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Sermones Para Los Que Se Han Convertido En Nuestros Colaboradores (II)
Sermones Para Los Que Se Han Convertido En Nuestros Colaboradores (II)
Sermones Para Los Que Se Han Convertido En Nuestros Colaboradores (II)
Libro electrónico277 páginas11 horas

Sermones Para Los Que Se Han Convertido En Nuestros Colaboradores (II)

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Este libro es una colección de sermones escritos para nuestros colaboradores y santos, para enseñarles cómo vivir una vida como verdaderos siervos de Dios. Por esta razón este libro se titula "Sermones para los que se han convertido en nuestros colaboradores". El autor desea tener comunión con los colaboradores de nuestra fe que creen de todo corazón en la justicia de Cristo, sin ningún interés personal. Desea esto porque los ha encontrado en la fe en la justicia del Señor y ahora lo están predicando.

IdiomaEspañol
EditorialPaul C. Jong
Fecha de lanzamiento24 ago 2017
ISBN9788928215096
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    Sermones Para Los Que Se Han Convertido En Nuestros Colaboradores (II) - Paul C. Jong

    Este libro es una colección de sermones dirigidos a nuestros colaboradores y santos para mostrarles cómo vivir una vida de verdaderos siervos de Dios. Por esta razón está titulado Sermones para los que se han convertido en nuestros colaboradores.

    Deseo de todo corazón tener comunión con nuestros colaboradores en la fe, con los que creen de todo corazón en la justicia de Cristo, sin importar los intereses personales. Deseo esto porque nos hemos encontrado por fe en la justicia del Señor y están predicándola ahora también. El Apóstol Pablo anhelaba tener comunión por fe con los santos de toda la Iglesia de Dios en la justicia de Dios y no en términos humanos. Y yo también anhelo esto. Quiero predicar el Evangelio del agua y el Espíritu hasta el fin del mundo con nuestros colaboradores, tanto aquí en mi país como en el extranjero. El Señor nos ha confiado esta tarea y a toda la gente del mundo. Por eso me gustaría tratarles como mis colaboradores por fe en la justicia del Señor y no a nivel humano.

    Lo primero que quiero pedirles es que piensen en cómo es su vida de fe. Entonces les guiaré para ayudarles a entender de qué deben tener cuidado y por qué fe deben correr la carrera de su fe. Desde que encontré el Evangelio del agua y el Espíritu, que es la justicia del Señor, mi prioridad ha sido mantener la fe en Su justicia y seguir la voluntad del Señor. Por desgracia algunas personas, después de poner su fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, nos han dejado y se han ido al mundo y ahora viven condenadas. Les aconsejé bien con la Palabra de Dios, pero no escucharon mis palabras como si fueran de Dios. Al final murieron espiritualmente y ya no están en la Iglesia de Dios. Esto es una gran pena.

    ¿Cómo están viviendo en el mundo y qué están haciendo ahora? ¿Puede un ser humano vivir solo de pan? El Señor dijo: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca que Dios» (Mateo 4, 4). Creo plenamente en esto. ¿Cómo puede una persona que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu vivir solo de pan?

    El Señor nos ha confiado la tarea de predicar Su Evangelio. Así seguiré Su mandamiento con los fieles que se han convertido en mis colaboradores. Sé que dirán que sí a Su mandamiento, no a nuestras voluntades terrenales, y seguirle por fe. Espero que no vayan por el mal camino al dejar de ser siervos Suyos. Hasta el momento en que vuelva el Señor, debemos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a todos los que no lo conocen todavía.

    Este libro transmite mi esperanza de que no vayan por el mal camino más colaboradores nuestros. He sido glorificado a través de la persecución por la justicia del Señor. Si alguien nos persigue por predicar este Evangelio del agua y el Espíritu, esta persecución será nuestra gloria ante Dios. Espero y oro para que todos nuestros colaboradores estén con el Señor en Su Reino, como prometió: «He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28, 20).

    Del autor

    1 de diciembre de 2008

    SERMÓN 1

    Los que entran por la

    puerta estrecha y los que

    entran por la puerta ancha

    < Mateo 7:13-27 >

    «Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina».

