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Conspiración: La Cuarta Era: Guerras De Sombras Libro 2
Conspiración: La Cuarta Era: Guerras De Sombras Libro 2
Conspiración: La Cuarta Era: Guerras De Sombras Libro 2
Libro electrónico237 páginas3 horas

Conspiración: La Cuarta Era: Guerras De Sombras Libro 2

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Información de este libro electrónico

Lithir y Bruno son enviados a buscar al traidor que conspiró para matar a Alfrahil. Si quieren tener éxito en su misión, deben superar siglos de desconfianza entre sus razas.

Cuando el improbable dúo entra en las minas de los enanos de Nerea, se enfrentan a una secta maníaca, cuyo poder amenaza con consumir a todos los enanos con odio. Desesperados por aprender los secretos de un antiguo vidente, viajan a lo profundo de los reinos de los elfos y los enanos, enfrentándose a sus desafíos más atroces.

Deben confiar el uno en el otro para sobrevivir, pero ¿podrán escapar de las trampas que les ha puesto su propia gente?

IdiomaEspañol
EditorialNext Chapter
Fecha de lanzamiento15 abr 2021
ISBN9798201799793
Conspiración: La Cuarta Era: Guerras De Sombras Libro 2

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    Conspiración - David N. Pauly

    Dedicación

    A mi amada esposa, Minh Ha, quien hizo posible este libro y a mi hermano, el primero en creer en mí.

    Capítulo Uno: Una Pareja Dispareja

    Una espesa niebla sopló sobre la brisa del noroeste serpenteando y ondulándose mientras el sol se ocultaba sobre los pastizales empapados del este de Eldora. Cinco caballos emergieron lentamente de la niebla y uno de ellos de la especie ruana, llevaba a dos personas en su montura. El primero era un Elfo alto con largo cabello oscuro atado en una cola que caía sobre su hombro izquierdo. La oscura capa de viaje que llevaba estaba empapada con la lluvia y en su rostro pálido sus brillantes ojos parpadeaban de un lado al otro a través de la penumbra buscando algún movimiento que revelara a sus enemigos entre la húmeda hierba y pequeños arbustos. Pero no había nada, incluso los pájaros, conejos e insectos se encontraban ausentes a excepción del sonido del viento sobre la planicie, era evidente que sus compañeros y él se encontraban solos aquí. La postura perfecta del Elfo no revelaba signo alguno de cansancio o incomodidad. Parecía que estaba cabalgando en el claro de un bosque en el primer caluroso y seco día de la primavera, en vez de una miserable sabana donde un poco de lodo con fragmentos malolientes lo salpicaban cuando el caballo pasaba.

    El acompañante del Elfo, quien estaba detrás de él, tenía sus brazos alrededor de la cintura y era casi tan ancho como alto. Él era gordo con pelo castaño lanudo que caía desde su cabeza en una larga y gruesa trenza que rodeaba la sombría cara de un Enano. Tenía una nariz grande y recta que sobresalía de un rostro fuerte en el que unas prominentes cejas castañas daban paso a una frente ligeramente inclinada. El severo rostro del Enano quien también posee un carácter fuerte tenía una mueca de resignación e incomodidad mientras olfateaba la briza que los golpeaba buscando cualquier olor de criaturas escondidas en la espesa capa de vapor gris. El Enano agitó su cabeza con desdén cuando no olió nada inusual. ‘Ni siquiera hay un enemigo que pueda distraerme de este paisaje desolador,’ él pensó ‘Esto es verdaderamente un conjunto de miserias.’

    Hace dos días el Enano, cuyo nombre era Bruno se encontró con Golbur, su lord, en una posada llamada Fast Flow en la Isla de Innis Mallow. La posada es un lugar donde comerciantes de todas las razas se reunían libremente para conversar unos con otros, por tanto, los Elfos y los Enanos no atraerían atención indeseada en este lugar.

    Bruno subió las escaleras y camino hasta la habitación donde Golbur estaba sentado en una mesa de madera mirando unos mapas. El Lord del Enano le señalo la silla en frente de él diciéndole que se siente. Tomando asiento Bruno se preguntó porque lo había convocado aquí y pronto sus preguntas fueron respondidas.

