Las batallas de Concón y Placilla: Causas de la victoria. Razones de la derrota
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En estas páginas se deja en evidencia que Concón y Placilla fueron realmente "batallas decisivas", en las que murieron más soldados que en los más crudos combates de la Guerra del Pacífico —llegando a ostentar el lacerante título de ser las batallas más sangrientas de la Historia Militar chilena— y en las que se enfrentaron soldados que años antes habían llenado de gloria a nuestro país luchando tras los mismos ideales.
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Las batallas de Concón y Placilla - Andrés Avendaño Rojas
Academia de Historia Militar de Chile
©Academia de Historia Militar de Chile
Blanco Encalada 1550, Santiago.
www.academiahistoriamilitar.com
Las Batallas de Concón y Placilla
Andrés Avendaño Rojas
Registro de Propiedad Intelectual N° 256.593 del 25 de agosto
de 2015.
I.S.B.N. edición impresa N° 978-956-8989-04-0
I.S.B.N. edición digital N° 978-956-8989-21-7
10 de septiembre de 2015.
Primera Edición. 2015
Diseño de portada y diagramación:
Juan Carlos Ortega Espinoza
Diagramación digital: ebooks Patagonia
www.ebookspatagonia.com
info@ebookspatagonia.com
A mi familia: Virginia, Andrés, Magdalena y José Francisco
ÍNDICE
PRESENTACIÓN
AGRADECIMIENTOS
CRONOGRAMA DE EVENTOS DE LA GUERRA CIVIL DE 1891 Y SÍMBOLOS UTILIZADOS EN LOS GRÁFICOS
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I: El Ejército y la revolución
La situación del Ejército
La campaña del norte
Rumbo al sur; el desembarco en Quintero
CAPÍTULO II: Para entender las Batallas
Los planes de maniobra
Las fuerzas
El escenario de las batallas
Los Principios de la Guerra
CAPÍTULO III: Los días decisivos
El comienzo del fin: la batalla de Concón
Entre las batallas
El fin: la Batalla de Placilla
CAPÍTULO IV: Las causas de la victoria; las razones de la derrota
La impensada victoria
La inesperada derrota
CAPÍTULO V: Más allá de las Batallas
La aproximación a la batalla
El grado de instrucción y el armamento
La influencia de la moral y el estado psicológico
Los generales: durante y después de las batallas
La muerte del viejo modelo
ANEXOS
Anexo N° 1 Escalafón del Ejército de 1890 (Extracto)
Anexo N° 2 Escalafón del Ejército de 1892 (Extracto)
Anexo N° 3 Relación de oficiales que en 1890 integraban el escalafón del Ejército y que no figuran en el escalafón de 1892
Anexo N° 4 Relación de oficiales que no estando en el escalafón del Ejército en 1890, figuran en el escalafón de 1892
BIBLIOGRAFÍA
Fuentes primarias
Archivos
Fuentes secundarias, libros y artículos
PRESENTACIÓN
Santiago, agosto de 2015.
Una excelsa descripción y análisis de un hecho histórico relevante, pero a la vez trágico, presentado en las páginas siguientes con una argumentación rigurosa y coherente, ha sido el resultado fructífero de la inquietud profesional, y por qué no decirlo patriótica, del autor de esta obra, quien se desempeña como Director del Centro de Estudios Estratégicos de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE).
Su valioso aporte se inserta en el contexto de la Guerra Civil de 1891, en que chilenos divididos en dos posiciones antagónicas irreconciliables, no fueron capaces de superar sus diferencias por la vía institucional vigente, llevando sus disputas por un camino de solución extrema, como fue la guerra. Sin duda uno de los quiebres más dramáticos de la sociedad chilena, en toda su historia republicana.
El Ejército de Chile, ya fraccionado e impelido por los acontecimientos, fue requerido tanto por partidarios del Gobierno de entonces, como por aquellos identificados con la causa del Congreso Nacional, a modo de instrumento para resolver sus controversias internas. El resultado fue catastrófico y cruento, donde miles de compatriotas se inmolaron por los ideales que estimaban justos.
