrededor.

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    Cruzando el río Niemen.

    Después de ser capaz de mover y mandar a este poderoso Ejército Imperial por todos estos países, puedo decir que soy invencible, o que la suerte me acompaña por donde voy, está claro que venceremos al Zar Aleksandr I de Rusia.

    (Murat) – A finales de junio, la mayor parte del Ejército han ocupado sus bases de partida al este de Prusia y Polonia en el margen occidental del río Niemen la frontera natural con Rusia, de esta forma amenazáis simultáneamente a San Petersburgo y a Moscú.

    Los rumores que os llegaron, eran ciertos, el Zar, en cuanto fue informado de nuestro avance, hacía un mes que se había trasladado con todo su Estado Mayor a la localidad de Vilna.

    Vos buscabais el 28 de junio localizar al Ejército ruso para una batalla decisiva, me ordenásteis que al mando de dos cuerpos de caballería con 60 piezas de artillería ligera marchara hacia Vilna donde ya sabíamos que estaba el Zar, y trabase combate con cualquier fuerza rusa que encontrase en las inmediaciones.

    (Napoleón) – Me trasladé a Vilna tras el Zar, sitiamos también Vitebsk, Minsk y otras pequeñas ciudades.

    (Murat) – Sí mi Emperador, pero cuando llegamos a la ciudad, las tropas rusas del Primer Ejército Occidental del General Mijail Barclay de Tolly, en total unos 100.000 hombres ya habían evacuado la plaza y quemado los almacenes y puente tras ellos, retirándose hacia la fortaleza Drissa, sólida pero mal situada estratégicamente. El General Pyotr Romanovich Bagration, a su vez replegó su Ejército Occidental hacia Nesvizh en Bielorrusia.

    (Napoleón) – Durante mi estancia en Vilna, me ocupé de la administración de Lituania, reclutando 80.000 habitantes para proteger nuestras líneas de suministros desde Prusia, también en Kobryn al suroeste de Bielorrusia dejé al Séptimo Cuerpo del General Jean Reynier.

    El 7 de julio, cuando se figuraban que me dirigía hacia Moscú, el Segundo Ejército del Príncipe Bagration, dio la orden al General Nikolái Rayevski de marchar para retrasar el avance hacia Moscú del Mariscal Louis Nicholas Davout. El General Rayevski se retiró a Smolensk, en la Rusia occidental, hasta que el General Barclay de Tolly pudiese reunirse con él.

    Permanecí en Vilna hasta el 14 de julio, preguntándome ¿por qué los rusos se habían negado a luchar? y ¿dónde se detendrían en su retirada?

    Mientras, me informaron de la situación de nuestras tropas en España que empeora a diario. Casi al mismo tiempo que yo cruzaba la frontera de Rusia, el General Wellesley y sus tropas arrasaban y saqueaban Badajoz, muy criticado por Inglaterra, y se adueñaron de Ciudad Rodrigo, muy dura victoria con una gran pérdida, sufriendo 1.300 bajas, de los cuales murieron 689 soldados, 68 oficiales y dos generales Makinson y el veterano Grawford. Nosotros tuvimos 2.000 muertos, los otros 1.700 se rindieron. En estas fechas la hambruna se apodera de Madrid, Sevilla y Cataluña.

    (Murat) – Al saber que Vos estábais todavía en Vilna, el 14 de julio el General Barclay de Tolly, planeó un contraataque a la ciudad, pero los dos principales ejércitos rusos se hallaban aún muy separados el uno del otro.

    (Napoleón) – Me trasladé de Vilna a Nesvizh buscando al General Pyotr Bagration al saber que había replegado su Ejército Occidental en la ciudad, cuando llegué ya se había ido. Permanecí allí hasta el 16 de julio, dejando en la ciudad a 300 soldados enfermos y algunos heridos por el mal estado de los caminos.

