Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Dioses del Caos
Dioses del Caos
Dioses del Caos
Libro electrónico96 páginas1 hora

Dioses del Caos

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Después de escapar de una nave de transporte de repente atacada por criaturas de otra dimensión, dos adolescentes, Laura, de 16 años, y su hermano Jared, de 13, se encuentran a la deriva por el Espacio Muerto a bordo de una cápsula de escape. Han pasado tres meses y las provisiones se están agotando. Una estrella de mar se mueve a través de la oscuridad espacial y se pega a la ventana exterior. Al final resulta que no están solos.

De repente se abre una línea de comunicación. Han sido encontrados por el AU Capricornio, una nave carcelera. Teletransportados a bordo, traen consigo sin saberlo otra forma de vida. Dos jóvenes llegan al puente de mandos. La otra forma de vida es enviada a la celda de Rock, un maestro en la técnica de los escapes electrónicos, recluído en una habitación al estilo del siglo veinte, sin accesos eléctricos. Descubre una estrella de mar mientras hace ejercicios y ésta se pega a su rostro, insertándole en el cerebro por la nariz una criatura llamada Reptante.

Los Reptantes son una antigua raza de criaturas cuyo único propósito es encontrar un huésped para que Cthulhu pueda entrar a la Tierra bajo forma humana. La mayoría de los humanos no son suficientemente fuertes para contener al sumo sacerdote, pero hay una chica a bordo que puede hacerlo. Los Reptantes necesitan encontrarla, y para ello necesitan a más Reptantes para asistirlos. Se pone en marcha un plan para cazar y capturar a la niña humana llamada Laura.

El tiempo se agota. Esta vez los Reptantes no fracasarán. Han encontrado al huésped perfecto.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 sept 2019
ISBN9781071504499
Dioses del Caos

Lee más de Richard Lee

Relacionado con Dioses del Caos

Libros electrónicos relacionados

Ciencia ficción para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Dioses del Caos

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Dioses del Caos - Richard Lee

    Nota del Autor: Este cuento contiene tres criaturas pertenecientes al universo de H. P. Lovecraft. Si no estáis familiarizados con Lovecraft y sus criaturas dignas de las peores pesadillas, por favor visitad: http://en.wikipedia.org/wiki/Cthulhu_Mythos.

    Para ahorraros tiempo, las tres criaturas mencionadas en este cuento son:

    Cthulhu: una entidad cósmica ficticia descrita como una mezcla entre un humano gigante, un pulpo y un dragón. A Cthulhu se le describe como un ser capaz de cambiar la forma de su cuerpo a placer, extrayendo y retrayendo extremidades y tentáculos.

    Yog-Sothoth: conoce el portal, pues es su llave y guradián. Pasado, presente, futuro, todo es uno en Yog-Sothoth. — H. P. Lovecraft, El Horror de Dunwich

    Cxaxukluth (descendiente andrógino de Azathoth): es una de las Semillas o Vástagos de Azathoth, que ha llegado a la adultez con proporciones de poder mosntruosas.

    Traducción importante: Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wagh’nagl fhtagn.

    Traducción: En su casa de R'lyeh el Cthulhu muerto espera soñando.

    Para los amantes de la ópera espacial, el cyberpunk y la fantasía científica.

    Este libro está dedicado a vosotros.

    Gritos recorrieron los pasillos. Láseres explotaron. Algo húmedo percutió la pared y rebotó, aterrizando con un ruido sordo delante de Laura y Jared Bester. Ambos miraron hacia abajo al líder de Comunicaciones Interestelares tirado a sus pies. Laura cogió a su hermano de la mano y ambos corrieron. Esquivaron a luchadores que llevaban armas pesadas.

    Uno de los oficiales que pasaba agarró a Laura del brazo. Metéos en las embarcaciones de escape, gritó, ¡Rápido!

    Una explosión cerca de ellos llamó la atención del soldado.

    Laura miró al mercenario rodear el pasillo. Oyeron un grito apagado y un golpe seco mientras la parte inferior de su cuerpo rebotaba contra la pared y terminaba en el suelo. Algo largo y delgado como una serpiente, pero negro como la noche, se deslizó por encima de las piernas temblorosas, las envolvió y, como un elástico, volvió a la esquina y desapareció.

    Otra explosión arrancó un trozo de metal del muro.

    Las sirenas de evacuación resonaron.