Desde la vertiente de las ciencias militares, y utilizando como recursos los elementos de la conducción estratégica
y los asociados a la teoría estratégica en general, el autor analiza y logra interpretar de manera exhaustiva, las batallas de Concón y Placilla. Su ilustración aporta un nuevo conocimiento para todos aquellos apasionados y estudiosos de nuestra historia patria.
La historia de Chile testimonia a vencedores y vencidos, pero en un hecho de esta naturaleza y dimensiones, no hay victoriosos ni sometidos; fue el país como un todo el gran perdedor, al no poder resolver civilizadamente sus divergencias internas.
Desde una perspectiva militar, alcanzaron el triunfo quienes correctamente aplicaron los principios de la guerra, y que con visión y perspectiva estratégica, planificaron sus acciones con la asesoría calificada, oportuna y eficiente, de un Estado Mayor General. Fue además el triunfo de la tecnología disponible y de la doctrina aplicada, por sobre la tradición y la autocomplacencia. Por último, fue el triunfo de la proactividad y del ingenio, por sobre la pasividad y la improvisación.
Con todo y afortunadamente, las lecciones fueron aprendidas e incorporadas a nuestros procesos y experiencias, dando paso, en los años posteriores a esta tragedia de la sociedad, a un profundo proceso de modernización institucional, que dejaría atrás una época de pretéritos recuerdos más bien románticos de la guerra, para dar paso a un sistema que ponía todo su énfasis, en alcanzar el profesionalismo necesario para lograr la operacionalidad y eficiencia que requería un Ejército renovado. Lo anterior manteniendo, en un justo equilibrio, el valor innegable del legado histórico del cual se era depositario.
En consecuencia, el Ejército no había abandonado la reconocida senda, tan característica de su tradición, de pensar y proyectarse estratégicamente, velando por no repetir errores en aspectos considerados esenciales para el quehacer de una institución que, desde sus inicios, había sido un actor protagónico en el desarrollo de Chile; Corroborando que el futuro, junto con preverse, debía prepararse.
Coetáneamente el Estado de Chile, una vez restablecida la normalidad, daba muestras inequívocas de madurez y altruismo, dictando y haciendo prácticas sucesivas leyes de amnistía, buscando con ahínco lograr la paz y cohesión social, y restaurando así el clima de hermandad y de sana convivencia nacional, que le permitiría transitar por un camino de prosperidad, ad portas en ese entonces de un siglo XX que se avizoraba con grandes desafíos por enfrentar.
Las batallas tan rigurosamente tratadas en esta obra, aportan y representan para Chile y su pueblo grandes lecciones y desafíos. Nuestro Ejército, después de esta amarga experiencia, se puso rápidamente de pie. Hoy, a 124 años de la tragedia, desarrollamos nuestras funciones plenamente comprometidos con este hermoso país y avanzamos de manera entusiasta junto a la sociedad que integramos, en procura de un futuro siempre mejor.
Junto con felicitar aI autor de esta meritoria obra, hago propicia la ocasión para instar a mis compatriotas a compartir y disfrutar de este sentimiento y vocación de servicio por Chile.
Humberto Oviedo Arriagada
General de Ejército
Comandante en Jefe
AGRADECIMIENTOS
Este libro es fruto de un trabajo que me ha tomado un largo tiempo, en el que —como fiel reflejo de que uno casi nunca hace nada solo— he contado con la orientación, ayuda y apoyo de numerosas personas, que de diferente manera contribuyeron a que pudiera llevar adelante esta desafiante y entretenida tarea.
Todo comenzó cuando habiendo realizado un posgrado, me vi abocado a la tarea de elaborar la correspondiente tesis, lo que como bien sabemos no es un tema menor para todo alumno. Los problemas parten por la elección del tema, del profesor guía y por la exacta definición de qué investigar. Fue en esa etapa en la que el profesor Alejandro San Francisco tuvo una crucial influencia en mí, al estimularme a investigar sobre la Revolución de 1891. A él, todo mi agradecimiento por sus orientaciones y por el tiempo dedicado a las posteriores correcciones del texto. El que circunscribiera esta investigación a las batallas de Concón y Placilla, con el objeto que —aprovechando mi experiencia como profesor de Academia en Historia Militar y Estrategia— efectuara una revisión de las razones que llevaron a la derrota de las fuerzas gobiernistas y a precisar las causas que condujeron al triunfo de las fuerzas congresistas, fue en gran medida gracias a sus sugerencias e influencia.