    En realidad, estos 300 soldados están enfermos de fiebre tifoidea, el doctor Larrey, responsable médico de la Grande Armée, me ha dicho que se trata de la llamada << plaga de la guerra >> pero que no sabe cómo atajarla, él había tratado en otras ocasiones la disentería y la fiebre entérica, pero el tifus es distinto, durante años en Polonia y en el oeste de Rusia debido a sus guerras, por la suciedad de los cuerpos sin lavar y los pliegues de los uniformes sucios, el hacinamiento de las tropas, fueron las condiciones para la extensión del tifus.

    Yo notaba que los soldados al rascarse les provocaba una irritación y la falta de ropa de repuesto les hacía tener disentería, entonces fomenté la vacunación, sobre todo contra la viruela, hice que me la administrasen también a mí, e Insistí, en que los hombres hospitalizados se bañasen a diario. Agua, aire y limpieza son los principales artículos de mi farmacia.

    (Murat) – En España, también atacó el tifus virulentamente en Zaragoza, acordaos de que las muertes por el tifus fueron casi tantas como por los combates, y allí, tampoco tenían solución para remediarlo, e incluso no había ni siquiera hospital al estar destruido, solamente un manicomio donde se refugiaban los soldados enfermos.

    Igualmente atacó la epidemia de tifus fuertemente durante el sitio de Gerona, muriendo gran parte de nuestros soldados. Pensaban que masticar ajos crudos lo remediaba un poco, pero no servía para nada, continuaba igualmente la plaga.

    Pronto aquí hemos comenzado a carecer de abastecimientos de forraje y grano por la lentitud de los carros que se atascan en el barro sin poder avanzar.

    Gran cantidad de mis caballos han empezado a ser víctimas de cólicos al tener que continuar la marcha sin apenas tiempo de esperar a los carros del transporte de grano. ¡Todo son fracasos en esta maldita guerra!

    (Napoleón) – Envié parte del Primer Cuerpo de Ejército, unos 56.000 soldados al mando del Mariscal Louis Nicholas Davout, Duque de Auerstädt y Príncipe de Eckmühl, hacia Moguilov, para impedir que el Segundo Ejército Occidental del General Bagration se uniera al Primer Ejército Occidental del General Barclay de Tolly, y el día 20 de julio entramos en la ciudad a orillas del río Dnieper, capturando importantes depósitos de armas y suministros rusos, así que no me digáis que ¡todo son fracasos!

    (Murat) – Sí, mi Emperador, pero al día siguiente a 6 kilómetros de allí el Mariscal Louis Nicholas Davout envió 28.000 hombres al inmediato pueblo de Saltanovka, a 380 kilómetros de Moscú, para atacar a la vanguardia formada por tropas del Séptimo Cuerpo de caballería al mando del General Nikolái Raevsky, Conde Sievers, que el General Bagration había mandado a expulsarnos y envolvernos, llegando el Conde a dirigir una carga de infantería a la bayoneta, logrando que nuestros hombres se retirasen. Los rusos sufrieron 2.500 bajas y los nuestros 5.000 muertos y heridos, capturando a otros 200, gracias a que el resto huyeron.

    El General Bagration atacó Moguilov, en el oriente de Bielorrusia, cercana a la frontera rusa, con un total de 60.000 hombres contra 23.000 restantes del Mariscal Davout, pero éstos a pesar de su inferioridad, al estar en una plaza fuerte bien atrincherados, rechazaron a los rusos que sufrieron 4.000 bajas por 1.000 de los nuestros.

    (Napoleón) - Del 26 al 27 de julio, me puse al frente de mis fuerzas de combate en Vitebsk, ciudad de noroeste de Bielorrusia, contra el General ruso Piotr Konovnitsyn ¡qué vaya nombres que tienen! con fuerzas de retaguardia el 26 de julio y Peter Ludwig von der Pahlen el 27 de julio, fue atacado desde los flancos por nuestros infantes al mando del General Eugéne de Beauharnais y mi caballería, los rusos repelieron a un batallón croata y nuestros hombres se desbandaron hasta mi intervención personal.

    Llegué al campo de batalla y cancelé la orden del General Beauharnais de cesar la ofensiva, los soldados del General Konovnitsyn se replegaron por el camino de Ostrowno, ofreciéndonos dura oposición, pero perdiendo cientos de hombres, por lo tanto ganamos la batalla de Vitebsk, las bajas rusas fueron alrededor de 3.000, y nosotros 1.400.

