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Infierno: Primer Viaje Y Segundo Viaje
Infierno: Primer Viaje Y Segundo Viaje
Infierno: Primer Viaje Y Segundo Viaje
Libro electrónico392 páginas6 horas

Infierno: Primer Viaje Y Segundo Viaje

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Información de este libro electrónico

UNA TRANQUILA TARDE QUE SE TRANSFORMA EN UNA PESADILLA.
UN PASEO POR LAS AFUERAS DE UN PEQUEO PUEBLO DONDE NUNCA SUCEDE NADA EXTRAO Y QUE REPENTINAMENTE DESAPARECE ENVUELTO EN UNA ESPESA NIEBLA.
INFIERNO, UNO DE LOS MUNDOS TAB, VA SER DESTRUIDO POR UNA RAZA DE GUERREROS, LOS DENOMINADOS ASESINOS.
DAVID Y MARA SALEN DE PASEO Y APARECERN EN EL INFIERNO, DNDE DESCUBRIRN POR QU ESTN ALL Y QU DEBEN HACER PARA SALIR SIN PERDER LA VIDA EN EL INTENTO.
A ELLOS SE UNIRN NUEVOS AMIGOS QUE LES AYUDARN A ENFRENTARSE CONTRA TODOS LOS ASESINOS.
LA SUERTE DE TODOS LOS MUNDOS EST ECHADA
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento25 feb 2013
ISBN9781463352011
Infierno: Primer Viaje Y Segundo Viaje

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    Infierno - David Warmaster

    1.

    PRIMER DÍA: ENTRADA EN UN LUGAR DESCONOCIDO

    "La tarde era muy tranquila y la temperatura era perfecta para salir a dar un paseo, por lo que María y yo decidimos salir de casa y dirigirnos por la carretera que lleva hacia el río, notando a escasos tres kilómetros del pueblo que algo raro estaba ocurriendo a nuestro alrededor. Detrás de nosotros se aproximaba una tormenta pero, la tormenta que se acercaba hacia nosotros, era diferente y se notaba en todo lo que nos rodeaba, obligándonos a volver al pueblo pensando que iba a llover.

    Hacia nosotros se acercaba una nube completamente negra con los rayos moviéndose con la forma de una telaraña, algo muy diferente a una tormenta normal, ya que un rayo, normalmente, parte del suelo y de la nube al mismo tiempo hasta que se juntan o bien entre nubes. En cambio, este rayo partía del centro de la telaraña y se iba distribuyendo en hexágonos concéntricos similares a un túnel que lleva al interior de la nube.

    No tardamos en ser envueltos por la nube, andando por una oscuridad que apenas nos permitía ver a un metro de donde estábamos, por lo que tras andar los tres kilómetros de vuelta y creyendo que teníamos que haber llegado al pueblo, notamos que allí no había nada, sólo un insoportable olor a carne putrefacta y un panorama desolador.

    Rodeándonos había múltiples pirámides de calaveras envueltas en llamas y en el suelo había muchos cuerpos en diferentes estados de descomposición (muchos de ellos como si llevasen siglos en aquel lugar tan inhóspito) tan repartidos en pequeños trozos, similar a cuando ocurre una masacre por medio de explosivos, que hacía imposible distinguir si eran humanos o no. Otros, estaban quemados como si les hubiera caído un rayo o los hubiera dado una fuerte descarga eléctrica.

    En cambio, la sangre que había alrededor de ellos estaba fresca, líquida y espesa a pesar de que en ese lugar hacía mucho calor, siendo el principal motivo de que la sangre debería estar formando placas, o estar seca, o algo parecido (pero no se veía que esto fuera a suceder alguna vez). La sangre continuaba su curso como si fuese un pequeño arroyo rojo.

    María me preguntó dónde estábamos porque no conocía el sitio donde nos encontrábamos y la respondí que sólo se fijase en que donde estábamos nosotros durante el paseo todo era verde y lleno de árboles y en ese sitio no había nada más que desolación.

    María y yo, ante esta situación, nos aterrorizamos al encontrarnos todo eso, algo que helaría la sangre del más intrépido. En unos segundos nos encontramos ante una pesadilla real que comparándola con las de los sueños, la elección sería fácil, ya que las pesadillas de los sueños no son tan terroríficas, incluso una película de terror, por mucho que salieran sangre y cuerpos despedazados, parecía un cuento de niños comparado con la escena que estábamos observando María y yo".

