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Sermones Para Los Que Se Han Convertido En Nuestros Colaboradores (V)
Sermones Para Los Que Se Han Convertido En Nuestros Colaboradores (V)
Sermones Para Los Que Se Han Convertido En Nuestros Colaboradores (V)
Libro electrónico377 páginas5 horas

Sermones Para Los Que Se Han Convertido En Nuestros Colaboradores (V)

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Este libro es una colección de sermones escritos para nuestros colaboradores y santos, para enseñarles cómo vivir una vida como verdaderos siervos de Dios. Por esta razón este libro se titula "Sermones para los que se han convertido en nuestros colaboradores". El autor desea tener comunión con los colaboradores de nuestra fe que creen de todo corazón en la justicia de Cristo, sin ningún interés personal. Desea esto porque los ha encontrado en la fe en la justicia del Señor y ahora lo están predicando.

IdiomaEspañol
EditorialPaul C. Jong
Fecha de lanzamiento19 may 2018
ISBN9788928218165
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    Sermones Para Los Que Se Han Convertido En Nuestros Colaboradores (V) - Paul C. Jong

    Prólogo

    A mis queridos colaboradores

    Estos mensajes sobre el Libro de Génesis son una colección de sermones de nuestra Mission School o de mi Iglesia y están destinados exclusivamente a los santos. He llegado a un momento en el que me gustaría compartir la Palabra de Dios con nuestros colaboradores en la fe en el extranjero. En el Libro de Génesis hay mensajes sobre la salvación y el crecimiento espiritual para los pecadores y los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. La razón es que, antes de la creación, Dios Padre planeó salvar a la humanidad a través de Su Hijo para hacernos hijos Suyos.

    Los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu debemos vivir nuestras segundas vidas como discípulos de Jesucristo. Para ello debemos tener formación espiritual. ¿Cómo pueden recibir esta formación? Hay dos maneras. La primera es conocimiento a un siervo de Dios que crea en la justicia de Jesucristo, aprender acerca de la fe y aplicarla en su propia vida. Y los que viven en el extranjero deben ser formados indirectamente. Para ello deben tener comunión frecuente por correo electrónico, Skype o teléfono con New Life Mission.

    Queridos hermanos en Cristo, he sufrido mucha persecución y soledad mientras servía al Evangelio del agua y el Espíritu, que es la justicia del Señor. Ustedes también serán perseguidos y se sentirán solos a causa de este Evangelio. Sin embargo, venceremos por la fe que cumple la justicia del Señor y los mandamientos del Señor. Seguiremos viviendo una vida de verdaderos discípulos y esperaremos el día en que el Señor nos permita conocernos…

    20 de julio de 2009

    Del autor

    SERMÓN 1

    Guarden su fe en

    la justicia de Dios

    < Génesis 26:1-11 >

    Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes. Habitó, pues, Isaac en Gerar. Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió: Es mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; pensando que tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto. Sucedió que después que él estuvo allí muchos días, Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, vio a Isaac que acariciaba a Rebeca su mujer. Y llamó Abimelec a Isaac, y dijo: He aquí ella es de cierto tu mujer. ¿Cómo, pues, dijiste: Es mi hermana? E Isaac le respondió: Porque dije: Quizá moriré por causa de ella. Y Abimelec dijo: ¿Por qué nos has hecho esto? Por poco hubiera dormido alguno del pueblo con tu mujer, y hubieras traído sobre nosotros el pecado. Entonces Abimelec mandó a todo el pueblo, diciendo: El que tocare a este hombre o a su mujer, de cierto morirá.

    En el pasaje de las Escrituras de hoy aparece Isaac, el hijo de Abraham. Y Dios se le aparece a este Isaac y le habla. En la Biblia encontramos muchos casos de personas de fe que sufrieron hambrunas. Abraham fue a Egipto a causa de una hambruna, y Naomi y Lot también fueron a la región de Moab porque estaban pasando por una grave hambruna. Y como ven en el Libro de Génesis 26, el hijo de Abraham, Isaac, también fue a Abimelec por causa de una hambruna.

    Dios nos dijo que no fuésemos a la tierra de Egipto

    En el Libro de Génesis 26:2-3: Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre.

