El ministerio de Oseas como profeta se da mientras Jeroboam II fue rey de Israel. Su reinado fue durante un tiempo de prosperidad, poder y paz. Oseas se enfrenta a un pueblo que para poder hacer las alianza tiene que ofrecer sacrificios a otros dioses enfrentándose a un sincretismo religioso. 

En Israel se encontraban cananeos que adoraban a Baal, la tribu de Dan admitió practicas a los baales con los becerros de oro. Y aunque los israelitas nos adoraron directamente a Baal, incorporaron elementos del culto de Baal en su culto. Ocasionando que algunos pensara que Jehová es como si fuera Baal en su cultura. Oseas reaccionó contra este concepto de Dios, contra un estilo de vida que confiaba en las alianzas militares y políticas. Siendo un mensaje muy fuerte para nosotros en la actualidad. 

A lo largo del libro veremos la frase “palabra de Jehová”. Por tanto no es lo que Oseas quiso decir, no es el mensaje de Oseas, sino el mensaje expresado en la vida de Oseas que nos refleja la revelación de Dios. Su vida es un testimonio, una expresión de lo que Dios dice a su pueblo. Claro que Dios perdona el pasado. Pero Como iglesia y de manera personal ¿estamos conscientes de lo que Dios ha perdonado? Aquí el juicio no fue a pesar de su presente, fue porque no habían reconocido su pasado.

Aquí en Oseas podemos interpretar que Dios da oportunidad, y que el juicio de Dios no es el sufrimiento terrenal, sino la separación de Dios con el hombre. Usted no necesita a Dios para escapar del sufrimiento o la calamidad que viene como parte de nuestra vida. Nosotros como iglesia, y de manera personal necesitamos refugiarnos en Dios para vivir y deleitarnos en su presencia.