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Diccionario de plantas medicinales
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Libro electrónico1569 páginas12 horas

Diccionario de plantas medicinales

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El diccionario más actual, completo y útil sobre fitoterapia.
Cada vez son más personas las que comprenden que no siempre es necesario recurrir a medicamentos químicos para paliar dolencias corrientes, ya que pueden ser aliviadas con soluciones más naturales y mejor adaptadas a nuestro organismo. En este Diccionario de plantas medicinales, Jordi Cebrián nos ofrece un exhaustivo compendio de las plantas utilizadas en las medicinas tradicionales, perfecto para iniciarse en el universo de la fitoterapia con plena confianza.
En este libro encontrarás:

- Fichas prácticas de más de 500 plantas medicinales con cuidadas ilustraciones.
- Información sobre las diversas aplicaciones en la medicina tradicional, ayurvédica y china.
- Un completo índice de plantas clasificadas por los grupos de dolencias que tratan.
- Una lista de los componentes activos responsables de la acción medicinal de las plantas.
- Los remedios caseros que puedes elaborar con cada una de las plantas.
IdiomaEspañol
EditorialIntegral
Fecha de lanzamiento9 feb 2016
ISBN9788416267262
Diccionario de plantas medicinales

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    Diccionario de plantas medicinales - Jordi Cebrián

    Diccionario de plantas medicinales

    Jordi Cebrián

    Diccionario de plantas medicinales

    NOTA IMPORTANTE: en ocasiones las opiniones sostenidas en «Los libros de Integral» pueden diferir de las de la medicina oficialmente aceptada. La intención es facilitar información y presentar alternativas, hoy disponibles, que ayuden al lector a valorar y decidir responsablemente sobre su propia salud, y en caso de enfermedad, a establecer un diálogo con su médico o especialista. Este libro no pretende, en ningún caso, ser un sustituto de la consulta médica personal. Aunque se considera que los consejos e informaciones son exactas y ciertas en el momento de su publicación, ni los autores ni el editor pueden aceptar ninguna responsabilidad legal por cualquier error u omisión que se haya podido producir.

    © de esta edición: RBA Libros y Publicaciones, S.L.U., 2012.

    Avda. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona.

    rbalibros.com

    Redacción textos: Jordi Cebrián

    Ilustraciones: Javier Guarga

    Primera edición: mayo de 2002

    Primera edición en esta colección: septiembre de 2012

    Ref.: OEBO845

    ISBN: 9788416267262

    Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesitan fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47). Todos los derechos reservados.

    Índice de contenidos


    Introducción

    Diccionario de plantas medicinales

    Glosario

    Principios activos

    Bibliografía

    Introducción


    Las plantas medicinales están de moda. Puede parecer una aseveración trivial o propagandística, pero lo cierto es que basta con acercarse a una de las muchas herboristerías que hay en cualquier ciudad para comprobarlo. Cada vez son más los que confían en sus propiedades curativas y ya no es nada raro encontrar largas colas de clientes en una herboristería esperando pacientemente su turno. Tanto es así que las farmacias han estado pugnando por obtener la exclusividad en la venta de determinadas plantas y ya llevan años ofreciendo numerosos productos naturales que antes estaban limitados a centros especializados en medicina natural. Da la impresión de que la sociedad occidental, después de casi dos siglos distanciándose de los remedios naturales hasta casi llegar a ignorarlos, los han redescubierto ahora. Cada vez son más los que comprenden que no siempre es necesario recurrir a medicamentos químicos, muchas veces agresivos pero de acción contundente y rápida, para paliar dolencias corrientes que bien pudieran ser aliviadas con soluciones acaso más lentas, pero también mejor adaptadas a la respuesta natural del organismo. Trastornos digestivos, catarros y afecciones respiratorias, dolores de cabeza y musculares, inflamaciones osteoarticulares, infecciones genitourinarias, trastornos ginecológicos, problemas dermatológicos y una gran diversidad de dolencias relacionadas con los nervios pueden encontrar en las plantas una vía amable y a la vez eficaz de disminuir e incluso disipar sus efectos.

    Las plantas medicinales han sido muy utilizadas por nuestros ancestros y se continuan usando con la misma confianza y frecuencia en muchas comunidades rurales de cualquier país. Mayor presencia mantienen aún en las tradiciones de zonas más lejanas de las nuestras pero de las que podemos aprender mucho, como la oriental, especialmente en China y en India, la que practican los pueblos amazónicos, la que han utilizado los aborígenes australianos o los bosquimanos del África austral, etc. Del conocimiento meticuloso de las hierbas medicinales del entorno obtuvieron remedios muy diversos para enfrentarse a las dolencias que más les atormentaban. Cierto es que la medicina ha evolucionado de manera imparable y que lo seguirá haciendo, para beneficio del ser humano (o mejor deberíamos decir que para el beneficio de un sector limitado de la población mundial). Pero también es cierto que una gran parte de los medicamentos actuales (hay quien lo cifra en el 50 %) están basados en principios activos aislados de las plantas medicinales. Algunos de estos principios son agentes potencialmente tóxicos, como alcaloides y glicósidos cianogénicos, pero ellos que se derivan medicamentos muy activos que deben ser aplicados con cautela y bajo estricto control médico. La digitoxina presente en la bella digital es un tónico cardiaco muy útil para favorecer el ritmo cardiaco. La atropina que se encuentra en la belladona reduce los espasmos. Junto a la atropina, otros alcaloides igualmente tóxicos como la hiosciamina y la escopolamina, contenidos en plantas muy venenosas como el beleño negro y el estramonio, se han usado para tratar el asma. Otras sustancias presentan un efecto mucho más suave o progresivo. Los taninos, contenidos en muchas de ellas, aumentan nuestra resistencia a las infecciones y ejercen una acción astringente que puede ser de gran utilidad en diarreas y para atajar todo tipo de hemorragias y fluidos corporales. Los mucílagos protegen las mucosas y la piel de las posibles irritaciones. Los flavonoides refuerzan las paredes de los capilares y facilitan una buena circulación sanguínea. Los principios amargos estimulan la secreción de las glándulas salivares y los jugos digestivos, mejorando la absorción de nutrientes. A las saponinas, entre otras facultades, se les atribuye una fuerte acción hormonal. Fenoles como el ácido salicílico mitigan el dolor. El contenido de sales minerales y vitaminas de muchas plantas compensa el déficit de estos agentes en nuestro organismo y nos ayuda a superar situaciones de debilidad, agotamiento y anemia. De todo ello hablaremos en el siguiente capítulo, dedicado a los principios activos.

    Muchas veces, la particularidad curativa de la planta queda reflejada en su denominación específica, como es el caso de la vulneraria Anthyllis vulneraria, que se usa para curar heridas, o el espino cerval Rhamnus cathartica y la jalapa Ipomea purga, que aluden a sus evidentes propiedades laxantes y purgantes. A la hepática se le atribuía antiguamente un efecto protector sobre el hígado; la saxifraga o hierba de las piedras alude con su nombre popular a la capacidad para romper las piedras, incluidas las del riñón. Muchas plantas merecieron a juicio de Lineo el epíteto específico de officinalis, en alusión general a sus propiedades medicinales. Es el caso, entre otras muchas, del romero Rosmarinus officinalis, el diente de león Taraxacum officinale, la consuelda Symphitum officinale, el jengibre Zingiber officinale, el malvavisco Althae officinalis, la esparraguera Asparagus officinalis, la eufrasia Euphrasia officinalis, o la caléndula Calendula officinalis.

    LAS VENTAJAS DE LAS PLANTAS

    Éstos son de manera esquemática algunos de los argumentos a favor del uso de plantas medicinales, y que, sin desmerecer los medicamentos convencionales, pueden ser tenidos en cuenta en determinadas situaciones que afecten a la salud.

    •Reparación global del organismo: Las hierbas ejercen sobre el organismo una acción global más efectiva que los medicamentos a causa, básicamente, de la interacción entre sus diferentes principios activos.

    •Un mayor efecto preventivo: Las hierbas tienden a estimular una acción protectora y reguladora de las funciones defensivas del organismo, preparándolo contra la actividad de posibles agentes externos.

    •Menores efectos secundarios: Probados durante milenios, muchas veces el efecto de las hierbas medicinales puede ser más suave o progresivo que el obtenido con determinados medicamentos, con el aliciente de las escasas posibilidades de efectos secundarios o secuelas.