    Por la tarde Konovnitsyn, llegó a Komarovo, en San Petersburgo a orillas del golfo de Finlandia, donde recibió más refuerzos del General Mijail Barclay de Tolly que nos cortó el campo de Ostrowno, yo decidí retrasar el ataque para esperar reunir más hombres.

    Me informaron de que los rusos planeaban contraatacar próximamente, pero los principales ejércitos se hallaban aún muy separados.

    El 27 de julio, ese contraataque estuvo a manos del General Aleksandr Tormasov, del Tercer Ejército ruso con dirección a Brest y Kobrin, en Bielorrusia, donde estaban gran parte del Tercer Cuerpo del General Jean Louis Reynier, eliminando a tres escuadrones de jinetes austriacos, y al anochecer, los rusos desalojaron de Brest a los húsares y alanos sajones, tomando 40 prisioneros. Mis preocupaciones me siguen agobiando, mis hombres ya no sólo mueren combatiendo sino por las malas fiebres, solamente en el primer mes de Campaña 6.000 hombres las han contraído cada día, para finales de julio más de 80.000 han muerto o están enfermos, y de ellos unos 50.000 a causa del tifus, de momento les estamos dando ajos a masticar y también hervimos la ropa interior en agua muy caliente, según el doctor es de momento lo único que puede hacer por ellos.

    En Kobrin, el General Reynier con sus fusiles y artillería detuvo un asalto ruso, pero una segunda carga de caballería les hizo retroceder y atrincherarse en un monasterio cubriendo el único puente de acceso. Finalmente, los rusos realizaron varias cargas consecutivas de caballería y de infantería a la bayoneta, tomando el puente y el monasterio donde nuestros hombres estaban fortificados y se rindieron. Perdimos 3.000 hombres entre muertos, heridos y prisioneros, fue la primera derrota de nuestra Campaña rusa.

    (Murat) – Supe la mala noticia de que el Doce Escuadrón de Caballería dirigidos por el Mariscal Nicholas Oudinot, que marchaba hacia San Petersburgo el 28 de julio fue sorprendido por el Príncipe Peter Wittgenstein con ocho escuadrones de húsares y cosacos de su Ejército de Finlandia, y los nuestros tuvieron que retirarse hasta Klyastitsy. Oudinot, el 31 de julio intentó tomar la ciudad, pero los soldados del General Kulnov rechazaron sendas cometidas con nutrido fuego de artillería.

    (Napoleón) – Sí es cierto, envié a la mayoría del Segundo Cuerpo de Ejército al mando del Mariscal Oudinot, unos 29.000 hombres y 114 cañones, apoyado por el Décimo Cuerpo del Mariscal de Campo McDonal, con 32.000 soldados a cubrir el flanco izquierdo de su avance, debiendo marchar por el norte hacia Riga y San Petersburgo.

    (Murat) – Y así combatiendo casi a diario, del 8 al 10 de julio, combates en Karelichy y Mir, entre rusos y polacos, el 23 de julio, batallas de Mogilev y Saltanovka, del 26 al 28 de julio, combates de Ostrowno y batalla de Kobrin, del 30 al 31 de julio siguió Jabonkowo o Yakubovo ¡o cómo se diga! y Klyastitsy.

    El 1 de agosto en Boyarsina, el General ruso Kolnov de un cañonazo resultó muerto, el Mariscal Oudinot, intentó de nuevo tomar Klyastitsy, pero fue rechazado por el General Wittgenstein en Drissa, retirándose a Pólatsk, en la provincia de Vitebsk en Bielorrusia.

    (Napoleón) - Debido a las difíciles incursiones, los más de 60.000 soldados de los mariscales Oudinot y McDonal, ordené que se quedasen en la ciudad de Pólatsk, y ya no participarían en la Campaña principal, convirtiéndose en un importante enclave para proteger la retaguardia de mi expedición y la ruta de suministros.

