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El Espejismo De La Infancia Con Mi Hermano
El Espejismo De La Infancia Con Mi Hermano
El Espejismo De La Infancia Con Mi Hermano
Libro electrónico153 páginas2 horas

El Espejismo De La Infancia Con Mi Hermano

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Esta novela, nos presenta un interesante y pintoresco relato autobiogrfico sobre sus vivencias infantiles en el pequeo pueblo nicaragense de Chichigalpa, ubicado en el extremo occidental del departamento de Chinandega.
Ah vive felizmente en compaa de sus padres, hermanos y resto de familiares participando en todo tipo de travesuras y aventuras. Pero Nicaragua vive tiempos de guerra y al alcanzar la adolescencia, el joven es reclutado por el ejrcito y al igual que su hermano lo hiciera primero decide dejar el pas, tratando de llevar consigo en su maleta de viaje todos sus recuerdos de infancia, risas y alegras tratando de nunca olvidar sus races y origen.
Siguiendo los pasos de Frank, el joven llega a Estados Unidos, donde se ver obligado a enfrentar los retos y obstculos propios de todo inmigrante, iniciando de este modo su larga odisea por conquistar el codiciado sueo americano.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento19 abr 2013
ISBN9781463352523
El Espejismo De La Infancia Con Mi Hermano

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    Vista previa del libro

    El Espejismo De La Infancia Con Mi Hermano - JOHN PEREIRA

    Copyright © 2013 por John Pereira.

    elespejismodelainfancia@mail.com

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Corrección y edición:

    Álvaro Parra Pinto

    Primera edición en versión digital por Ediciones De La Parra: 22/10/ 2012

    Fecha de revisión: 15/04/2013

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    ventas@palibrio.com

    451206

    CONTENIDO

    DEDICATORIA

    PALABRAS DEL EDITOR

    SOBRE MIS PADRES

    SOBRE CHICHIGALPA

    CRECIENDO EN CHICHIGALPA

    LA VIDA NOS CAMBIÓ

    EL VIAJE DE FRANK

    MI SALIDA DE NICARAGUA

    TRATAR DE ACOSTUMBRARNOS

    MI PRIMER VIAJE DE REGRESO

    UN VIAJE RELÁMPAGO

    CUMPLEAÑOS DE MI ABUELITA

    PARTIÓ GUILLERMO

    SE VA MI PRIMO ADOLFO

    ¡ADIOS ABUELITA!

    PAZ A MI TÍA ADILIA

    A MI HERMANO

    DIOS TE BENDIGA, ABUELITA

    RECORDANDO A MI TÍO JULIO CON ALGUNOS DE SUS POEMAS

    GALERÍA DE FOTOS

    DEDICATORIA

    A mi madre, a quien nunca he dejado extrañar y a quien siempre la recuerdo joven y alegre, que desde donde está siempre nos ha cuidado, nos ha guiado y que gracias a ella he podido escribir hoy…

    A mi hermano mayor Frank, quien me acompañó tantos años y me protegió́ cuantas veces fue necesario, el que me daba ánimo para seguir luchando para salir adelante, el que siempre y para todo tenía un dicho como: Ya estamos en el macho y ahora hay que jinetearlo… que se enojaba cuando me miraba triste, y por el cual he podido escribir estas memorias para recordarlo siempre y contar nuestra infancia, también mis hermanos menores Adrián y Joseph.

    A mamita y Papi, mis abuelos, quienes siempre nos dieron cariño en todo momento… A mis primos y primas, quienes nos vieron crecer y nos han demostrado cariños en todo momento.

    A mi abuelita Elsa, quien siempre nos tuvo presente en su corazón y pensamiento… a mis tíos y tías de Managua por parte de mi mamá, quienes conservan el recuerdo de mi madre y nos brindaron mucho afecto y cariño.

