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El libro de las 200 tisanas: Una amplia selección de infusiones terapéuticas para tratar dolencias muy diversas
El libro de las 200 tisanas: Una amplia selección de infusiones terapéuticas para tratar dolencias muy diversas
El libro de las 200 tisanas: Una amplia selección de infusiones terapéuticas para tratar dolencias muy diversas
Libro electrónico289 páginas1 hora

El libro de las 200 tisanas: Una amplia selección de infusiones terapéuticas para tratar dolencias muy diversas

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Un buen número de dolencias comunes, como indigestiones, espasmos gastrointestinales, mareos, náuseas, acidez estomacal, afecciones respiratorias leves, alergias, problemas nerviosos (insomnio, taquicardia, tics nerviosos), astenia, alteraciones hepáticas leves, hipertensión arterial, diabetes, problemas de mala circulación sanguínea, retención de líquidos, sobrepeso, infecciones urinarias, dolores articulares, afecciones dermatológicas diversas, afecciones bucales y otras muchas se pueden tratar con remedios totalmente naturales, a través de fórmulas herbarias, que se aplican por vía oral en forma de tisana o por vía tópica en forma de baños, friegas, colutorios o colirios. Las plantas medicinales que conforman estas fórmulas, muy ajustadas, nos brindan el poder reparador que ejercen a partir de sus diferentes principios activos. Las tisanas nos son remedios milagrosos, y en muchos casos no pueden, en modo alguno, reemplazar los tratamientos clínicos, pero sí han demostrado una eficacia curativa relevante, como prueba la confianza que los herbolarios siguen suscitando en sectores importantes de la población. Además, las tisanas, de sabores y aromas muy diversos, nos ofrecen la posibilidad de experimentar nuevas y viejas sensaciones gustativas y de ser, al tiempo, un buen pretexto para cultivar las relaciones sociales o la introspección.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 mar 2021
ISBN9788412298260
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    El libro de las 200 tisanas - Jordi Cebrián

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    El libro de

    las 200 tisanas

    Una amplia selección de infusiones terapéuticas

    para tratar dolencias muy diversas

    Jordi Cebrián

    logo_bubblebooks

    Primera edición: marzo de 2021

    © del texto y de las fotografias:

    Jordi Cebrián, 2021

    BubbleBooks Editorial

    www.bubblebooks.es

    editorial@bubblebooks.es

    ISBN: 978-84-122982-6-0

    Diseño de cubierta e interiores:

    Grafime

    Imagen de la cubierta:

    © Shutterstock

    Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización por escrito de los titulares del copyright,

    la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento mecánico,

    telepático o electrónico –incluyendo las fotocopias y la difusión a través de internet– y

    la distribución de ejemplares de este libro mediante alquiler o préstamos públicos.

    Índice

    shutterstock_246189124

    Plantas medicinales, regalo de la naturaleza

    Dónde están las plantas medicinales

    Los principios activos de las plantas

    Herbolarios, tradición y modernidad

    Ventajas de las plantas sobre los medicamentos

    Consejos sobre la recolección de las plantas en el campo

    Conservación de las plantas

    Plantas medicinales en el balcón

    Precaución con las plantas

    Geografía de las plantas

    Cómo se prepara una tisana

    Cuándo tomar una tisana

    Las plantas de mejor sabor

    LAS 200 TISANAS IMPRESCINDIBLES

    Dolencias y plantas

    Relación de plantas estrella

    Glosario

    Bibliografía

    Recursos en internet

    Fotografías

    a Rosa María

    y a los profesionales

    del herbolario el Manantial de Salud

    Plantas medicinales,

    regalo de la naturaleza

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    LA NATURALEZA ES UN LIBRO ABIERTO, inmenso y fascinante, casi inabarcable, pero accesible para que hurguemos en él, nos sorprendamos y aprendamos nuevos conceptos a cada paso. La vegetación, las plantas, en sus innumerables formas y manifestaciones, constituyen un pilar indispensable en la rueda de la vida sobre nuestro planeta. Sin las plantas, ningún organismo superior podría subsistir. Las plantas vasculares, que a través de la fotosíntesis utilizan la energía del sol para transformar el dióxido de carbono en diferentes compuestos orgánicos, como el azúcar, son insustituibles para asegurar la alimentación de toda una compleja estructura de seres vivos.

