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Pasion Texana or Pasion en Texas: Los Barones del Petroleo, #5
Pasion Texana or Pasion en Texas: Los Barones del Petroleo, #5
Pasion Texana or Pasion en Texas: Los Barones del Petroleo, #5
Libro electrónico329 páginas4 horas

Pasion Texana or Pasion en Texas: Los Barones del Petroleo, #5

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                Cuando Kate Black abandonó una relación sin pasión para atender a su padre enfermo, estaba feliz de regresar a la tierra que había estado en su familia durante generaciones y llevar una vida sencilla. Demasiado joven e inocente para saberlo mejor, no tenía idea de que acordar arrendar su terreno a una compañía petrolera cambiaría su vida. Y aún más inquietante es el hombre robusto y guapo que dirigia la operación, que le quita el aliento y despierta una necesidad sensual en Kate que ni siquiera sabía que existía.

                Jake Green tiene aceite en su sangre, engreído tan grande como el cielo de Texas. Luego de la traición de su ex esposa, renunció a las mujeres y dedicó su vida a hacer crecer el negocio de su familia. Pero cuando su trabajo lo lleva a Kate, no puede negar la ardiente atracción que arde entre ellos y consiente su poderoso anhelo, incluso mientras lucha por proteger su torturado corazón.

                Mientras los dos se rinden a una pasión insaciable y descubren placeres innegables en los brazos del otro, Kate debe encontrar una manera de sanar el corazón de Jake, y Jake debe admitir que un amor como ninguno que haya conocido está a punto de consumirlos por completo.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento24 ago 2020
ISBN9781071563595
Pasion Texana or Pasion en Texas: Los Barones del Petroleo, #5
Autor

Ann Jacobs

First published in 1996 Ann has sold over 100 romance novels, novellas and short stories to publishers including Berkley, Kensington, Loose Id, Changeling and more. Recently she has begun a new venture, self-publishing. Her first nonfiction book, SELF-EDITING FOR WRITERS,was released early this year, along with original and heavily revised romance novels and boxed sets. Romance is Ann's first love, and 2015 will mark the year she returns to her roots: the sensual, heartwarming love stories about hot, Alpha heroes and the strong women who inspire their love. Her books are divided between these and frankly erotic romances, which for the most part feature one man and one woman--but with fantasy story worlds and/or BDSM elements that take them out of the realm of mainstream romance.

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    Pasion Texana or Pasion en Texas - Ann Jacobs

    Pasión Texana

    Cuando Kate Black abandonó una insípida relación para atender a su padre cuando se puso grave, le daba felicidad regresar a su tierra que estaba en su familia varias generaciones y llevar una vida sencilla. Demasiado joven e inocente para saberlo mejor, no tenía idea de que aceptar arrendar su terreno a una compañía petrolera cambiaría su vida. Y aún más inquietante es el hombre robusto y guapo que dirige la operación, que le quita el aliento y despierta una necesidad sensual en Kate que ni siquiera sabía que existía.

    Jake Green tiene aceite por sangre, junto con un ego tan grande como el cielo de Texas. Después de la traición de su ex esposa, el dejo a las mujeres y dedicó su vida a crecer el negocio de su familia. Pero cuando su trabajo lo llevo a Kate, no pudo negar la ardiente atracción entre ellos y consiente su poderoso anhelo, incluso mientras lucha por proteger su torturado corazón.

    Mientras los dos se rinden a una pasión insaciable y descubren placeres innegables en los brazos del otro, Kate debe encontrar una manera de sanar el corazón de Jake, y Jake tiene que admitir que un amor como ninguno que haya conocido antes está a punto de consumirlos por completo.

    Contenido

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Epilogo

    Capitulo Uno

    Tres truenos ensordecedores, rompieron el silencio de un soleado día de julio. El suelo de madera se estremeció bajo los pies de Kate Black mientras corría hacia su terraza.

    Solo las llamas azul-naranja se disparaban obscenamente del pie de la colina, en la torre de perforación una pared acre de oscuridad oscureció la fuente del ruido.