    •Efecto más duradero: Debido a su mejor tolerancia, los tratamientos con plantas medicinales pueden seguirse durante largos periodos.

    •Acción polivalente: A diferencia de los medicamentos, que son prescritos para una dolencia muy específica, las hierbas, a causa de sus múltiples propiedades, pueden actuar sobre diferentes dolencias al mismo tiempo.

    •Complemento seguro: Las plantas pueden servir también de complemento a tratamientos con medicamentos convencionales.

    POR QUÉ CURAN LAS PLANTAS

    La fuerza curativa y reparadora de las hierbas medicinales viene dada por una amplia variedad de principios activos que son capaces de producir a partir de sustancias tan simples y tan comunes en el medio ambiente que nos rodea como el agua, el dióxido de carbono o el nitrógeno. Conocer a fondo cómo actúan estos componentes activos es indispensable para llegar a descubrir el comportamiento de las plantas en nuestro organismo y la manera en que inciden sobre nuestra salud.

    Ejemplos de plantas ricas en principios activos


    Las plantas actúan como minilaboratorios químicos. A partir de dos sustancias inorgánicas como son el agua, que absorben del suelo, y el dióxido de carbono, que captan del aire, son capaces de producir glucosa a través de la fotosíntesis. Esta reacción química es posible gracias a un pigmento de color verde que únicamente se encuentra en las plantas, la clorofila, capaz de captar la energía del sol y transformarla en materia viva. Por este proceso químico del que participan el agua, el dióxido de carbono y la luz solar se obtienen la glucosa y el almidón, base de la vida química en el planeta. La glucosa y el almidón producidos por las hojas se combinan con las sales minerales absorbidas por las raíces, lo que permite a las plantas sintetizar diversos principios activos como lípidos, taninos, glucósidos y vitaminas. Queda mucho por investigar en este campo. Hasta ahora se han identificado más de 12.000 principios activos, muchos de los cuales son los responsables directos de la capacidad curativa de las plantas. A continuación detallamos algunos de los principios activos más frecuentes en las plantas medicinales e iremos citando de manera reiterada a lo largo de este diccionario:

    •Azúcares: Se encuentran sobre todo en los frutos. Los más comunes son la glucosa, la fructosa y la sacarosa. Son utilizados como fuente de energía básica por los organismos vivos a causa de su alto poder tonificante. Madroño, frambueso, zarzamora, arándano, fresa, cerezo, manzano y limonero son plantas ricas en azúcares.

    •Almidón: Es el hidrato de carbono más importante de los producidos por las plantas. Tiene un alto poder energéticopues libera glucosa en las células y actúa como antiinflamatorio sobre la piel y las mucosas. El maíz, las castañas y las avellanas destacan por su riqueza en almidón.

    •Mucílagos: Son unas sustancias de consistencia gelatinosa que absorben agua con gran facilidad. Ello les confiere la virtud de lubricar y proteger las mucosas del aparato digestivo, evitando la irritación, la inflamación y la acidez. Actúan también sobre las vías respiratorias y urinarias, por todo lo cual son de gran utilidad en inflamaciones del aparato digestivo, gastroenteritis, inflamaciones de la vejiga, laringitis, bronquitis, etc. El llantén mayor, tusílago, malva, malvavisco, pulmonaria, gordolobo, tilo y el olmo rojo son plantas ricas en mucílagos.

    •Inulina: Es un glúcido formado por una cadena de moléculas de fructosa y se localiza principalmente en la raíz. Al no contener glucosa es mucho mejor tolerada por los diabéticos y favorece las funciones del hígado. Las raíces de echinácea, consuelda, diente de león, achicoria, alcachofera y bardana son ricas en inulina.

    •Aceites volátiles: Son sustancias grasas líquidas que se extraen a presión en frío de los frutos y semillas de algunas plantas con el fin de producir aceites esenciales. Tienen poderes antiinflamatorios, estimulantes, laxantes y antisépticos, con capacidad para reducir los niveles de colesterol y para proteger la piel. Son ricas en aceites la borraja, onagra, hipérico, angélica, maíz, olivo, manzanilla, melisa, romero, lúpulo, eneldo, tomillo y salvia.

    •Vitaminas: Los vegetales son la principal fuente de vitaminas para nuestro organismo, que no puede producirlas por sí solo a pesar de ser indispensables para su desarrollo. Cada vitamina es responsable de una función concreta y beneficiosa para la salud. La mayoría de las plantas contienen vitaminas, aunque en una proporción muy desigual. Zanahoria, frambueso, manzano, alfalfa y acedera son ricas en vitamina A. El rosal silvestre, la ortiga, las bayas del espino, la naranja y el limón son ricos en vitamina C. El maíz, el berro y el sésamo destacan por su contenido en vitamina E.

    •Minerales: Muchas plantas son ricas en minerales y por tanto un importante suplemento reconstituyente. Estos minerales se convierten en sales cuando son asociados a determinadas moléculas de ácidos. La borraja y la pulmonaria destacan por su contenido en calcio, como la ortiga, que también contiene hierro y potasio. Este último mineral está igualmente presente en el diente de león, el ajenjo y la alcachofera. En la cola de caballo abunda el sílice.

    •Alcaloides: Son sustancias nitrogenadas - contienen una molécula de nitrógeno- que pueden mostrarse muy activas incluso a pequeñas dosis. Existen varios tipos de alcaloides, algunos con una determinada toxicidad, por lo que es preciso conocer las contraindicaciones de la planta en cada caso. Facilitan diferentes funciones en nuestro organismo y muchas veces van asociados a ácidos orgánicos y taninos. Los alcaloides son responsables de la acción protectora que el boldo ejerce sobre el hígado, o de la acción tonificante de la avena y el hidrastis.

    •Glucósidos: Son componentes químicos muy activos. Para que actúen en nuestro organismo es indispensable que sus moléculas sean descompuestas por la acción de un enzima, lo que facilita la liberación de una sustancia no azucarada llamada genina. Existen diferentes tipos de glucósidos, con propiedades específicas.

    •Antocianinas: Aportan la coloración azulada, morada o rojiza a flores y bayas. Ejercen una acción antiinflamatoria, antiséptica y vasoprotectora. Las encontramos en el arándano, el rosal y la zarzamora.

    •Antraquinonas: Ejercen su acción sobre los intestinos con un efecto laxante y purgante destacado. Son digestivas y equilibran las funciones del hígado y la vesícula. Aloe, paciencia, sen y ruibarbo chino son especialmente ricas en esta sustancia.

    •Glucósidos cardíacos: Ejercen una acción directa sobre el corazón, regulando el ritmo cardíaco y aumentando la fuerza de las contracciones. Son ideales para personas con problemas coronarios, pero deben administrarse bajo supervisión médica. La digital es la planta clásica de este grupo.

    •Glucósidos cianogénicos: En pequeñas dosis tienen un efecto sedante y antiespasmódico, pero en dosis altas pueden ser tóxicos. Están presentes en el cerezo negro americano y el saúco.

    •Flavonoides: Su función más destacada es la de reforzar la pared de los capilares, por lo que son muy útiles para mantener una buena circulación sanguínea. Son responsables de las propiedades antihemorrágicas, diuréticas y antiinflamatorias de muchas plantas, como el espino blanco, la bolsa de pastor, el abrótano hembra, el castaño de indias y el hisopo.

    •Saponinas: Las hay de dos tipos, triterpénicas y esteroidales. Tienen un efecto expectorante y diurético y se encuentran en muchas plantas, como el gordolobo, la polígala, la primavera, el regaliz y la saponaria.

    •Cumarinas: Hay de diversos tipos y son anticoagulantes, venotónicas, antiespasmódicas y antibióticas. Se encuentran en plantas como la bardana, el rusco, el castaño de indias, el viburno, el meliloto, el hinojo y el apio.

    •Taninos: Son producidos por la mayoría de las plantas y se localizan en la corteza. Tienen un fuerte efecto astringente y antihemorrágico, que favorecen la reducción de las inflamaciones y la cicatrización de las heridas. En dosis altas pueden llegar a impedir la absorción de las sales minerales, por lo que no deben tomarse plantas ricas en taninos durante largos periodos. Nogal, roble, castaño, bistorta, madroño, ulmaria, agrimonia y tormentila contienen abundantes taninos.