    Así pues, necesitamos las plantas para alimentarnos, pero también para protegernos de las inclemencias del tiempo, para modular las temperaturas, para controlar las avenidas de los ríos en momentos de crecidas, para proteger y abonar el suelo, para que nos aporten frescor y sombra en los meses de mayor insolación, para ofrecernos cobijo, también vestimenta y un sinfín de útiles y herramientas que precisamos en nuestra vida diaria. Y han sido y siguen siendo las plantas y solo las plantas las que podían asegurarnos alivio y curación ante infinidad de afecciones y enfermedades. Aún hoy día, pese al avance imparable de los medicamentos de síntesis, las dos terceras partes de la humanidad necesitan de las plantas como principal fuente de medicinas.

    De ciertos principios activos aislados de las plantas derivan buena parte de los medicamentos que hoy utilizamos y en los que confiamos para alejar el espectro de la enfermedad. Según algunas estimaciones, entre el treinta y el cincuenta por ciento de todos los medicamentos en uso proceden, en su origen, de plantas curativas. Hay muchísimos ejemplos, como la digitoxina de la digital, la efedrina de la efedra, la atropina de la belladona, la quinina de la quina roja o, el caso más conocido, la salicina del sauce blanco, de la que deriva el fármaco más consumido en el mundo, la popular aspirina. Durante siglos, las plantas, a través de remedios más o menos efectivos, nos han permitido aliviar una enorme cantidad de dolencias y nos han procurado cierto nivel de bienestar.

    Dónde están

    las plantas medicinales

    shutterstock_246189124

    EL SER HUMANO SE HA VALIDO DE SU ENTORNO para tratar de obtener sustento, protección y placer. Y eso también sucede con la salud. No somos la única especie animal que emplea las plantas para sanarse. Nuestros parientes más cercanos, los chimpancés, recogen hojas de la selva y las consumen para aliviarse dolores o para tratar de eliminar parásitos intestinales. Con este mismo fin, devoran hojas los babuinos en la sabana. Guiados por la curiosidad y atenazados por la urgencia, nuestros antepasados debieron de probar diferentes remedios que estaban a su alcance; a través del simple sistema acierto-error, fueron acumulando una sabiduría ancestral sobre las virtudes de las plantas de su entorno, diferenciando entre aquellas que curan y aquellas que pueden ser dañinas o incluso venenosas. Tal conocimiento, a menudo, solo estaba al alcance de unos pocos miembros del clan (cuando no de uno solo). Es algo que sucedió durante mucho tiempo con los chamanes, los brujos y los curanderos.

    Antes de la irrupción de la medicina moderna, las plantas constituían prácticamente el único recurso con que contaban los sanadores para tratar de devolver la salud a una persona enferma. En los ambientes rurales, el conocimiento sobre el uso de las plantas se heredaba de una generación a la siguiente, como unas verdades inamovibles, y era frecuente que la mayoría de los integrantes de la familia estuvieran capacitados para reconocer en el campo aquellas plantas que podían serles útiles y aquellas otras que era preciso evitar a toda costa. Además, en las familias solía existir el miembro que asumía las funciones de sanador: era el más experto a la hora de obtener remedios que podían llegar a restablecer la salud o, cuando menos, aliviar la dolencia del pariente que había caído enfermo.

    No cabe duda de que muchos de esos remedios podían tener un efecto terapéutico dudoso o actuar simplemente como un placebo, pero también lo es que otros muchos se han seguido utilizando, no solo por tradición, sino también como una alternativa perfectamente válida al consumo de fármacos de síntesis, tan sobreusados hoy en día.