Como dije, fueron muchas las personas que de diferente forma me ayudaron. Una mención especial debo hacer del ex profesor de Historia de la Escuela Militar don Julio Miranda E., con quien años atrás trabajé en el Departamento Comunicacional del Ejército y que con mucho entusiasmo y dedicación se convirtió en mi investigador ayudante, por lo que semana a semana conversábamos sobres las batallas y respecto de las materias y archivos a los que debíamos recurrir para ir avanzando en la investigación. El compromiso, interés, capacidad profesional y paciencia del profesor fueron notables. Recuerdo las reiteradas veces que para poder conversar y trabajar en la investigación viajaba de Linares y me esperaba por varias horas, hasta que podíamos iniciar nuestra tarea. No pocas veces eso ocurría después de las siete de la tarde. Su cooperación, trabajo y conocimientos fueron invaluables y le estoy profundamente agradecido.
Al teniente coronel Pedro Hormazábal, del Departamento de Historia del Estado Mayor del Ejército, le debo también mis agradecimientos por su valiosa ayuda al acompañarme a recorrer el escenario de los campos de batalla de Concón y Placilla, y reconstituir los movimientos que realizaron las tropas entre el 20 y el 28 de agosto de 1891; de la misma manera, al coronel Roberto Márquez A. (Q.E.P.D.), experto del Museo Histórico y Militar de Chile, le agradezco sus eruditas contribuciones para precisar los aspectos de detalle del equipamiento de los ejércitos enfrentados.
Fueron las habilidades computacionales y el espíritu perfeccionista del coronel Guillermo Carrasco W., las que fueron puestas a prueba en la elaboración de los gráficos que ilustran el presente trabajo. En ellos se concentraron informaciones de diferentes fuentes —a veces discrepantes e incluso contradictorias entre sí— y de nuestras propias deducciones, para a partir de ellas ilustrar de la manera más clara y fidedigna posible los movimientos de ambos ejércitos, buscando hacerlos comprensibles para un público general. Agradezco su espíritu de cooperación y valiosa ayuda, así como también los numerosos trotes que por diferentes partes de Santiago realizamos juntos, y en los que —jadeos más, jadeos menos— siempre en nuestras conversaciones estuvieron presentes las batallas de Concón y Placilla.
Un especial agradecimiento le debo a la sargento1o Mónica Ovalle, quien por varios años fuera mi secretaria y que con paciencia infinita transcribió y re transcribió todas las veces que se lo pedí los borradores de este trabajo. Su espíritu de servicio y su siempre buena disposición se confabularon para que, casi en una expresión de abuso, la molestara y le pidiera más y más. Ella nunca me falló. Por ello y por mucho más, solo puedo decirle, muchas gracias.
Como se ve, de forma directa o indirecta, fueron muchas las personas que me ayudaron en esta apasionante tarea. Algunos, como los ya mencionados, me apoyaron en su génesis, otros, contribuyeron a poner en forma el texto para que en un acto de temeridad no menor, me atreviera a enviar el primer manuscrito de este libro al concurso literario del Ejército del año 2010. Para mi alegría y satisfacción esta obra ganó el concurso. Ahora no puedo sino que reiterarles mis agradecimientos, ya que fue en esos momentos que surgió la idea de transformar lo que había nacido como una investigación académica, en un libro.
Extiendo también mis palabras de agradecimiento a las diferentes personas que leyeron los borradores de este trabajo y que con sus opiniones y recomendaciones, me permitieron optimizarlo para dejarlo —espero— en condiciones de ver la luz pública. Entre ellos, en forma muy particular al general de división Antonio Martínez R., del Centro de Estudios Estratégicos de la ANEPE, quien durante estos últimos años ha soportado mis monotemáticas conversaciones respecto de las batallas. De la misma manera, al suboficial Iván Canales, secretario del Centro de Estudios Estratégicos, quién con gran dedicación me ayudó en las últimas correcciones del texto y de los gráficos.