    •Ácidos orgánicos: Existen de diferentes tipos como los ácidos oxálicos, los ácidos grasos poliinsaturados (linoleico y gammalinolénico, presentes en la onagra y la borraja) y el ácido salicílico. Este último destaca por su potente poder analgésico y antiinflamatorio y está presente en plantas tan diversas como el sauce blanco, el tomillo, la primavera, la mejorana, el pensamiento y la pulmonaria.

    •Principios amargos: Son sustancias diversas que tienen en común su intenso sabor amargo, capaz de estimular la secreción de las glándulas salivares y regular las funciones del sistema digestivo. Contienen estas sustancias el laurel, el ajenjo o la genciana.

    EL AMOR POR LAS PLANTAS

    El amor por las plantas va, por supuesto, mucho más allá de los usos que se puedan hacer de ellas como remedios curativos. Conocer las plantas y distinguir las distintas especies en nuestros paseos por el campo es una buena manera de penetrar en los secretos fascinantes que nos tiene reservados la Naturaleza y que escapan a una mirada superficial, que no atiende a los matices. El paisaje vegetal, muy lejos de ser uniforme y aburrido, cambia sin cesar a lo largo no sólo de las estaciones, sino de los meses e incluso de las semanas. Árboles y arbustos están siempre, pero la mayoría no dejan de mudar su aspecto. Las plantas herbáceas, por su parte, siguen un ciclo vital distinto si son anuales, bienales o perennes (con numerosas excepciones en cada caso), pero en algún momento del año avisan de su bella presencia al florecer, y acabarán culminando su función como seres vivos posibilitando la dispersión de sus semillas. Por poco que nos fijemos, comprobaremos que el paisaje no será el mismo en febrero, cuando empiezan a florecer los cerezos y los almendros, que un mes después, cuando los campos se inunden de amapolas y fumarias, y los bosques y matorrales mediterráneos se vean bordeados de las matas floridas de las jaras y los brezos. Las borrajas, las collejas, la bolsa de pastor y las perpetuas de nuestros paseos de abril y mayo, se verán sustituidas por milenramas, hinojos y malvaviscos cuando entremos ya en el verano, o por zanahorias silvestres, oréganos, achicorias, artemisas y conizas cuando esté ya muy avanzado. Y en otoño aún serán muchas las plantas que nos llamarán la atención, sea con la oferta de sus frutos, o con su floración prolongada o tardía, como es el caso de la aromática ajedrea, del cólquico, de la ubicua olivarda, del calamento o del narciso de otoño. Tampoco serán las mismas las plantas con las que nos tropecemos en las estepas, en los bosques, en las dunas y en las montañas. En cada hábitat nos sorprenderán las formas y colores más diversos. Conocer la naturaleza es amarla y si la amamos contribuiremos a protegerla.

    Este diccionario pretende ser un homenaje a esas personas que hacen de las plantas una forma de vida, desde los estudiosos y científicos a los aficionados que salen cada fin de semana a observarlas, a los que las recrean en sus dibujos y sus fotografías, pero muy especialmente a los herbolarios de ahora y de siempre, que han sabido transmitirnos la confianza en sus múltiples aplicaciones reparadoras.

    Abedul


    Nombre cienfífico: Betula pendula Roth.

    Familia: Betuláceas.

    Otros nombres castellanos: Bedul.

    Catalán: Bedoll.

    Gallego: Abeduzo.

    Euskera: Urki.

    Inglés: Common silver Birch.

    Descripción: Árbol caducifolio, de hasta 30 m de alto, corteza lisa, de color blanco, con la copa alargada, las ramas jóvenes colgantes, las hojas pequeñas, triangulares y dentadas, y los frutos diminutos, dotados de alerones para facilitar su dispersión.

    Hábitat: Crece sobre suelos húmedos, hasta los 1.500 m. Ocupa claros de bosques, laderas, medra en áreas deforestadas por talas o aludes, o bien aparece mezclado entre coníferas, quedando. En nuestras latitudes queda confinado a zonas de montaña.

    Distribución: Está presente en toda la Europa central y septentrional. En la Península se extiende por los Pirineos y Prepirineos, con alguna población reducida en las umbrías de los sistemas montañosos del centro y sur. En el noroeste reemplazado por Betula alba.

    Toxicidad: Ninguna

    Floración y recolección: Florece entre marzo y abril. Se aprovechan principalmente las hojas, que se recolectan en primavera, pero también las yemas, la savia y la corteza.

    Principios activos: Aceite esencial, flavonoides, sales potásicas, ácido betulínico, betulinol y taninos en la corteza.

    Propiedades: Diurético, antiséptico, antiinflamatorio, analgésico, febrífugo, astringente, antidiarreico, cicatrizante.

    Indicaciones y comentario: Su virtud esencial es la de activador de la orina y depurador general del organismo. Facilita la eliminación de agentes tóxicos, como los excesos de ácido úrico y urea, y se sigue utilizando con éxito para facilitar la disolución de los cálculos renales. Por su acción antiséptica permite afrontar todo tipo de afecciones de las vías urinarias, como cistitis, uretritis, dificultad de emisión de orina y gota, así como combatir el sobrepeso o la hinchazón de piernas y pies provocados por la retención de líquidos, y que puede darse, por ejemplo, en las mujeres durante el periodo menstrual. Contribuye además a reducir la hipertensión arterial cuando ésta tiene un origen renal. Tiene la capacidad de reducir la inflamación y aliviar el dolor en casos de artritis, artrosis, reuma o problemas musculares como la tendinitis. En uso externo se aplica con éxito para cicatrizar heridas, sobre eccemas y forúnculos y como apoyo contra la psoriasis. La corteza interior es así mismo astringente y antidiarreica, y se ha utilizado para tratar digestiones difíciles, malestar intestinal con o sin diarrea, gripe y bronquitis, y en, loción obtenida de una decocción de la corteza, en el tratamiento para frenar la caída del cabello.


    Abedul


    Presentaciones y dosis: Se toma en infusión de hojas, hasta tres vasos al día; en decocción de corteza; jarabe para la gripe, tres cucharadas soperas diarias; tintura, extracto fluido, en jugo fresco y pastillas. El aceite destilado se aplica sobre heridas cutáneas.

    Plantas con las que combina: Maíz, cola de caballo, diente de león, bardana, zarzaparrilla, hinojo, ulmaria, arenaria, saxifraga, melisa, nogal, anís estrellado.

    Precauciones: Contraindicado cuando exista una hipersensibilidad a los salicilatos. Las personas hipertensas o que padezcan cardiopatías no deben consumir abedul sin control médico. No se recomienda su uso, en forma de tintura o extracto fluido, durante el embarazo, la lactancia, o en pacientes con úlceras gastroduodenales.

    Leyendas y tradiciones: Ya en la Edad Media se valoraban sus virtudes diuréticas y su fuerza para disolver las arenillas del riñón. En las Highland escocesas se utilizaba la savia de abedul para tratar las disfunciones de la vesícula y los riñones, y en las saunas escandinavas la gente se valía de sus ramas para golpearse brazos y piernas, un sistema práctico para activar la circulación de la sangre.

    Otros usos: Mediante una incisiones que se practican sobre la corteza, se extrae un líquido azucarado que, por fermentación, da lugar a la cerveza de abedul. Las hojas se han empleado para teñir tejidos.

    Remedios caseros


    Fórmula diurética:

    Para estimular la emisión de orina y prevenir trastornos renales.

    Ingredientes: Abedul, cola de caballo, barbas de maíz y grama, a partes iguales. Cuatro cucharadas soperas de la mezcla por cada litro de agua.

    Preparación: Hervimos durante tres minutos, y lo mantenemos en reposo diez minutos más.

    Frecuencia: Tras filtrar, se puede ir bebiendo a lo largo del día. Para favorecer la expulsión de las arenillas basta con añadir a esta fórmula saxifraga (silene saxifraga) y arenaria (arenaria glabra) en la misma proporción.

    Fórmula depurativa:

    Para facilitar la eliminación de toxinas.

    El abedul se combina con otras plantas desintoxicantes como el diente de león, la bardana, la cola de caballo y la zarzaparrilla. Tras la mezcla seguiremos las indicaciones de la fórmula anterior.

    Fórmula contra la fiebre:

    En resfriados y contra la gripe.

    Ingredientes: 30 g de corteza seca por cada litro de agua.

    Preparación: Se hierve durante 5 minutos. Se deja reposar 10 minutos, se filtra y se le añaden unas gotas de limón.

    Frecuencia: Tomar bien caliente, hasta cinco vasos al día.