    No quisimos imaginarnos lo que habría pasado allí ni lo que ocurriría en otros mundos porque nuestras mentes estaban estupefactas. Sólo deseábamos que si a nosotros nos iba a suceder lo mismo, fuese lo más rápido posible para no sentir nada.

    "Cada vez nos alejábamos más de los cuerpos y a nosotros no nos había ocurrido nada desagradable hasta el momento, pero la situación nos seguía preocupando al no saber lo que había ocurrido allí.

    Mientras andaba, miré el reloj y comprobé que las agujas no se movían, pensando que me había quedado sin cuerda di cuerda pero las agujas seguían sin moverse. Le pregunté a María la hora qué era en su reloj y ella comprobó que con su reloj pasaba lo mismo, sólo que en vez de llevar agujas era de números y se había detenido en la 17:20. Nos resultaba imposible creer lo que estábamos viendo, el sitio en el que habíamos aparecido parecía estar al margen del tiempo.

    Debimos andar un tramo bastante grande a juzgar por el cansancio que se nos iba acumulando en todos los músculos del cuerpo, decidiendo pararnos a tomar un pequeño descanso y sin darnos cuenta nos quedamos profundamente dormidos.

    Nada más despertar, miramos el reloj y vimos que había transcurrido una hora, pero habíamos dormido y descansado igual que cuando se duermen doce horas, por lo que al estar completamente descansados y más tranquilos, decidimos continuar buscando si en aquel lugar había alguna salida. Habíamos comprobado que el tiempo transcurría al igual que en nuestro mundo. La única diferencia era que lo hacía muy lento.

    En el camino que llevábamos andado, nos encontramos un mapa que parecía recién impreso y que tenía varios lugares señalados, surgiendo como primera idea, ir a ver esos lugares por si alguno fuese la salida del horrible lugar en el que nos encontrábamos.

    image2.jpg

    Nos fijamos en el mapa y vimos que en él había señalada una ciudad y sobre ella un círculo, con símbolos marcados a su alrededor, los cuales no sabíamos lo que querían indicar.

    A poca distancia del lugar donde encontramos el mapa, mientras lo observábamos buscando un lugar dónde ir, llegamos a un río que tenía el agua de color rojo como la sangre, intuyendo que la razón más probable fuese porque había más cuerpos en la parte alta del río. Creyendo haber oído algo detrás de nosotros, nos giramos durante un instante y comprobamos que no había nada pero, al mirar de nuevo el río, el agua había cambiado a un color azul zafiro.

    Esto nos llamó la atención, aunque también nos desconcertó y atemorizó de nuevo, ya que no era posible que el agua de un río cambiase de color en segundos, si se puede llamar así al tiempo que transcurría en ese lugar. Decidí buscar la procedencia del río para ver si había más cuerpos y la razón de por qué cambiaba de color.

    Cuando llegué al nacimiento del río, observé que las rocas de donde salía el agua eran del mismo color que el río, que en esta ocasión era de color verde esmeralda. Supuse que el agua llevaría disueltas grandes cantidades de ese tipo de roca para obtener el cambio de color. Hacía mucho calor y tenía agua cerca, me puse a beber y observé que, al menos, el agua del río se podía beber, algo bueno dentro de lo malo de la situación, ya que no nos deshidrataríamos y sólo hacía falta encontrar algo que se pudiese comer.

    Bajé dónde me esperaba María y la dije que debíamos continuar para ver si encontrábamos algo de comer, pero tras andar una distancia considerable, no conseguimos nada que se pudiese comer. Tenía la extraña sensación de que, incluso en un desierto, se podía encontrar algo de comida antes que en aquel lugar tan extraño e inhóspito, ya que tampoco había cuerpos ni nada por los alrededores.

    Continuando nuestro camino, encontramos un libro que parecía muy antiguo, presentando un notable estado de desgaste y un olor muy rancio. La cubierta era de color negro, con símbolos similares a los del mapa en todo su contorno, muy rígida y algo desgastada en las esquinas. Tenía escrito Infierno con letras doradas en un estilo de letra muy antiguo, casi gótico. Las páginas estaban amarillas y algo verdes, como cuando en algo pasado aparece el moho, presentando oquedades en todo su contorno. Lo abrí con extremo cuidado para no dañarlo más de lo que ya estaba y en la primera página pude leer la siguiente inscripción:

    "Este libro pertenece a J. W. Smith, y le fue entregado el día dieciocho de Marzo del año mil quinientos veintidós".