    Así que Isaac vivió en Gerar. No sé exactamente dónde está esta región de Gerar. Pero, a pesar de todo, estoy seguro de que esta Palabra de Dios, que dice que no vayamos a la tierra de Egipto por una hambruna, está dirigida a todos Sus siervos y la gente viviendo en estos días. Dios habló a todos los antecesores de la fe de la siguiente manera: Aunque haya una hambruna grave, quedaros en la tierra de Canaán. Y no vayáis a la tierra de Egipto. Si obedecéis estas instrucciones, cumpliré todas las promesas que le hice a Abraham, el hombre de fe. Mis queridos siervos, no vayáis a la tierra de Egipto durante una hambruna fuerte. Vivid en la tierra que os he mostrado. Dios dijo que Abraham había cumplido todas las leyes de Dios. Y esta era la razón por la que Dios había prometido cumplir todas las promesas que le hizo a él y a sus descendientes.

    Mientras leía esta Palabra tuvo un pensamiento. Dios le dijo a Abraham que cumpliese todos Sus mandamientos, estatutos y leyes. Pero ¿acaso no vendió Abraham a su propia mujer? ¿Es eso cumplir los estatutos y mandamientos de Dios?. Dios no consideró las obras carnales de Abraham. Cuando Dios dice que Abraham había cumplido Sus mandamientos, estatutos y leyes, lo hizo porque vio la fe por la que Abraham había creído en Dios y cumplido esos mandamientos. Nadie puede decir que Abraham había cumplido todos los mandamientos de Dios. Incluso Dios mismo no puede decir eso si tiene en cuenta todas las obras de Abraham. Lo importante es que, aunque Abraham hubiera tropezado en ocasiones, su corazón tenía la fe perfecta situada en la justicia de Dios y fue adelante siguiendo a Dios con esa fe.

    Los justos pueden ver lo que Dios quiere en vez de mirar solo su estado actual

    En vez de considerar solo este momento presente, los justos debemos pensar en lo que Dios nos está diciendo a nosotros. Y cuál es la voluntad de Dios para nosotros. Y al hacer esto debemos examinar la voluntad de Dios y concentrarnos en saber qué es. Y al darnos cuenta de esa voluntad de Dios y creer en ella de todo corazón, debemos seguirla. Al seguir la voluntad de Dios, debemos averiguar primero qué quiere decir la Palabra de Dios en vez de importarnos nuestras acciones. Al vivir nuestras vidas de fe, a menudo viene un momento en el que dudamos por haber estado atados a situaciones carnales y circunstancias adversas. Y en muchas ocasiones perdemos el juicio. Aun así, no debemos dejarnos gobernar por nuestros pensamientos y juicios. Debemos mantener nuestra fe perfectamente al creer en la justicia de Dios y pensar en lo que Dios nos está diciendo solamente.

    Hemos leído aquí que Dios dijo: Vivid en la tierra que os he mostrado. Si lo hacéis os daré todas las fortunas y bendiciones que le di a Abraham. Debemos escuchar esta Palabra de las bendiciones que Dios nos ha dado. Solo entonces podremos vivir nuestra fe y seguir la Palabra de Dios, como hizo Abraham, mediante la fe que cree en la perfecta justicia de Dios.

    Echen un vistazo a las vidas de Abraham, Isaac, Jacob y sus descendientes de fe. La bendición de Dios fue a ellos cuando vivieron en la tierra de las promesas creyendo en la Palabra de la promesa de Dios. Hoy hemos visto que Dios le habló a Isaac diciendo que no debía ir a la tierra de Egipto a causa de una hambruna. Y debemos entender que esta Palabra de Dios también va dirigida a nosotros. Sí, esto es cierto. No debemos permitir que nuestros corazones vivan en la tierra de Egipto porque nuestras circunstancias parezcan difíciles. Esta no es la voluntad de Dios. Cuando hubo hambruna por segunda vez, Isaac quiso ir a Egipto y por eso Dios se le apareció y le dijo que no fuera.

    No debemos seguir este ejemplo de Isaac. Vendrá un tiempo en que pasaremos por dificultades. Vendrá un tiempo en que la Iglesia pase por dificultades y nuestros corazones también. En estos tiempos, debemos hacer lo que Dios nos está pidiendo. Y por eso debemos prestar atención a lo que Dios le dice a Su Iglesia. ¿Qué nos dice a nosotros, a Su Iglesia, en estos tiempos difíciles? Nos está diciendo que no vayamos a Egipto. Espero sinceramente que conozcan la voluntad de Dios a través de Su Palabra y vivan por fe disfrutando del poder de la voluntad de Dios.