    Baños de pies:

    Decocción para reducir la hinchazón de pies y la sudoración excesiva.

    Ingredientes: 30 g de hojas y yemas de abedul por cada litro de agua.

    Preparación: Se echa la hierba en el agua y se deja que hierva a fuego lento durante 8 minutos. Tapar y dejar en reposo un cuarto de hora.

    Frecuencia: Hacer cada mañana durante veinte minutos un baño de pies con la decocción tibia.

    Abeto


    Nombre científico: Abies alba Miller.

    Familia: Pináceas.

    Otros nombres castellanos: Abete.

    Catalán: Avet.

    Gallego: Abeto.

    Euskera: Izai.

    Inglés: Silver Fir.

    Descripción: Árbol de porte majestuoso que puede alcanzar los 50 m de altura. La corteza es gris mate, la copa es cónica, con las ramas en pisos casi horizontales. Hojas lineales, de hasta 3 mm de ancho. Flores masculinas y femeninas separadas, pero en el mismo árbol. Piñas alargadas, de escamas apretadas.

    Hábitat: Es un árbol propio de áreas de montaña media y alta, suelos húmedos, mezclado a veces con hayas y abedules.

    Distribución: Está presente en la montañas de la Europa central y meridional. En la península Ibérica queda restringido a los Pirineos y al macizo del Montseny.

    Toxicidad: Ninguna

    Floración y recolección: Florece en primavera y los conos maduran en el otoño. Las piñas se cosechan en primavera y se utilizan verdes, para extraer de ellas la trementina o resina de abeto. Esta resina se obtiene también practicando una incisión directamente en el tronco. Trementina, yemas y hojas son los elementos utilizados medicinalmente.

    Principios activos: En la resina, aceite esencial de trementina y ácido abetínico; en las hojas y yemas, aceite esencial y glucósidos; taninos y celulosa en la corteza.

    Propiedades: Balsámico, expectorante, antiséptico, vulnerario, analgésico y diurético.

    Remedios caseros


    Fórmula contra el catarro:

    Ingredientes: 50 g de yemas de abeto por 0,5 l de agua.

    Preparación: Se deja hervir 3 minutos y se mantiene en reposo, tapado, 8 minutos más.

    Frecuencia: Se filtra y se beben hasta cuatro tomas al día, endulzadas con azúcar integral o miel.

    Baños de vapor:

    Para descongestionar las vías respiratorias.

    Ingredientes: Hojas y yemas de abeto, yemas de pino albar, tusílago y hojas de eucalipto a partes iguales. Una cucharada sopera de cada planta por cada litro de agua.

    Preparación: Lo echamos a hervir en una olla tapada. Cuando haya empezado, la retiramos del fuego, nos cubrimos la cabeza con un paño o sábana y respiramos los vahos sobre la olla hasta que se enfríeTambién se puede dejar la olla destapada en la habitación donde esté el enfermo.

    Infusión para la bronquitis:

    Ingredientes: Mezclamos, en cantidades de 15 g, tusílago, pulmonaria, liquen de Islandia, marrubio y brotes de abeto. Una cucharada sopera rasa de la mezcla por 250 ml de agua.

    Preparación: Hervimos dos minutos y dejamos reposar, tapado, diez minutos más. Para mejorar el sabor podemos añadir una cucharadita de miel.

    Frecuencia: Se toma una taza cada cuatro horas, bien caliente.

    Decocción antirreumática:

    Para aliviar el dolor.

    Ingredientes: Mezclamos dos partes de brotes de abeto y una de gatuña y bayas de enebro. Una cucharada sopera rasa por cada taza de agua.

    Preparación: Hervimos 3 minutos y colamos.

    Frecuencia: Se toman tres tazas al día, calientes.

    Indicaciones y comentario: El abeto destaca por sus virtudes balsámicas y por su poder para descongestionar las vías respiratorias. Está indicado como un remedio muy eficaz contra gripe, resfriado común, sinusitis, faringitis, bronquitis, y como apoyo contra el asma. Se ha llegado a decir que pasear por un abetal y respirar a fondo es una buena costumbre para los asmáticos. Por su poder antiséptico actúa como desinfectante en las vías urinarias, en afecciones como la cistitis y la uretritis. Contribuye a aumentar el flujo de la orina y reequilibra el funcionamiento de los riñones. En combinación con otras plantas depurativas puede actuar en procesos reumáticos, artríticos y lumbalgias. En uso externo, la trementina se aconseja en erupciones cutáneas, forúnculos y sobre inflamaciones de huesos y articulaciones.

    Presentaciones y dosis: En infusión de yemas y hojas, hasta cinco dosis diarias. En tintura, hasta 50 gotas, extracto fluido y seco; como aceite esencial en uso interno, en dosis bajas de no más de 5 gotas; en uso tópico, en forma de emplastos o ungüentos.

    Plantas con las que combina: Pino albar, eucalipto, amapola, tusílago, pulmonaria, liquen de Islandia, enebro, gatuña, limón.

    Precauciones: El aceite esencial no debe ser administrado por vía interna a niños menores de seis años, embarazadas y lactantes.

    Leyendas y tradiciones: Esta especie de abeto, y otras similares, se están utilizando cada vez más como adorno navideño. Suelen proceder de viveros.

    Otros usos: En ciertos lugares del Pirineo catalán se elabora un jarabe con las piñas del abeto. Con la resina del abeto, mezclada con cera líquida caliente, se prepara un emplasto para sanar heridas cutáneas.

    Abrótano hembra


    Nombre científico: Santolina chamaecyparissus Nyman.

    Familia: Compuestas.

    Otros nombres castellanos: Brótano, manzanilla de Mahón.

    Catalán: Esparnallac, herba de sant Joan.

    Euskera: Zizal-belar.

    Inglés: Southern Wood.

    Descripción: Mata muy aromática, de color verde grisáceo y hasta tres palmos de alto. Hojas alternas, lineales, muy segmentadas. Flores tubulares, reunidas en cabezuelas florales globosas, de color dorado, sin lígulas.

    Hábitat: Crece en ambientes secos y soleados, como matorrales aclarados, estepas, campos de secano y laderas pedregosas.


    Abrótano hembra


    Remedios caseros


    Dolores menstruales:

    Una infusión sencilla que, además, contribuye a normalizar el periodo.

    Ingredientes: Unas siete cabezuelas florales por cada taza de agua.

    Preparación: Se echan en el agua hirviendo y se deja reposar 5 minutos.

    Frecuencia: Se toman tres dosis al día, antes de las comidas.

    Decocción contra los parásitos:

    Remedio eficaz para expulsar los gusanos intestinales.

    Ingredientes: Se mezclan a partes iguales, abrótano hembra, tomillo, tormentila y raíz de achicoria, en una proporción de una cucharada sopera rasa por cada taza de agua.

    Preparación: Se hierve 5 minutos, se deja en reposo, tapado, 8 minutos más y se filtra. Para enriquecer el sabor, se le puede añadir una pizca de miel.

    Frecuencia: Tomar dos tazas al día, en ayunas.

    Baños para los ojos:

    Para la vista cansada y la inflamación ocular.

    Ingredientes: 9 capítulos florales y 9 g de sal por cada litro de agua.

    Preparación: Hacemos una infusión y, una vez el agua esté tibia, se empapan unas gasas de algodón y se hacen unos 15 toques o presiones sobre los ojos cerrados y su contorno. Como alternativa se puede combinar, también en infusión, el abrótano con saúco y eufrasia, que reforzarán la acción antiinflamatoria en ojos y párpados.

    Distribución: Es una planta propia de la vertiente mediterránea que falta en la mitad oeste de la Península.

    Toxicidad: Ninguna.

    Floración y recolección: Florece a mediados de junio (por San Juan), más pronto en el sur. Permanece florida durante casi todo el verano. Se aprovechan los capítulos florales, que son recolectados en verano. Se deben secar a la sombra.

    Principios activos: Aceite esencial, que contiene azuleno y alcanfor, flavonoides, ácidos fenólicos y taninos.

    Propiedades: Antiinflamatorio, antiespasmódico, antiséptico, vermífugo, estrogénico, digestivo, aperitivo, carminativo y expectorante.

