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El Paso de la Reina - El Oscuro Secreto
El Paso de la Reina - El Oscuro Secreto
El Paso de la Reina - El Oscuro Secreto
Libro electrónico239 páginas3 horas

El Paso de la Reina - El Oscuro Secreto

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Todos pensaban que los Inmortales habían destruído a los Magos años atrás, pero esto parecía ser una desilución mortal. No siendo los únicos en querer destruir el Reino de Ver

El mismo día que la magia regresa al mundo, un vieje enemigo aparece. Con el mundo en caída hacia el caos, los paladines Bren y Laris son enviados en una misión para traer luces al asunto.

Pero la gran sombra de una antigua era llena de secretos está sobre ellos, y pronto se enfrentarán no solamente por la libertad del Reino, sino por las vidas de todos aquellos a quienes ellos aprecian.

IdiomaEspañol
EditorialNext Chapter
Fecha de lanzamiento1 mar 2020
ISBN9781071533369
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    El Paso de la Reina - El Oscuro Secreto - Tobias A. Weber

    Para mi amor Gabriela. Gracias por ser tan maravillosa.

    Sin ti nada de esto habría sido posible.

    1. El Ojo Del Paladin

    Estuvo cerca, muy cerca. No hace tanto tiempo, el Reino de Ver se encontraba en una encrucijada. Nadie recordaba la verdadera causa del creciente levantamiento, lo de lo que había sido la gota que rebosó el vaso. Además, de las crecientes y tensiones pasadas sin resolver, la unidad del reino fue puesta a prueba de forma decisiva. Para elevar la confusión, el rey había muerto de forma inesperada. Acto seguido, caería sobre su hijo restablecer el orden y prevenir un conflicto entre hermanos. Sus negociaciones con los Lores del levantamiento de las regiones del este del reino alcanzaron rápidamente niveles críticos. Antes de la reunión final, él había invitado a la Orden Paladín que se dedicaba a proteger a los justos permaneciendo neutrales y ser testigos de la convención final. El capitán de la orden a partir de ese momento envió a Bren y a Laris a la sala capitular de Lanca, un pequeño pueblo al noreste del reino.

    Cuando la mayoría de la población no se da cuenta de la locura que la guerra representa, es cuando todos deberían tener más miedo de ella, dijo Laris en voz baja mientras Bren observaba el ir y venir del debate en la sala capitular de Lanca. Nadie se imagina el sinsentido de la masacre y la crueldad, hasta que se ven en medio de ella.

    Bren asintió viendo a Laris y se preguntaba de nuevo si su camarada poseía el don de leer mentes. No le deseo ni a mi archienemigo presenciar lo que yo he presenciado durante la guerra, pensó Bren mientras veía el escenario frente a él. Parecía que por los momentos la paz estaba ganando el debate. El Rey Crana estaba rodeado, por lo que parecía, de su mejor amigo en el reino. La misma gente que al principio le había amenazado con empezar una rebelión si él no aceptaba sus demandas.

    Aparentemente, prefieren a su nuevo líder contra el anterior, susurró Laris convencido. ¿Qué crees que habría hecho su padre en este caso? ¿Habría afrontado sus demandas?

    Él habría alzado sus cabezas en estacas, creo, susurró Bren. Para él, esta era una prueba casi segura de que el padre del Rey Crana era algo completamente diferente a su hijo. Él no podía imaginarse al antiguo rey en un escenario como el que estaba viendo. Tanto que el antiguo rey no habría permitido que la Orden Paladín interfiriera con los asuntos de su reino. Los Paladines no eran vistos con agrado durante el reinado del antiguo rey. Desde su punto de vista, los Paladines no eran del todo neutrales protegiendo a los justos. En vez de ello, el antiguo rey creía que ellos siempre se entrometían en asuntos que no les concernían; opinión que otras personas poderosas compartían. Sin embargo, el Rey Crana parecía no ser una de esas personas.

    El rey subió al estrado al oeste de la sala capitular, flanqueado por dos miembros de su Guardia Real. En medio de los altos guardas, su alta estatura era más que evidente. Se volteó, y toda la multitud volteó a mirarle. Un escudo colgado detrás de él mostraba el sello de su reino, una pata de oso con el nombre de Ver escrito en ella; el rey se paró justo debajo de la ella.

    Ocho miembros más de la Guardia Real entraron al salón, seis de ellos próximos a Laris y Bren quienes se apoyaron del muro cerca del gran portón principal de madera hacia el fondo sur de la habitación. Dos guardas entraron por la pequeña entrada Este que daba a la cámara del concejo de la ciudad. Después que los guardas cerraron las puertas, tomaron sus posiciones en la habitación, uno en cada esquina y dos en cada salida. Por fin, susurró Laris.