    Tenía claro que el libro era muy antiguo, pero no sabía quién era el propietario, si estaba vivo o muerto, o si se encontraba en aquel lugar. Tampoco sabía si le faltaba alguna página, así que lo revisé completamente y observé que le faltaba una casi al final, teniendo escrito y señalado en la página siguiente, la explicación de un mapa, nombres y lugares en caracteres extraños. El mapa que yo tenía estaba nuevo si se comparaba con el libro.

    Guardé el libro y el mapa para leerlos más tarde si tenía tiempo o me encontraba con alguien que me pudiese ayudar a leer los extraños símbolos que aparecían.

    Nos estábamos alejando cada vez más del río, pareciendo cada paso y cada instante que transcurrían una eternidad, muy cansados y el hambre no ayudaba mucho, lo que nos obligó a detenernos para descansar algo. En el momento que nos sentamos en el suelo, de pronto comenzamos a tener algo de sueño.

    Estando ya medio dormidos, observamos que alguien o algo con forma humana se dirigía hacia nosotros. Lo último que observé antes de quedarme dormido fue que la persona que se acercaba hacia nosotros era baja y con la piel muy oscura.

    Estuvo un tiempo observándonos y transcurridos unos instantes se fue por dónde había venido. Parecía que intentaba comprobar si continuábamos vivos o estábamos muertos. Miró si teníamos pulso, si respirábamos, si teníamos algún hueso roto y un largo etcétera. Momento en el que me quedé dormido preguntándome quién sería y qué querría de nosotros.

    Cuando volví a despertarme, vi que se aproximaba la misma persona que había venido antes, pero estaba acompañada de tres más iguales que él. Continuaba medio aturdido y somnoliento, sin percatarme muy bien de lo que ocurría a nuestro alrededor. Estaban hablando entre ellos en una lengua que no conocía y de vez en cuando se dirigían hacia nosotros como intentando ver si les dábamos una respuesta para indicar que estábamos vivos. En ese momento me volví a quedar dormido.

    Sin saber cuánto tiempo habría transcurrido desde que nos quedamos dormidos, me desperté completamente descansado sobre una cama un poco más pequeña que yo. En cambio, María continuaba durmiendo en otra cama al lado de la que yo había dormido.

    La habitación era bastante grande, cabían dos camas de 135 cm, dos armarios y una mesa de 1,50 m. Sobre ella había comida de muchas clases y muy apetitosa.

    Dudando y con algo de desconfianza, me acerqué a la mesa y comencé a comprobar que la comida estaba igual de sabrosa que la apariencia que mostraba. En ese momento, María se despertó y se sentó a comer conmigo.

    Después de comer todo lo que pudimos, bajamos por unas escaleras y allí encontramos a dos personas de piel más oscura que nosotros y un poco más bajas, reconociendo al primero de ellos por ser el que nos había mirado el pulso, la respiración, etc.

    Al vernos recuperados, se alegraron y el que se acercó a nosotros la primera vez, comenzó diciendo que se llamaba Jorge y su acompañante se llamaba Marta (era la esposa de Jorge). Nos explicaron que habíamos tenido mucha suerte de que no nos hubiese pasado nada, ya que a los anteriores humanos que habían entrado, los había ocurrido todo tipo de desgracias nada más entrar en ese lugar.

    Mi primera pregunta, tras nuestra correspondiente presentación, fue cómo se llamaba el lugar en el que nos encontrábamos y me respondió que se llamaba Infierno, viniéndonos a la mente como primer pensamiento el Infierno propiamente dicho, lo cual nos atemorizó de nuevo.

    Me recompuse y le pregunté que si había alguna salida de Infierno, sorprendiéndome su repuesta, ya que no lo sabía porque de los pocos humanos, que habían sobrevivido y la habían buscado, no se había vuelto a saber nada. Él suponía que los habría asesinado Karam, el mayor asesino que Infierno había conocido. Estuvo un tiempo hablándonos de Karam y sus amigos. Cómo habían sido los responsables de la muerte de todos los humanos que habíamos visto al entrar en Infierno, las terribles cosas que les habían hecho, sus torturas y, cómo en nuestro caso, nos había encontrado él antes de que nos encontrara Karam. Añadió que no teníamos que preocuparnos porque en su casa estábamos a salvo de ellos y de cualquier otro peligro, ya que su casa estaba situada en un lugar muy pacífico.

