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Sermones Sobre El Evangelio De Marcos (III) - La Bendición De La Fe Recibida Con El Corazón
Sermones Sobre El Evangelio De Marcos (III) - La Bendición De La Fe Recibida Con El Corazón
Sermones Sobre El Evangelio De Marcos (III) - La Bendición De La Fe Recibida Con El Corazón
Libro electrónico300 páginas3 horas

Sermones Sobre El Evangelio De Marcos (III) - La Bendición De La Fe Recibida Con El Corazón

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Este día especial de amnistía, en el que la remisión de los pecados y las bendiciones de la fe se reciben al creer en Evangelio del agua y el Espíritu de corazón, no se celebra en ningún país del mundo, pero se puede celebrar con cualquier persona de este mundo. Hoy en es día en que puede recibir la remisión de los pecados y es la única fiesta que toda la gente de Dios celebra en todo el mundo.

IdiomaEspañol
EditorialPaul C. Jong
Fecha de lanzamiento26 sept 2018
ISBN9788928205790
Sermones Sobre El Evangelio De Marcos (III) - La Bendición De La Fe Recibida Con El Corazón

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    Sermones Sobre El Evangelio De Marcos (III) - La Bendición De La Fe Recibida Con El Corazón - Paul C. Jong

    Prólogo

    1. ¿Qué es la verdadera fe? (Marcos 11:12-14; 19-24)

    2. Vivan por fe para complacer a Dios (Marcos 11:11-14; 20-24)

    3. ¿Estamos caminando por fe en la justicia de Dios? (Marcos 11:20-24)

    4. El Jesús resucitado es el Dios de todos los que han recibido la remisión de los pecados (Marcos 12:18-27)

    5. Dios no es el Dios de los muertos, sino el Dios de los vivos (Marcos 12:18-27)

    6. Debemos darnos cuenta de en qué tiempos estamos viviendo (Marcos 13:1-27)

    7. El Evangelio solo puede predicarse cuando lo servimos (Marcos 14:3-9)

    8. Ahora es el momento de servir al Evangelio de Dios (Marcos 14:3-9)

    9. Coman la carne y beban la sangre del Señor (Marcos 14:22-24, John 6:53-58)

    10. El Rey de todos los hombres nos salvó como a Barrabás (Marcos 15:1-15)

    11. ¿Creen que Jesucristo es el verdadero Dios? (Marcos 15:16-41)

    12. El Señor nos ha dado la verdadera salvación (Marcos 16:1-20)

    13. Prediquen el Evangelio a todas las criaturas (Marcos 16:14-18)

    14. Quien crea y sea bautizado será salvo (Marcos 16:14-20)

    Prólogo

    Imaginen a un niño pequeño con la cara entre las manos llorando. Le duele una muela que se ha podrido hasta la raíz, y cuando la infección llega al nervio, de la boca le sale un olor horrible por esta infección. El niño llora sin cesar porque siente mucho dolor. Su madre está muy triste porque no puede ver a su hijo llorar y entonces ella también llora, pero está tan ocupada intentando calmar al niño que ni se quita las lágrimas de los ojos. Sin embargo si la infección se trata correctamente, el dolor del niño desaparecerá inmediatamente y dejará de llorara para poder sonreír de nuevo.

    Una cosa tan pequeña como una muela infectada puede causar suficiente dolor como para hacer que un hombre adulto llore y vaya al dentista para solucionar el problema. Si esto causa dolor, ¿cómo es que las personas no sienten del dolor de sus corazones aunque reconocen el dolor físico? La enfermedad de los corazones debe traer más tristeza y dolor a las personas, pero muchas de ellas no se dan cuenta de que sus corazones están enfermos. Quizás la enfermedad del corazón es como una célula cancerígena, porque aunque las almas de la gente enferman y mueren por sus pecados, no se dan cuenta de que están muriendo hasta que les llega el momento final. Podría haber una especie de radiografía para enseñarles cómo el pecado está devorando sus corazones y haciendo que sangren con dolor, y también podría haber un hospital donde se tratase esta enfermedad de los pecados.

    Nuestros corazones sienten dolor porque nuestras almas no están sanas. Como el alma es la vida, cuando el alma no está sana, la vida está en peligro. Pero hay demasiadas personas que no prestan atención a la condición de sus corazones aunque enfermen físicamente, y se preocupan por haber perdido su salud.