    Tosiendo, volvió a entrar y vio por la ventana el cielo llameante. ¿Qué estaba pasando en la torre de perforación?

    Apartó la mirada de la conflagración y buscó en un cajón. Finalmente. Encontró la tarjeta que el hombre de la empresa de perforación le había dejado y tomó el teléfono.

    ...

    Jake Green pisó los frenos y salió de su auto. Se preparó para encontrar entre los escombros de la explosión cuerpos rotos, dejó escapar un suspiro cuando vio a Skip Ward y el resto del equipo, cubriendo con espuma a un generador en llamas.

    ¿Qué demonios pasó? gritó sobre el silbido de las bombas.

    Skip soltó la manguera que había estado estabilizando y se secó una palma sucia en la frente. Jake. Elegiste un tiempo increíble para llegar. El generador decidió explotar. Sin embargo, creo que apagaremos el fuego antes de que llegue a los tanques de combustible.

    ¿En qué les puedo ayudar? El feroz calor del fuego, encima de una temperatura que ya alcanzaba los tres dígitos, tenía al sudor goteando de la frente de Jake.

    Ve a llamar al aguacil. Esto no fue un accidente. Ese maldito generador tenía menos de un año. Skip lanzó una mirada de disgusto al retorcido montón de acero que todavía ardía debajo de la manta de espuma extintora.

    Está bien.

    En cuanto entró al remolque maltratado, Jake escucho el teléfono sonando. Perforaciones Ward, espetó, molesto porque tendría que ocuparse de esta llamada antes de contactar al aguacil.

    La mujer del otro lado de la línea sonaba histérica. Se llamaba Kate Black, fue lo único que logró descifrar entre sus sollozos. ¿Quién diablos? Entonces Jake la recordó. Ella era la propietaria de esta tierra del sureste de Mississippi.

    Intentó calmarla. Nadie resultó herido. No, señora, no se extenderá a su casa.

    ¿Seguirá perforando?

    Típica mujer, más preocupada por el origen de su vestuario de próxima temporada. Nada nos impedirá perforar este pozo. Mire, señorita Black, ¿le importaría colgar el teléfono para que pueda llamar al aguacil?

    ¿Está seguro quedarse aquí? Ya sonaba más tranquila. ¿Debo ir a tu oficina?

    No seas idiota. Cálmate y quédate donde estás. No es como si fuera un incendio en uno de los pozos petroleros. Todo lo que se está quemando es un generador, y el fuego está controlado. Colgó no muy suavemente y marcó al 911.

    ...

    Es sabotaje. No hay duda de eso.

    Jake se quitó las botas y apoyó los pies en una mesa desordenada. Este es el cuarto incidente en nuestros campos petroleros en menos de un mes.

    Skip levantó la vista del fregadero, su cabello mojado pero su rostro ya no estaba cubierto de grasa ennegrecida. ¿Quién les está haciendo esto y por qué?

    Obviamente, alguien que quiere llevar a Green-Tex directamente a la bancarrota.

    ¿Otra compañía petrolera independiente?

    Podría ser. Los ingratos no nos han dejaron muchas pistas. Jake se encontró con la mirada sobria de Skip. "Dale Larson, murió la semana pasada en la explosión en nuestro campamento afueras de Lubbock. Tres de nuestros pozos más productivos están fuera de servicio, solo Dios sabe cuánto tiempo. Ahora explota tu generador.

    Sí.

    Es casi como si los bastardos supieran que el equipo de seguridad que contraté no llegaría hasta mañana.

    Skip se encogió de hombros. Demonios, es casi como si supieran exactamente cuándo llegarías a la escena para recibirte con un gran estruendo.

    ¿Podrá el cementerio alegrar?, espetó Jake. Pero mentalmente se repitió el comentario casual de su amigo.

    ¿Skip acababa de decir algo muy importante? ¿Quién sabía que vendría? Jake preguntó.

    "Aquí nadie, excepto yo. ¿Qué tal en Green-Tex?