    Pero, volviendo a la pregunta que daba título a este capítulo, ¿dónde están las plantas medicinales? Pues ciertamente en todas partes: en el campo, junto a los sembrados y los bosques, a la vera de los ríos y los lagos, en la montaña y en los valles, en inaccesibles cantiles calizos y en playas y marismas ventosas, pero incluso en torno a los pueblos y hasta en el interior de las populosas y contaminadas ciudades.

    Un ejemplo: supongamos que nos subimos el metro o el ferrocarril en Barcelona y nos dirigimos a una estación de la parte alta; caminamos un poco y nos acercamos a la falda de la sierra de Collserola. A poco que avancemos en un sencillo ascenso por la montaña, tropezaremos con una gran diversidad de plantas a las que se les pueden atribuir virtudes medicinales. En los prados secos nos aparecerán la lengua de perro o cinoglosa, la fumaria (muy apreciada como depurativo hepático), la bolsa de pastor (humilde planta destinada a curas ginecológicas), la borraja (tan versátil)… Más arriba, en los matorrales de retama, la modesta ruda (de fuerte olor, usada contra golpes y torceduras), el aladierno, el aromático cantueso, un magnífico tónico digestivo, la jara blanca, la viborera, el fragante romero, el amor de hortelano, el espino blanco, un arbusto ideal para controlar la hipertensión… Algo más arriba, en taludes, el vistoso milamores (un calmante excelente), el madroño (cuyas hojas se comportan como antisépticos urinarios), el labiérnago (utilizado contra el glaucoma), el discreto camedrio, el hinojo (de nuevo muy aromático, excelente para aliviar los gases y favorecer la digestión), el erísimo (ideal contra las alergias respiratorias y la afonía)… En los claros abiertos por la instalación de torres eléctricas o por los recurrentes incendios estivales, encontraremos el gordolobo (un magnífico antialergénico), la viborera (un buen diurético) o la aspérula olorosa. Si pasamos a la vertiente más sombreada y húmeda, nos aparecerán la agrimonia (un antidiarreico de primer orden), que comparte virtud con la cariofilada y la hierba de san Roberto, también presentes en el bosque, el modesto rusco (recurso herbario contra las varices), el durillo, la bardana (con sus enormes hojas) y la viola (una aliada contra la gripe). Y de nuevo en la ciudad, antes de regresar al transporte público, las ubicuas parietarias y las verdolagas (que aparecen en las aceras), la boca de dragón (que emerge de un muro), las salvias y los jazmines plantados en un jardín cercano, o, una vez en casa, las lobularias que surgen de manera espontánea en nuestros tiestos.

    Es solo un ejemplo. La cosa podría variar según donde nos encontremos. Lo cierto es que hay plantas medicinales por todas partes, solo hay que saber reconocerlas. Hay algunas muy famosas, muchas de las cuales ya nos advierten de su potencialidad curativa a través de sus esencias, lo que equivale a decir, de su fragancia. Es el caso de muchas labiadas y umbelíferas: romero, tomillo, ajedrea, las distintas mentas, camedrio, salvia, lavanda, hisopo, albahaca, hinojo, eneldo, anís, alcaravea. Es también el caso de muchas compuestas, la familia de cardos y margaritas, plantas bien conocidas como la manzanilla, la artemisa, el ajenjo, la santolina, el diente de león o la alcachofera. Otras son tan frecuentes que hasta dudamos que puedan sernos útiles, como las plantas ruderales y arvenses como la amapola, la caléndula silvestre, la centidonia, las molestas ortigas, los abundantes llantenes y el elegante saúco. Otras son famosas por su nombre, pero solo los expertos o los aficionados serían capaces de identificar en el campo, como la agrimonia, la valeriana, la gatuña, la cola de caballo, el hipérico, la milenrama o la salicaria. Salir al campo, al monte, al bosque, a la marisma o a la playa para tratar de identificar plantas es una actividad fascinante; cuanto más vas profundizando, más necesitas desentrañar sus secretos y, al tiempo, más y más compleja se revela ante tu absorta mirada la gran diversidad de matices que encierra, como ocurre con todas las buenas aficiones. En muchos casos, puede llegar a ser una actividad adictiva, en el buen sentido de la palabra. Conocer las plantas medicinales, saber identificarlas en el campo, y luego dominar las técnicas para elaborar tus propios remedios es un aprendizaje que lleva tiempo y en el que el consejo de un amigo experto en botánica, etnobotánica y en fitoterapia puede resultar imprescindible, al menos en un primer momento.