    A mis tíos y tías de Chichigalpa, quienes estuvieron siempre pendiente de nosotros, nos vieron crecer y nos enseñaron tantas cosas, como ser sencillos y ser humildes, porque siempre brindaban un techo, una cobija y un plato de comida para cualquier persona que llegara a su casa…y aprender de la fe y religión con la que crecimos, sé que hicieron un buen trabajo… no sólo con nosotros, sino con todos los sobrinos que hemos pasado por su humilde casa…

    A mi papá, por haberse fijado en mi madre porque siempre lo he querido en silencio, a mi manera… Porque es nuestro padre y siempre lo respeto y lo quiero por parecerse a mí.

    A todas las personas que nos vieron crecer, los amigos, los vecinos y a ese pedacito de tierra que siempre recordaré: Chichígalpa.

    A mi familia, mi esposa, mis hijas, de las cuales he aprendido mucho en este trayecto de mi vida con ellas.

    También quiero dedicar mis memorias a las personas especiales que han tenido fe en mí, que siempre me han animado a escribir y que confiaron en que este proyecto se hiciera realidad.

    PALABRAS DEL EDITOR

    El autor de esta novela, nos presenta un interesante y pintoresco relato autobiográfico sobre sus vivencias infantiles en el pequeño pueblo nicaragüense de Chichigalpa, ubicado en el extremo occidental del departamento de Chinandega. Ahí vive felizmente en compañía de sus padres y hermanos, participando en todo tipo de travesuras y aventuras. Pero Nicaragua vive tiempos de guerra y al alcanzar la adolescencia, el joven es reclutado por el ejército, al igual que antes lo hiciera su hermano mayor, Frank, y ambos terminan huyendo del país, uno primero y otro después. Siguiendo los pasos de Frank, el joven llega a Estados Unidos, donde se verá obligado a enfrentar los retos y obstáculos propios de todo inmigrante, iniciando de este modo su larga odisea por conquistar el codiciado sueño americano.

    Álvaro Parra Pinto

    SOBRE MIS PADRES

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    Mis papás el día que se casaron

    Desde que somos engendrados empieza la carrera de la vida, el libro de nuestra historia en donde algunas personas escribirán largas hojas de la vida y otros serán menos afortunados al escribir mucho menos…

    Mamita (como le decíamos de cariño a mi abuela) llegó por Managua cuando mi padre tenía como siete u ocho años. Papi, mi abuelo Juan Pereira, trabajaba en la pasteurizadora, y mi papá comenzó una amistad con mis tíos y tías, quienes en ese tiempo tenían casi las mismas edades.

    En esa época en la pasteurizadora les regalaban leche de sabores a los muchachos del barrio, creo que les sobraba bastante, al igual que en la Pepsi-Cola les regalaban gaseosas o bebidas como decimos por allá, en la planta que queda en ese barrio.

    Mi futura progenitora vivía con su familia al cruzar la calle, eran ocho hermanos: cuatro varones y cuatro niñas. Mi abuelita había quedado viuda, mi abuelo Bernardo había fallecido de un infarto, mis tíos estaban pequeños y mi abuelita tuvo que trabajar mucho para salir adelante.

    Mis padres se enamoraron ciegamente, mi madre acababa de cumplir sus quince años y a pesar de los consejos de mi abuelita, pensó que estaba lista para casarse. ¡Ya me imagino cuantos castillos en el cielo le fabrico mi papá! Todo parecía fácil y bonito, para ella se podía vivir del AMOR.

    Así fue entonces que unieron sus vidas Francisco José Pereira Moreno & María Virginia Palacios Martínez. En una de las fotos de ese matrimonio mi madre parecía que estaba recibiendo la primera comunión, esa foto la encontré en un álbum de mi abuelita en un viaje a Nicaragua…

    Lo demás es historia y nosotros somos el resultado de esa unión. De los cuatro hermanos, sólo Frank y yo nacimos en Managua; pero como dicen algunas personas uno es del lugar donde deja el ombligo y no de donde nace…

    Mi mamá siempre quiso tener una niña, la cual nunca tuvo, y tal vez por eso les tenía un cariño muy especial a mis primas que llegaban a pasar vacaciones por Chichigalpa.