    ‘Tengo una misión de reconocimiento para ti’ dijo Golbur ‘una que requiere que lleves a un Elfo a las minas de Nerea. A partir de ahí, tu siguiente orden estará en un sobre cerrado. Si te rehúsas, puedes regresar a casa en Edelhohle y nadie pensará menos de ti. Si decides continuar con la misión extenderé por un mes tu tiempo minando en las cavernas Ópalos de Fuego, independientemente de tu éxito o fracaso. Y, dependiendo de cuán exitoso seas para la misión tu tiempo será extendido aún más.’ Golbur procedió a informarle sobre la misión brevemente ignorando la creciente expresión de incredulidad en el rostro de Bruno.

    Brun había soñado con pasar un año en Edelhohle, todos los Enanos lo hacían, pero solo algunos afortunados que lograban captar la atención de su lord se ganaban un año trabajando en una mina pequeña pero increíblemente rica. Edelhohle es el único depósito de las fabulosas piedras Ópalos de Fuego que son suaves y hermosas, no necesitan ser pulidas o cortadas, brillantes y coloridas; eran perfectas en todos los sentidos. Bruno obviamente quería más tiempo excavando estas piedras, pero la misión que Golbur le había encomendado parecía condenada al fracaso desde el principio.

    ‘Golbur, en serio no puedes pedirme que guíe a un Elfo a las minas de Nerea y mucho menos que lo conduzca dentro de ellas. ¡Quien sea que fuera, apenas lo vean le dispararán y a mí también!’

    ‘No, no será así. Durante años ha habido un alto al fuego que no está escrito, pero está implícito. Ninguna raza puede disparar o dañar a otra aun si entran ilegalmente, a menos que actúen de manera violenta. No les gustará cuando vean que te acompaña un Elfo, pero lo tolerarán; asumiendo que el Elfo no haga nada estúpido.’

    ‘¿Cuán difícil será para algún fanático seguidor de Parsifal inventar una historia de como el Elfo tomó su arco y ellos actuaron en defensa propia?’

    ‘Aquí esta tu respuesta’ dijo Golbur entregándole a Bruno un pergamino.

    Desenrollándolo Bruno vio un pedido oficial que Golbur le mandaba a Tillo IV en donde le solicitaba que recibiera al Elfo en la compañía de Bruno como un diplomático y que le extendiera toda la cortesía de los Enanos. Entre los Enanos, las solicitudes oficiales de un lord soberano a otro no eran tomadas a la ligera o ignoradas. Y puede que a pesar de todo los sacerdotes de Parsifal decidan matar al Elfo, sin embargo, al hacerlo estarían arriesgándose a disgustar a Tillo y Golbur. Sin importar cuan fuertes sean aun así lo pensarían dos veces antes de incurrir en la enemistad de los lords Enanos.

    Recuperando el pergamino, Golbur lo selló estampando su marca en cera fundida.

    ‘Bien’ dijo Bruno. ‘Entonces todo lo que tengo que hacer es llevar al Elfo a Nerea. ¿Puedo al menos preguntar por qué?’

    ‘No, no puedes. Tu tendrás ordenes cerradas que no pueden abrirse hasta que te encuentres en el río que se está a un día de distancia. Esto asegurará que la misión se mantenga en absoluto secreto. Bueno, ¿aceptas o rechazas?’

    Pensándolo por un momento Bruno dijo, ‘Acepto, pero me temo aunque tu pergamino me protegerá cuando estemos dentro de Nerea, no hay nada que evite que esos locos sacerdotes nos encuentren y ataquen antes de que lleguemos.’

    ‘Esto te protegerá’ dijo Golbur sacando de su capa una pequeña caja de metal. ‘Date la vuelta para enganchar esto en la parte de atrás de tu nuca.’

    ‘¿Qué es eso?’ le preguntó Bruno.

    ‘Un anillo de la Verdad’

    Bruno estaba aturdido. Ese tipo de anillos eran increíblemente raros y requerían hechizos mágicos antiguos solo conocidos por un puñado de Enanos. Miró fascinado al Anillo mientras Golbur abría la caja. Era ajustado como una gargantilla sólida compuesta de dos semicírculos de Platina que giraban debajo de una cavidad con una base de Ópalos de Fuego que brillaban permanente y suavemente. Cualquier Enano usando un Anillo estaba protegido bajo la Ley Enana y su veracidad en todos los asuntos se considera irreprochable.