    Indicaciones y comentario: El abrótano hembra es una notable planta digestiva que tiene la virtud de estimular el apetito, que resulta muy útil en digestiones difíciles, empachos, flatulencias, y como apoyo contra la anorexia en organismos desganados. Por la suma de sus efectos antiespasmódico y estrogénico, esta planta se ha recomendado muy especialmente para evitar los dolores de la menstruación, para regular el flujo menstrual o para impulsarlo en caso de amenorrea. Así mismo está indicada en trastornos asociados a la menopausia. Es una excelente ayuda para facilitar la expulsión de los parásitos intestinales durante la infancia, sean lombrices u oxiuros, y evita irritaciones anales e hinchazones ventrales. El abrótano muestra también un efecto expectorante sobre las vías respiratorias y por ello se incorpora a fórmulas para tratar la bronquitis, la faringitis y el asma. En aplicación externa, se utiliza como remedio contra las inflamaciones oculares y dentales.

    Presentaciones y dosis: En infusión, una cucharada de postre por vaso de agua, hasta tres tazas diarias; en polvos y en forma de aceite esencial, hasta 5 gotas por toma.

    Plantas con las que combina: Tomillo, manzanilla, eufrasia, saúco, malvavisco, achicoria, rabo de gato, cola de caballo.

    Precauciones: No consumir el aceite esencial por vía interna en dosis que no sean moderadas. Debe ser evitado durante el embarazo y la lactancia.

    Leyendas y tradiciones: Según una tradición menorquina, se ha de utilizar un número impar de cabezuelas ya que, de lo contrario, en lugar de ayudar a la digestión provocará retortijones y calambres. La literatura medicinal antigua (Dioscórides) habla del poder del abrótano, mezclado con vino, para tratar las mordeduras de serpiente.

    Otros usos: Se utiliza para matar las polillas en armarios cerrados. Basta con preparar un saquito de cabezuelas de abrótano, mezclado con ramilletes de tomillo y lavanda, previamente secados a la sombra, y colocarlo en la parte alta del armario.

    Abrótano macho


    Nombre científico: Artemisia abrotanum L.

    Familia: Compuestas.

    Otros nombres castellanos: Boja.

    Catalán: Abrótan mascle.

    Euskera: Bixijo-bedar.

    Inglés: Lad’s love.

    Descripción: Es una mata arbustiva, de hoja perenne, que puede alcanzar 1 m de alto. El tallo es leñoso y las hojas, muy aromáticas, de foliolos filiformes. Las flores son amarillas y desprenden un agradable aroma alimonado.

    Hábitat: Es propioa de terrenos secos y soleados. Hoy día es mucho más común como planta cultivada para su aprovechamiento en perfumería, cosmética y herboristería.

    Distribución: La cuenca mediterránea.

    Toxicidad: Moderada.


    Abrótano macho


    Floración y recolección: Florece en primavera. Se cosechan los ramilletes durante la floración.

    Principios activos: Aceite esencial con absintol, ácidos cafeico y clorogénico, principios amargos y flavonoides. Cumarinas con contenidos en isofraxidina y escopoletol.

    Propiedades: Vermífugo, antiséptico, cicatrizante, estrogénico, aperitivo y colerético.

    Indicaciones y comentario: El abrótano macho ofrece un óptimo remedio para enfrentarse a los parásitos intestinales. Es también una planta adecuada para tratar las menstruaciones dolorosas o escasas y, en general, para aportar alivio en los trastornos propios del periodo. Favorece la secreción gástrica y el buen funcionamiento de estómago e intestinos. Incrementa la sensación de hambre, elimina las flatulencias y tiene un efecto reparador sobre hígado y vesícula. En uso externo produce una suave acción como regenerador de la piel. Ha servido de complemento para evitar la caída del cabello y como alivio en problemas dentales.

    Presentaciones y dosis: En infusión, una cucharada de postre por vaso de agua, hasta tres tazas diarias; en gotas de extracto fluido, en tintura para consumo oral y en aplicación externa sobre el cuero cabelludo (masajes).

    Plantas con las que combina: Tomillo, manzanilla, achicoria.

    Precauciones: Se debe evitar rigurosamente la ingestión de aceite esencial en la infancia, durante el embarazo y la lactancia, pues está considerado como abortivo y neurotóxico. En dosis elevadas puede llegar a producir dolor de cabeza y vértigos.

    Remedios caseros


    Dolores menstruales:

    Infusión simple de sumidades de abrótano macho.

    Ingredientes: Una cucharada de postre de abrótano por vaso de agua.

    Preparación: Echar la hierba en el agua hirviendo, dejar reposar, tapado, durante 8 minutos y filtrar.

    Frecuencia: Tomar dos o tres tazas diarias después de las comidas, desde nueve días antes del periodo.

    Remedio para la alopecia:

    Para luchar contra la caída del cabello, prácticar masajes sobre el cuero cabelludo con unas gotas de tintura de abrótano macho, friccionando durante unos minutos.

    Otros usos: Como la planta anterior, se utiliza para matar las polillas en armarios cerrados. El aceite esencial se utiliza también como repelente de insectos.

    Acanto


    Nombre científico: Acanthus mollis L.

    Familia: Acantáceas.

    Otros nombres castellanos: Hierba gigante.

    Catalán: Acant.

    Gallego: Acanto, herba da bruxa.

    Euskera: Malorri.

    Inglés: Bear’s Breech.

    Descripción: Planta vivaz y erecta de 1 m de alto o más. Grandes hojas basales, dentadas y anchas, hasta 1 m de largo, de color verde oscuro, vellosas por el envés. Flores azules, moradas, rosadas o blancas, dispuestas en apretadas espigas. Toda la planta segrega un líquido viscoso.

    Hábitat: Crece sobre suelos húmedos, en prados y baldíos, a veces cerca de ríos y arroyos. Se ha plantado mucho como ornamento en parques y jardines.

    Distribución: Originaria de Europa, en la Península abunda más en las áreas del litoral y las islas Baleares.

    Toxicidad: Ninguna

    Floración y recolección: Florece entre mayo y julio. Se utilizan las hojas y las raíces frescas, que se cosechan desde el inicio de la primavera.

    Principios activos: Mucílagos, taninos, principios amargos, sales minerales y glúcidos.

    Remedios caseros


    Infusión contra la diarrea:

    Ingredientes: 1 g de hojas secas de acanto por cada taza de agua.

    Preparación: Echar la hierba en el agua hirviendo, dejar reposar, tapado, durante 5 minutos y filtrar.

    Frecuencia: Tomar media taza por la mañana y la otra media por la noche.

    Llagas y heridas en la boca:

    Ingredientes: 50 g de hojas y raíces frescas de acanto por cada litro de agua.

    Preparación: Se cuece la planta durante 15 minutos, dejar reposar, tapado, 15 minutos más y filtrar.

    Frecuencia: Cuando el líquido haya enfriado, hacer enjuagues de boca cada día antes de acostarse hasta la desaparición de las llagas.

    Decocción para las heridas:

    Para aplicar sobre rasguños, arañazos y desgarramientos de la piel con pérdida de sangre.

    Ingredientes: 1g de hojas y raíces secas por cada vaso de agua.

    Preparación: Hervir 5 minutos y colar.

    Frecuencia: Aplicar con una gasa sobre el área afectada.

    Propiedades: Demulcente, cicatrizante, vulnerario, astringente y antidiarreico.

    Indicaciones y comentario: Aunque todavía está poco estudiado, el acanto destaca por sus propiedades para reparar mucosas irritadas, sean de vías respiratorias, digestivas o urinarias. Se ha indicado contra la gripe, bronquitis y resfriados comunes, pero también para irritaciones gástricas e infecciones de la vejiga. Actúa bien para aplacar las diarreas y normalizar las funciones del sistema digestivo. En aplicación externa, el acanto ayuda a cicatrizar las heridas y frenar hemorragias. Se ha recomendado como remedio contra la aparición de eccemas, pruritos, forúnculos y quemaduras, así como para la vulvovaginitis, llagas de la boca o encías sangrantes.

    Presentaciones y dosis: En infusión y decocción para uso interno, tres tazas al día; para uso externo, en forma de gargarismos, baños y lavativas.

    Plantas con las que combina: Gordolobo, malvavisco, mercurial, senecio y parietaria.

    Leyendas y tradiciones: Se cuenta que el arquitecto griego Calímaco, en el siglo V antes de Cristo, se inspiró en la perfecta simetría de las hojas de acanto para el diseño de los capiteles de las columnas corintias.

    Acebo


    Nombre científico: Ilex aquifolium L.

    Familia: Aquifoliáceas.

    Otros nombres castellanos: Cardonera, aquifolio.

    Catalán: Grèvol, boix grèvol.