    Papá. Scott tal vez sus secretarias y un puño de gente, como el jefe de seguridad. Nadie qué  Jake no confiara implícitamente.

    Pero también confió en su ex esposa, solo para regresar a casa de un viaje rápido a los campos venezolanos de la compañía para descubrir que Alice había abortado a su hijo por nacer y lo había traicionado con un rival comercial de toda la vida.

    ¿Has vuelto para quedarte? Preguntó Skip.

    Jake se encogió de hombros. En la semana que voló al otro lado del mundo para ver de primera mano el daño que un loco le estaba haciendo a los campos petroleros domésticos de Green-Tex, no había tenido tiempo de pensar en su propio exilio. Estaré aquí hasta que el culpable de esto esté tras las rejas. Espero que no te moleste que irrumpí aquí.

    Siempre podremos usar otro par de ojos, no se diga una fuerte espalda. La sonrisa de Skip le dio a Jake un sentimiento de bienvenida más fuerte que sus palabras. Una gran cosa de Dale, dijo, su expresión seria.

    Fue el mejor capataz con el que he trabajado. El buen acorazonado y vulgar Dale Larson, muerto a los cuarenta y cinco, porque aparentemente un hijo de puta quería cerrar el negocio de Green-Tex Petróleo.

    Jake nunca se acostumbraría a que Dale ya no estuviera allí, gritando órdenes y haciendo que las cosas se movieran en los campos de Green-Tex donde vivió y murió. ¿Quién, maldita sea? ¿Quién la tiene en contra de nosotros? Y por el amor de Dios, ¿por qué?

    No lo sé, Jake. Sin embargo, voy a tenerte este pozo listo para ti. Pronto. ¿Estás seguro de que nadie más sabía exactamente cuándo llegarías aquí?

    "Diablos, nadie sabía cuándo iba a llegar aquí. Ni si quiera yo. Había planeado irme de Houston cuando ocurrió la explosión. Sin embargo, no podía dormir, así que salí como a las dos de la mañana y conduje directamente. Las únicas veces que me detuve fueron por gasolina, y a desayunar en un pequeño café a unos ochenta km al sur de aquí.

    ¿No llamaste a nadie de tu auto?

    Jake lo negó con la cabeza. Ni siquiera levanté el teléfono celular.

    Después de pasar dieciocho meses en remotos campos petroleros en el desierto de Arabia Saudita estaba curado de la costumbre de hablar mientras conducía. Casi salió de su piel hace una semana cuando el celular había sonado mientras conducía su Porsche cerca del hangar Green-Tex en el Aeropuerto Hobby de Houston. ¿No crees que alguien en el café?

    ¿Viste a alguien?

    A nadie que yo conociera. Pero Jake recordó la sensación espeluznante que había sentido de que alguien lo había estado observando mientras comía. Se había preguntado por qué, él no se había visto tan diferente de los otros hombres en el café en ruinas.

    Claro, sus pantalones y su camisa de cambray con perlas habían visto menos desgaste que otras. Y su piel, horneada por pasar meses bajo el abrasador sol del desierto, era lo suficientemente oscura como para hacer que los lugareños se detuvieran y miraran, notaran que había un extraño entre ellos. Pero no creía haber llamado tanto la atención del resto de los clientes.

    Demonios, ni siquiera había sido el único pez gordo en el lugar. Jake se imaginó a un hombre barrigón y rojizo que había salido pesadamente de un Lincoln nuevo, salpicado de lodo, con sus botas Tony Lama cubiertas de arcilla roja húmeda.

    No hablé con nadie. Espera, le dije a la mesera que venía aquí. 

    Dudo que una mesera, en medio de la nada esté aliada con estos bastardos. No te apures ya cometerán un error y cuando lo hagan, los atraparás. Skip se rascó el pecho atreves de su camiseta sucia y empapada de aceite. Necesito darme una ducha.

    Anda ve a asearte. Voy a salir un rato.

    Deteniéndose en la base de la torre, Jake dio rienda suelta a sus pensamientos. Encontraría a los saboteadores, y no volvería a esconderse en los campos petroleros sauditas de Green-Tex cuando esto termine.