    Intenté averiguar si había alguna forma de conseguir un arma para poder defendernos, pero Jorge me dijo que él no tenía ninguna porque no las necesitaba. En cambio, tenía herramientas para fabricarlas y que lo que necesitaba para hacerlas, lo podía conseguir donde nacía el río.

    Decidí ir allí un poco más tarde, no me hacía falta con urgencia y primero quería averiguar todo lo posible sobre Infierno antes de tuviésemos María y yo algún problema.

    María, mientras, estaba hablando con Marta, oyéndose, de vez en cuando, alguna risa.

    Jorge me preguntó cómo había entrado en Infierno y le relaté todo desde el principio. Cómo María y yo habíamos salido a pasear y cómo detrás de nosotros se aproximaba una nube negra. Cómo notamos nuestro paso a través de un túnel aéreo y, cómo cuando todo acabó, nos encontramos dentro de Infierno. Añadiendo por último, lo que él ya sabía.

    Su segunda pregunta me sorprendió, ya que me preguntó cuál era el día que habíamos entrado y le respondí el veinticuatro de Mayo de mil novecientos noventa y cinco.

    Hablando con él, salió el tema de cómo era que ellos estaban en Infierno respondiéndome que cuando vivió en el mundo de los vivos, había sido un asesino de los más grandes y sanguinarios en su época, pero que cayó fulminado por un rayo un día de tormenta y sobre Marta, que estaba allí porque había sido una víctima de Karam. Él no entendía por qué Marta estaba allí, en un lugar dónde la peor pesadilla se puede hacer realidad, ya que con lo agradable que era debería estar en cualquier otro lugar menos en ése. Ella había sido quién le había enseñado la lengua humana".

    Lo poco que sé de Infierno y otros mundos, hasta este momento, es que los humanos no están allí para pasar unas vacaciones o por cualquier razón, prueba de ello era la estancia de Marta en ese lugar. Siempre hay alguna razón muy precisa y hay que averiguar cuál es para resolverla, ya que si no se resuelve, los humanos quedan atrapados allí. Otra es que hay una raza de guerreros llamados los Asesinos que destruyen todo a su paso.

    "Subí a buscar el libro para enseñárselo a Jorge. Él, al verlo, se sorprendió y me preguntó que dónde lo había encontrado. Le respondí que poco antes de que él nos encontrara, cerca del río que cambia de color. Lo abrí mostrándole la inscripción del principio, por si él conocía a su propietario, y me respondió que en Infierno no había nadie que se llamara así.

    Posteriormente, le enseñé el mapa y me explicó que el círculo que había sobre la ciudad, que se llamaba la Gran Ciudad de Karam, según había oído durante años a los habitantes de Infierno, sería una posible salida de Infierno, pero que no estaba seguro y que en el caso de que lo fuese, nadie sabía a dónde llevaba. Me comentó que era una nube, en el cielo, con una telaraña formada por rayos en su interior (lo mismo que vimos María y yo en el otro lado). Sólo quedaba saber cómo llegar hasta ella.

    Abrimos el libro por la segunda página y encontramos una especie de prólogo:

    "Este libro habla en la primera parte de Infierno, sus reglas, cómo se creó y por qué. Profecías sobre cómo tiene que ser liberado y por quién y parte de su historia. En la segunda, tiene varios hechizos relacionados con las profecías y con la historia de Infierno. Y en la última parte, tiene un mapa para guiar a su poseedor a lo largo de una pequeña parte de Infierno situada alrededor de la Gran Ciudad, pues Infierno es tan inmenso que nadie ha conseguido encontrar su final".

    La utilidad del libro había quedado muy clara, que no estaba en Infierno por azar también, pero ¿a quién tenía que ayudar? Estaba seguro de que no era a J. W. Smith, porque ese nombre en Infierno no significaba nada y no había nadie que se llamase así.

    Al pasar a la tercera página encontramos escrito:

    "Infierno es una realidad intermedia creada por el alma humana para esconder una culpa o remordimiento de algún acto cometido en vida. Aquí se les da una segunda oportunidad para corregir el mal que hicieron y así poder volver al mundo de los vivos si el alma así lo desea.