    Gallego: Azeviño.

    Euskera: Gorostia.

    Inglés: Holly.

    Descripción: Pequeño árbol que rara vez supera los 10 m de alto. Aparece normalmente como un arbusto grande, de 2 a 5 m. Hojas perennes, coriáceas, brillantes, de característicos bordes espinosos. Flores diminutas de color blanco y frutos en forma de drupas esféricas, de color rojo, del tamaño de un guisante.

    Hábitat: Crece en claros y márgenes de bosques caducifolios, como robledales y hayedos, en áreas de montaña hasta los 1.500 m.

    Distribución: Originario de Europa, en la Península está presente en el tercio norte y en las montañas del centro y sur, así como en Baleares.

    Toxicidad: Alta.

    Floración y recolección: Florece en abril y los frutos aparecen en septiembre. Se cosechan las hojas en primavera y verano.

    Principios activos: Principios amargos como la ilicina, ácidos cafeico, ursólico, iléxico y cítrico; rutósidos, resina y taninos.

    Propiedades: Laxante, aperitivo, antiespasmódico, diurético, febrífugo y analgésico.

    Indicaciones y comentario: Muy en desuso como planta medicinal, el acebo es un laxante suave que puede mostrarse útil en caso de estreñimiento y que ayuda a recobrar el apetito tras un episodio de trastorno digestivo. Se ha usado también para luchar contra la fiebre, en gripe y bronquitis, y para calmar el dolor de las afecciones reumáticas y artríticas.

    Presentaciones y dosis: En infusión o decocción de hojas de acebo, hasta tres tazas diarias. Vino de acebo como tonificante general.

    Precauciones: Las bayas del acebo son tóxicas para el hombre. Tienen un efecto purgante muy acusado. Su consumo puede acarrear vómitos, mareos, diarreas y trastornos cardiacos. Son especialmente peligrosas para los niños.

    Remedios caseros


    Decocción contra el estreñimiento:

    Ingredientes: 1 g de hojas de acebo por cada taza de agua.

    Preparación: Hervir durante 8 minutos, dejar reposar, tapado, otros 10 minutos y filtrar en cuanto enfríe.

    Frecuencia: Tomar dos tazas al día, después de las comidas principales.


    Acebo


    Leyendas y tradiciones: El acebo se ha considerado siempre un árbol mágico, capaz de proteger a las almas de la influencia de hechizos, brujería y maldiciones. Los druidas centroeuropeos ornaban sus hogares con ramas de acebo a la llegada de solsticio invernal, y los antiguos romanos se intercambiaban ramas de acebo en los festivales de invierno.

    Otros usos: La tradición cristiana ha mantenido la costumbre de engalanar las casas con ramilletes de acebo por Navidad. Por ser una especie protegida, se exige que la planta proceda de un vivero.

    Acedera


    Nombre científico: Rumex acetosa L.

    Familia: Poligonáceas.

    Otros nombres castellanos: Agrilla, vinagrera.

    Catalán: Agrella.

    Gallego: Azedeira.

    Euskera: Mingarratz handi.

    Inglés: Common Sorrel.

    Descripción: Planta vivaz, erecta y robusta, de hasta 1 m de alto. Hojas basales grandes, carnosas y pecioladas. Flores masculinas y femeninas en la misma planta. Son diminutas, verdes primero y rojas ya maduras. Se agrupan en largas y densas espigas terminales.


    Acedera


    Hábitat: Planta muy común en cunetas, márgenes de sembrados, prados, pastos y ribas fluviales.

    Distribución: Presente en casi toda Europa. Muy extendida en la mitad norte peninsular. Más rara en el resto.

    Toxicidad: Ninguna.

    Floración y recolección: Florece en primavera y verano. Se cosecha, en función de la zona, desde mediados de primavera hasta el otoño, cuando la planta ha madurado. Se aprovechan la raíz y las hojas frescas, que se dejan secar a la sombra.

    Principios activos: Bioxalato de potasa, sales minerales, quercitrina, vitamina C, taninos, principios amargos.

    Propiedades: Remineralizante, refrescante, diurética, vulneraria y antiescorbútica.

    Indicaciones y comentario: Es una planta muy adecuada para eliminar toxinas gracias a su alto efecto diurético. Por su riqueza en sales minerales y en vitamina C se ha considerado muy útil para favorecer el restablecimiento de organismos debilitados y anémicos, pues los previene de posibles infecciones. En otras épocas se ha utilizado para combatir el escorbuto. Fortalece los vasos sanguíneos y evita la apoplejía. Las hojas se han consumido desde la Antigüedad como verduras y en ensaladas por su fácil digestión. Tiene propiedades para despertar el apetito. No menos reseñable es la acción purificadora que ejerce sobre determinadas afecciones de la piel como eccemas, forúnculos y verrugas, ya que contribuye a acelerar su curación. También ayuda a mejorar la visión.

    Presentaciones y dosis: En infusión o decocción de hojas y raíz, hasta tres dosis diarias; jugo de planta fresca.

    Remedios caseros


    Loción contra las verrugas:

    Ingredientes: 20 g de hojas de acedera y 1 l de aceite de oliva.

    Preparación: Se machacan las hojas y se echan en el aceite. Se pone al baño maría, se tapa y se mantiene a fuego lento un par de horas. Pasado ese tiempo, se filtra bien el aceite y se guarda en un frasco de cristal traslúcido.

    Frecuencia: Utilizando bastoncillos de algodón, aplicarlo cada noche sobre las verrugas hasta su desaparición.

    Fórmula remineralizante:

    Ingredientes: 100 g de hojas de acedera, 30 g de acelga y apio, 50 g de aceite de oliva y 2,5 l de agua.

    Preparación: Hervir durante 10 minutos a fuego lento y tapado.

    Frecuencia: Tomar hasta siete tazas del caldo resultante, a lo largo del día. Es ideal para personas que acaban de pasar una enfermedad.

    Precauciones: Por su contenido en ácido oxálico, abstenerse de tomarlo las personas que padezcan cálculos renales, y evitar también en la infancia.

    Leyendas y tradiciones: Dioscórides decía en su tratado que la acedera, cocida en vino y aplicada en gotas, servía para sanar el dolor de oídos y dientes; como bebida servía para disolver las arenillas, provocar la menstruación y de antídoto contra el veneno del alacrán.

    Otros usos: En gastronomía popular se consume como verdura, en sopa y en salsa, como aderezo a determinados guisos. La salsa, de sabor muy picante, se ha empleado para acompañar platos de pescado y ave.

    Acelga


    Nombre científico: Beta vulgaris var. altissima L.

    Familia: Quenopodiáceas.

    Catalán: Bleda.

    Gallego: Acelga.

    Euskera: Zerba.

    Inglés: Sugar Beet.

    Descripción: Planta bianual. Hoja grande, lustrosa, más pequeña cuanto más alta. Flor verde o púrpura. Inflorescencias ramosas, sésiles.

    Hábitat: Derivada de una planta silvestre, la acelga se cultiva extensamente en toda España.

    Toxicidad: Ninguna.

    Floración y recolección: Florece en verano. Se aprovechan hojas y peciolos para sacar el jugo.

    Principios activos: Aminoácidos, betaína, glutamina, derivados de xantina y colina.

    Propiedades: Antioxidante, hepatoprotectora, antitumoral.

    Indicaciones y comentario: El jugo de acelga es muy utilizado en disfunciones del hígado, como la hepatitis. Su contenido en betaína facilita la disminución de los triglicéridos y, así, contribuye a equilibrar la proporción de grasas en la sangre. Se recomienda para tratar trastornos circulatorios y arteriosclerosis. Por su acción antioxidante se ha demostrado útil en el tratamiento de tumores. Las acelgas son un alimento muy nutritivo. Se consumen como verduras, con patatas y con aceite de oliva.

    Presentaciones y dosis: Jugo fresco, hasta dos tazas al día; nebulizado; tintura madre, hasta 30 gotas diarias.

    Otros usos: Se consume en verdura y como aderezo de determinados guisos.

    Achicoria


    Nombre científico: Cichorium intybus L.

    Familia: Compuestas.

    Otros nombres castellanos: Chicoria.

    Catalán: Xicoira.

    Gallego: Chicoira.

    Euskera: Xikori.

    Inglés: Chicory.