    Envié para reforzar esta guarnición al Sexto Cuerpo del General Saint Cyr, unos 13.000 bávaros y al Noveno Cuerpo del General Claude Victor, con 30.000 franceses. Estas tropas se mantendrán en la ciudad de Pólatsk hasta el mes de octubre.

    (Murat) – Desde entonces hemos tenido, el 3 de agosto combate en Gorodeczna, el 8 de agosto combate en Inkowol los cosacos del General Matvéi Platov capturaron a 300 de nuestros hombres. Combate en Rassasna, el 12 de agosto y el 15 del mismo mes la batalla de Krasny.

    (Napoleón) – Todo no fue tan mal, los rusos sufrieron 500 bajas y 800 prisioneros, y ya de ahí a la batalla el 16 y 18 de agosto en Smolensk.

    Ahora perdonadme, tengo que beber agua y descansar.

    Napoleón, ya repuesto, continuó narrando la batalla de Smolenks.

    Me puse a cargo de la Primera Línea de combate en la batalla de Smolensk el día 16 y 18 de agosto de este año de gracia 1812. La primera batalla principal de la invasión, entre 175.000 hombres de la Grande Armée bajo mi dirección, contra 130.000 rusos bajo la dirección del General Mijail Barclay de Tolly.

    Ataqué Smolensk ocupada por el Cuerpo del General Pyotr Bagration, comandado por el General Nikolái Rayevski, capturé dos de los barrios residenciales, y durante la noche los rusos evacuaron la ciudad, pero antes la incendiaron.

    (Murat) – Dos días antes de la batalla, el día 14 de agosto, nuestras fuerzas bajo mis órdenes como Comandante General de Caballería, y el Mariscal Louis Nicholas Davout, el Mariscal Michel Ney y el Mariscal Jozef Poniatowski llegamos al río Dniéper en Rasna, enfrente de Komino, encontrándonos sin acceso, gracias al General Ingeniero de Artillería Baptiste Éblé que venía en retaguardia, envió por delante a sus pontoneros leñadores con las consabidas herramientas, de esa forma pudimos cruzar el río utilizando puentes construidos durante la noche.

    Nuestros planes eran ir deprisa y corriendo hacia la ciudad de Smolensk, tomarla sin luchar atacando por sorpresa la parte trasera de las principales fuerzas rusas a las órdenes del General Barclay de Tolly, pero al detectar soldados franceses cerca del río, el General Bagratión recibió orden de maniobrar a lo largo de la orilla del Dniéper para evitar que nuestras tropas lo cruzasen, o al menos para detenernos hasta que pudiera reunirse con el General Barclay de Tolly en Smolensk, por eso mismo cuando Vos llegásteis a la ciudad ya estaba ocupada por 30.000 rusos.

    (Napoleón) – Smolensk es una fortaleza defendida por una circunferencia de torres del baluarte y una resistente muralla de piedra gruesa con 17 torres, en las cuales había colocados cañones de grueso calibre, lo que nos supuso un gran esfuerzo acceder a ella, ya que no teníamos medios para escalarla y estábamos bajo el fuego contrario de la artillería rusa, provocando antes del anochecer que la mayor parte de la ciudad se quemara.

    El río Dnieper que tuvimos que cruzar pasa por medio de la ciudad, nos suponía la principal ruta de invasión para llegar a Moscú. La Catedral de la Asunción aloja uno de los iconos más venerado de la Iglesia Ortodoxa, Nuestra Señora de Smolensk, atribuída a San Lucas, por tal motivo los rusos luchaban fuera de la ciudad para evitar su destrucción.

    (Murat) – Mi Emperador, con todos mis respetos, os diré que en realida fuimos nosotros los que de verdad hicimos el ataque a la ciudad. Cuando llegamos, alrededor del alba del día 17 de agosto todas nuestras fuerzas en cuanto pudimos escalar las murallas preparadas en pocas horas por los pontoneros del General Éblé, entramos en la ciudad ayudados por los cuerpos de Ejército de los mariscales Ney y Davout que atacaron los suburbios del oeste y del centro, mientras nuestra caballería envolvía la ciudad por el barrio extramuros al este. Dos horas después los generales Charles Antoine Morand y Charles Étienne Gudin se apoderaron de los dos arrabales de la derecha y de la izquierda, y al momento se colocaron en ellos baterías para batir en brecha. Los rusos reforzaron las tropas que estaban dentro, el combate duró casi dos horas.