    La verdadera fe se tiene cuando tanto el cuerpo como el alma están en paz y armonía. Pero un corazón pecador no tiene paz ni armonía. Todo el mundo sufre por los pecados, y por tanto todo el mundo debe recibir la remisión de los pecados en sus corazones. Solo cuando todos los pecados desaparecen de los corazones se puede tener buena salud; y cuando tienen un corazón sano pueden tener un alma sana.

    Espero de todo corazón que reciban la remisión de los pecados en sus corazones y que tengan un alma y un cuerpo sanos. Después de todo, ¿no es esto de lo que se trata la verdadera bendición? Si sus corazones están enfermos, todo lo que tienen que hacer es creer que Jesús ha borrado todos los pecados de sus corazones a través del Evangelio del agua y el Espíritu, y erradicar los pecados, sanar su corazón con la Palabra de Dios, y vestirse con el Espíritu Santo. Las bendiciones de la fe que se reciben en el corazón son estas. Se trata de reconocer la enfermedad del corazón a través de la Ley, encontrar a Jesucristo, el Sanador de todas las enfermedades, y nacer de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu.

    SERMÓN 1

    ¿Qué es la verdadera fe?

    < Marcos 11:12-14 >

    «Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos».

    < Marcos 11:19-24 >

    «Pero al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad. Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá».

    ¿Qué es la verdadera fe?

    Cuando leemos el pasaje de la Escrituras del Evangelio de Marcos, podemos ver que nuestro Señor fue a muchos lugares en la vecindad de Jerusalén y buscó algo que comer. En aquel momento vio una higuera llena de hojas. Jesús fue hacia la higuera para ver si tenía fruto, pero no tenía ningún fruto. Entonces Jesús señaló este árbol y lo maldijo diciendo: «Nunca jamás coma nadie fruto de ti».

    Una higuera normalmente da fruto en la mitad del verano. Da fruto continuamente desde el verano hasta el otoño. La higuera da fruto primero, y las flores dentro del fruto salen después. La higuera también representa la nación de Israel. Estas higueras crecen en muchos lugares de Asia, y cuando estuve en Japón hace 10 años vi muchas higueras.

    Jesús y los discípulos tuvieron hambre después de haber viajado mucho juntos, así que fueron hacia la higuera para tomar frutos. Pero no encontraron ningún fruto aunque estaba llena de hojas. Por tanto el Señor maldijo la higuera. Nuestro Señor también dijo: «Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho». La intención del Señor al maldecir la higuera sin frutos era enseñarnos acerca de la fe verdadera. El Señor nos pidió que tuviésemos fe en la Palabra de Dios diciendo: «Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá» (Mateo 11, 24). Lo que el Señor nos pide es fe en la Palabra de Dios. Quiere que vivamos por fe en la Palabra de Dios en vez de vivir sin una meta definida. El Señor dice: «Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá» y así nos estaba pidiendo que recibiésemos todo lo que le presentásemos en las oraciones.

    Hay algunas cosas que queremos que Dios haga y por eso esperamos pacientemente con fe. Si creemos en la Palabra de Dios exactamente como está escrita, debemos orar a Dios por fe y esperar con paciencia. Él nos prometió que haría todo lo que dijo si creemos que el Señor cumplirá estas cosas y si oramos por su ayuda diciendo: «Dios, por favor, bendícenos». El Señor escucha nuestras oraciones y trabaja por nosotros para que todo se cumpla según su bondad. El Señor dice que esta es la fe en Dios.

    Nuestra vida espiritual se vive creyendo en la justicia de Dios

    Nuestros cuerpos y espíritus necesitan muchas cosas para vivir con fe. Cuando no tenemos estas cosas nos sentimos incómodos y frustrados. Por tanto, necesitamos todo tipo de cosas. Pero, ¿podemos tener todas estas cosas por nuestros esfuerzos propios? No, no podemos. Durante estos tiempos, debemos creer en Dios, orar y poner la fe en acción.

    El Señor dijo que debemos creer en la justicia de Dios y vivir por fe y debemos seguir la voluntad de Dios absolutamente para vivir por fe. El Señor les dijo a los discípulos en el Evangelio de Marcos: «Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá», y esto significa que cuando buscamos las cosas que necesitamos de Dios, Él nos da estas cosas. Esto significa que Dios nos da lo que le pedimos exactamente. Debemos creer que Dios contesta nuestras oraciones cuando oramos. Y el Señor dijo que hemos recibido las cosas que hemos pedido. Cuando creemos en la Palabra de Dios, Él cumple todas las cosas como están escritas en la Palabra de Dios. El Señor nos está diciendo que creamos en esta Palabra.