    El caos reinó.

    Jared tiró del brazo de su hermana. Las embarcaciones de escape están por aquí.

    Laura admiró la violencia que la rodeaba. Parte de ella quería ver la guerra, la batalla, la criatura que los había invadido. Otra parte quería correr, esconderse, escapar. Una tercera parte de ella quería gritar y agacharse en una esquina con los ojos cerrados.

    ¡Laura!

    La voz de Jared rompió en ella y Laura asintió. Por aquí, dijo.

    Corrieron a través de galerías de humo, fuego y gritos. Luces de emergencia rojas parpadeaban en esferas de cristal rotatorias. Laura perdió el agarre de la mano de Jared, lo cogió del cuello del traje y lo dirigió a través de la locura y el terror incipiente.

    Tras entrar en la cámara de evacuación vieron que apenas quedaban siete cápsulas de escape individuales y una solitaria nave. La huella de la mano de Laura abrió la puerta; sus estudios en maestría de navegación garantizaban el acceso a la mayoría de transbordadores con motivo de entrenamiento.

    Date prisa, dijo, empujando a Jared en el interior de la nave. No parecía que él estuviese prestando atención y eso empezaba a frustrarla. Se percató de que sus ojos estaban centrados en la puerta. Nadie más va a venir. Con voz suave, añadió, A duras penas hemos conseguido salvarnos nosotros.

    Jared pareció aceptar este hecho y siguió a su hermana en la sala de control. Dos sillas encaraban la pantalla principal y Laura enseñó a su hermano cómo bloquear el arnés de seguridad. Hizo lo mismo y entonces apretó los controles automáticos, que los enviarían directos a la Tierra. Que los enviaría directos a casa.

    La nave de escape dio una sacudida mientras se liberaba de las estructuras de soporte. Las puertas de embarque de la plataforma se abrieron y fueron propulsados fuera del carguero interestelar infestado por criaturas que darían miedo a sus propias pesadillas.

    Con los propulsores iniciados, la nave de escape tomó rumbo a casa. Desde el espacio exterior ya podía verse el carguero. Las criaturas habían fisurado el casco. En medio de la oscuridad del cosmos los fuegos que escapaban de las brechas del metal eran especialmente brillantes.

    Lágrimas cayeron cuando el navío espacial explotó.

    La nave de escape se agitó cuando la onda de choque les alcanzó. Estaban demasiado cerca, pero Laura tenía un poco de control sobre el navegador automático. La fuerza era grande y los tirones se convirtieron en poderosas turbulencias que llevaron a la embarcación a dar vueltas sobre su propio eje cuando una segunda ona de choque les golpeó en el lateral, enviándola de cabeza a dar tumbos fieramente fuera de trayectoria.

    Cuando el momentum se ralentizó y la nave se estabilizó de nuevo, Laura y Jared se liberaron de los arneses de seguridad. No quedaba señal alguna del carguero, ni los restos aparecían en la pantalla. Laura hizo una panorámica en todas las direcciones de la brújula.

    Se giró hacia Jared para comprobar si se percataba de lo equivocada que estaba su localización. Su expresión confusa le mostró que también se había dado cuenta de la ausencia de estrellas y de la falta fuerza en los propulsores.

    ¿Dónde estamos?

    Laura seguía con la panorámica de la pantalla. El navegador automático situado en el panel de control no era más que una herramienta inútil.  Le dio golpes con los dedos, pero no sirvió de nada.

    ¿Laura?

    No tenía respuesta para su hermano.

    * * *

    Perdidos. Flotando en las tinieblas. Nada en ninguna parte. El silencio como único amigo. Jared se sentó en el asiento del copiloto con los ojos cerrados. Con apenas trece años, el aburrimiento se instauró fácilmente. No había nada que hacer ni tampoco nada que ver, a parte de la oscuridad. Hizo una comprobación en las lecturas, apretó el botón del escáner y esperó por los mismos resultados que llevaban tres meses obteniendo.

    Nada existía en esa negrura exterior, ni siquiera las estrellas.

    Jared se acomodó en la silla y cerró los ojos. Le parecía difícil entender cómo se había metido en ese lío con su hermana. Los sucesos eran borrosos, todo pasó muy rápido y el pánico dirigió la revuelta. Estaban siendo llevados hacia Alpha-5 cuando su hermana

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1