    Los justos deben vivir por fe como lo pidió Dios

    Queridos hermanos, si seguimos viviendo en la tierra de Canaán como nos lo pidió Dios, es decir, si vivimos tranquilos en la Iglesia de Dios, nos dará todas las bendiciones que prometió a Abraham. Debemos creer en esto. Deben tener esta fe segura. En cualquier momento, deben tener un conocimiento claro de esta voluntad de Dios.

    En el Libro de Génesis 26:7 está escrito: Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió: Es mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; pensando que tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto.

    ¿Qué significa esto? Algunos filisteos le preguntaron a Isaac acerca de su mujer. E Isaac mintió al rey diciendo que su mujer era su hermana. Por supuesto que era ella su medio hermana (Génesis 20:12). En realidad, Isaac era prima segunda de Rebeca. Así que era pariente de ella. Como se casaron, fueron considerados una pareja casada. Pero como tenía miedo de que le mataran porque su esposa era hermosa, este Isaac les dijo que era su hermana, en vez de decir que era su esposa. Por eso el rey Abimelec y sus súbditos quisieron tomar a la esposa de Isaac. Pero entonces, un día, el Rey Abimelec miró por su ventana y vio a Isaac mostrándole cariño a Rebeca.

    El siguiente pasaje parece difícil de entender. ¿Era el rey Abimelec un enemigo de la nación de Israel? Pero después de ver a Isaac mostrar atención a Rebeca, ¿qué dijo? Génesis 26:10 dice: Y Abimelec dijo: ¿Por qué nos has hecho esto? Por poco hubiera dormido alguno del pueblo con tu mujer, y hubieras traído sobre nosotros el pecado. Aunque era un pecador, le dijo a Isaac que casi le había causado vergüenza. Originalmente era una masa de pecados y su trabajo habitual era cometer pecados. Pero ese rey Abimelec le dijo a Isaac: ¿Por qué nos has hecho esto? Por poco hubiera dormido alguno del pueblo con tu mujer, y hubieras traído sobre nosotros el pecado.

    Por supuesto, si había sido un hombre santo y creído en Dios, sus palabras tienen sentido. Pero este Abimelec no creía en Dios y cometía todo tipo de pecados todos los días. Por tanto, no era razonable que acusase a Isaac, quien había recibido las bendiciones de Dios. Dicho de otra manera, su acusación era ridícula.

    Así que Abimelec ordenó a toda su nación: El que tocare a este hombre o a su mujer, de cierto morirá (Génesis 26:11). Queridos hermanos, hay una cosa que debemos dejar clara aquí. Estas palabras que se dijeron contra Abimelec son Palabras de Dios dirigidas a nosotros. Sí, esto es cierto. A través de este evento, Dios está hablándonos espiritualmente. En otras palabras, estas palabras nos están diciendo que la gente que tocase a Isaac o a su mujer moriría por ese pecado.

    No debemos juntarnos con la gente que no cree en la justicia de Dios

    ¿Qué significa esto? La gente que no recibe la remisión de los pecados por no creer en el Evangelio del agua y el Espíritu debe identificarse claramente como pecadores. Sin embargo, muchas de estas personas suelen decir que son descendientes de Abraham, es decir, personas que han recibido la remisión de los pecados. La gente que no ha recibido la remisión de los pecados debe permanecer en su condición de pecadores para ser salvada de sus pecados. Pero ¿qué les ocurriría a estos pecadores que intentan vivir una vida de fe con los justos diciendo que también han recibido la remisión de los pecados cuando no es cierto? Aunque parezca irónico, la gente que ha recibido la remisión de los pecados no podrá predicar a estos cristianos falsos. La Iglesia de Dios debe predicar el Evangelio de la remisión de los pecados a estos creyentes falsos que no han nacido de nuevo todavía, pero la realidad es que los nacidos de nuevo no podemos hacer esto. Estas palabras pueden parecer difíciles, pero sé que me pueden entender.