    Descripción: Planta herbácea de hasta 1 m de alto, muy ramificada, con las hojas superiores alternas y muy aserradas y las inferiores, sentadas. Flores agrupadas en cabezuelas solitarias, orladas de lígulas de color azul celeste. Se abren al mediodía y se cierran al atardecer.

    Hábitat: Planta muy común en cunetas, taludes, márgenes de caminos y sembrados.


    Achicoria


    Distribución: Muy extendida por toda la Península y Baleares, especialmente en ambientes secos.

    Toxicidad: Ninguna.

    Floración y recolección: Florece en verano y se mantiene en flor durante casi toda la estación. Se cosechan la raíz y las hojas.

    Principios activos: En la raíz, inulina y principios amargos; en el látex que emana, lactonas como la intibina y sales minerales, como hierro, potasio, sodio y magnesio.

    Propiedades: Depurativa, diurética, colerética, aperitiva, laxante suave e hipotensora.

    Indicaciones y comentario: Es una notable planta medicinal que actúa como tónico amargo y estimulante de las funciones del hígado y la vesícula biliar. Es recomendada como una solución natural para reparar los efectos de la hepatitis, para casos de ictericia y como complemento contra determinadas intoxicaciones alimenticias. Aporta su fuerza como tónico y estimulante digestivo para devolver el apetito a organismos desganados, como es el caso de enfermos convalecientes y de afectados de anorexia, pues permite una mejor absorción de los nutrientes. Tiene un efecto laxante muy suave, por lo que que es ideal para niños y personas mayores que sufran de estreñimiento. Es también una planta depurativa y diurética que facilita la emisión de orina y la eliminación de toxinas, y que contribuye a reducir infecciones en el tracto urinario. Así, está indicada como complemento en el tratamiento de infecciones urinarias como cistitis y uretritis, gota e hipertensión arterial de origen renal.

    Presentaciones y dosis: En decocción, una taza antes de las comidas; en tintura, 30 gotas en tres dosis diarias; en polvos, pastillas y jarabe.

    Remedios caseros


    Tisana para el estreñimiento:

    Ingredientes: 15 g de hojas de achicoria, grosellero negro y flores de tilo por cada litro de agua.

    Preparación: Se echa la hierba en el agua ya hirviendo. Se deja reposar, tapado, 10 minutos y luego se filtra.

    Frecuencia: Se recomienda una taza al día, una hora antes de acostarse.

    Fórmula protectora del hígado:

    Útil en caso de intoxicaciones alimenticias.

    Ingredientes: Achicoria, diente de león, alcachofera y centaura menor. Una cucharada sopera rasa de la mezcla por cada taza de agua.

    Preparación: Se hierve 2 minutos y se deja reposar tapado otros 10.

    Frecuencia: Tomar en ayunas, dos tazas, la última antes de cenar. Para disimular el sabor, muy amargo, añadir miel o limón.

    Tónico digestivo:

    Útil en casos de inapetencia y debilidad gástrica.

    Ingredientes: Se combina la achicoria con genciana y menta, también digestivas, a razón de una cucharada sopera rasa por cada vaso de agua.

    Preparación: Se hierve 2 minutos y se deja en reposo otros 15.

    Frecuencia: Beber dos vasos al día. Si lo tomamos antes de las comidas, estimulará el apetito, y si lo tomamos después de comer, facilitará la digestión.

    Decocción para la cistitis:

    Ingredientes: Cantidades de 20 g de achicoria, brezo, cebada, grama y 10 g de parietaria.

    Preparación: Hervir durante 15 minutos en 1 l de agua, dejar reposar y filtrar antes de que se enfríe.

    Frecuencia: Tomar hasta tres tazas a lo largo del día.

    Precauciones: Los hipertensos o con tensión irregular deben consultar con un especialista antes de consumir esta planta.

    Plantas con las que combina: Diente de león, alcachofera, cachurrera, caléndula, centaura, grama, brezo, parietaria, menta, hinojo, anís, regaliz, perejil y cola de caballo.

    Leyendas y tradiciones: Ya en la antigua Roma se consumía en ensalada y aun hoy día, en ciertas zonas de Francia y Bélgica, las raíces se toman, como un plato muy apreciado, hervidas y untadas en mantequilla.

    Otros usos: Su uso más reconocido es como sustituto del café. El cultivo tiene este propósito, y las raíces, una vez troceadas y puestas a secar, se muelen y tuestan. Tienen un sabor muy agradable y cuentan con la ventaja de no contener cafeína.

    Aciano


    Nombre científico: Centaurium umbellatum Gilib.

    Familia: Compuestas.

    Otros nombres castellanos: Azulejo.

    Gallego: Herba de fel.

    Catalán: Blavet.

    Euskera: Nabarr lore.

    Inglés: Cornflower.

    Descripción: Planta anual o bianual, de hasta 70 cm de alto, con el tallo erecto, muy ramificado, hojas basales divididas y las superiores, sésiles y lineales, todas ellas tormentosas. Capítulos florales solitarios, con los flósculos exteriores mucho mayores que los centrales y de un color azul intenso. Brácteas verdes, ovales, con los márgenes aserrados.

    Hábitat: Frecuente en márgenes de trigales, otros sembrados, taludes y caminos.

    Distribución: Es originaria de Oriente Medio, pero está muy extendida por la Europa mediterránea. Aparece en la mayor parte de la Península y Baleares y escasea hacia el noroeste.


    Aciano


    Toxicidad: Ninguna.

    Floración y recolección: Florece a partir de mayo y se mantiene así casi todo el verano. Se cosecha justo después de la floración. Se aprovechan los capítulos florales.

    Principios activos: Taninos, mucílagos, flavonoides, principios amargos, antocianósidos como la cianina, y sales minerales.

    Propiedades: Antiinflamatorio, astringente, antiséptico, hepatoprotector, diurético.

    Indicaciones y comentario: El aciano es un notable remedio natural para problemas de la vista. Mejora la circulación y la resistencia capilar, rebaja las inflamaciones oculares y contribuye a la regeneración de la capa vascular de la retina, lo que redunda en una mayor agudeza visual y proporciona un alivio progresivo a la vista cansada. Es muy recomendable para profesionales obligados a forzar la vista delante de una pantalla de ordenador o televisión, y también para las personas con vista cansada. Mediante baños y colirios se aplica para tratar la conjuntivitis y sanar los orzuelos, pero también para eliminar las arrugas incipientes en torno a los ojos, también llamadas patas de gallo. Su efecto astringente y antiinflamatorio lo hacen igualmente útil contra dolores dentales y para tratar encías sangrantes. Es un buen remedio para las digestiones difíciles, además de fortalecer el hígado y prevenirlo ante posibles infecciones.

    Remedios caseros


    Cefalea por vista cansada:

    Ingredientes: Aciano, saúco, eufrasia y rosa de Alejandría, a partes iguales, en una proporción de dos cucharadas soperas de la mezcla por 250 ml de agua.

    Preparación: Hervir 2 minutos. Dejar reposar 10 minutos más y con la mezcla aún caliente empapar unas gasas de algodón.

    Frecuencia: Lo aplicamos sobre los ojos, efectuando hasta 15 presiones por cada gasa. Repetir la operación hasta que la tisana se enfríe.

    Baño ocular:

    Para conjuntivitis, blefaritis y orzuelos.

    Ingredientes: Media cucharadita de cabezuelas de aciano por cada vaso de agua.

    Preparación: En infusión durante 10 minutos y colar.

    Frecuencia: Con la ayuda de un lavaojos, hacer baños oculares dos o tres veces al día.

    Compresas para los ojos:

    Ideal para la vista cansada y ojos enrojecidos.

    Ingredientes: 3 cabezuelas de aciano, una pizca de té y 100 cc de agua.

    Preparación: Preparar una infusión con la mezcla y dejar en reposo, tapada, durante 5 minutos.

    Frecuencia: Empapar unas gasas y aplicar sobre los ojos cerrado con suaves toques sobre los párpados y con masajes sobre el contorno del ojo. Se puede reforzar su efecto añadiendo manzanilla a la infusión.

    Enjuague para encías irritadas:

    Ingredientes: 20 g de aciano por cada litro de agua.

    Preparación: Se echa el agua hirviendo sobre la hierba y se deja a fuego lento 5 minutos más, Tapamos y dejamos reposar 10 minutos. Después colar y enjuagar la boca.

    Frecuencia: Repetir la operación varias veces al día.

    Presentaciones y dosis: En infusión y decocción, tres tazas diarias; en lavados oculares o colirios y en lociones desmaquilladoras de ojos.