    Sacando el Anillo de la caja, Golbur lo enganchó a la parte de atrás de la nuca de Bruno, murmurando palabras incomprensibles para Bruno en un lenguaje enano arcaico. Él sintió un leve pero agudo dolor cuando las puntas del collar se juntaron.

    ‘Partirás mañana al amanecer luego de que conozcas a tu compañero de viaje’ dijo Golbur. ‘Buenas noches y buen viaje.’

    #

    Sentado con el Elfo en un caballo, Bruno recordó su primer encuentro con él el día anterior cuando se conocieron en el Fast Flow. Bruno se había cortésmente presentado. ‘¿Cómo te encuentras, mi buen Elfo? Yo soy Bruno, el hijo de Bukhard y estoy a tu servicio.’

    ‘Mi nombre es Lithir y soy el hijo de Londir del Gran Bosque. ¿Me encuentro bien y tú?’

    Bruno respondió con un, ‘Me encuentro bien también’ ya que no sabía que más decir porque no podían hablar en público acerca de su misión secreta. Un silencio incómodo los rodeo por media hora y fue un alivio cuando Bruno decidió retirarse a su habitación que se encontraba encima del bar. Ellos esperarían hasta el anochecer para partir.

    Esa noche, Bruno y Lithir fueron sacados de Innis Mallow en barco por humanos encapuchados y enmascarados. Ellos desembarcaron en la orilla norte del Aphon y Bruno miró con recelo a los cinco caballos que los esperaban sabiendo que no habría mucho tiempo para caminar en este viaje.

    ‘Mi buen Elfo, ¿Se nos ha proveído de alguna comida y bebida decente?’ le preguntó a Lithir.

    ‘Esa no debería ser tu principal preocupación, pero tenemos las raciones suficientes para todo el viaje.’ Lithir le respondió ‘Estoy seguro de que encontraremos el agua suficiente a lo largo del camino.’

    Bruno suspiró porque este prometía ser un miserable y aburrido viaje a Nerea. Lithir lo ayudó a montar detrás de él, en un caballo sin montura donde tendría que agarrarse a la espalda de su acompañanta para no caerse.

    ‘Ni siquiera hubo tiempo para empacar algo de comida o cerveza decente’ Bruno pensó con reproche y su estómago estuvo de acuerdo.

    #

    Regresando al presente, Bruno le dijo al Elfo que lo acompañaba ‘¿Lithir, puedo caminar por un rato? Nosotros los Enanos no estamos hechos para montar a caballo, prefiero caminar.’

    Lithir le respondió en una voz seca y etérea ‘Bruno, mi amigo, si no tuvieras piernas tan pequeñas te dejaría caminar. Pero si queremos completar nuestra misión antes del invierno, debemos cabalgar.’

    Murmurando en su propio lenguaje, Bruno se quejó sin realmente sentirlo. Después de todo cuando Lord Golbur lo eligió para esta misión, le informó que tendría que ir a caballo. Como todos los Enanos, Bruno encontraba a las bestias desagradables y temibles porque él no tenía ni idea de como cabalgar uno y tenía que agarrarse de Lithir para evitar caerse.

    Ahora, sentado en la húmeda espalda de un descontento caballo, Bruno no tenía ningún deseo de intentar hablar con Lithir otra vez hasta que acamparan esa noche. La niebla se convirtió en una constante y fría lluvia que se intensificaba mientras la noche caía y todo a su alrededor se oscurecía. ‘No es como si hubiera mucho para ver en el día’ pensó Bruno ‘Solo un río a la derecha y un bosque de matorrales a la izquierda.’