    Sí, esto es cierto. Aunque alguien que no crea en el Evangelio del agua y el Espíritu empiece a ir a la Iglesia de Dios, primero debe confesar que es un pecador. Pero si este pecador duerme con la gente de Dios y se hace una sola familia con ellos, esto será un gran problema. Si una persona nacida de nuevo se convierte en una familia unida en la carne con alguien que no ha nacido de nuevo, perderá la oportunidad de predicarle el Evangelio del agua y el Espíritu a esa persona más adelante. ¿Por qué? Porque el pecador no entiende que es también descendiente de Abraham desde una perspectiva carnal. Si Abimelec se acostase con la mujer de Isaac, estos problemas surgirían espiritualmente. Esto es porque Isaac era claramente un descendiente de Abraham. Por tanto, si alguien no ha recibido la remisión de los pecados y se convierte en descendiente de Abraham, no podrá tener un corazón pobre que puede escuchar el Evangelio verdadero del agua y el Espíritu y recibir la remisión de los pecados. Estoy diciendo que si la gente que no cree en el Evangelio del agua y el Espíritu se casa y se convierte en una sola persona con los que han recibido la remisión de los pecados, perderán para siempre la oportunidad de recibir la remisión de los pecados.

    En el pasaje de las Escrituras de hoy, el rey Abimelec de los filisteos dijo: El que tocare a este hombre o a su mujer, de cierto morirá. Esto significa que los santos de la Iglesia de Dios nunca pueden mezclarse con los que no han recibido la remisión de los pecados y los justos no deben aceptar la fe de estos pecadores. La Biblia nos está diciendo que la gente que recibe la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu no debe mezclarse espiritualmente con los que no han recibido la remisión de los pecados. Dios dijo que, si esto ocurre, matará. Cuando algo así ocurre, todos morirán, en espíritu y carne.

    Este rey de los filisteos era un enemigo de la nación de Israel. Por tanto, no tiene ningún sentido que se pusiese de lado de Isaac y dijese esto. Aunque la Biblia dice que Dios permitió que esas palabras saliesen de su boca. Incluso a través de la boca de un hombre filisteo, Dios declara que solo los descendientes de Abraham son Su pueblo. Lo que debemos entender es que, si somos descendientes de Abraham, debemos vivir en la tierra que Dios estableció y no debemos vivir juntándonos con la gente carnal. Esto significa que debemos guardar nuestra fe en la justicia de Dios. Dios nos está diciendo que los que hemos recibido la remisión de los pecados no debemos admitir a fe de esos pecadores cristianos solo porque sean buenos con nosotros. Sí, esto es correcto. Si los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu siguiésemos viviendo con los que no han recibido la remisión de los pecados, moriríamos.

    Dios nos dice que los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu podemos hacer culpables a otros. Si vivimos una vida de fe con los que no han recibido la salvación de los pecados, les haremos culpables y acabarán muriendo sin falta. Por eso les suplico que no vivan sus vidas uniéndose a los que no han nacido de nuevo espiritualmente de verdad. Si somos personas que creen de verdad en el Evangelio del agua y el Espíritu y si somos descendientes espirituales de Abraham, como descendientes suyos debemos vivir nuestra fe al creer en la justicia de Dios, aunque pasemos por tiempos difíciles de vez en cuando. Cuando hacemos esto, Dios cumplirá todas las promesas de las bendiciones que había prometido a Abraham para nosotros. Dios nos prometió lo siguiente: Maldeciré a los que os maldigas y bendeciré a los que os bendigan. Haré que vuestros descendientes se multipliquen como las estrellas de cielo. Esto significa que cuando vivimos en la Iglesia de Dios con la misma fe que Abraham, Dios hará que los descendientes de la fe en este mundo sean muchos. Estas son las Palabras que Dios nos ha hablado.

    Debemos darnos cuenta de que podemos ser un obstáculo para que la gente reciba la remisión de los pecados por su ignorancia espiritual. No debemos hacerles culpables. Estoy diciendo que no debemos vivir una vida de fe admitiendo su fe y juntándonos con ellos. No debemos decir: No son tan diferentes de nosotros. Son como nosotros y por eso también tienen razón. Si admitimos y reconocemos su fe incorrecta, estaremos reconociendo que su condición de pecadores no importa. La verdad es que van a ir al infierno por sus pecados. Queridos hermanos, tengan esto en cuenta.