    Esto es vivir exclusivamente por la fe en la Palabra de Dios. Por ejemplo, la estación adecuada ha llegado para que la higuera dé fruto, pero la obra del Reino de Dios se cumple en la estación o fuera de la estación, si oramos al Señor creyendo que nos dará todo lo que le hemos pedido.

    Esta es la vida de fe que cree en Dios. Nuestra vida de fe que depende de Dios consiste en creer que Dios nos da todo lo que le pedimos en oración. Entonces Dios hace todo lo que le pedimos según nuestra fe. Dios contesta nuestras oraciones y nos da estas cosas que necesitamos. Dios dijo que esta es la verdadera fe.

    El Señor maldijo esta higuera y la secó hasta la raíz. Y entonces el Señor nos dijo: «Lo que me pidáis, recibiréis». Esta es la parte que Dios nos mostró claramente cuando le pedimos lo que necesitamos. Cuando oramos a Dios y creemos que nos dará lo que le hemos pedido, Dios nos lo da. ¿Creen en esta Verdad?

    La vida de fe consiste creer en la obra de Dios. Está escrito: «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve» (Hebreos 11, 1). Hay muchas cosas que necesitamos en este mundo. ¿No creen que hay muchas cosas que requieren la ayuda de Dios y que se pueden resolver con el poder de Dios? Sin embargo, cuando oramos a Dios por todo y creemos que Él nos dará todo lo que le pedimos, todos nuestros problemas se resolverán. El Señor escucha nuestras oraciones atentamente y las responde. Esta es la fe en Dios.

    Debemos vivir por fe. Los justos deben vivir sólo por fe. ¿Qué podemos cumplir si lo hacemos todo según las circunstancias? No podemos hacer nada. Sin embargo, podemos hacer las cosas que agradan a Dios si hacemos su obra por fe en Dios. Recibimos la remisión de los pecados cuando creemos en la justicia de Dios, y recibimos las maldiciones si no creemos en ella. Si una persona que ha recibido la remisión de los pecados no vive por fe en la justicia de Dios está cometiendo un pecado terrible ante Dios.

    Yo le pido muchas cosas al Señor porque creo en Él

    Lo primero que hago cuando me levanto por la mañana es orar. Oro a Dios y le pido las cosas que necesito y que la Iglesia necesita; le pido a Dios todas las mañanas que me dé estas cosas. Y estas oraciones salen sin mucho esfuerzo, ya que creo en la Palabra del Señor que dice que contesta las cosas que le pedimos.

    Orar a Dios es similar a hacer lo siguiente: Cuando voy al banco hay un formulario para retirar dinero, y cuando escribo la cantidad que deseo retirar, se me garantiza que recibiré el dinero pronto. Nuestra fe en Dios es así. Entonces, debemos creer en el hecho de que Dios nos da lo que necesitamos cuando le oramos. ¿Creen en esto? Es cierto. Creer en esto es la verdadera fe. Cuando no se tiene fe en Dios no se puede orar así. Pero cuando se tiene fe se ora fervientemente. Cuando no se tiene fe en Dios se puede desesperar. Pero cuando se tiene fe en Dios nunca se desespera.

    El Señor explica que esta es la verdadera fe mediante la ilustración de la higuera sin fruto. El Señor nos dijo que la verdadera fe consiste en creer en la Palabra de Dios, y por supuesto en Dios mismo, y no en los principios naturales. Esto significa que todo se cumplirá según la voluntad de Dios si creemos en Él y en su Palabra. Esto significa que recibimos todas las cosas por las que oramos si creemos en la Palabra de Dios y oramos a Dios. ¿Creen que recibirán todas las cosas por las que oran si creen en Dios?

    Lo más importante en el pasaje de las Escrituras de hoy es que necesitamos la fe en Dios en nuestras oraciones y para vivir nuestra vida espiritual. Debemos creer en Dios con un corazón sincero. Dios nos dijo que creyésemos en Él y que así nos daría lo que le pidiésemos.

    Sin embargo, el problema es que a menudo dudamos de Dios. Él nos contesta según la fe si creemos en Él completamente y confiamos en Él; pero no recibimos nada si no creemos. ¿Cómo pueden esperar una respuesta a sus oraciones sin creer en Dios? Intenten creer en Dios. Comprueben si reciben respuestas a sus oraciones. Sólo pueden decirle algo a Dios cuando no haya contestado sus oraciones a pesar de haberle orado por fe; pero no pueden dejar de creer en Dios solo porque crean que no va a contestar sus oraciones aunque no tengan fe en Él.

