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La Máscara de Luz
La Máscara de Luz
La Máscara de Luz
Libro electrónico48 páginas49 minutos

La Máscara de Luz

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Información de este libro electrónico

Desde la mentira sobre la edad del mundo, al que solamente se le da en la biblia seis mil años, hasta la destrucción masiva, por millones, de los habitantes de la tierra, pasando por sus caprichos y lo intrincado de su carácter egoísta y mitómano, Yahvé se ha caído del altar, le hemos quitado su máscara de luz. Yahvé es un dios impostor que odia a muerte a los animales y a todos los seres humanos. "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres".

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 abr 2018
ISBN9781370602957
La Máscara de Luz
Autor

Adolfo Sagastume

Construyendo Universos LiterariosCiudadano LatinoamericanoCiudadano de la República de LiberlandCiudadano de Asgardia The Space Kingdom

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    La Máscara de Luz - Adolfo Sagastume

    Índice

    Introducción

    Yahvé Negó el Conocimiento a Adán y Eva

    ¿Diluvio Natural o Asesinato Planetario?

    Yahvé Mató 50 Millones en Egipto

    La Mascarada del Éxodo

    Sacrificios Humanos para Yahvé

    La Guerra Ganada con un Sacrificio Humano

    Yahvé es enemigo de la Idolatría

    Aberraciones y Matanzas de Yahvé

    Conclusión

    Introducción

    El bien y el mal básicamente son comprendidos por cualquier persona con el mínimo de coeficiente intelectual. Pero cuando se aliena, disloca o distorsiona la mente de las personas prácticamente llaman bien al mal y mal al bien.

    La historia humana es el mejor ejemplo de manipulación mental.

    Lo que para una civilización es bueno para otra es malo.

    Lo que para unos es luz para otros es tinieblas.

    Según la conveniencia así rotulamos las cosas.

    En asuntos de moral, básicamente cualquier persona normal y sana comprende qué comportamiento estaría bien o mal en nuestra vida, en nuestra relación diaria con nuestros semejantes.

    Los diplomáticos, que representan el gobierno de su país, cuando van de visita a los países que están al otro lado de la frontera o más allá de los brumosos mares, tienen que aprender cómo comportarse con los presidentes, reyes y ministros de esas naciones. Es necesario saber cómo comportarse para no deslucir la imagen de la patria y para no herir las susceptibilidades de los personajes que se visitan o la cultura a la que pertenecen.

    Ellos nos pueden hablar muy ampliamente sobre la multiplicidad de conceptos e ideas que rondan la moral, las costumbres y la cultura. Y una vez más confirmamos que lo que para unos es bueno y luz, para otros es malo y tinieblas.

    En donde mejor podemos observar esas disonancias es en las doctrinas religiosas. Un mismo texto sagrado ha generado miles de interpretaciones. En cada época y en cada cultura se encuentran nuevos significados y, al final de los tiempos, ese texto sigue generando miles y miles de interpretaciones e iglesias.

    Además, está la intensión.

    Hay países que intencionalmente han definido de cierta forma a su dios. Le atribuyen todas las características que les parecen convenientes para sus propósitos. Y, además, lo hacen actuar de la forma que ellos quieren.

    Generalmente los dioses son la respuesta a las necesidades agrícolas de las comunidades. Ellos son los salvadores de sus desgracias, los proveedores de buenas cosechas, los acarreadores de agua, los que multiplican los ganados, los dueños del oro y de la plata, es decir, los que nos pueden hacer ricos si les somos fieles.

    La falta de conocimiento, la escasa ciencia, es la causa de la configuración doctrinal de esos dioses. Ahora, con el avance de la ciencia, todos sabemos cómo se generan las lluvias, cómo se obtienen las cosechas y cómo mejorarlas con tecnología agrícola y con abonos especiales.

    Conforme vamos avanzando en conocimiento también vamos dominando la naturaleza y mejorando nuestras condiciones de vida sin tener que recurrir a un dios que nos de lluvia o buenas cosechas.

    Y como consecuencia, cada vez se hacen menos necesarios los dioses.

    ¡Los dioses son el pasado de la humanidad!

    ¡Las religiones son el pasado de las naciones!

    Todas las creencias y religiones han comenzado a

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