    Oliendo el aire a su alrededor, le llegó fuertemente el aroma de hierba empapada y un poco menos intenso el de ciervos, conejos y pájaros. La mayoría de los Enanos nacían con un sentido del olfato ordinario que se deterioraba rápidamente con los vapores del metal siendo trabajado, las fundiciones y las partículas de polvo que llenaban sus narices. Pero de vez en cuando, un Enano nacía con la habilidad de oler burbujas de gas escondidas: una habilidad muy aguda porque los gases eran casi inodoros. Cuando y como este sentido se manifestaba entre los Enanos era un misterio, pero aquellos niños nacidos con un Gran Olfato eran respetados y protegidos hasta que alcanzaban la adultez. Luego, regularmente eran enviados a las nuevas minas para detectar y descubrir de donde salían los gases mortales antes de que se acumularan.

    Bruno había nacido con esta habilidad, pero tambien con un don para los lenguajes y aun profundo deseo de ver otras tierras. Estas cualidades, tan extrañas entre los Enanos, lo habían llevado a pedir una transferencia fuera de las minas para tomar una asignación de cinco años con los Compañeros Viajeros que son el cuerpo de mensajería de los Enanos. Una vez fuera de las minas, Bruno descubrió que podía oler muchas más cosas que solo los gases mortales. Los animales eran rápidamente identificados por su Gran Olfato así como lo eran los Elfos y los Humanos. Y Bruno pronto aprendió a identificar varios individuos mediante sutiles distinciones en el olor, así el puede distinguirlos a la distancia incluso en la oscuridad y mucho antes de que pudieran hablar.

    Esa noche, la segunda de su misión, Bruno esperaba que su nariz le diera algún tipo de aviso si había alguien cerca a ellos. Inhalando de nuevo, él trato de ignorar el olor de su compañero Elfo que poseía un olor corporal fino y fuerte, era algo tan diferente del almizclado de los Enanos. En su lugar, él se concentró en la vegetación, el terreno pantanoso y el ligero olor acre del humo que surgía de los árboles acompañado por una bocanada de olores de comida que él creía estaba como a tres kilómetros de distancia.

    Desviando su atención de su nariz y concentrándose en sus pensamientos, él se preguntó de nuevo sobre la misión. En lugar de usar la gran carretera del este en la orilla sur del río, ellos estaban cruzando las vastas tierras llenas de matorrales que se encontraban entre Eldora y Kozak.

    Justo antes de que anocheciera completamente, Bruno insistió que ellos desmontaran y acamparan por esa noche ya que se encontraba cansado y hambriento. Lithir no dijo nada y simplemente detuvo al caballo cerca de un pequeño arroyo que corría hacia el Aphon, atendió a los caballos y los amarró. Bruno, mientras tanto, armó un fuego para calentar sus raciones y secar sus ropas húmedas.

    Lithir se sentó en un taburete plegable de tela y ofreció compartir los pasteles elfos que había guardado en su propio kit personal. Gruñendo suavemente, Bruno le agradeció mientras aceptaba unos cuantos y le ofrecía a cambio algunas tiras de carne seca que los Enanos llevaban cuando hacían viajes largos.

    Sonriendo, Lithir rechazo la oferta y dijo ‘Hay algunas frutas frescas, quesos y pan de los Elfos en la bolsa gris con correas rojas. Creo que incluso hay un poco de cerveza de los Enanos en el caballo con el equipaje que tiene rayas azules’

    Sorprendido por un momento, Bruno respondió ‘Me habrías dejado comer carne seca todo el camino hasta Nerea, si te hubieras podido salir con la tuya ¿no es verdad? ¿Por qué insististe en que comiéramos sólo una oblea para el almuerzo y eso para colmo fue en la silla de montar?’

    Lithir le dijo ‘Porque no teníamos tiempo para detenernos y almorzar apropiadamente. Si no fuera por el hecho de que los caballos y tu necesitan descansar; hubiera insistido hasta que yo me viera forzado a tomar un descanso.’

    ‘¿Y eso cómo explica la mala comida, el agua rancia y el silencio de tu parte durante toda la tarde? Dime eso, pobre excusa de inmortal.’ Rezongó Bruno.

    ‘¿Soy una pobre excusa de inmortal?’ replicó perplejamente Lithir. ‘Bueno, talvez lo soy Oh barbudo, pero al menos yo puedo ver por encima del follaje sin tener que saltar como un niño pequeño.’

    Lithir había atrapado a Bruno haciendo eso antes cuando habían desmontado por unos momentos para hacer sus necesidades.