    La historia comienza en el principio de los tiempos, cuando Infierno era un lugar bonito y agradable, reinado por un rey muy amable y generoso llamado Tamir. El lugar había estado protegido durante mucho tiempo pero un día surgieron de la nada una raza de guerreros, cuya única razón de existir, era destruir todo. Se les llamó los Asesinos de Infierno, pues el que reúne suficiente valor para enfrentarse a ellos, lo eliminan haciéndole sufrir hasta que se cansan.

    Estos Asesinos, en un principio, eran veinticuatro, pero un mago muy poderoso (del que tampoco se sabe de dónde surgió) eliminó a doce de ellos con una espada llamada la "Espada Blanca" y a los otros doce los separó y envió a diferentes lugares de Infierno.

    Después de esta separación, no se volvió a saber nada de los Asesinos, ni del mago, ni de la espada. Sólo sé que cuando se reúnan, al menos ocho, comenzará la destrucción de todo lo que existe.

    Hay varias profecías que hablan de la destrucción de los Asesinos y de la liberación de Infierno".

    Los nuevos datos sobre este lugar eran un tanto turbadores y confusos, porque no sabía que tenían que ver con nuestra entrada en Infierno, ni tampoco resolvía nada sobre cómo podíamos salir de allí. Tampoco decían cómo se llamaban todos los Asesinos (excepto Karam que era del único que sabía su nombre porque me lo había dicho Jorge), lo que resultaría muy difícil si había que eliminarlos e impedir que se reuniesen los ocho al mismo tiempo.

    Desde ese momento, me propuse buscar la Espada Blanca y al mago para que nos ayudara a saber la razón por la que estábamos María y yo allí. Estaba convencido de que él podría saberlo.

    Jorge tampoco sabía dónde estaba el mago, porque cuando él entró en Infierno, del mago ya no se sabía nada y se pensaba que era una de las múltiples leyendas sobre ese lugar. Ahora por lo que había leído en el libro, sabía que no se trataba de una simple leyenda, sino que era algo que había ocurrido allí mucho antes de que él entrara. Me propuso ayudarme a encontrar al mago y la espada aunque fuera lo último que hiciéramos dentro de ese lugar tan inhóspito y terrorífico.

    Continuamos leyendo el libro comprobando, a media que pasábamos las páginas, que los Asesinos tenían que ser eliminados por muy difícil y peligroso que resultase el hecho de enfrentarse a ellos.

    En otra página encontramos las reglas de Infierno, anotando aquí las más importantes:

    "1. Si un humano muere en Infierno a manos de un Asesino, su alma quedará atrapada en este lugar hasta que todos los Asesinos sean derrotados. Si muere a manos de algún habitante de Infierno, puede volver a su mundo de nuevo.

    2. En Infierno se pueden utilizar toda clase de hechizos, ya sean los escritos en este libro o inventados, no es muy estricto en el uso de la magia y su capacidad de destrucción o creación.

    3. Los Asesinos deben ser eliminados por un humano que tenga en su poder la Espada Blanca. Es el único arma que puede acabar con su existencia y frenar su destrucción.

    4. Cuando se sale de Infierno, se vuelve al momento y al lugar del que se procedía, aunque el alma puede elegir otro tiempo si lo desea.

    5. Cualquier cosa que pueda llamarnos la atención, puede llegar a ser una trampa, por eso en este lugar hay que ir con mucho cuidado. De lo contrario el alma y el cuerpo desaparecerán de la existencia.

    6. Si se utiliza algún metal de este mundo para fabricar cualquier tipo de arma, hay que ponerla un nombre".

    Ya sabíamos la razón de por qué estaba Marta allí, ya que su muerte a manos de Karam, la había condenado a permanecer allí hasta que alguien acabase de una vez con los Asesinos, su única salida.

    Fuimos a buscar a María y a Marta y comenzamos a contar lo que habíamos leído en el libro y lo que sabíamos sobre la única salida de aquel lugar para Marta, quien cambió de cara inmediatamente y comenzó a sonreír más de lo que había hecho momentos antes. Las únicas palabras que dijo fueron que esperaba que llegase pronto quién tenía que eliminarlos y acabase con ellos para salvar todo.