    Esta era su casa. No había huido del olor a aire fresco y petróleo crudo, ni del campo americano con sus bosques de pinos y mezquites. Y no quería perderse de la adrenalina que sentía cada que los perforadores encontraban otra  fuente de petróleo Green-Tex.

    De lo que había huido fue la traición. Y como no había ninguna oportunidad en el infierno que le daría a otra mujer el poder de lastimarlo como Alice lo había hecho, no tenía necesidad de esconderse y lamer sus heridas.

    Maldita seas, murmuró, tanto a quien estaba tratando de devastar Green-Tex como a su ex esposa infiel.

    ...

    Desde la cima de la colina, Kate miró hacia el terreno donde los perforadores estaban seguros que encontrarían petróleo.

    La hora antes del anochecer era la hora favorita del día para Kate. Le gustaba ver la torre de perforación esquelética brillando misteriosamente, sus luces fluorescentes mezcladas con los reflejos del sol poniente.

    Un hombre salió del remolque y se quedó solo en la base de la torre. Un extraño, ella decidió, sabiendo que recordaría si alguna vez lo había visto antes. Él hacía que su pulso se acelerara y su respiración se volviera irregular.

    Parecía un Adonis moderno, con la belleza de la plataforma de perforación a su costado. El declinante sol resaltaba su ondulado cabello oscuro y enfatizaba el poder de sus largas piernas, delgadas encerradas en pantalones de mezclilla desgastados y unas botas polvorientas. Las sombras oscurecieron su rostro y empañaron la vista de su torso.

    A la distancia, él personificaba la masculinidad ruda y musculosa. El tipo de hombre machista que siempre la había hecho a un lado, que la enviaba corriendo a la seguridad de los brazos de Pop, o David, hasta que la hizo elegir entre él y cuidar a su padre.

    Enojada consigo misma, Kate contuvo las lágrimas.

    Ella no tenía razón para llorar. No había ni una razón en lo absoluto.

    Escuchó el rugido del motor de perforación y el golpeteo del metal en el fondo contra la tierra rocosa. Se imaginó sola, pero para ese pozo, su soledad se apaciguaba al ver hombres rudos y duros como él. Imagino su vacío lleno al fantasear con que él estaba embistiendo la, al ritmo del taladro cuando golpeaba el suelo húmedo y arcilloso de su tierra natal.

    Un estremecimiento sacudió su cuerpo. La humedad se acumuló entre sus piernas, las lágrimas se derramaron por falta de... No podría estar deseando a este perfecto desconocido.

    Hasta que él levantó la vista y la vio, ella no podía dejar de mirarlo. Incluso entonces, le tomó un minuto darse vuelta y concentrarse en los bosques distantes.

    La energía sexual que la cubrió cuando lo vio por primera vez seguía al anochecer, inicio una brisa refrescante. Vivo en su mente la imagen del hombre, intimidante como las enormes máquinas que dominaba, magníficas como la tierra de la que sacaría oro líquido.

    En el fondo, sintió que si lo tocaba, saldrían chispas.

    Capitulo Dos

    ¿Sra. Black?

    La voz era profunda, seductora, con un pequeño toque de Texas. Una voz culta, no el tono áspero que esperaba escuchar de un rudo de plataforma petrolera. Una voz teñida de sarcasmo, no muy diferente a la voz que le había rechazado sus temores con fuerza cuando llamó a la plataforma esta mañana después de la explosión.

    Esa voz hizo que los senos de Kate hormiguearan y avivó el deseo en su interior. Un pequeño riachuelo de humedad descendió por su muslo, la lágrima suplicó en silencio para liberar a la sensual mujer enterrada en su interior.

    Sí.

    De repente, tuvo miedo de enfrentarse al extraño que obviamente la había visto mirándolo. Seguramente vería la necesidad en sus ojos, el calor que escaldaba sus mejillas.

    Pero Kate tenía que enfrentarlo. Estaba viendo si los hombres habían vuelto a la perforación, dijo. Con suerte, él creería que había estado viendo el pozo,  y no a él.