    Nobles de Ver, como su líder, mi deber es escuchar las preocupaciones de mi pueblo y asegurar su bienestar, decía el Rey Crana hablando con voz clara a la silenciosa multitud. En el pasado, hemos tenido muchos retos, y mi reino está atravesando tiempos difíciles en este momento. Me han informado sus preocupaciones, y opiniones estos últimos días. Como primer paso para mejorar...

    El discurso del rey fue interrumpido por un abrupto ruido proveniente de la puerta principal, que exaltaron los nervios de los guardias reales y de los paladines. Momentos después, el líder de la Guardia del Rey, el Comandante Dervil entró al salón, se aproximó rápidamente hacia el rey. Su majestad, mis disculpas, pero debo ponerlo a salvo inmediatamente, dijo en un tono fuerte y nervioso. Acabo de recibir palabra de un posible atentado a su vida que puede tener lugar en cualquier momento, debería considerar...

    Comandante Dervil, respeto su preocupación, pero estoy en desacuerdo...le interrumpió el Rey Crana. Estamos rodeados, tanto en el interior como en el exterior del salón, por mis guardias, además de dos paladines presentes.  Nadie dentro de estos muros, excepto ellos y mis guardias portan armas; entonces, ¿cómo alguno de nosotros podría dañarme en este lugar?

    El comandante titubeó, por un mago su majestad, replicó en voz baja. La multitud se rio encarecidamente. Al principio puede sonar difícil de creer, pero los reportes que recibimos me convencieron y no debemos ignorar la inminente amenaza, por favor, déjeme honrar mi juramento de protegerlo escoltándolo a un lugar seguro, insistió el comandante.

    ¿Quién es su fuente de información? preguntó el Rey Crana. 

    El comandante Dervil no respondió instantáneamente, sino que miro a la audiencia primero. Su majestad, ser notificado con los detalles de este peligro inminente es su único privilegio. Por favor deme la oportunidad de compartir esa información solo con usted, y permítame escoltarle a un lugar más seguro; su reino no puede darse el lujo de perderlo dijo Dervil asertivamente.

    Me pides que deje esta habitación y a estos nobles hombres en un momento tan crucial respondió el rey con una voz calmada. Eres un devoto sirviente, Comandante Dervil, estoy seguro que tomó todas las precauciones necesarias para garantizar mi seguridad en el lugar, y que estoy rodeado de un pueblo leal. No puedo concebir que el asunto que fue le fue transmitido por su fuente sea de tanta inminencia como dice. En el inverosímil caso que eso suceda, tengo plena confianza en usted y en las habilidades de sus hombres para proteger me... el Rey Crana miró hacia Laris y Bren así como también en esos paladines.

    Bren se inclinó hacia el Rey, una voz conocida le resonó a su izquierda. Gracias por su confianza, su alteza. ¿Puedo opinar en este asunto?

    Toda la audiencia se enfocó en Laris. El Rey fijó su mirada en él, con una expresión de sorpresa en su rostro. Puede, Paladín, pero sea breve al respecto ¡pase al frente!

    Gracias, su alteza

    Momento para dulces palabras, pensó Bren a medida que su compañero se alejaba hacia el podio.

    Somos tanto sus invitados como sus sirvientes, su alteza. Como paladines servimos y protegemos a todos dentro de esta habitación. Estaríamos agradecidos si cualquier información concerniente a esta amenaza, por más improbable que parezca, esté disponible para nosotros. Por favor, concédanos la comprensión de la que dependemos para cumplir con nuestro deber. Si la información que el Comandante Dervil posee sirve para prevenir que usted y otros sean lastimados, entonces nosotros, como sus protectores debemos saberlo. Creo que el comandante comparte nuestros intereses y no intenta faltarle el respeto a alguien. Él reconoce el poder del conocimiento, pero eso también puede ser una maldición para aquellos que no están al tanto de su fuerza, dijo Laris con una voz agradable.

    ¿Conocimiento? ¡Las historias de magos deben ser llamadas cuentos de hadas! ¡Nadie debe intentar desviar al Rey de su pueblo en estas horas tan importantes!, comentó alguien de la audiencia con un tono enojado.

    El Rey Crana lo silenció al levantar su mano izquierda. Lord Ellis, basta, dijo el Rey Crana en un tono templado. El Rey pensó por algunos momentos, luego se concentró en el líder de su Guardia Real. Comandante Dervil, va a compartir su conocimiento, dijo el Rey Crana con tono decisivo. Con el Paladín Laris y Lord Ellis, se van a dirigir a la cámara del concejo, no les ha de tomar mucho tiempo. Los demás se quedan aquí. Tan pronto ustedes terminen y regresen quiero escuchar juicios independientes del asunto por parte de cada uno de ustedes. Estamos en completo control de la situación, por lo que no veo la necesidad de tomar alguna decisión de forma apresurada. Procedan rápido para que podamos continuar con los demás asuntos tan pronto como sea posible.