    Aunque los que no hayan recibido la remisión de los pecados intenten ponerse de nuestro lado y predicar este verdadero Evangelio de una manera parecida a la nuestra, no debemos dejarnos engañar. Hay una diferencia clara en la fe que tenemos comparada con la fe de un pecador. Dios vio esta fe de Abraham y dijo que había obedecido Sus estatutos y mandamientos. Esto significa que Dios obedeció la justicia de Dios por fe. Pero no significa que Abraham obedeciese la Palabra de Dios solo con sus acciones. Los que hemos recibido la remisión de los pecados verdadera al creer en la justicia de Jesucristo somos los descendientes espirituales de Abraham que comparten la misma fe con él. Por tanto, no debemos admitir ninguna fe falsa ni salvación falsa propagada y predicada por las religiones de este mundo. Dios nos dijo que guardásemos la fe en el Evangelio del agua y el Espíritu puro hasta el final. Solo cuando guardamos esta fe, nuestro Señor nos dará las bendiciones prometidas a Abraham.

    Dios prometió bendecir a Jacob

    Queridos hermanos, cuando leemos los capítulos después del pasaje que hemos leído hoy, vemos lo que le pasó a Jacob después de recibir la oración de bendición de su padre. Al recibir esta oración entera de bendición de su padre, su hermano mayor, Esaú, le odió por eso, y entonces se fue a casa del hermano de su madre para refugiarse. Lo que es poco habitual es que, cuando los justos huyen, suelen ir a casa de sus parientes por parte de madre. De todas formas, cuando iba de camino a casa de su tío, se quedó dormido en el desierto. Tomó una piedra y se la puso debajo de la cabeza y se quedó dormido. En su sueño vio una escalera que iba desde la tierra hasta el Cielo. Encima de esa escalera, vio a ángeles subiendo y bajando.

    En su sueño, Dios se le apareció y le habló. En el Libro de Génesis 28:13-16 leemos: Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. Nuestro Dios le dio las bendiciones a Jacob de esta manera. Dios le prometió que los descendientes de Jacob serían tantos como el polvo de la tierra y que le cuidaría y guardaría. La Biblia sigue diciendo: Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero (Génesis 28:18-19). Aquí la palabra Bethel significa la casa de Dios.

    En Génesis 28:20-22 leemos: E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.

    Dios se le apareció a Jacob en un sueño y le dijo personalmente que se convertiría en su Dios y desde ese momento todo lo que Jacob tenía que hacer era creer en esta Palabra de Dios. Para su referencia, nuestro Dios que aparece hoy a través de la Palabra de Dios, se la aparecía a la gente de fe a través de sueños durante el Antiguo Testamento. Este mismo Dios que había hablado a los antecesores de fe durante el Antiguo Testamento también le habló a Jacob en su sueño prometiendo: Te daré todas las bendiciones que le di a Abraham. Vayas donde vayas, te cuidaré y te devolveré a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya cumplido lo prometido. Ahora que Dios le había hablado a Jacob así, todo lo que tenía que hacer era darle gracias a Dios diciendo Amén y aceptarlo todo por fe. Y al hacer esto por fe, todas estas bendiciones serían suyas. Si los justos esperan que las bendiciones de Dios se cumplan por fe, todas las promesas que Dios le hizo a Jacob se cumplirán en sus vidas.

    Pero ¿qué hizo Jacob aquí? Le ofreció una oración de promesa a Dios. Le prometió: Si haces esto o lo otro por mí, construiré una iglesia aquí. ¿Qué tipo de oración era esa? Muestra que la fe de Jacob en la Palabra de Dios todavía era insuficiente. De esta manera, los justos debemos tener el tipo de fe que cree en Dios y Su Palabra de todo corazón.

    Cuando esperamos a que se cumpla la Palabra de Dios por fe sin importarnos nuestra situación actual esas promesas se cumplirán sin falta

    A menudo nuestros corazones que creen en el Señor van de un lado a otro y caen en un estado de debilidad. En resumen, nuestros corazones desfallecen fácilmente. ¿Cuál creen que es la razón por la que nuestros corazones dudan tan a menudo? La razón es que nuestra fe es débil. Queridos hermanos, Dios nos ha salvado de todos nuestros pecados por Su justicia. Por tanto, debemos tener fe en la Palabra de Dios donde Dios dice que nos guiará por el buen camino mientras vivamos en Su Iglesia solamente. Cuando esperamos la promesa de Dios al tener fe en Su Palabra, la promesa que nos hizo se cumplirá. ¿Creen en esto?