    Si, ya regresaron. Sus sensuales labios se curvaron en lo que podría haber sido una sonrisa amable o una sonrisa burlona.

    Kate supuso que era lo último. Mi primer nombre es Kate, dijo, cubriendo su incomodidad con el manto de la conversación cortés.

    Jake Green. Soy ingeniero jefe de campo para Green-Tex Petróleo. Hablé contigo cuando llamaste a la plataforma esta mañana. Mire, Sra. Black, estamos tan ansiosos como usted de abrir un pozo de petróleo aquí. Skip Ward es el mejor perforador. No necesita preocuparse ni ver por encima de nuestros hombros. Hay petróleo debajo de ese pedazo de tierra y lo encontraremos.

    ¿Por qué estás aquí? Ward dijo que Green-Tex contrató a su compañía para que perforara el pozo. También le había dicho que la independiente, gran compañía petrolera que tenía los arrendamientos de su tierra no estaría directamente involucrada en la operación de captura salvaje hasta que entrara el pozo.

    Porque alguien intenta sabotear esta operación.

    ¿Sabotaje? La palabra evocaba visiones de hombres sombríos de países en guerra del tercer mundo, intriga política, muerte y destrucción sin sentido. Cosas así no ocurrían en las zonas rurales de Mississippi o eso creía Kate.

    Sí, sabotaje. Como en generadores que explotan y brocas rotas, dijo Jake, sus labios se curvaron en una media sonrisa que no alcanzó sus ojos casi negros, sino fuera por intrigantes destellos de oro. Como en retrasos, retrasos que no nos podemos permitir. Retrasos que podrían hacerte esperar un poco más antes de cosechar las recompensas de ese pozo.

    Allí estaba nuevamente, esa implicación de que él consideraba que su interés en el pozo era singularmente egoísta. Dijiste algo así esta mañana. ¿Qué te hace pensar que no puedo esperar para hacerme rica?

    Cariño, eres una mujer. La miró de pies a cabeza, muy lentamente, aparentemente asimilando cada curva femenina.

    Kate sintió como si la estuviera desnudando con sus ojos oscuros y melancólicos.

    Y usted es un machista. A Kate no debería importarle, pero a ella no le gustaba que este hombre la viera como una mujer caza fortunas. Por lo demás, no le importo mojarse entre las piernas solo porque la había chamuscado con su mirada.

    "Lo siento, tengo demasiado en mi plato en estos momentos como para molestarme con eufemismos corteses. Quieres regalías. Yo quiero que el dinero llegue a las arcas de Green-Tex de este pozo, sin derramarlo a los perforadores y las personas de seguridad que llegarán mañana. No hay necesidad de embellecer los hechos.

    ¿Tienes alguna idea de quién podría estar causándonos este problema?

    Kate sacudió la cabeza. No tengo enemigos que conozca, si eso implicas.

    Jake pasó su mano por el cabello de color sable que parecía que podría usar un corte. ¿Cómo se sentiría contra sus dedos las diferentes texturas, suaves en la parte superior donde eran más largas y crujientes alrededor de las orejas y contra la piel bronceada de su cuello?

    Ansiaba descubrir, suavizar las hebras rebeldes que el viento caliente había soplado sobre su frente sudorosa. Pero sacudió ese impulso. Jake Green aparentemente tenía un ego grande que la golpearía si intentaba deslizarse debajo de sus defensas.

    Ha habido incidentes en otros pozos de Green-Tex en el noroeste de Texas. Un hombre está muerto. No tengo ninguna razón para creer que quien sea que esté haciendo esto te elija como blanco, pero quiero que tengas cuidado, le dijo, con una expresión solemne. Avísame si ves algo sospechoso.

    Lo hare.

    Su expresión se suavizó, le tocó la mano. Todo estará bien, Sra. Black, le dijo. Luego, como si hubiera sentido la misma sacudida de conciencia que corría por sus venas, retiró la mano, giró y bajó la colina.

