mi PRIMER VIAJE EN BICICLETA
NUESTRO VIAJE, SI BIEN TENÍA COMO DESTINO FINAL SAN MARTÍN DE LOS ANDES, LO HABÍAMOS ELEGIDO EN FUNCIÓN DEL PAISAJE : EL SUR SIEMPRE ES UN BUEN LUGAR PARA IR. NO CONOZCO TODAVÍA UN VIAJERO EN BICICLETA QUE S EA FANÁTICO DE LAS CIUDADES, Y CREO QUE ALGO DE LÓGICA TIENE: LA BICICLETA TE EXPONE A LA NATURALEZA COMO POCOS MEDIOS DE TRANSPORTE LOGRAN HACERLO.
Y por exposición me refiero a todo lo bueno y a todo lo malo, al clima y al paisaje: el sol abrasante, el frío que corta la piel y los días de temperatura perfecta, el viento en contra, el viento a favor y el milagro de que no corra viento, las rutas planas en las que avanzas sin pensarlo y las subidas lentas que en algún momento se convierten en bajadas. Y también el pasto mojado, la lluvia en la cara, el olor de cada pueblo, los bosques a centímetros de tus dedos.
Pero yo todo eso no lo sabía. Todavía.
EL PLAN ERA SENCILLO: viajábamos de noche desde Santiago a Temuco y desde allí a Panguipulli. Ahí empezaba nuestro viaje en bici: la primera noche llegaríamos a Choshuenco, al día siguiente haríamos una caminata al volcán Mocho-Choshuenco, seguiríamos pedaleando hasta San Martín de los Andes y volveríamos. Cinco días tenían que alcanzarnos. Al fin y al cabo, eran solo 300 kilómetros.
Pero como toda historia tiene un pero, acá estaba el nuestro:
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