    Pero nuestra fe suele desviarse según la situación. Esta no es la verdadera fe. Si esto ocurre, será como si Jacob estuviese ofreciendo una promesa a Dios por su fe débil. Pero Dios declaró la promesa de Su bendición a Jacob sin esperar nada a cambio. Y por eso ahora, todo lo que tenía que hacer era creer en la Palabra de Dios diciendo: Amén y por esa fe, todo se habría cumplido. Pero dijo: Si Dios me hace volver, construiré la casa de Dios aquí mismo. En realidad, si hubiese sido un hombre de fe que creía en la Palabra de Dios, no debería haber ofrecido una oración de promesa. Si Dios dijo que estaría con Jacob y le haría volver a ese lugar, entonces le haría volver a ese lugar de seguridad. Si Dios dice que les dará esta tierra, entonces Dios se la dará. Si Dios dice que multiplicará a sus descendientes, entonces sus descendientes serán multiplicados mientras esperan pacientemente con fe. Esta es precisamente la fe correcta que cree en la Palabra de Dios.

    Queridos hermanos, ¿qué hace Satanás cuando intenta confundir nuestros corazones? Nos hace mirar a nuestras circunstancias una y otra vez. Miren a Lot, el sobrino de Abraham. Cuando vio estos pastos verdes y ricos al sur, dejó a Dios y fue a la tierra de Sodoma, pensando: ¡Vaya! Debería ir allí. Queridos hermanos, no debemos seguir las corrientes de este mundo con corazones que no creen. Solo deberíamos seguir a Dios y Su Palabra con la fe que cree en Su justicia. Lo que estoy diciendo aquí es que debemos seguir al Señor Dios a través de la fe que cree en Su Palabra dentro de nuestros corazones. Queridos hermanos, debemos vivir nuestras vidas de fe creyendo en la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu, que es la justicia de Dios. Ahora podemos vivir una vida de fe verdadera porque hemos sido salvados de todos nuestros pecados y porque hemos recibido la remisión de todos ellos. Dios nos habla a los que somos así. Nos dijo: No vayáis a Egipto a causa de la hambruna. Vivid en la tierra que prometí a Abraham.

    ¿Qué significa esto? Nos está diciendo que mientras vivamos en esta tierra prometida a Abraham, nos bendecirá y cumplirá la promesa de la Palabra personalmente. Como Dios dijo esto, debemos creer y tener fe. Y mientras vivimos en la Iglesia de Dios por la fe que cree en Su justicia, Dios nos dará todas las bendiciones que nos ha prometido, incluyendo la tarea valiosa de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos entender esta voluntad de Dios muy bien.

    Por supuesto, debido a nuestras circunstancias presentes, nuestros corazones no pueden estar en paz, ni por un solo día. En un año ocurren muchas cosas, y en un solo mes, pueden ocurrir muchos sucesos e incidentes, y nuestros corazones pueden dudar a causa de ellos. Pero en estas circunstancias debemos mantener una fe más fuerte en la Palabra de Dios. Si vivimos dentro de la Iglesia de Dios con nuestra fe firme que cree en la justicia de Dios y si queremos unir nuestros corazones en la Iglesia, Dios nos dará todas las bendiciones que desee darnos y cumplirá toda la obra que quiera hacer a través de nosotros. Queridos hermanos, ¿creen en esto?

    Mientras realizamos ministerios dentro de la Iglesia de Dios hay momentos en que nuestros corazones cambian a causa de una situación. Y en estas ocasiones mi corazón es débil y piensa: ¿Debo hacer esto de esta manera o de la otra?. Pero, incluso en momentos como este, encuentro respuestas a estas preguntas a través de la Palabra de Dios preguntándome: ¿Qué me está intentando decir Dios acerca de esta situación? ¿Qué les dijo a los antecesores de la fe en momentos como este?. De esta manera, aumenta mi sabiduría, mi juicio se expande y mi corazón descansa a través de la Palabra de Dios. Al hacer esto, encontré la paz verdadera en mi corazón.

    Dios nos habló a Sus santos y siervos. El Dios que nos salvó de todos nuestros pecados y nos concedió todas las bendiciones nos hizo una petición diciendo: Pase lo que pase, aunque haya una hambruna grave en la Iglesia, no vayáis a Egipto. Si no vais a Egipto y os quedáis donde estáis, si vivís dentro de la Iglesia de Dios sin falta, cumpliré lo que os he prometido. Por tanto, queridos hermanos debemos escuchar esta Palabra. Debemos creer en esta Palabra y centrar nuestros corazones claramente.