    Igual que Jorge y yo, ellas sabían que lo primero que había que hacer era buscar la Espada Blanca y que seguidamente teníamos que buscar al humano, si había venido a Infierno, para que se encargara de ellos. Ellos no lo habían buscado antes, porque no sabían que un humano iba a ser su salvación, si no lo habrían buscado desde el principio y hecho frente a los Asesinos si hubiese sido necesario

    A pesar de que para Marta habíamos encontrado una buena noticia, María y yo seguíamos sin saber por qué estábamos allí y en el libro hasta donde habíamos leído, no especificaba nada de quién era el humano. Aunque estábamos convencidos de que en alguna profecía lo diría.

    No tenía prisa por saber quién era, me iba haciendo una ligera idea, pero Marta sí que quería saberlo. Para tranquilizarla, la dije que comenzaríamos a buscar cuando trajese el metal para forjar algún arma.

    Dejamos de leer el libro, mientras asimilábamos la información que habíamos leído y fui a guardarlo pero, antes de subir arriba, le pedí a Jorge que me acompañara a por las herramientas, porque me proponía ir a buscar el metal necesario para forjar una espada, con la que al menos podría enfrentarme y defenderme de los Asesinos con los que me encontrase y hacer algún arma para ellos, si las necesitaban.

    Poco después, Jorge me trajo todas las herramientas necesarias por lo que fui a buscar el metal que había donde nacía el río.

    Una vez conseguido el metal, lo llevé a la forja que tenía Jorge y, después de una hora, conseguí hacer una espada muy bonita y ligera. Recordé la norma de que había que ponerla un nombre. La puse Mnefock, añadiendo como características que la espada se volvió más ligera, hasta el extremo en que ya no distinguía si la llevaba en la mano o se había caído al suelo. Esta característica me permitiría mucha más movilidad en el momento que tuviese que enfrentarme con los Asesinos, ya que una espada pesada era más difícil de mover en medio del enfrentamiento que una que fuese ligera.

    Comencé a hacer pruebas con ella y al terminar fui a buscar el libro para continuar su lectura por la página de las reglas de Infierno. La siguiente que encontré y no había leído, por la emoción de decir a Marta cuál era su situación, era la siguiente:

    "7. Si se pronuncia el nombre del arma que se haya fabricado con cualquier material de Infierno, añadirá nuevas características especiales y exclusivas, muy apropiadas a la persona que empuñe el arma y que serán muy efectivas a la hora de un combate".

    En ese momento, encontré la razón de por qué Mnefock reaccionó así. Me pareció una gran característica a utilizar a la hora de enfrentarme con algún Asesino ya que, con un arma en mis manos y el libro, podría defender a mis amigos y defenderme yo de los ataques que pudiésemos sufrir por parte de Karam o de cualquier otro Asesino.

    No tenía prisa por encontrarme con ellos, pero estaba seguro de que no tardaría mucho en ver al menos la cara de Karam.

    "Este primer día de estancia en Infierno, por el momento, había sido muy completo, por lo que al transcurrir las horas tan lentas, me daba tiempo a hacer de todo, aunque seguir leyendo el libro no era lo único que tenía que hacer ese día.

    Decidí salir a dar un pequeño paseo por la zona del río que era lo único que conocía hasta el momento. Avanzando observé que todo lo que rodeaba al río no tenía nada de particular ni era interesante, por lo que me planteé volver a casa, pero no sin antes llevarme algo más de metal por si necesitaba fabricar más armas de última hora o porque estaba en una situación muy comprometida.

    Cuando llegué a casa, vi que Jorge y Marta se iban a acostar, y María y yo decidimos hacer lo mismo, porque estábamos algo cansados. Mientras estaba acostado y antes de dormirme, comencé a pensar las posibles razones de por qué María y yo habíamos acabado allí, pero no encontraba ninguna que fuera lógica. Otra razón que rondaba mi cabeza constantemente era intentar averiguar quién era el humano que tenía como misión destruir a los Asesinos, para ver si le podía ayudar."

    No podía imaginar lo que me iba a deparar el tiempo que permaneciésemos en Infierno María y yo, ya que ni siquiera los peores augurios se pueden cumplir con tanta certeza como lo que sucedió en los días siguientes.

    "Fue el final del primer día y seguía sin tener todas las respuestas que necesitaba, lo que me obligaba a buscar el modo de responder a ellas, ya fuera usando el libro o buscando a Karam, e incluso buscando al mago, porque estaba convencido de que uno de los dos lo sabía.