De manera muy especial, hago extensivos estos agradecimientos al miembro de la Academia de la Historia Militar, teniente coronel (R) Pablo Rodríguez M. y a su Presidente, el general de división Marcos López A., quienes tuvieron un papel particularmente relevante en el perfeccionamiento del texto. Pablo Rodríguez, impulsado por su cariño por la historia y, supongo, que por su amistad de largos años conmigo, se ofreció a leer y comentar el manuscrito, incluso antes que yo tuviera que pedírselo. No sólo hizo eso, sino que fue mucho más allá y sus profundas y acertadas observaciones, basadas en su condición de profesor de estrategia y de magister en Historia Militar, fueron de particular importancia para corregir y mejorar este trabajo. El general Marcos López, por su parte, no solo fue un activo impulsor de este proyecto al abrirme las puertas de la Academia para llevarlo adelante, sino que yendo mucho más allá, personalmente asumió la tarea de revisar el manuscrito. Sus sugerencias
como editor y corrector —como él delicadamente las llamó— fueron profundas y certeras. Ambos, sin lugar a dudas, con sus eruditos comentarios contribuyeron a optimizarlo.
Teniendo en consideración que este libro busca entregar explicaciones del desarrollo de las batallas de Concón y Placilla desde la perspectiva de la conducción estratégica de las fuerzas que combatieron, es decir, desde él ámbito del quehacer propio de los mandos militares, es que no podía ser más adecuado que fuera el comandante en jefe del Ejército, el general Humberto Oviedo, quien lo presentara. Es particularmente pertinente que haya sido él quien se refiriera a la trascendencia e implicancias de los hechos descritos en el libro y muy particularmente al aporte que estos viejos soldados
hicieron a la construcción de la materialidad y espiritualidad del Ejército de Chile. Gesto que además de ser especialmente significativo, agradezco profundamente.
A todos, gracias, muchas gracias.
Andrés Avendaño Rojas
A ciento veinticuatro años de las batallas
Santiago, agosto de 2015
CRONOGRAMA DE EVENTOS DE LA GUERRA CIVIL DE 1891 Y SIMBOLOS UTILIZADOS EN LOS GRÁFICOS
1891
Enero
5El presidente Balmaceda promulga el Decreto N˚ 40 que extiende la vigencia de la Ley de Presupuesto de 1890.
7La Escuadra, al mando del capitán de navío Jorge Montt, llevando a bordo al vicepresidente del Senado y al presidente de la Cámara de Diputados, zarpa al norte, después que el Congreso firmara un decreto de destitución del Presidente de la República.
El gobierno decreta la movilización del ejército y de la guardia nacional. Lo que, de acuerdo a la legislación vigente, permitía la designación de un comandante en jefe en campaña.
12 El general de división José Francisco Gana es nombrado comandante en jefe del Ejército en Campaña. Simultáneamente ejerce como ministro de Guerra y Marina.
15 - 17 Combates de San Francisco de Dolores y Huara.
21 Combate de Zapiga. Las fuerzas gobiernistas se retiran a Negreiros y el coronel Del Canto con sus tropas se repliega a Pisagua.
23 Combate de Alto Hospicio.
27 - 28 Toma de Tocopilla y de Huanillos por las fuerzas congresistas.
Febrero
6Combate y toma de Pisagua por las fuerzas congresistas.
15 Batalla de Dolores. Las fuerzas balmacedistas son derrotadas.
17 Combate de Huara. Las fuerzas gobiernistas al mando del coronel Eulogio Robles logran derrotar a los congresistas al mando del coronel Del Canto.
19 Combate de la aduana de Iquique.
Marzo
7Batalla de Pozo Almonte. Como resultado de este enfrentamiento, el presidente Balmaceda perdió la región de Tarapacá, donde se realizaban las operaciones de los sublevados y funcionaba la Junta de Gobierno revolucionaria (Iquique). Muere en combate el coronel Eulogio Robles.