    Crean en Dios primero. ¿Pueden creer en Dios? Quieren creer en Él, ¿pero es tan fácil como creen? ¿Qué puede darles más confianza que creer en Dios? Cuando le decimos a alguien que confiamos en ellos, esas personas intentan mantener esa confianza que tenemos en ellos y no traicionarla porque creemos en ellos. Si una persona no mantiene la confianza que se le ha dado, es su culpa. Por otro lado, cualquier persona se siente como si no le respetasen cuando no se confía en ella. Sin embargo, todos nos sentimos bien cuando se confía en nosotros. La confianza se consigue cuando las personas confían en nosotros.

    Dios puede hacerlo todo por nosotros. Tenemos que creer que está de nuestro lado. Dios puede cumplirlo todo suficientemente. Y Dios también se siente bien cuando contesta las oraciones de la gente que cree en Él. Así se matan dos pájaros con la misma piedra, porque se satisface tanto a Dios como a la persona que ora. Ambas partes involucradas se benefician; como matar dos pájaros con una piedra; como barrer la calle y encontrar algunas monedas. Esta es una buena comparación.

    Sin embargo, el problema es que los humanos no creen en Dios. Dios nos da la Palabra de verdad; nos dice que creamos en Él. Dios dice: «¿Vais a creer en Mí? Yo os daré todo lo que me pidáis si creéis en mí».

    Queridos hermanos, ¿cuánto hemos creído en Dios? ¿Y cuántos creíamos en Dios antes de nacer de nuevo? Decimos que creemos en Dios, pero abandonamos nuestra fe fácilmente cuando las cosas no van como queríamos que fueran.

    Entonces, ¿cuánto más creímos después de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu? ¿Han abandonado cuando las cosas se han puesto difíciles después de haber dicho creer en el Señor durante un tiempo? ¿Cuánto han creído en Dios? ¿Han creído en Dios hasta el final?

    Dios es todopoderoso y misericordioso y contesta nuestras oraciones con todo gozo. El Señor dijo: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá» (Mateo 7, 7). Pero Dios no puede hacer nada por nosotros si no creemos en Él. Dios haría su trabajo por nosotros si creyésemos en Él, pero no puede hacerlo cuando no creemos en Él. Por tanto, somos seres desesperados desde el punto de vista de Dios. Parecemos caprichosos e inmaduros como niños que creen en un momento, y al momento siguiente no creen; que confían el problema a Dios y después no confían en Él. A menudo confiamos cierta situación a Dios diciendo: «Dios, por favor, toma este problema y resuélvelo. Creo en Ti, Dios». Después volvemos a Dios y le decimos: «No, creo que es una mala idea. Devuélvemelo». Y entonces le volvemos a confiar la situación a Dios diciendo: «Lo siento, Dios. Sé que eres el único que puede resolver este problema».

    Debemos complacer a Dios al creer en Él

    El Señor dijo: «Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá». Este pasaje significa que el Señor contestará a las oraciones hechas por fe. El Señor prometió hacernos predicadores de su palabra cuando dijo: «P ero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra» (Hechos 1, 8). El Señor está diciendo que nos convertimos en testigos del Evangelio automáticamente porque hemos recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos creer en la justicia de Dios para convertirnos en predicadores; y no intentarlo con todas nuestras fuerzas. Dios obra en nosotros cuando creemos en Él y trabajamos según su Palabra. Por tanto, debemos creer en Dios.

    El Señor fue a la higuera y vio que no tenía frutos y por eso la maldijo diciendo: «Que no vuelva a crecer fruto en este árbol». (Mateo 21:19) Inmediatamente la higuera se marchitó. Si esta higuera hubiese tenido fe, habría orado a Dios aunque no hubiera tenido fruto hasta ese entonces. Oraría de la siguiente manera: «Dios, haz esto por mí para que pueda dar fruto. Creo en Ti, Dios». Entonces la higuera daría fruto cuando empezase a creer en Dios. Esta es la fe verdadera.

    Nuestro Señor está diciendo que la higuera nos representa a nosotros, los justos. En las Escrituras los árboles siempre se refieren a los seres humanos. Todo el trabajo que hacemos puede cumplirse si creemos en Dios, y no podemos conseguir nada si no creemos en Él. Esto significa que no podemos conseguir nada si no lo hacemos por la fe en Dios por mucho que nos esforcemos. De hecho sólo podemos hacer la obra de Dios cuando creemos en Él.