    2.

    SEGUNDO DÍA: PRIMER ENFRENTAMIENTO CON KARAM

    Cuando me desperté, no esperaba que fuese a tener un mal día, por eso me puse a hacer entrenamientos con la espada, además de para tener más agilidad, por si ocurría que me enfrentase con algún Asesino y principalmente con Karam, ya que así estaría preparado ante lo que pudiera suceder.

    María, cuando yo me levanté, seguía acostada al igual que Jorge y Marta, pero a mi vuelta de los entrenamientos ya estaban todos levantados, por lo que comenzamos a desayunar. Nada más terminar, decidí salir a dar un paseo por los alrededores de la casa, sin encontrar nada que me llamase la atención y por eso comencé alejarme un poco más en línea recta por la parte de atrás, hasta que llegué a un sitio en el que había una escalera que ascendía hasta donde se perdía la vista. La escalera estaba construida al menos en su aspecto exterior con oro produciendo un brillo tan intenso que parecía recién fabricada.

    Me acordé de la regla que indicaba que lo que más llamara la atención podía ser una trampa, por esa razón, primero la observé a distancia, sin esperarme la sorpresa que me aguardaba en ese lugar.

    De pronto, en el cielo, comenzó a formarse una nube con la apariencia de una cara que no paraba de repetir una y otra vez que iba a morir. No pude reprimir la sonrisa y comencé a reírme. No sabía por qué me estaba riendo, pero ante esta situación no tenía ningún miedo, ni nada parecido, todo lo contrario, estaba deseando enfrentarme contra ese personaje que no paraba de repetir que me iba a matar.

    En el instante en el que la cara desapareció, volví a casa y les comenté a todos lo ocurrido. Jorge me pidió una descripción de la cara y cuando acabé, su cara palideció y me dijo que el que lo había dicho era Karam.

    Hasta el momento había estado tranquilo, pero entonces fue cuando algo, no sé cómo decirlo ni describirlo, hizo que deseara tener un encuentro con él y así ponerlo a prueba. Tenía en mente demostrarle que había llegado alguien más fuerte que él y que no le tenía miedo.

    Jorge, al ver la impresión de mi cara, se asustó y añadió que mi reacción no era normal en un humano, porque había visto que algunos ante esta situación no sabían que decir, ni que hacer. Era como si se hubieran perdido en el miedo, sin saber cómo salir y yo, en cambio, estaba alegre e impaciente, no podía estar quieto en el mismo sitio más de dos segundos. Jorge, por estos gestos, me dijo que suponía que deseaba tener un encuentro con Karam, y… ¡No se equivocaba!".

    Todo se estaba complicando de una forma espectacular, pero tenía que seguir adelante, porque posiblemente Karam sabría por qué estábamos María y yo allí y así, si me dejaba tiempo, le preguntaría dónde se encontraban el resto de los Asesinos.

    Al decirle a Jorge que, si tenía un encuentro con Karam, le iba a preguntar todo lo que necesitaba para responder a las preguntas que continuaban en el aire, me dijo que estaba loco si pensaba salir indemne del enfrentamiento, ya que Karam no me lo iba a permitir, pero que también el sabía que era la única forma de hallar las respuestas de las preguntas que nos hacíamos todos.

    Ninguno de nosotros se imaginaba lo que podría ocurrir, pero estábamos seguros de que, al menos, hallaríamos una respuesta si me enfrentaba a Karam lo antes posible. Estaba impaciente por sacarle de su madriguera, pero, por el momento, sabía que era mejor esperar a que viniera él a buscarme, si tenía prisa por acabar con nosotros.

    "Fui a buscar el libro para ver si había alguna regla más que me pudiese interesar y al pasar la página encontré varias que me podrían ser muy útiles:

    "8. Si un Asesino muestra su cara en el cielo de algún lugar de Infierno, eso quiere decir que en pocas horas enviará un mensajero para citar a quién lo haya visto.

    9. Si un Asesino elige campo, y lo elige en el momento que se aparece, hay que ir con cuidado porque lo más seguro es que no esté solo.

    10. Infierno tiene muchos lugares que son una trampa, pero en el mapa no están señalados para evitar cualquier problema".

    Ya sabía que Karam me esperaba, pero no tenía prisa. Esperaría a que llegase el mensajero y me prepararía para ir en busca del Asesino

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