    A las dos de la madrugada asaltaron nuestros granaderos las murallas, pero no hallaron resistencia alguna, porque la plaza había sido evacuada, encontramos en ella 200 piezas de artillería y muchos morteros de grueso calibre.

    En total contábamos con 50.000 hombres, franceses, polacos y alemanes. El General Barclay de Tolly retuvo fuerzas al otro lado del río hasta la noche del 18 de agosto que ordenó la voladura de los almacenes de alimentos y municiones, después de evacuar Smolensk por el norte del Dnieper hizo volar el puente del río.

    La ciudad casi al completo se destruyó. Resultaron muertos o heridos 20.000 franceses, los rusos tuvieron unas 14.000 bajas y algunos murieron mientras convalecían.

    (Napoleón) – El Mariscal Ney recibió un disparo en el cuello, sin embargo pese a su herida y sin estar totalmente recuperado ha vuelto a hacer alarde de su impresionante valentía en la batalla de Borodino, también llamada de Moscova, por tal motivo le he nombrado Príncipe de Moscova.

    La batalla de Smolensk técnicamente sin duda ha sido una victoria para mí, al capturar una ciudad tan resguardada por murallas, con ella ya teníamos media ruta hecha hacia Moscú.

    (Murat) – Mi Emperador, sin embargo nuestros soldados se quedaban prácticamente sin comida al estar la ciudad destruida, ya que era una base de sumunistro vital, añadiendo el problema de la logística causada por la tierra quemada.

    (Napoleón) - Tenéis razón cuñado, el problema de abastecimientos es verdaderamente preocupante.

    Unos días después, tuve una posición muy comprometida, lo pasé mucho peor que en la batalla de Smolensk. Cerca de la localidad de Gorodeck, el escuadrón que mandaba el General Jan Leon Hipolit Kozietulski del Regimiento de Caballería Ligera Polaca, con aquella impresionante formación de 216 jinetes a galope tendido logró rescatarme del asedio al que me estaban sometiendo los cosacos que habían logrado aislarme del resto de nuestro Ejército en una escaramuza en el bosque de Katyn situado a unos 18 kilómetros de Smolensk. Esta acción le costó al General Kozietulski recibir una impresionante lanzada que le originó una tremenda herida. Le promocioné al grado de Mayor y recibió de mis manos el collar de Caballero de la Orden Imperial y de la Reunión concediéndole el título de Barón del Imperio.

    (Murat) – Esas condecoraciones al General Kozietulski fueron reconocidas por su valentía y arrojo, ya en varias ocasiones fue herido de muerte logrando sobrevivir. Hay que reconocer, que si no hubiese sido por él, Vos ahora estaríais prisionero de los rusos, por lo tanto habríamos perdido la guerra.

    (Napoleón) – Sí tenéis razón mi querido cuñado, estaría prisionero o quizás muerto.

    Siempre he tenido predilección por el valiente General Kozietulski, ya en tiempos pasados quise que al mando de sus hombres me sirviera de escolta durante mi estancia en tierras de Holanda.

    El 19 de agosto el combate de Valontina, habiéndose echado un puente al amanecer, el Mariscal Ney pasó a la orilla derecha del Dnieper y persiguió a los rusos, encontrándolos a un kilómetro y medio a 5.000 hombres en retaguardia, Ney los hizo atacar a la bayoneta y cogió 4.000 prisioneros, pero en las alturas de Valontina, se asentaban 15.000 hombres, también fueron atacados, al mismo tiempo el General Junot, que había pasado el Dnieper a 3 kilómetros por la derecha de Smolensk, marchó por la espalda de los rusos para cortar a toda su retaguardia el camino a Moscú, entonces empezó el combate de Valontina, uno de los hechos más brillantes de nuestra Campaña. La división del General Charles Étienne Gudin de La Sablonniére hizo que los rusos se retirasen rápidamente, dejando tendidos sobre el campo de batalla a 8.000 hombres muertos o heridos y 1.000 prisioneros. Nuestro Ejército tuvo en aquella jornada 1.200 hombres fuera de combate, el intrépido General Charles Étienne Gudin de La Sablonniére quedó muerto el 22 de agosto en el campo de batalla en Valontina, cerca de Smolensk.