    Adrián nació en el hospital del Ingenio, y cuando nació el último de mis hermanos, que fue Joseph, mi mamá estuvo bien mal y Joseph estuvo en incubadora por varios días. Él nació en el hospital San Vicente de León, Frank y yo íbamos a verlo por las ventanas ya que no nos dejaban entrar, pasábamos largo tiempo tratando de verlo, estuvimos muy contentos cuando lo dejaron ir a la casa, Joseph era pequeñito se miraba frágil..

    La recuperación de mi mamá fue lenta y complicada, recuerdo que mi tía Susana decidió llevarse a Adrián con ella para ayudarle a mi mama. Como es la vida, ella siempre decidió tener niñas y nunca las tuvo y fuimos nosotros los que le dimos nietas, me imagino que está muy contenta.

    Por mi lado tienen dos nietas, las cuales llevan su nombre: Melissa Virginia y Stephanie Marie. Por parte de Frank fue Virginia Margarita (Gina, como desde pequeña se le llama), también tuvo dos niñas María Fernanda y Jennifer. Y de parte de Joseph es Jocelyn, también llevan su nombre primas y sobrinas.

    De mi papá tengo muchos recuerdos, cosas que nunca le dije, él siempre fue bastante reservado, muy poco afectivo, casi siempre trabajaba de noche y en oportunidades tenía que ausentarse por semanas porque trabajaba en proyectos del ingenio.

    Mi mamá me decía siempre que me parecía a él y yo me lo creía, y trataba de ser como él, yo quería ser como mi papá.

    Era muy fácil equivocarse y pensar que mi mamá fuera hermana de nosotros, estaba tan joven, cuando íbamos al parque en las bicicletas, o simplemente cuando nos llevaba a algún lugar… ¡estaba muy joven!

    Mi mamá siempre nos consentía, ya que cuando no terminábamos las tareas, ella nos ayudaba. Y para escribir igual que nosotros, ella hacía las tareas con su mano izquierda y nunca se dieron cuenta en la escuela, pero eso no era siempre.

    Yo era el que más molestaba con el desayuno siempre le buscaba peros a la leche, que si estaba muy caliente, que si tenía nata, que si estaba muy fría y mi pobre madre tratando de complacerme para que tomara la leche antes de irme a la escuela.

    A mí me gustaba sentarme en una hamaca en el patio para hacer mis tareas, disfrutaba de la tranquilidad, contando las nubes, soñando en el futuro hasta quedarme dormido.

    Lo mejor era cuando nos enfermábamos, porque nos daban de tomar una bebida que hacía bien pero que a nosotros nos gustaba tomar, cola shale no sé si todavía la venden pero sí recuerdo su sabor.

    Desde que yo tengo uso de razón, mi mamá siempre estuvo muy enamorada de mi papá, hasta el día que partió. A pesar de todos los disgustos que le hacía pasar con otras mujeres, ella nunca nos habló mal de mi papá, más bien nos decía que fuera lo que fuera, él era nuestro padre, que lo teníamos que respetar y obedecer.

    Con mucha alegría y amor guardaba nuestros primeros cuadernos donde empezamos a escribir, también guardaba un mechón de pelo de cuando nos lo cortaron por primera vez, en un cofrecito guardaba nuestras cadenas, anillos y pulseras, lamentablemente no sé dónde terminaron después que ella falleció.

    Recuerdo una vez cuando miré a mi papá afeitándose y yo también quise hacerlo, creo que yo tenía como 6 o 7 años y me llené la cara de espuma, ¡creo que hasta las cejas!

    La vida para mi papá fue un poco diferente, mi abuelo Joaquín también fue poco afectivo con mi papá, pero él siempre se trató de acercar a su papá, estaba pendiente de él y cuando estaba

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