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Sin Dios la vida no tiene sentido
Sin Dios la vida no tiene sentido
Sin Dios la vida no tiene sentido
Libro electrónico215 páginas2 horas

Sin Dios la vida no tiene sentido

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Información de este libro electrónico

Para mi compañero de vida Cecilio Hinojosa. Gracias por acompañarme a la cima de nuestro matrimonio que fue tan difícil. Creo que la bajada será más fácil. Dios nos Bendiga. A mis hijos Lupy e Iván Hinojosa. Los amo por siempre mis amores. Dios los Bendiga. A mi nuera preferida Yanci López. Gracias por estar siempre al pendiente de mi hijo y mis

IdiomaEspañol
Editorialibukku, LLC
Fecha de lanzamiento24 ago 2022
ISBN9781685741839
Sin Dios la vida no tiene sentido

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    Vista previa del libro

    Sin Dios la vida no tiene sentido - Filomena López

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    Sin Dios

    la vida no tiene

    sentido

    Filomena López

    Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    El contenido de esta obra es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente las opiniones de la casa editora. Todos los textos e imágenes fueron proporcionados por el autor, quien es el único responsable por los derechos de los mismos.

    Publicado por Ibukku, LLC

    www.ibukku.com

    Diseño y maquetación: Índigo Estudio Gráfico

    Copyright © 2022 Filomena López

    ISBN Paperback: 978-1-68574-182-2

    ISBN eBook: 978-1-68574-183-9

    Índice

    INTRODUCCIÓN

    MI INFANCIA

    NINGÚN HIJO ES REEMPLAZABLE

    MI ADOLESCENCIA Y MATRIMONIO

    MI AUTOESTIMA POR LOS SUELOS

    DÍAS MUY DIFÍCILES EN MI MATRIMONIO

    UNA ESPERANZA NACIÓ EN MI

    DEPRESIÓN

    UN AMOR INOLVIDABLE

    NO HUBO OTRA OPCIÓN

    TODO PASA POR ALGUNA RAZÓN

    BULLYING (ACOSO)

    EMPEZANDO UNA VIDA NUEVA

    LO LOGRÓ

    UN TESTIMONIO DE FE

    HURACÁN IKE

    PERDÓN MI REY HERMOSO (IVAN)

    COMO AUMENTÓ LA FE EN MI VIDA

    PUDE PERDONARLO

    ESTADOS UNIDOS

    CAMBIO DE VIDA

    LOS MEJORES MOMENTOS

    DIOS SIEMPRE ESCUCHA NUESTRAS PLEGARIAS

    UN ÁNGEL ME MOTIVA A ESCRIBIR UN LIBRO

    LLEGUÉ A LA CIMA EN MI MATRIMONIO

    CONCLUSIÓN FINAL

    Para mi compañero de vida Cecilio Hinojosa

    Gracias por acompañarme a la cima de nuestro

    matrimonio que fue tan difícil.

    Creo que la bajada será más fácil.

    Dios nos Bendiga.

    A mis hijos Lupy e Iván Hinojosa

    Los amo por siempre mis amores.

    Dios los Bendiga.

    A mi nuera preferida Yanci López

    Gracias por estar siempre al pendiente de mi hijo

    y mis nietos. Dios te Bendiga.

    A mis nietos amados Vivian, Jordan, Maximiliano y Romeo

    La niñez que no tuve en mi infancia, la estoy teniendo con ustedes.

    Los amo con todo mi corazón. Dios me los Bendiga por siempre.

    Pero sobre todo agradecida con mi Señor Jesucristo

    Por nunca soltarme de su mano.

    INTRODUCCIÓN

    Vengo de una familia muy grande, en la cual fuimos muy pobres y carecimos de muchas cosas.

    En mi casa nunca nos hablaron de Dios; simplemente nos bautizaban porque así era la tradición en el pueblo, y sobre todo porque así, mi padre tenía un pretexto para hacer fiestas en la casa, aunque no hubiera dinero.

    En mi adolescencia pase tres años de noviazgo inolvidables con el amor de mi vida, que cuando me propuso matrimonio no dude en aceptarlo. Empezaríamos de cero una vida juntos y felices.

    Al paso de muy pocos días de vivir juntos, me empecé a dar cuenta que mi vida se estaba convirtiendo en un calvario a causa del alcohol; y fue así que me convertí en una persona muy rencorosa.