27 Las fuerzas gobiernistas destacadas en Antofagasta, al verse aisladas y sin posibilidad de refuerzos, inician, al mando del coronel Hermógenes Camus, su marcha a Santiago a través de Bolivia y Argentina.
Abril
7Al verse sin refuerzos, las fuerzas gobiernistas de Tacna se retiran e internan en el Perú.
12 Se organiza la Junta de Gobierno en Iquique. Presidente: capitán de navío Jorge Montt. Vocales: Waldo Silva, vicepresidente del Senado y Ramón Barros Luco, presidente de la Cámara de Diputados. Secretario: Enrique Valdés V.
23 Hundimiento del blindado congresista Blanco Encalada
, por las torpederas gobiernistas Lynch
y Condell
, en la bahía de Caldera.
24 El batallón congresista Esmeralda
ocupa la ciudad de Copiapó.
Mayo
7La Junta de Gobierno protocoliza la creación del ejército congresista.
8La Junta de Gobierno nombra al coronel Estanislao Del Canto como comandante en jefe del ejército de operaciones.
18 Se crea el cargo de Secretario del Estado Mayor congresista y se designa en él al teniente coronel Emilio Korner.
20 El presidente Balmaceda designa como ministro de Guerra al general de brigada José Velásquez.
Junio
27 Por decreto N˚ 1082 de la Junta de Gobierno se establece la organización del ejército constitucional.
Julio
1La Junta de Gobierno decreta el ascenso a coronel de Emilio Korner.
3Llegada del vapor Maipo
a Iquique con un valioso cargamento de material de Guerra, especialmente con munición para los fusiles Mannlicher.
Agosto
16 El ejército congresista se embarca hacia el sur en los puertos de Iquique, Caldera y Huasco.
18 Matanza de Lo Cañas.
Revolucionarios opositores al régimen de Balmaceda intentaron, mediante acuerdos realizados a través de una cúpula secreta que operaba desde Santiago, llevar a cabo acciones de sabotaje y montoneras en la zona central del país. Uno de esos grupos saboteadores, compuesto por jóvenes de Santiago, se disponía a obstruir el puente del Maipo mediante un atentado, cuando fue descubierto por las tropas del ejército balmacedista, que de inmediato procedieron a dispararles, causando numerosas bajas (76). Además, capturaron a ocho conspiradores, que luego de un Consejo de Guerra fueron fusilados.
20 El ejército congresista desembarca en Quintero.
21 Batalla de Concón.
En el gabinete del presidente Balmaceda, asume el ministro Julio Bañados como ministro de Guerra, en reemplazo del general Velásquez que se había accidentado.
22 Después de derrotar a los gobiernistas en Concón, el ejército congresista, por falta de apoyo logístico, detiene su avance hacia Valparaíso, en las afueras de Viña del Mar.
23 El ejército congresista decide amenazar Valparaíso por el sur.
Asume como comandante en jefe del ejército presidencial el general de division Orozimbo Barbosa.
26 En Consejo de Guerra presidido por el ministro de Guerra Julio Bañados, el ejército presidencial decide ocupar Los Altos del Puerto
para impedir el avance congresista sobre Valparaíso.
A las 15.30 hrs. el ejército gobiernista inicia la marcha sobre Los Altos del Puerto
.
En el intertanto, el escuadrón gobiernista Húsares de Collipulli, al mando del mayor Tulio Padilla, deserta y se une a las fuerzas congresistas.
Una patrulla del regimiento gobiernista Cazadores se une a las fuerzas congresistas.
27 El ejército congresista en su avance hacia Valpararaíso alcanza la hacienda Las Cadenas
.
Esa madrugada, el ejército gobiernista ocupa los Altos del Puerto
.
28 Batalla de Placilla
04.00 hrs el ejército congresista inicia su aproximación.
07.30 hrs. se inicia la batalla.
13.00 hrs. mueren en combate los generales Barbosa y Alzérreca.
13.30 hrs. terminan las hostilidades con la derrota del ejército presidencial.
15.30 hrs. entrada de las fuerzas congresistas a Valparaíso.
29 El presidente Balmaceda entrega el mando del país al general Manuel Baquedano.
Septiembre
4La Junta de Gobierno decreta la disolución del ejército presidencial.