    Acabamos de leer Mateo 7, 13-27 en el pasaje de las Escrituras de hoy. Como está escrito aquí, hay muchos falsos profetas en estos tiempos. Son tan prevalentes que no es una exageración decir que la mayoría de líderes cristianos son falsos profetas. Y estas personas están propagando mentiras muy graves.

    El Señor en Mateo 7, 13-14 dijo: «Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan». La puerta que lleva a la destrucción es ciertamente ancha y su camino también lo es. Hay muchos que entran por esta puerta porque hay multitud de profetas falsos en este mundo que llevan a muchas personas por el camino de la destrucción. Estos falsos profetas son tan descuidados que ni siquiera intentan averiguar cuál es la voluntad de Dios y están convencidos de que su propia interpretación de la Biblia es correcta. Estas personas están llevando a todos sus seguidores por la puerta de la destrucción sin considerar la posibilidad de que podrían estar equivocadas. Y están haciendo esto bastante bien mientras consiguen riquezas y fama en el mundo.

    Los falos profetas de hoy en día están llevando a muchas personas por la puerta de la destrucción tan abiertamente por lo que han aprendido de sus predecesores y maestros de teología, que establecieron los cimientos para todos los falsos profetas futuros. Como estos teólogos que enseñaron a los líderes cristianos de hoy en día no fueron cuestionados por nadie, llevaron a muchas personas por el camino de la destrucción. Como esta puerta ancha está hecha de pensamientos humanos, los que tienen una mente carnal tienen mucha seguridad en ella y entran por esa puerta sin dudarlo.

    Por el contrario, el Señor nos dijo que entrásemos por la puerta estrecha y dijo esto porque la puerta de la vida de la que habló es estrecha y su camino es difícil y pocos hay que la encuentren. La puerta que lleva a la vida es tan estrecha que pocos entran por ella y su camino es tan difícil que pocos lo recorren. Como resultado, hay incluso algunas personas que, a pesar de haber recibido la remisión de los pecados, no solo dudan en embarcarse por el camino de la vida ellas mismas, sino que además no llevan a los demás por la puerta estrecha, todo porque la puerta que lleva a la vida es demasiado estrecha y su camino demasiado difícil. Pero la Biblia dice claramente que todos debemos entrar por esta puerta estrecha.

    La puerta que lleva a la vida es estrecha y su camino es extremadamente difícil. Por eso el Señor dijo que hay pocos que lo encuentran. El camino de la vida es como una carretera peligrosa construida en el extremo de un acantilado. Es una carretera peligrosa donde un paso en falso podría hacernos caer por el precipicio y morir. Este camino es excepcionalmente estrecho. Como es tan peligroso y estrecho hay pocas personas que quieran pasar por él. Pero el camino de los falsos profetas es tan ancho que muchas personas caminan por él. Por tanto es muy importante entender correctamente lo que el Señor nos está diciendo en este pasaje de las Escrituras y lo que les ocurrirá al final a los que vayan por este camino ancho.

    Pensemos en la puerta ancha

    Cuando leemos Mateo 7, 15-20 vemos que el Señor nos avisa de los falsos profetas y explica cómo podemos distinguirlos. Pasemos a este pasaje y veamos lo que el Señor dijo: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7, 15-20).

    El Señor nos dijo claramente que tuviésemos cuidado con los falsos profetas. También dijo que, aunque estos falsos profetas viniesen vestidos de corderos, en realidad son lobos feroces. Esto significa que los falsos profetas aparentan ser nobles y piadosos por fuera, pero en realidad están obsesionados con las riquezas y la fama del mundo y roban a sus seguidores y mientras como si estuviesen diciendo la verdad.