    Sintiendo como el enojo se apoderaba de él, Bruno alargo su mano para coger si hacha. Pero se dio cuenta de que debió haber sido un espectáculo cómico y, a pesar de su dignidad, él se diferenciaba de la mayoría de los otros Enanos en que no era tan rígido como para no reírse de sí mismo cuando estaba totalmente justificado.

    ‘Muy bien dicho, mi impresionantemente alto acompañante’ Bruno dijo con una risita. ‘Eso hace que te deba una y un Enano siempre paga sus deudas, con intereses.’

    ‘Estoy feliz de escucharlo’ dijo Lithir arqueando una de sus cejas. ‘Tu verdaderamente estas en deuda conmigo. Muy pocos de mi especie hubieran accedido a ir en esta misión y mucho menos a llevar a un malhumorado Enano como su acompañante.

    ‘¿Soy malhumorado?’ dijo Bruno sintiendo como su temperamento subía. ‘¡Talvez lo soy, pero al menos yo tengo sangre corriendo por mis venas y no leche!’

    ‘Si yo fuera tu’ replicó Lithir ‘debería estar más preocupado sobre lo que tengo en mi cabello’

    ‘Mi... ow!’ Bruno alzó su mano hacia su gruesa y enredada cabellera; y exclamó cuando un pequeño pájaro voló hacia la noche llevando en su pico un pedazo de cabello que le arrancó. ¿Me podrías decir al menos que es lo que conoces acerca de nuestra misión?’

    ‘Por supuesto, ¿conoces la ruta que tomaremos para llegar a Nerea?’

    ‘No’

    ‘Tendremos que cabalgar mayormente a través de estos vacíos pastizales hasta que hayamos pasado el centro de comercio de Nexus en donde el Río de Hierro se junta con el Aphon. Una vez ahí tendremos que construir una balsa para cruzar el río, y luego nos moveremos a lo largo de la orilla sur del canal hasta llegar a Thumb, un escarpado pico de montañas que bordea orilla sur del Aphon con escarpados acantilados, creando un terreno casi imposible de atravesar. Luego viajaremos por el valle formado por el arroyo Border que separa el Bosque Norte en la orilla norte de las tierras no reclamadas en el lado sur. Mis instrucciones generales son mantenernos tan lejos de otras personas como sea posible hasta que lleguemos a Nerea, para que el rumor de nuestra misión no llegue a nuestros reinos antes de que nosotros lo hagamos. Esto es tanto una inspección sorpresa de mi Rey como un viaje de investigación. Él desea ver el estado del Bosque del Norte sin engaños o pretensas ya que Ferox ha evitado que los Elfos tengan libre acceso a su reino durante los últimos cincuenta años. Por este ataque a Eldora, el Consejo Élfico le concedió la autoridad a Albericus para ir por encima de los antiguos derechos individuales de Ferox para controlar su acceso al reino.

    ‘Albericus pidió que fueras tú quien me acompañara al Bosque del Norte como un diplomático informal para que los Elfos del Bosque puedan ver a los Enanos como realmente son, en vez de los monstruos crueles que nuestras propias leyendas y rumores nos han hecho parecer, leyendas que tienen más de cien años he de recalcar. Como soy el primer Elfo en visitar tus minas y tu serás el primer Enano en entrar al Bosque del Norte, cada uno de nosotros tendrá su propia perspectiva del mundo del otro.

    ‘Después de que viajemos a las minas y al Bosque del Norte, cabalgaremos de vuelta a Eldora en campo abierto, donde llegando a Nexus juntaremos las noticias de todos los comerciantes que viajan por ahí. Tomaremos el barco que va río abajo hacia Eldora y esperaremos por instrucciones en Innis Mallow. Reportaremos nuestros hallazgos a nuestros lordes. Mis ordenes especificas están selladas y me pidieron que esperara hasta esta noche para abrirlas. ¿Qué hay sobre ti, mi buen Enano? ¿Cuáles son tus ordenes?’

    ‘Todo lo que me dijeron fue que iríamos en una misión de exploración y que tendría que llevarte a Nerea. Hablando de ordenes selladas, yo tengo la mía aquí. Veamos lo

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