    Tuve experiencias muy difíciles en mi matrimonio y fuera de él; como la experiencia de perder a mi madre fue algo que me costó mucho tiempo superar.

    Luego las circunstancias nos hicieron emigrar a los Estados Unidos en donde sentí que estuve presa por más de 20 años a causa de ser ilegal.

    En todo este tiempo seguía teniendo experiencias buenas y malas en las cuales caía en depresión muy a menudo; pero vivir la experiencia donde mi hijo estaba siguiendo los mismos pasos de su padre, consumiendo alcohol y mariguana; eso si me destrozó el corazón.

    Desesperada empecé a buscar ayuda, y fue cuando un grupo llamado Al Anón me hizo ver que mis dos amores estaban enfermos de adicción, la cual era una enfermedad muy pesada. Saber eso, me hizo sufrir mucho, pero sobre todo me ayudó a empezar a comprenderlos y a no juzgarlos tan duramente como lo hacía.

    La palabra de Dios y la Biblia jugaron un papel muy importante en mi vida; y fue así que pude superar todo lo malo y sobre todo llegar a la cima de mi matrimonio con el amor de mi vida.

    MI INFANCIA

    Mi nombre es Filomena López. Unas personas me llaman Filo y otras Chame.

    Soy de un pueblo pequeño llamado Melchor Ocampo Nuevo León (México). Me siento muy orgullosa de ser mexicana.

    Fuimos 13 hermanos: ocho hombres y cinco mujeres (dos de ellos fallecieron jóvenes) yo soy la tercera de todos mis hermanos.

    Tuve una infancia muy pobre. Mis padres, mis hermanos y yo estuvimos viviendo en un cuarto muy pequeño por muchos años.

    Mi padre tenía un ganado de cabras y con eso nos mantenía, pero como éramos muchos, carecíamos de muchas cosas. Él, era un hombre muy estricto y desde muy chicos nos ponía a trabajar. Trabajábamos ayudándole con las cabras y en una labor que tenía, sembrando maíz y frijol.

    En las noches nos obligaba a dos hermanas y a mí a que vendiéramos la leche de las cabras en nuestro pueblo; caminábamos por las calles con una cubeta y un vaso, tocando puertas casa por casa. Como casi mucha gente también tenía cabras, no nos compraban leche, así que teníamos mucho miedo regresar a la casa con la leche porque sabíamos que nuestro padre nos regañaría por no venderla.

    También hacíamos mandados, limpiábamos la casa, lavábamos la ropa y le ayudábamos a mi madre con nuestros hermanos más chicos ya que mi padre no le ayudaba en nada.

    Nuestra infancia fue muy diferente a la de otros niños; mientras ellos jugaban, nosotros trabajábamos. Si jugábamos con ellos mi padre se enojaba, y si jugábamos en nuestra casa también se enojaba. Varias veces que nos encontró jugando a la lotería en nuestra casa, agarró todas las cartas y las echó a una noria que había en el patio. Ah, pero el cómo muchos machos mexicanos se la pasaba la mayor parte del tiempo en la cantina.

    Mi madre, una mujer muy tímida le tenía miedo igual que nosotros. Ella nunca tomaba decisiones por si sola ni, aunque fuera una emergencia.

    Ella nunca tenía dinero porque mi padre acostumbraba traerlo con él. Me daba tristeza cuando la veía a ella todas las mañanas bajo las patas del caballo, antes de que él se iba a los campos, pidiéndole dinero para comprarnos lo necesario, pero él siempre se lo negaba.

    Como niños que éramos, teníamos accidentes muy seguido; y aun así mi madre necesitaba el permiso de mi padre para llevarnos al doctor.

    Cuando yo tenía 6 años, mi hermano mayor y yo nos estábamos bañando en una pila de agua que había en el patio; entonces yo me paré en una orilla de la pila y mi hermano me empujó hacia afuera; yo me pegué muy fuerte en el codo de mi brazo izquierdo, en una piedra grande que había en el suelo; mi brazo estaba quebrado en dos pedazos y tenía muchísimo dolor.