    Durante mucho tiempo, Kate permaneció allí, el calor irradiando de los dedos que había tocado y derritiendo el frío que había causado su advertencia.

    Nunca antes se había sentido tan atraída por un hombre, ningún hombre, y mucho menos un hombre que estaba a kilómetros de su liga.

    Tenía la sensación de que Jake Green se la comería viva.

    Kate se rio. Ni siquiera pudo detener a David, gentil y tranquilo, la única vez que lo desafió e insistió en posponer su boda para regresar a su casa y cuidar de su padre moribundo.

    Ella debe estar loca, visualizándose a sí misma y a este melancólico vástago de la realeza petrolera de Texas enredado en sus sábanas, piel contra piel, sudoroso.

    Y fantasear con los dos de sexo, velas, rosas tenía que significar que era certificable.

    ...

    Música suave. Su piel desnuda, pálida bajo sus manos. El olor a sexo y perfume floral le hacía cosquillas en la nariz. El resplandor de las velas parpadeantes proyectando sombras en su cara más intrigante que clásica. La cara de Kate Black.

    La siguiente mañana, Jake golpeó su puño sobre el escritorio, maldiciendo por el dolor punzante. Tenía mejores cosas que hacer, que fantasear con la mujer propietaria de esta tierra y que lo deseaba a él, tanto como él estaba duro y deseoso por ella.

    Maldita sea, ¿por qué estaba pensando en ella? ¿Y por qué demonios la idea de ella lo había atrapado con una furia dura?

    Ajustándose los pantalones, trató de decirse a sí mismo que su condición era una reacción natural a demasiados meses sin una mujer. Demonios, Kate ni siquiera era su tipo.

    Siempre había optado por rubias hermosas con piernas largas, pechos grandes y caderas delgadas. No morenas tan pequeñas que tendría que doblarse para descansar su barbilla sobre sus rizos despeinados. O mujeres tan pequeñas que la única forma en que sus cuerpos encajarían fuera teniendo relaciones sexuales. Con él de pie, sosteniéndola mientras ella cerraba sus brazos alrededor de su cuello y sus delgadas piernas alrededor de su cintura.

    También, si la tomaba por detrás, levantando su pequeño, lindo trasero compensando la diferencia en sus alturas.

    Más sangre corrió a la ingle de Jake cuando lo imaginó a él y a Kate en una cama, barriga a barriga, enterrado dentro de ella mientras sus brazos y piernas enredados mantenían sus cuerpos tan cerca como un hombre y una mujer podían estar.

    ¿Qué demonios le pasaba? Aquí estaba, hasta el copete tratando de detener el sabotaje antes de que aniquilara por completo a Green-Tex, y estar babeando por una mujer que no conocía y que, por todo lo que era sagrado, ni siquiera debería gustar le.

    Lástima que Alice no le mato su libido junto con su fe en las mujeres. Si lo hubiera hecho, él no estaría alimentando esta excitación dolorosa que no desaparecía.

    Quizás después de atrapar a los bastardos empeñados en arruinar la compañía que su abuelo había fundado hace sesenta y cinco años, Jake se quedaría a rascar la picazón que Kate Black despertó tan inconvenientemente. Si no había recuperado el sentido antes de eso.

    Tomó una muestra del núcleo y el paseo entre sus manos.

    Demonios, tal vez era hora de que se volviera a casar, esta vez no por amor sino por tener una familia, su viejo seguía molestando por un nieto, nunca tuvo el corazón para decirle a su padre que Alice había matado el del antes de que tuviera la oportunidad de vivir.

    Golpeteo de botas en los escalones de madera del remolque lo distrajo.

    ¿Jake?

    ¿Sí, Skip?

    Ven a ver. Si no estoy equivocado, tendremos un pozo antes de lo que esperábamos.

    ...

    ¿Qué es todo ese alboroto ahora, Katherine?

    Sea lo que sea, Kate agradecida por el respiro que ofrecía de la diatriba de la mujer sobre cómo el ruido del taladro evitaba que sus vecinos disfrutaran de misas

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