    Como mande, su majestad, respondió el Comandante Dervil e hizo una reverencia. Tan pronto como el Comandante se dio vuelta, Bren notó su cara de frustración.

    Si, su majestad, esto no ha de tomar mucho tiempo, dijo Lord Ellis, uno de los más importantes nobles de la región oeste de Ver. Se inclinó hacia el rey y con paso rápido siguió al comandante.

    Laris fue el último en hablar. Gracias por su confianza, su alteza hizo una reverencia, se cruzó con Bren de camino a la cámara del concejo.

    Qué buen discurso murmuró Bren.

    Laris lo miró con incertidumbre y le dijo en voz baja Mantente alerta por mí, hermano. Luego, siguió al Comandante y a Lord Ellis.

    La mirada de Bren los siguió hasta que desaparecieron detrás de la puerta y volvió a su posición inicial. Luego de dar algunos pasos, se detuvo anonadado. Había visto algo extraño, pero no sabía exactamente lo que era. Miró alrededor de la sala capitular. La puerta de la cámara del concejo estaba lejos a su derecha, de ahí movió su cabeza a la izquierda hacia el entorno del Rey, y volvió a hacer lo mismo de nuevo todavía sin poder saber que era lo extraño que había visto, luego vio una sombra en medio de la multitud que estaba frente al Rey y que cubría a alguien detrás en la oscuridad.

    Bren mantuvo su mirada fija en la persona que estaba escondida, su vista no era muy clara. Sabía que algo andaba mal, a pesar de haber observado a ese grupo de personas todo el día sin notar algo extraño, pero parecía que para todos los demás en la habitación todo era normal, incluyendo a las personas que rodeaban al misterioso individuo.

    Bren se movió lentamente hacia la multitud, listo para sacar su espada en cualquier momento. Estaba a veinte pasos de distancia; diecinueve, dieciocho, diecisiete, dieciséis, quince, su visión cambió. La sombra oscura, se había vuelto más oscura. La vista de Bren pareció ser una mezcla de dos imágenes en ese momento. Como resultado, el curioso personaje se mantenía escondido detrás de la nublada oscuridad. Cuarenta pasos, treinta; la oscuridad comenzaba a disiparse; doce, once. De repente, el sujeto mira a Bren, de un momento a otro, la sombra desapareció y se desató el infierno.

    La sala capitular tembló a causa de la voz del hombre misterioso. Una ola de energía fuerte empujó a todos los que estaban a nueve pies del misterioso hombre. Dependiendo de lo que estaba alrededor de él, personas, muros, muebles, o columnas. Luego, el mago lanzó otro hechizo, y dos espadas hechas de llamas aparecieron en sus manos. Un guarda reaccionó rápido y se aproximó al mago desde la esquina más cercana; cuando su espada golpeó una de las espadas del mago, esta resplandeció y se partió a la mitad. El arma del mago entonces atravesó la armadura y el pecho del guarda como si fuera mantequilla caliente.

    El olor a carne quemada inundaba el aire. Otro miembro de la Guardia Real, que había logrado pasar sobre la gente que había sido empujada por el primer hechizo del mago, erró su golpe porque los movimientos del mago eran asombrosamente rápidos; evadió el segundo golpe del guarda. Simultáneamente, cortó el cuello del hombre a la mitad con una de sus espadas. El mago se movía blandiendo sus espadas masacrando los cuerpos de aquellas personas que buscaban escapar de su furia. De repente, una de sus espadas choca con algo que repelía su poder, justo antes de que pudiera rebanar a otra persona; había chocado con la espada de Bren.

    El mago estaba indignado ya que la espada del paladín no mostraba signos de resplandor, lo que lo hizo enojar. Blandía sus espadas hacia su oponente, luego de cada golpe sus ataques se volvían más y más salvajes intentando buscar una debilidad en la defensa de Bren. Los guardas restantes aprovecharon esta oportunidad para acercarse a los flancos del mago mientras éste estaba concentrado en el paladín. Dos guardas protegían al Rey Crana y lo contenían porque él mismo quería defenderse, constantemente vociferaba órdenes a sus hombres. 