    Cuando mi madre me vio se asustó mucho y empezó a llorar muy fuerte. En ese rato mi padre estaba en la cantina. Como mi hermano el que me empujó estaba muy asustado le preguntó a mi madre que podía hacer; yo sentí mucha pena por mi hermano, cuando mi madre le contestó muy enojada que fuera a la cantina a llamar a nuestro padre.

    Como la cantina estaba muy lejos y mi hermano fue caminando, ellos se tardaron mucho en venir. Para ese entonces mi brazo y mi espalda estaban muy inflamados y el dolor era insoportable.

    Luego ellos me llevaron a la clínica del pueblo. El doctor que estaba en ese momento me entablilló mi brazo inmediatamente y nos recomendó que fuéramos al pueblo cercano (Cerralvo Nuevo León) a tomarme una radiografía para saber si estaba quebrado y así poder enyesarlo. El doctor de Cerralvo me tomó la radiografía y me dijo que mi brazo no estaba quebrado, que estaba nomas falseado; así que nos regresamos a nuestra casa.

    Los días pasaban y mi brazo y mi espalda estaban cada vez más inflamados y el dolor era más fuerte. Aunque mi madre me ponía fomentos de agua caliente y me daba analgésicos para el dolor, nada me ayudaba; como yo era una niña de seis años me la pasaba llorando a causa del dolor todos los días.

    Después de un tiempo, mis padres me volvieron a llevar a la clínica porque no mejoraba nada y me la pasaba llorando. Esta vez el doctor le, recomendó a mis padres que me llevaran a la ciudad de Monterrey Nuevo León a consultar con un traumatólogo.

    Nos fuimos a Monterrey y el doctor me tomó una radiografía; después que vio la radiografía me dijo que mi brazo si había estado quebrado, pero que era demasiado tarde para enyesarlo porque los huesos ya habían pegado. Y si habían pegado, pero chuecos.

    Todo esto pasó hace muchos años y son muy pocas las personas que saben que lo tengo chueco, ya que siempre lo traigo doblado por temor a que se burlen de mí.

    ¿QUIEN FUE EL NEGLIGENTE EN ESTE CASO?

    ¿EL DOCTOR QUE ME DIJO QUE MI BRAZO NO ESTABA QUEBRADO?

    ¿O MIS PADRES QUE NO BUSCARON OTRA OPINIÓN, VIÉNDOME COMO YO SUFRÍA?

    YO NO SE, PERO YO SUFRÍ MUCHO Y ES ALGO QUE ME COSTÓ MUCHO TIEMPO SUPERAR.

    PIENSO QUE ESTO NO LE DEBE PASAR A UN SER HUMANO, Y MENOS A UN NIÑO DE SEIS AÑOS DE EDAD.

    Tiempo después, mi hermano el mayor terminó su escuela primaria y empezó a cuidarle las cabras a mi padre todos los días; así que ahora mi padre le quedaba más tiempo para andar en las cantinas.

    Hubo un tiempo que empezó a haber escasez de agua para las cabras porque no llovía. A mi padre no le quedó otra opción que llevarse las cabras a otro lugar, lejos de donde vivíamos, por supuesto mi hermano se fue con él a ayudarle.

    Para ese tiempo mi padre tenía siete becerras en la labor, muy lejos del pueblo donde vivíamos; así que dos hermanas y yo teníamos que ir caminando hasta allá para llevarlas a que bebieran agua a una presa de un amigo de mi padre, que estaba fuera del lugar donde acampaban.

    En ese entonces, mi hermana mayor tenía once años, mi hermana menor nueve y yo tenía 10 años. Como éramos muy chicas y teníamos mucho miedo, ya que por ahí había muchos pastores cuidando sus animales, mi hermana menor que era la más valiente se llevaba una pistola que tenía nuestro padre (se la llevaba sin balas) según ella dizque para asustar a los que nos quisieran hacer daño.

    A causa de esto, faltábamos mucho a la escuela. Yo estaba en quinto año. Mi maestro, que era un hombre muy estricto, se enojaba mucho y me gritaba muy fuerte delante de los alumnos "Filomena, porque no viniste ayer’. Antes de que yo le contestara se contestaba a sí mismo en tono de burla ‘no me contestes Filomena, ya sé lo que vas a decir ‘fui a darle agua a las vacas’.