    La obra de Dios sólo se puede hacer cuando se cree en Él. Como hemos recibido la remisión de los pecados por fe, Dios contesta nuestras oraciones cuando le pedimos ayuda por fe para cualquier área de nuestras vidas, nuestros problemas, preocupaciones, e incluso las cosas que necesitaremos en el futuro. Dios ya ha contestado nuestras oraciones. Dios nos da todo lo que le pedimos cuando creemos en Él. ¿Creen en esto? La verdadera fe es una cuestión muy fácil cuando la entendemos claramente. Solamente consiste en confiar en Dios.

    Pedir lo que necesitamos, creer en Dios y esperar su respuesta es tener fe. Así Dios nos da todo lo que necesitamos. Debemos confirmar el hecho de que todo lo que debemos hacer es creer en Dios. Y debemos creer en Él sin dudar. ¿Qué es la cosa indispensable que debemos hacer? Tener fe en Dios. Hagamos lo que hagamos debemos hacerlo por fe. Debemos orar a Dios y creer: «Dios, sé que harás esto por mí y por la Iglesia». Dios obra en nosotros cuando creemos en Él.

    ¿Quieren saber cómo obra Dios?

    ¿Quieren saber cómo obra Dios? Entonces crean en Él que obra en ustedes. Así probarán el poder de Dios si creen en Él. De lo contrario probarán las maldiciones de Dios. Si no creen en Él no permanecerán en el mismo estado actual. Incluso las cosas que tienen ahora serán arrebatadas. Hagamos lo que hagamos, primero debemos tener fe en Dios. Necesitamos fe. En nuestra vida debemos creer en Dios, y en todas las cosas que hacemos cuando le seguimos. Necesitamos la fe que cree en Dios de la siguiente manera: «Dios, sé que me darás esto. Dios, por favor, haz esto por mí».

    Queridos hermanos, deben practicar la fe que cree en Dios. Vivir una vida sin objetivo después de haber recibido la remisión de los pecados no es vivir la vida de fe. Si creen en Dios podrán comer del fruto de la higuera incluso en invierno. Incluso las cosas imposibles son posibles cuando creemos en Dios. Por su fe en Dios son bendecidos. Esta es la fe en Dios. Cuando oran a Dios y creen que han recibido las cosas que han pedido, Dios hará exactamente lo que le pedieron. Cuando oran: «Dios, dame esto. Por favor, dámelo. Sé que me lo darás. Creo en Ti, Dios», entonces Dios se lo da. Pero lo único que se necesita es fe en Dios. Necesitan fe en sus vidas. Necesitan fe en Dios en todo lo que le pidan. Entonces todas estas cosas se cumplen si creemos en Dios.

    El Señor llevó a los discípulos a un rincón del campo y les mostró de lo que se trataba tener fe en Dios. Jesús quería enseñarle lo siguiente a los discípulos: «Podéis comer del fruto de la higuera aunque no sea la estación adecuada si creéis en Mí. No debéis vivir sin un objetivo claro según vuestras circunstancias cuando hayáis recibido la remisión de los pecados y seáis mis discípulos. Debéis creer en Mí. Obraré en vosotros si creéis en Mí». El Señor quería enseñar esta verdad a sus discípulos. El Señor les dijo a sus discípulos repetidamente: «Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá». Cuando oramos a Dios y creemos que nos ha dado lo que le hemos pedido, nos lo da. Por tanto, debemos criar a nuestros hijos por fe. Debemos confiar a Dios por fe todas las cosas que parezcan imposibles. Todo se cumple cuando creemos en Dios.

    Creer en Dios es la clave para recibir respuestas a nuestras oraciones. Creer en Dios es la fe que cree que nos dará todo lo que le hemos pedido. La respuesta a una oración es el resultado de la verdadera fe. Nuestro Señor nos enseñó esta verdad claramente. Esta es la razón por la que debemos creer en Dios mientras vivimos en este mundo y es cuestión de tiempo que Dios nos pida esta fe. Dios nos pide que tengamos esta fe.

    ¿Tienen esta fe en Dios? Crean en Dios sin dudar y así serán ricos en la fe. Lo más importante cuando oremos a Dios es tener fe en Él. Lo único que necesitamos es la oración de fe. Cuando oramos a Dios, debemos darnos cuenta de que no hay otra manera de creer en Él. Debemos dejar todo lo demás.

    Los justos vivirán por fe

    Lo único que necesitamos es creer en Dios y orar. Antes de nada debemos tener la fe que cree en Dios. Dios nos pide esta fe. Dios nos pide tener fe en Él antes de escoger los principios naturales de la vida que se presentan por nuestras circunstancias. Dios contesta nuestras oraciones si dependemos de Él y tenemos fe en Él.

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