    (Murat) -El 19 de agosto, tuvimos la batalla de Lubino. Los cuerpos Primero y Segundo del Ejército ruso al mando de los generales Barclay de Tolly y Bagration se retiraron hacia el este de Rusia perseguidos por gran parte de la Grand Armée, y el 18 de agosto el Tercer Cuerpo del General Tuchkov llegó Lubino, cerca de Novgorod, con intención de proteger la retirada rusa tomando posiciones en el río Stregan cortando así el camino a Moscú, el Tercer Cuerpo del Mariscal Ney se acercaba, pero el General Nikoly Tuchkov, con 3.000 soldados, abrió fuego contra los hombres del Mariscal Ney que detuvo su avance formando una línea defensiva mientras llegaban el Octavo Cuerpo del General Junot y yo Mariscal Murat con mi caballería por su flanco izquierdo, le pedí apoyo a la infantería del General Junot, pero sus tropas se hallaban atascadas en un cenagal, de forma, que el General Junot se negó a cruzarlo.

    (Napoleón) – Mi plan consistía en embolsar a los ejércitos rusos en retirada, cuando me enteré en Smolensk, me enfadé muchísimo, El General Junot ¡había dejado escapar a los rusos!, enseguida pensé que perdería la Campaña entera por su culpa.

    Continué mi marcha sobre Moscú el 30 de agosto.

    (Murat) – Mi Emperador. Con todos mis respetos, os diré que estáis agotando de forma sensible al Imperio por el enorme esfuerzo humano de soldados combatiendo en diversos puntos de Europa, tenéis 80.000 Guardias Nacionales reclutados para el servicio militar regular defendiendo las fronteras del Imperio en el Gran Ducado de Varsovia. En total nuestras fuerzas alcanzan los 770.000 hombres, considerando que 300.000 soldados todavía luchan en España, y alrededor de 200.000 se encuentran apostados en Alemania e Italia. Los 450.000 hombres constituyen la mayoría del Ejército, además de los cuerpos del Ejército austriaco del General Schwarzenberg, hay también 95.000 polacos, 90.000 alemanes divididos en 24.000 bávaros, 20.000 sajones, 20.000 prusianos, 17.000 westfalianos, y muchos miles procedentes de los pequeños Estados del Rhin, también 25.000 italianos, 12.000 suizos, 4.800 españoles mercenarios, 3.500 croatas, 2.000 portugueses, 5.500 españoles prisioneros de los campos de concentración, así también algunos contingentes belgas, todos estos representados en este monstruoso Ejército.

    (Napoleón) - ¡El Gran Ducado de Varsovia! con sus soldados polacos y su gran Caballería, yo diría que la mejor de Europa, sin olvidarnos de la Caballería de los Lanceros del Vístula, los voluntarios suizos de los Regimientos del Príncipe de Neuchentel y de Isembourg, sin menospreciaros a vos mi Mariscal Murat que poseéis un gran Ejército de Caballería Francesa.

    Para poder conseguir este gran Ejército, tuve que establecer una política de alianzas militares firmando en París el pasado 23 de febrero de 1812 un tratado de alianza con el Rey Friedrich Wilhem III de Prusia, en el que me concedía un Cuerpo de Ejército y paso libre a través de su territorio.

    Decidí el pasado 9 de mayo salir de Francia al mando de una parte de mi Ejército.

    El 14 de mayo, firmé otro tratado similar con mi suegro Franz I Emperador de Austria, asegurándome su apoyo en caso de guerra contra Rusia. Entré en la Confederación del Rhin, también se había propuesto desde un principio proporcionar 63.000 soldados en caso de guerra, llegando a Dresde el día 16, donde me reuní con los reyes de Sajonia, Prusia y con el Emperador de Austria.