    Yo era una niña muy seria y muy tímida y todo me asustaba, así que me daba mucha vergüenza que me gritara de esa manera, no sabía que lastimaba más mis sentimientos: el tono de burla como me decía las cosas o la risa de mis compañeros de clase.

    Aunque me gustaba mucho la escuela ya no quería ir.

    (OJO) SI UN NIÑO NO QUIERE IR A LA ESCUELA ES QUE ALGO LE ESTÁ PASANDO AHÍ.

    YO PIENSO QUE LOS PROFESORES COMO PERSONAS ADULTAS QUE SON, DEBERÍAN TRATAR A LOS ALUMNOS CON DIGNIDAD, YA QUE ELLOS NO SABEN LOS PROBLEMAS QUE ESTÁN PASANDO EN SUS FAMILIAS.

    NINGÚN HIJO ES REEMPLAZABLE

    Mi hermano mayor, un muchacho muy serio, trabajador y muy responsable. Terminó su escuela primaria y empezó cuidar las cabras de mi padre todos los días.

    Él no era como los muchachos de su edad; no tomaba, no fumaba y nunca le daba problemas a mis padres; él siempre estaba dedicado al trabajo.

    Como a la edad de 18 años empezó a enfermarse; le salía mucha agua por la nariz y le daban convulsiones algunas veces.

    Aunque él estaba enfermo como quiera trabajaba sin quejarse. Como su salud empeoraba cada día más, mis padres lo llevaron a consultar con un doctor especialista a la ciudad de Monterrey. Después de revisarlo y hacerle varios exámenes, el doctor le diagnosticó que tenía meningitis.

    Varias veces lo vi convulsionar y morderse su lengua y eso me dolía mucho, porque él era un muchacho demasiado bueno y no se lo merecía.

    Pasaba el tiempo y no mejoraba con los medicamentos que tomaba; convulsionaba más seguido y todo el día le salía agua por la nariz. Así que tuvieron que hospitalizarlo en la ciudad de Monterrey. Como no mejoraba nada, los doctores le pidieron a mis padres que mandaran traer una medicina muy costosa a los Estados Unidos. Se mandó traer la medicina, pero cuando le llegó a los doctores mi hermano acababa de fallecer.

    Su muerte fue un golpe muy duro para todos, pero especialmente para mi madre. Como lo dije antes; mi madre era una mujer muy tímida pero muy alegre. Ella se la pasaba todo el tiempo oyendo música en un radio viejo que tenía, pero cuando mi hermano murió, su alegría se le terminó por completo. Ahora siempre se la pasaba llorando muy fuerte; sus llantos se escuchaban a lo lejos, y eso a nosotros sus hijos nos asustaba mucho.

    En ese tiempo, mi hermanito Rolando el más pequeño, tenía como cuatro añitos; una vez me lo encontré haciendo un pocito, según él estaba haciendo el pocito para sacar a Chuyito (Jesús era el nombre de mi hermano y le decíamos Chuyito) que para que nuestra madre ya no llorara.

    En esos días, mucha gente nos visitaba para darle las condolencias a mis padres. Una de las veces oí a una comadre de mi mamá que le decía que ya no llorara, que al cabo todavía le quedaban 12 hijos más, pero a mi madre nada la consolaba.

    POR ESO DIGO QUE NINGÚN HIJO ES REEMPLAZABLE. CADA UNO TIENE UN LUGAR ESPECIAL EN NUESTROS CORAZONES.

    AUNQUE MI MADRE TENÍA 12 HIJOS MÁS, ELLA SEGUÍA LLORANDO A SU HIJO AMADO, HASTA QUE 12 AÑOS DESPUÉS FUE A REUNIRSE CON ÉL.

    DESCANSEN EN PAZ DOS ÁNGELES.

    MI ADOLESCENCIA Y MATRIMONIO

    Mis padres tuvieron a mi hermano Chuy, luego nacimos cinco mujeres y luego siete hombres.

    Después de la muerte de mi hermano Chuy, mis hermanos mayores le ayudaban a mi padre a cuidar las cabras y a sembrar la labor.

    En ese tiempo, mi hermana mayor, mi hermana menor y yo trabajábamos de sirvientas en cualquier parte que nos ocuparan. Por supuesto que el dinero que ganábamos, mi padre nos obligaba que se lo diéramos todo a mi madre y así él se hacía más irresponsable.

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