    El objetivo de mi sermón no es desacreditar a los pastores reconocidos del mundo, sino dar testimonio de la Palabra del Señor de manera sincera y precisa. Los falsos profetas de hoy en día piensan que no están haciendo nada malo. Aunque todo lo que dicen es una mentira, hablan con tanta seguridad y tan convencidos que sus seguidores piensan que dicen la verdad. Estos falsos profetas mienten así para sacar dinero a sus congregaciones. Por eso hay tantos falsos profetas que planean e implementan programas superfluos en sus iglesias. Por ejemplo, patrocinan viajes misioneros cortos pero en realidad utilizan esa excusa para explotar el dinero y el tiempo de sus congregaciones. Y asignan cargos en la iglesia de cualquier manera con el mismo objetivo de ganar dinero. Estoy seguro de que han visto a estos pastores en la televisión. Cuando escuchan sus sermones detenidamente, pueden ver que están llenos de mentiras y que intentan establecer su justicia. Dicen tantas mentiras que es inevitable que sus mentiras queden expuestas al final. Sin embargo, hay muchas personas que todavía siguen estas enseñanzas y esto me entristece mucho.

    Quien esté intentando llevarles por el camino ancho está caminando por el camino de la destrucción. Los falsos profetas son los que intentan llevar a los cristianos de hoy en día a la destrucción y quien les sigue entra por la puerta ancha. Estos cristianos confusos disfrutan escuchando a sus pastores predicando la prosperidad material. Los falsos profetas no dicen nada más que mentiras cuando abren la boca; y sus sermones siempre son acerca de cómo prosperar en términos carnales. Por tanto, el Señor los llamó lobos hambrientos. También dijo que juzgaría a esas personas por sus pecados. ¿Por qué les llamó el Señor lobos hambrientos y falsos profetas? Porque no creyeron en el Evangelio del agua y el Espíritu e ignoran completamente este verdadero Evangelio.

    El Señor dijo: «Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?»      (Mateo 7, 16). Este pasaje significa que los que no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu no pueden llevar a nadie a nacer de nuevo a través de sus sermones. Dicho de otra manera, un pastor que no cree en el Evangelio del agua y el Espíritu no puede llevar a su congregación por el camino estrecho. Por eso el Señor dijo: «¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?» (Mateo 7, 16). El fruto de los predicadores que predican y conocen el Evangelio del agua y el Espíritu es diferente del fruto de los que no. Los espinos no pueden dar buen fruto, mientras que una higuera siempre da buen fruto. De la misma manera en que ningún espino puede compararse con una higuera, los que no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu no pueden dar buen fruto de sus congregaciones por mucho que lo intenten sinceramente, porque no pueden predicar lo que no saben. No tienen ninguna convicción en sus afirmaciones. No pueden evitar predicar con engaño por mucho que lo intenten evitar. Consecuentemente, como no pueden predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a sus congregaciones, acaban pidiendo que sus seguidores les den dinero. Con sus mentiras se aseguran la obediencia de sus congregaciones y las explotan para cumplir sus propios planes. Por ejemplo, tienen a predicar incluso en tiempos de problemas económicos, que si sus seguidores van todas las mañanas a las reuniones de oración y sirven al Señor diligentemente, Dios protegerá sus negocios para que no fracasen y les bendecirá para que prosperen. ¿Por qué mienten estos pastores a sus congregaciones sin querer? Porque no han nacido de nuevo de verdad. Se debe a que no tienen al Espíritu Santo que vive solo en corazones sin pecados. Por eso el Señor dijo que ningún árbol malo, es decir uno que no haya nacido de nuevo, puede dar fruto bueno.

    En la antigüedad, en Corea, los espinos se utilizaban como leña. Cuando la gente iba a recoger espinos, se ponía guante de piel para no pincharse. Los espinos no valen para nada más que para hacer fuego. Se utilizan solamente como leña. Aunque los espinos son fáciles de quemar y arden rápido, no producen ningún fruto comestible. Por eso el Señor está haciendo una analogía con los espinos y los cardos para explicar cómo son los falsos profetas, diciendo que los arrojará al fuego al final. Aquí, el Señor está hablando de los siervos de Satanás con Su analogía.

