Oseas nos enseña que el objetivo de la vida del creyente va mas allá que la constante búsqueda de la felicidad o el huir del sufrimiento. La salvación y el juicio son obra de Dios, no podemos separar la condenación del pecador del amor de Dios por el pecador. El futuro de Juicio viene de Dios, el futuro de Salvación viene de Dios. Sin embargo, se debe comprender el juicio de Dios para poder encontrar la salvación, el refugio, la esperanza, el aceptar su amor y su paternidad.

En el  desierto el pueblo reaccionará. La esposa aceptará una vez más a su marido y lo seguirá del desierto hacia las viñas. En este tiempo, el desierto, se convertirá en la esperanza del pueblo. Es en el desierto donde experimentamos el amor de Dios. Es en esa desnudez, en esa incapacidad donde Dios viene nos manifiesta su amor, donde nos sana, nos sacia, nos habla amorosamente para que caigamos en cuenta que todo lo tenemos en él.

Esta relación personal es la que va a transformar al pueblo. Esa relacion personal es la que va a trsnformar a la iglesia, es la que nos va a transformar a nosotros. Ya no se acercará a los baales, porque ya tendrá esa intimidad con su amor. Dios hará todo lo posible para que su pueblo comprenda que Él es la fuente de la fecundidad en la vida (no Baal o nuestros ídolos), y aun puede utilizar sequía e infertilidad como instrumentos tiene la intención de que restauremos la relación con el para que recibamos su amor y su paternidad.