    Queridos hermanos, ¿qué nos ocurrirá si nuestras situaciones se hacen difíciles? ¿Debemos pensar entonces: No hay otra manera además de esta fe de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Debe haber otra manera que no sea creer en la justicia de Dios? Si hacen esto, estarán mirando a otros grupos cristianos y su corazón se separará de la presencia de Dios y morirá. Y cuando esto ocurra, ¿podrán vivir una vida de fe mejor dejando la Iglesia de Dios y yendo a otro lugar? ¿Serán los sermones diferentes y mejores? ¿Será la Palabra de Dios diferente y los consejos diferentes? No, esto no puede ser. Si ese lugar es un lugar que ofrece consejos según la Palabra de Dios, sea el lugar que sea, será igual. Y si recibiesen ayuda contraria a la Palabra de Dios y si recurriesen a métodos humanos, sería muy diferente, por supuesto. Pero, si son personas que siguen la Palabra de Dios como nosotros, también son los descendientes de Abraham espiritualmente.

    Mientras viven sus vidas de fe dentro de la Iglesia de Dios y las cosas se hacen difíciles, quizás se vayan a otra denominación e intenten vivir una vida de fe nueva allí. Entonces deben recordar una cosa claramente. No debemos dejar la tierra que Dios nos ha dado para vivir en ella. Los justos no deben separase de la Iglesia de Dios para ir a la tierra de Egipto. Estoy diciendo que, aunque sus corazones tengan dificultades y parezca que haya un lugar donde la carne se pueda refugiar, no deben ir allí. Claramente por fe debemos vivir en la tierra que Dios nos ha prometido.

    Entonces, ¿dónde está esta tierra exactamente? Hace mucho tiempo, en los días del Antiguo Testamento, esta tierra era la tierra de Canaán, pero hoy en día esa tierra de Canaán se refiere a la Iglesia de Dios espiritualmente. Esto se refiere a la verdadera Iglesia. En otras palabras, si vivimos en la tierra de Canaán, es decir, en la Iglesia de Dios, Dios cumplirá todas estas promesas que nos dio a través de nosotros, los justos. ¿Creen en esto? Así que es importante vivir por la fe correcta que cree en la Palabra de Dios. Esto es lo que nos está enseñando Dios en el Libro de Génesis, capítulo 26. Estas cosas se nos han revelado claramente en este capítulo de la siguiente manera: (1) No hacer que la gente del mundo peque; (2) si son descendientes de Abraham con la fe verdadera, no mezclen esa fe con la fe falsa de la gente de este mundo; (3) no reconocer su fe; (4) guiarles uno a uno a Jesucristo para que puedan recibir la remisión de los pecados mediante la justicia de Jesucristo; (5) y hacer que se conviertan en el pueblo de Dios. Todas estas cosas son posibles solo cuando viven en la Iglesia de Dios.

    Los justos no deben dejar la Iglesia de Dios por muy difícil que sea su situación

    Queridos hermanos, ¿qué nos dice Dios en el pasaje de las Escrituras de hoy? Nos dice que no debemos dejar la Iglesia de Dios a causa de nuestras dificultades. Queridos hermanos, ¿entienden esto? Si nos quedamos y no dejamos la Iglesia de Dios, Él nos guiará por el camino adecuado. Desde cierta perspectiva, hay momentos en que dudamos mucho como seres humanos, pero la verdadera fe se encuentra claramente en la relación entre Dios y el hombre. Mientras vivimos una vida de fe, lo que debemos mantener firme es una relación fiel entre Dios y los seres humanos. Una relación leal se establece cuando perseguimos la justicia de la Palabra de Dios y cuando nos concentramos en lo que Dios nos prometió, en lo que nos dio como bendiciones y en lo que cumplirá a través de nosotros. Aunque cambien mi situación real, en cuanto a la relación con Dios, debo seguir la justicia del Señor por fe. Queridos hermanos, ¿entienden esto?

    Dios nos prometió que salvaría a todos los pecadores y los bendeciría a través de ustedes. Nos ha prometido lo siguiente: Dentro de la Iglesia de Dios, os guiaré y bendeciré. A través de vosotros, salvaré a multitud de personas. Les prometo estas cosas y las cumpliré sin falta. Si esto es lo que Dios

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