    Por mucho que estos siervos de Satanás quieran hacer cosas buenas, predicar un sermón bueno, amar a los demás, hacerles nacer de nuevo y llevarles al Cielo, no pueden hacerlo. ¿Por qué? Porque no han nacido de nuevo y por tanto no tienen al Espíritu Santo en sus corazones. No es porque no quieran dedicarse de lleno a su ministerio. No pueden ser buenos ministros aunque quieran porque no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu. En otras palabras, estos pastores no pueden ser buenos ministros por mucho que lo intenten. Después de todo, ¿cómo puede una persona que no conoce el Evangelio del agua y el Espíritu predicar este Evangelio a otra persona?

    El Señor dijo: «No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos» (Mateo 7, 18). Este pasaje implica que, aunque ustedes eran espinos, si se convierten en buenos árboles al aprender acerca del Evangelio del agua y el Espíritu y creen en él, podrán dar buenos frutos de ahora en adelante gracias a esta fe. Pero si siguen siendo árboles malos, no podrán evitar dar malos frutos. Estos falsos profetas serán abandonados por Dios al final porque se aferran a su condición de espinos espirituales. Esto es absolutamente inevitable. Estas personas no pueden ser ministros por mucho que lo intenten.

    Por tanto, solo los buenos árboles dan buen fruto y los árboles malos dan malos frutos. Y quien coma este buen fruto de un árbol bueno no morirá nunca. Los falsos profetas, por otro lado, no fueron nunca buenos árboles desde el principio y por tanto no pueden dar ningún fruto bueno por mucho que lo intenten. ¿Qué les hará el Señor a estos árboles? Los arrojará al fuego al final como dijo: «Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego» (Mateo 7, 19). ¿Cómo pueden diferenciar a los falsos profetas de los verdaderos profetas? Pueden diferenciarlos por sus frutos, como dijo el Señor: «Así que, por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7, 20).

    ¿Cómo podemos saber si de verdad somos el pueblo de Dios?

    No saben si alguien es el pueblo de Dios o si son siervos de Dios, Sus santos y Sus obreros solo porque digan que lo son, pero pueden averiguarlo si saben qué Evangelio conocen. Hemos estado predicando el Evangelio del agua y el Espíritu aquí y en el extranjero a través de nuestro ministerio literario y gracias a nuestros libros, muchas personas han sido salvadas al creer en este verdadero Evangelio de corazón e incluso algunas de ellas nos han mandado sus testimonios de salvación. Esto se debe a que hemos predicado el Evangelio del agua y el Espíritu a estas personas y ellas han recibido la remisión de los pecados al leer nuestros libros detenidamente. En su testimonio dicen que están llenos de gozo y gratitud porque sus pecados han desaparecido de sus corazones. Todo este tiempo esta gente pensaba que era buena gente, que eran cristianos sinceros, pero ahora que conocen la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu confiesan que no habían creído en la Verdad. Ahora podemos ver que estas personas son las nacidas de nuevo de Dios al mirar su testimonio y el fruto de su fe. Al predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a esta gente, al tiempo predica el Evangelio a otras personas y por sus frutos podemos ver que se han convertido en el pueblo de Dios.

    El Señor dijo: «Así que, por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7, 20). Esto significa que al mirar los frutos que da la gente podemos saber si son siervos de Dios o no, Su pueblo y Sus obreros, o simplemente fraudes espirituales. Los falsos profetas se conocen por sus frutos. Por tanto, Jesucristo es quien da testimonio de que el Evangelio del agua y el Espíritu predicado por nosotros es l Verdad y nuestra fe es la fe correcta. El Evangelio del agua y el Espíritu en el que creemos es la Verdad.

    Todos los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu somos obreros de Dios y Su pueblo. Podemos reconocer nuestro estado claramente al ver nuestra fe en este verdadero Evangelio, pero nuestro conocimiento es aún más sólido porque la Palabra de Dios en nuestros corazones da testimonio de nuestra salvación y creemos en esta Palabra de Dios. En nuestros corazones está la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu a través del cual hemos recibido la remisión de nuestros pecados, y esta Palabra se mueve dentro de nosotros. El Espíritu Santo nos está diciendo que todos los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu somos siervos de Dios que caminan por el camino estrecho y llevan a los demás por el camino de la vida.