    Plantas con las que combina: Manzanilla, eufrasia, saúco, abrótano hembra, hamamelis, caléndula, rosa de Alejandría.

    Leyendas y tradiciones: En la tradición francesa al aciano se le conocía por casse lunette (gafas rotas), porque se decía que quien probaba esta planta ya podía prescindir de los anteojos para siempre, los cual es una aseveración ciertamente exagerada.

    Acónito


    Nombre científico: Aconitum napellus L.

    Familia: Ranunculáceas.

    Otros nombres castellanos: Napelo, matalobos.

    Catalán: Tora blava.

    Gallego: Acónito.

    Euskera: Otseri.

    Inglés: Blue Monkshood.

    Descripción: Planta herbácea vivaz, de hasta 1 m de alto, con el tallo erecto y robusto, las hojas son grandes, divididas en segmentos lineales, y tiene bellas flores de color azul intenso, con espolones rectos, agrupadas en densas espigas.

    Hábitat: Crece junto a arroyos y manantiales, en prados y roquedos de montaña, hasta los 2.500 m. En otoño se seca y vuelve a reverdecer cuando se retiran las nieves. Se suele plantar en parques y jardines.

    Distribución: Originaria de Europa y Asia, en la Península se localiza en los más importantes sistemas montaños, desde los Pirineos a Sierra Nevada.

    Toxicidad: Muy alta, venenoso.


    Acónito


    Remedios caseros


    Tintura para la ciática:

    Ingredientes: Unas 10 gotas de tintura de acónito.

    Frecuencia: Aplicar sobre la zona dolorida con suaves fricciones, antes de acostarse. También se recomiendan las cremas o gels preparados que se pueden obtener en herboristerías y algunas farmacias.

    Floración y recolección: Florece a principios del verano. En fitoterapia se aprovechan los tubérculos y la raíz, que se cosechan a finales del verano y, en menor medida, las hojas, que se recogen justo antes de la floración.

    Principios activos: Alcaloides como la aconitina, la aconina y la napelina; ácidos orgánicos, colina y glúcidos.

    Propiedades: Analgésico, anestésico, antitusivo, antiinflamatorio, vasodilatador, vasoconstrictor.

    Indicaciones y comentario: El acónito es una planta altamente venenosa que incluso en dosis moderadas puede resultar fatal, por lo que se desaconseja su uso por vía interna si no es bajo un escrupulos control médico. Su aplicación interna está reservada a la homeopatía, en dosis muy bajas, para tratar la ansiedad y como remedio natural para superar un shock. La acotina le confiere una acción muy potente: actúa sobre el sistema nervioso, impulsa la dilatación de los vasos sanguíneos e incrementa el flujo coronario. Se ha indicado para el tratamiento de determinadas afecciones ginecológicas como la endometriosis, en trastornos coronarios y para combatir el dolor de muelas y la migraña. No obstante, el acónito, en fitoterapia, se recomienda preferiblemente en aplicación externa. Gracias a sus virtudes analgésicas y antiinflamatorias es adecuado para reducir el dolor y rebajar la inflamación en magulladuras, golpes, dolor de articulaciones, además de en neuralgias como la ciática, la lumbalgia y el trigémino.

    Presentaciones y dosis: Sólo para aplicación externa, en forma de pomada, crema, gel, gotas de extracto fluido o tintura para masajes.

    Precauciones: La administración por vía oral de diez gotas de tintura de acónito se considera peligrosa y superar los 5 ml puede incluso ser mortal. Los síntomas de un envenenamiento con acónito son diversos: dolor en el pecho, estados de ansiedad, pérdida del habla, náuseas, vómitos o dilatación de las pupilas. En casos extremos, puede provocar fibrilación ventricular y muerte por parada respiratoria. El contacto directo con la planta puede ocasionar irritación y prurito.

    Leyendas y tradiciones: Su condición de planta tóxica explica que en la Antigüedad fuera utilizada en Europa para envenenar flechas y dardos de caza.

    Adormidera


    Nombre científico: Papaver somniferum L.

    Familia: Papaveráceas.

    Otros nombres castellanos: Dormidera.

    Catalán: Herba dormidora.

    Gallego: Dormideira.

    Euskera: Lobelarr.

    Inglés: Opium poppy.

    Descripción: Planta herbácea anual, de hasta 1,5 m de alto, con tallo grueso y hueco, hojas grandes, lobuladas, de color verde oscuro mate, y bellas flores solitarias, también grandes, con cuatro pétalos de color blanco, rosado o violáceo.

    Distribución: Originaria de Extremo Oriente, su cultivo se ha generalizado en países como Turquía, Irán y, principalmente, Afganistán, pero también en otros muchos países, sobre todo asiáticos, para la obtención de morfina y codeína, dos somníferos muy utilizados en medicina, así como para producir el cultivo ilegal de opio y heroína.


    Adormidera


    Toxicidad: Alta.

    Floración y recolección: Florece desde el mes de mayo y se recoleta desde finales de la primavera. Se utilizan las semillas o cápsulas inmaduras, sobre las que se practica una incisión para obtener un látex blanco y viscoso que, una vez seco, da lugar al opio crudo. En menor medida se utilizan hojas y flores.

    Principios activos: Alcaloides opiáceos como la morfina, codeína, narcotina y papaverina; ácido mecónico, azúcares, resina.

    Propiedades: Analgésico potente, antiespasmódico, tranquilizante.

    Indicaciones y comentario: El principal derivado del opio (látex de adormidera cuajado) es la morfina, que se utiliza de manera generalizada en medicina convencional como un potente analgésico, especialmente en pacientes terminales. Se ha utilizado también para aplacar el dolor intenso en cólicos biliares y renales agudos. Contiene también codeína, que es un analgésico más suave y útil para calmar dolores musculares, dolores asociados a la menstruación, migrañas y cefaleas de todo tipo, así como para disipar las molestias posteriores a una diarrea severa o para calmar la tos convulsiva. Actúa sobre el sistema nervioso y neurovegetativo, reduciendo la ansiedad y la irritabilidad nerviosa, y se muestra como un buen remedio para combatir insomnio y otros trastornos del sueño. En uso externo se aplica para tratar picores y alergias cutáneas.

    Presentaciones y dosis: En gotas, de 3 a 8 g al día; en infusión de hojas o flores, secas o frescas.

    Remedios caseros


    Infusión contra el insomnio:

    Ingredientes: Una cucharada sopera rasa de flores de adormidera secas por cada vaso de agua.

    Preparación: Echar la hierba en el agua hirviendo, tapar y mantener en reposo 10 minutos. Edulcorar con miel o azúcar integral.

    Frecuencia: Tomar una taza caliente una hora antes de acostarse.

    Precauciones: El uso de esta planta debe hacerse bajo riguroso control médico. Se ha de evitar en casos de insuficiencia respiratoria.

    Leyendas y tradiciones: Las semillas de la adormidera se vienen utilizando desde hace 4.000 años. Los egipcios utilizaban el opio para combatir la pesadumbre; los griegos se lo hacían traer desde Extremo Oriente, pero fueron los árabes los que difundieron sus propiedades medicinales durante la Edad Media.

    Otros usos: Las semillas se utilizan como ingrediente en repostería.

    Agaragar


    Nombre científico: Gelidium amansii.

    Familia: Rodofíceas.

    Catalán: Agar agar.

    Gallego: Agar agar.

    Descripción: Alga marina de hasta 1 m de largo, de color marrón, blanquecino o rojizo, traslúcida, compuesta de tiras y frondas planas.

    Hábitat: Fondos marinos oceánicos hasta 30 m de profundidad.

    Distribución: Se encuentra en las costas de China y Japón y en el sur del continente africano. Para obtenerla se utilizan otras especies similares de algas, como las del género Gracilaria, Ceramium y Gigartina, que se localizan en costas europeas y americanas.

    Toxicidad: Ninguna.

    Recolección y conservación: Se recolecta en las costas rocosas y fondos marinos someros, con ayuda de rastrillos. Se deja secar al Sol. La cosecha se realiza durante el verano o el otoño, y la preparación en invierno. El alga se disuelve en agua hervida, transformándose en cuestión de segundos en una gelatina viscosa.

    Remedios caseros


    Fórmula reconstituyente:

    Ingredientes: 25 g de agar agar en barras o tiras por cada tarro de 0,5 l de agua.

    Preparación: Hervir apenas 2 minutos, dejando evaporarse parte del

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