    Bren retrocedió para ganar tiempo. La furia de los ataques del mago le hacía imposible mantener su terreno por lo que estaba forzado a retroceder. ¿Cuánto más hasta que Laris aparezca? , pensó Bren. En ese momento, la pequeña puerta se estrelló contra un muro mientras Laris entraba al salón listo para pelear. Su camino hasta el espacio de batalla estaba lleno de cuerpos y heridos que sobrevivieron a la masacre. La mayoría de las personas se abalanzaron en pánico a través del portal principal que estaba abierto y conducía al corredor que llevaba a la salida del edificio, pedían ayuda a medida que se acercaban a los escalones. Luego, los guardias que había estado apostados en los pisos superiores e inferiores se apresuraron a ingresar al corredor, algunos de ellos con ballestas; más guardias ingresaron por el corredor hacia la entrada. Todos con el pensamiento de que al ingresar el mago sería reducido por estar rodeado, sin embargo el corredor estaba repleto de personas que corrían despavoridas en la dirección opuesta restringiendo el paso entre ellos.

    El mago dio dos pasos hacia atrás mientras lanzaba otro hechizo, sus armas desaparecieron, y él empezó a girar sobre su propio eje. La palma de su mano izquierda brillaba, y después lanzó una bola de fuego. Esa bola de fuego pasó cerca de la cabeza de Bren, quien se agachó, seguido de un giro a la izquierda; tenía que liberar su espada y sin embargo la bola de fuego no le acertó. La bola de fuego voló hacia el corredor que estaba lleno de guardias aproximándose y personas huyendo; explotó en medio del caos dejando hombres gritando mientras eran quemados vivos. Todo el material inflamable había sido encendido, desatando el infierno en la tierra. En el aire se oye la voz del mago que sigue lanzando el mismo hechizo, lanzando bolas de fuego a todas direcciones mientras gira sobre su propio eje. Su objetivo es darle a cualquier persona que esté a su alrededor, cualquiera incapaz de esquivar alguno de sus ataques ardía en llamas; ya que muchos estaban parados cerca del mago o atrapados por sorpresa, solo un puñado de personas escapó de esa tormenta de fuego: buscando abrigo al ponerse detrás de las columnas o rodando y saltando a los costados, como el rey. Todos los que planeaban atacar al mago estaban en llamas o tratando de reponerse.

    Los gritos de los que se estaban quemando hacían eco a través de la sala capitular mientras Bren intentaba levantarse. Le tomó algo de tiempo debido a la armadura que usaba, de reojo percibió movimiento hacia la puerta principal, ayudándose de ambas manos se levantó hasta las rodillas, su espada tirada a la izquierda, ¡Laris! gritó Bren buscándolo en los alrededores.

    Momentos después, escuchó la voz de Laris ¡Sigo vivo, también el rey y el atacante! ¡Escapó por la puerta principal!

    Bren se sintió aliviado al mismo tiempo enojado. ¿Estás herido hermano? le gritó Bren mientras recogía su espada e intentó evaluar la situación de la habitación.

    No realmente le respondió Laris, ¡pero no tendré que afeitarme la cara por un tiempo! ¡Saquemos a todos de este infierno! ¡Después iremos a cazar al mago!

    ¡El mago se ha ido! No creo que podamos perseguirlo. Tal vez, incluso él quiere que lo persigamos para poder emboscarnos. ¡Seguro se fue por las escaleras! Más bien por la alcantarilla. Debemos irnos, el fuego se expande rápidamente, y cada vez se hará más difícil respirar gritó Bren.

    Laris, quien estaba parado al lado del rey, guardó su espada, se acercó al Rey Crana. Su excelencia, por favor permítanos escoltarlo fuera de este infierno.

    De acuerdo, digo el rey con una cara de espanto.

    ¿Qué hay de Lord Ellis y el Comandante Dervil? preguntó Bren con voz audible mientras esperaba por el Rey Crana, Laris, y dos hombres sobrevivientes que estaban en la puerta. Bren escaneaba el corredor, por si había alguna señal del mago, mientras escaneaba se dio cuenta que todos los que estaban en el corredor estaban muertos o mal heridos. Bren sabía que no se podía detener a ayudar a ninguno de los heridos en las presentes circunstancias.

    No lo sé, vine tan rápido como pude cuando escuché el ruido. Si ellos entraron a la sala, entonces seguramente estarán muertos ¡vámonos! Deja tus preguntas para más tarde replicó Laris en su camino hacia la puerta.

    Para evitar el infierno que había en medio del corredor, se desplazaron por los arcos de piedra de los costados, alcanzaron la salida justo antes de que toda la sala capitular estuviera llena de humo. A medida que el rey y los paladines salieron de la sala capitular, una multitud los esperaba, entre guardas, soldados, populacho, y nobles. Pero no había ninguna señal del mago.

    2. El Pueblo Sin Respuestas

    Las acciones tomadas en Lanca luego del ataque del mago fueron rápidas, sin embargo el resultado fue insatisfactorio. La Guardia del Rey escoltó al Rey Crana a la guarnición luego del escape de la sala capitular. Mientras el fuego continuaba devorando el edificio, los soldados buscaron al mago en todos los posibles escondrijos dentro y fuera del pueblo. Buscaron

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