14 La Junta de Gobierno dispone que el comandante en jefe constitucional disponga se juzge a los oficiales que sirvieron en el ejército gobiernista.
19 Un día después del término de su período presidencial, el presidente Balmaceda se suicida en la legación Argentina.
Noviembre
12 El coronel Del Canto es ascendido a general de división.
Diciembre
23 Es elegido como presidente de la República el almirante Jorge Montt.
26 Se promulga la primera ley de amnistía; luego, en febrero de 1893, vendrá la segunda ley; en agosto de 1893 la tercera y en agosto de 1894 la cuarta.
1892
Enero
2El gobierno decreta la existencia y organización del nuevo
Ejército.
Símbolos utilizados en los gráficos
Símbolos de Unidades
Oficiales del Regimiento Esmeralda Nº 7, del Ejército congresista.
Fuente: Museo Histórico y Militar de Chile.
INTRODUCCIÓN
La Guerra Civil de 1891 sorprendió al país dividido en numerosas manifestaciones que en el pasado habían constituido espacios de encuentro social: se produjo una escisión profunda entre los poderes públicos, el Presidente de la República contra el Congreso; la prensa derivó en grados crecientes de odio político y descalificaciones de los adversarios; finalmente, las Fuerzas Armadas también sufrieron importantes grados de descomposición y división interna. Consecuencia natural de este último aspecto fue que se formaron, en 1891, dos bandos irreconciliables, dos Ejércitos que lucharían hasta la muerte entre sí, en la más sangrienta de las guerras civiles que ha tenido lugar en la historia de Chile
¹.
Han sido numerosos los investigadores que han descrito y explicado las causas que llevaron a la más profunda herida de la sociedad chilena en nuestra historia republicana: la Guerra Civil de 1891. La mayor parte de ellos se han aproximado al tema desde una perspectiva política, reflexionando en torno a la dinámica que condujo a que fuera ésta guerra la que habría de marcar el término del siglo XIX histórico de nuestro país, coincidiendo en afirmar que sus causas son de gran complejidad y producto de una multiplicidad de conflictos, tales como los político institucionales, los económicos —derivados de las diversas visiones respecto a la política del salitre—, y los sociales.
Con todo, pareciera ser que la Guerra Civil fue el resultado de un largo proceso que se inició con la promulgación de la Constitución de 1833 ya que, en definitiva, la diferente interpretación de la señalada Carta Fundamental —el presidencialismo del ejecutivo, versus el parlamentarismo de la oposición— sería la que desataría la pugna entre el Congreso y el presidente Balmaceda.
Esta obra no pretende adentrarse en las consideraciones políticas, económicas, sociales o militares que causaron o se derivaron de esta crisis. Lo que se pretende es efectuar una revisión de la influencia que habrían tenido los diferentes factores vinculados a los elementos de la conducción estratégica en el desenlace de las dos batallas decisivas
que se produjeron durante la Revolución: la de Concón y la de Placilla, acaecidas el 21 y 28 de agosto de 1891, respectivamente.
Desde el punto de vista de la estrategia militar clásica, una de las formas de lograr la decisión en la guerra —muy infrecuentemente en la guerra moderna— es, entre otras formas menos costosas, por intermedio de una Batalla Decisiva
². Así como la batalla de Waterloo llevó a la caída de Napoleón, a la disolución del Imperio y a la instauración de un nuevo orden en Europa, el desenlace de las batallas de Concón y Placilla llevó a la derrota del ejército presidencialista —más por el quebrantamiento de su voluntad de lucha, que por la destrucción absoluta de sus fuerzas—, a la caída del gobierno, al suicidio del presidente Balmaceda y al término, transitorio, del sistema de gobierno presidencialista en Chile. En fin, como se ve, es evidente que Concón y Placilla fueron realmente batallas decisivas
, en las que por lo demás, murieron tantos o más soldados que en los más crudos combates de la Guerra del Pacífico.
En las batallas en comento parecen haber existido ciertas circunstancias que las hacen especialmente particulares. Es por ello que las interrogantes apuntarán en dos direcciones opuestas. Por una parte, a precisar qué