    El 29 del mismo mes atravesé Prusia por Glogay, Poznan y Gdansk hasta llegar a Kaunas, o Kovno en Lituania central, la ciudad es uno de los centros de estudios judíos superiores más prestigiosos de Europa. De camino fui reclutando Ejército procedente de nuestros países aliados u ocupados, de Polonia el Quinto Cuerpo del General Jozef Poniatowski con 100.000 soldados, de Austria el General Karl Philipp Schwarzenberg con 34.000 soldados, el Sexto Cuerpo del General bávaro Gouvion Saint Cyr con 30.000 soldados, el Séptimo Cuerpo del General sajón Reynier con varios cuerpos divididos, el Cuarto Cuerpo del Mariscal de Campo Jaques McDonald con 32.500 prusianos, y otro encuadrado en varios cuerpos franceses y uno español sacado de los restos de la expedición de Dinamarca con 5.500 hombres, otros 80.000 recluté en Lituania, 70.000 soldados de Prusia y Polonia que emplacé a guarnecer las fronteras entre el Vístula y el Oder, 250.000 soldados bajo mi mando personal, otras dos líneas de frente bajo el mando del General Eugéne de Beauharnais con 80.000 hombres, y mi hermano Jêrome Bonaparte con 70.000 hombres, y también cuento con una reserva de 225.000 soldados.

    Todos estos efectivos fueron añadidos a la Grande Armée que ya contaba 425.000 infantes, además 95.000 fusileros, 110.000 soldados especializados como zapadores, empleados de trenes de artillería o suministros, personal auxiliar militar no combatiente, sanitarios y cocineros, 180.000 caballos, 600 cañones, distintas unidades de coraceros, carabineros, la Guardia Imperial, la Jóven Guardia y la Vieja Guardia.

    También los auxiliares de los Estados subordinados y aliados de Alemania, Italia, y Holanda, directamente anexionada en 1810.

    Los nervios comenzaron a afectarme, ya que tenía que retirar 14.000 soldados veteranos, más 8.000 de la Guardia Imperial, todos estos efectivos del Ejército combatiente en España, y enviar una partida a Rusia.

    Por si fueran pocas mis preocupaciones, el simplón y vulgar Fernando VII junto con su hermano Don Carlos María Isidro, su tío Don Antonio y un nutrido séquito de amigos y servidores, desde su confinamiento en el Castillo de Valençay, en la localidad del mismo nombre, mientras España se desgarra luchando por su trono, él se entretiene bordando y jugando al billar y a la lotería.

    Fernando al comprobar que no se podía hacer nada ante el poderío de Francia, pretendiendo unir sus intereses a los míos y teniendo una actitud servil, seguía por correo la marcha de la Guerra de la Independencia Española, no sabía qué hacer para agradarme y adularme con mis victorias.

    Siempre me estaba recordando, que él había expedido proclamas para que los españoles se sometiesen a los franceses, y también que había reconocido a mi hermano José Bonaparte como Rey de España, además me ofreció a su hermano Don Carlos María Isidro para comandar un regimiento de milicianos españoles afrancesados que tenían el propósito de alistarse para combatir en Rusia. De esta solicitud, aunque yo no tenía de ninguna manera interés de satisfacerle, pero lo pensé mejor y admití que se uniesen a nuestros hombres los 4.800 españoles, que resultaron unos mercenarios cobardes al pasarse al enemigo.

    (Murat) – Creo que Fernandito aún fue más allá, cuando quiso emparentarse con Vos al pretender casarse con una de vuestras hermanas.

    (Napoleón) – Cierto, viudo desde 1806 de su prima María Antonia de Nápoles, enemiga acérrima de Francia, no cesaba de pedirme una esposa de mi elección, incluso quiso, si yo accedía, a casarse con alguna de mis hermanas. En realidad esta idea era de su preceptor Canónigo Juan Escóiquiz que manipulaba los hilos para que se casase con una Princesa Bonaparte, y con este fin el Canónigo se entrevistó con el Embajador en España François Beauharnais en junio de 1807. Utilicé la posibilidad de casar a Fernando con mi sobrina Charlotte, hija de mi hermano Lucien, pero no se llegó a un acuerdo.