    ¿Quién entra por la puerta estrecha?

    Está escrito en mateo 7, 21: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos». Después de decirnos que entremos por la puerta estrecha, el Señor nos explica qué tipo de personas entran por esta puerta estrecha y guía a otros para que entren por la puerta de la vida. Aquí el Señor dijo que solo los que hacen la voluntad de Su Padre en el Cielo pueden entrar por la puerta de la vida. Entonces, ¿quién es esta gente de la que habla el Señor y que hace la voluntad de Su Padre en el Cielo? Esta gente es la que entra por la puerta estrecha y guía a los que no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu por la puerta estrecha, la puerta de la vida. Estas personas son las que hacen la voluntad de Dios Padre.

    ¿Quién entre nosotros está haciendo la voluntad de Dios Padre? Alguien que hace la voluntad de Dios Padre vive una vida carnalmente cómoda en este mundo o una vida difícil? Estas personas pasan por muchas dificultades en sus vidas. Aunque todos los que hacen la voluntad de Dios Padre están bendecidos espiritualmente, pasan por muchos problemas carnales.

    ¿Por qué es tan difícil para nuestra carne seguir a Dios? Porque debemos entrar por la puerta estrecha. Y por eso debemos luchar contra los falsos profetas que están llevando a muchas personas a la destrucción. Asimismo, debemos llevar a todo el mundo por la puerta de la vida. Por tanto, entrar por la puerta estrecha es embarcarse en un viaje difícil que nos pasa cuenta tanto a nuestro cuerpo como a nuestro espíritu. Muchos de los que viven esta vida sufren persecución física y espiritual. Sin embargo, solo hay una manera de hacer la voluntad de Dios Padre. No es que haya otras maneras de hacer la voluntad de Dios, solo hay un camino. Por eso debemos obedecer la voluntad del Señor en vez de la voluntad de nuestros padres, hermanos, cónyuges, familiares o amigos, e incluso nuestra propia voluntad. Debemos someternos completamente al Señor. Como todos los que hacen la voluntad de Dios Padre deben negarse a sí mismos, e incluso desobedecer los deseos de sus padres a menudo, tienen muchos problemas y sufren muchas pérdidas en este mundo. Estas personas que hacen la voluntad de Dios Padre pasan por muchas dificultades porque intentan llevar a los demás por la puerta estrecha y el camino de la vida. Es duro servir la voluntad del Señor por fe. Pero aún así, nuestros corazones están en paz. De hecho, a pesar de las muchas dificultades que debemos pasar, estamos contentos de obedecer la voluntad del Señor.

    Hace algún tiempo estaba muy ocupado con otras tareas y no tenía tiempo de revisar mi manuscrito. Así que me vi obligado a entregar partes del manuscrito para que fuesen traducidas sin revisarlas tan atentamente como debería haber hecho. Pero más adelante, cuando leí el manuscrito de nuevo, vi que había muchos errores. No las había visto antes porque estaba demasiado ocupado, pero cuando finalmente encontré el momento para leer el manuscrito más detenidamente, vi que muchas partes necesitaban ser revisadas. Este error hizo el trabajo más difícil para los traductores y editores y me sentí mal por ellos y decidí tener más cuidado y prestar más atención cuando preparaba mis manuscritos. Así que últimamente he estado muy ocupado revisando mis manuscritos.

    Como la Biblia dice la Verdad claramente y esta Verdad está explicada en nuestros libros del Evangelio, estoy seguro de que todo el que los lea lo entenderá. Como el Señor mismo dijo en la Biblia: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces» (Mateo 7, 15), no hay motivo por el que los pastores de hoy que no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu no se puedan dar cuenta de que son los lobos. Si leen la Biblia y nuestros libros sobre el Evangelio, pueden darse cuenta de quiénes son enseguida. En mi caso yo me conocía a mí mismo antes de conocer el Evangelio del agua y el Espíritu. Yo sabía que la Palabra de Dios me estaba hablando. El

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