    Ejemplos de plantas medicinales por hábitats

    En caminos y sembrados

    Especie Floración

    Aciano Primavera

    Alfalfa Primavera, verano

    Amapola Primavera

    Bolsa de pastor Invierno, primavera

    Borraja Invierno, primavera

    Fumaria Invierno, primavera

    Hinojo Verano

    Llantén mayor Primavera, verano

    Maíz Verano

    Manzanilla Primavera

    En prados y herbazales

    Especie Floración

    Agrimonia Verano

    Camedrio Invierno

    Cantueso Invierno, primavera

    Diente de león Todo el año

    Gatuña Primavera

    Erísimo Invierno, primavera

    Hipérico Verano

    Orégano Verano

    En riberas de ríos y lagos, barrancos

    Especie Floración

    Cola de caballo Primavera

    Epilobio Verano

    Melisa Primavera

    Ortiga Primavera

    Menta de caballo Verano

    Poleo Primavera, verano

    Regaliz Primavera

    Salicaria Verano

    Sauzgatillo Verano

    Valeriana Primavera, verano

    En matorrales y collados secos

    Especie Floración

    Hisopo Verano, otoño

    Lavanda Verano

    Ajedrea Verano, otoño

    Mirto Primavera

    Romero Todo el año

    Salvia Primavera

    Santolina Verano

    Tomillo Primavera

    Perpetua Primavera

    Coronilla de fraile Invierno

    En bosques

    Especie Floración

    Abedul Primavera

    Betónica Primavera

    Hierba de san Roberto Invierno a verano

    Lentisco Primavera

    Muérdago Primavera

    Pulmonaria Primavera

    Rusco Invierno

    Tilo Primavera

    Vara de oro Verano

    En montañas

    Especie Floración

    Arándano Verano

    Árnica Verano

    Bistorta Verano

    Eufrasia Primavera, verano

    Gayuba Primavera

    Genciana amarilla Verano

    Gordolobo Primavera, verano

    Milenrama Verano

    En roquedos y acantilados

    Especie Floración

    Boca de dragón Primavera

    Milamores Invierno, primavera, otoño

    Té de roca Verano

    Saxifraga Primavera, verano

    Hinojo marino Verano

    Oreja de oso Primavera

    En playas y marismas

    Especie Floración

    Abrojo Verano

    Glaucio Primavera, verano

    Hinojo marino Verano

    Malvavisco Verano

    Onagra Todo el año

    Perpetua Primavera, verano

    Zamarrilla de playa Primavera, verano

    En parques y jardines

    Especie Floración

    Aloe Verano, otoño, invierno

    Amapola de California Primavera, verano

    Caléndula Todo el año

    Capuchina Primavera, otoño

    Ciprés Primavera

    Equinácea Primavera

    Kalanchoe Todo el año

    Laurel Primavera

    Menta Primavera

    Pasiflora Primavera

    Los principios activos

    de las plantas

    shutterstock_246189124

    LAS PLANTAS EMPLEAN DETERMINADAS sustancias químicas para defenderse de sus depredadores y de las plagas, para atraer a sus polinizadores, para «avisar» a las plantas congéneres de su entorno de la existencia de un foco de agresión o de una amenaza tangible, para protegerse de las contingencias climáticas y para diseminar sus semillas. Se trata de una estrategia muy

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