    Anteriormente, cuando se decidió el matrimonio con su prima María Antonia, yo no quise intervenir, la verdad que ese matrimonio fue un fracaso, quedó viudo y sin descendencia. Ella era hija de Maria Karoline de Austria y de Fernando I de las Dos Sicilias, hijo de Carlos III de España, sucedió en el trono de Nápoles a su padre a la edad de ocho años, como Fernando IV de Nápoles y Fernando III de Sicilia, bajo la tutela de un consejo de regencia presidido por el jurista y político Bernardo Tanucci. La madre de María Antonia, era hermana de la Reina Marie Antoinette de Francia, muerta en la guillotina, de ahí el odio por Francia y en especial por mi persona, ya que el Directorio a partir de 1798, cuando envió a los ejércitos franceses invadiésemos Nápoles, convertí este Reino en la llamada República Partenopea.

    Con la victoria de la batalla de Austerlitz en 1805 contra los rusos, envié un Ejército al sur de Italia, y con nuestra aproximación a Nápoles, Fernando IV y su esposa Maria Karoline huyeron precipitadamente a Sicilia embarcando con Horatio Nelson a bordo del Vanguard la Familia Real se estableció en Palermo, desde donde pondrían en marcha una coalición con Inglaterra y Austria formando una contraofensiva que daría sus frutos un año más tarde cuando los republicanos serían derrotados y la Corona repuesta, entró de nuevo a reinar Fernando IV de Nápoles, donde ejerció sangrientas venganzas.

    Fernando IV, era ignorante, mal educado, adicto a las más bajas diversiones, su primer acto como Rey de Nápoles fue expulsar a la Orden Jesuita.

    Después del Tratado de Presburgo, el 26 de diciembre de 1805 entre Francia firmado por mí el Emperador Napoleón I y por Austria, el Emperador Franz II del Sacro Imperio Romano Germánico, este Tratado marcó el final del Sacro Imperio Romano, y Franz II se convirtió en el Emperador Franz I de Austria, y el Reino de Nápoles fue de nuevo invadido por nuestras tropas francesas.

    Desde entonces, fui restaurando varias repúblicas vasallas nuestras, pero no restauré la República Partenopea – antiguo nombre culto de Nápoles – con capital en Nápoles, simplemente sustituí la dinastía Borbónica por otra nueva al ser entronizado en 1806 Rey de Nápoles mi hermano Joseph Bonaparte, pero no estaba incluída Sicilia, que con la ayuda del Contralmirante Horatio Nelson pudo resistir nuestros ataques.

    María Antonia, al casarse con el Príncipe de Asturias, fue quien sacó, en parte, a Fernando de su atontamiento infantil haciéndole más consciente en su papel político. Ella se dedicó a indagar en sus círculos oficiales sobre las relaciones con Francia para informar a sus padres, ya que la Corte de Sicilia era fiel aliada de Inglaterra y le interesaba conocer los proyectos que figuraban en España.

    Intercepté algunas cartas comprometedoras que implicaban al Primer Ministro Manuel Godoy, y a su vez, cartas de la madre de Maria Antonia a su hija incitándole a conseguir la ruptura de relaciones entre España y Francia, y que se hiciera con el trono de España.

    Mientras, Godoy me avisaba de los intereses de los padres de María Antonia, aunque yo ya sabía que el falso y mezquino Godoy en los meses anteriores a octubre de 1806, estaba manteniendo contactos y negociaciones secretas con las cortes británica y rusa para intentar una posible entrada de España en una Coalición que se preparaba contra Francia, por lo tanto, perdí mi escasa confianza en Godoy, comprendiendo que era un traidor.

    A la joven María Antonia, la Reina María Luisa de Parma y su amante el Primer Ministro Manuel Godoy, le hicieron la vida imposible, y el miércoles 23 de mayo de 1806, a las cuatro de la tarde, María Antonia Princesa de Asturias como primera esposa del Príncipe Fernando, moría a los 21 años de edad.

    Tras su repentina

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