En esta porción inspirada por Dios, no solo resaltan los nombres, sino que la característica principal es el afecto de Pablo hacia ellos, el reconocimiento del trabajo y la base del trabajo y el amor que los une. Es un acto anticristiano reconocer la bendición que los demás hermanos han aportado a nuestro crecimiento espiritual, de la misma manera que sería una ingratitud no aceptar que Dios nos permite bendecir a la iglesia por medio de nuestros dones.

El amor por Cristo y el amor por su iglesia son el mismo amor. Por lo tanto, el amor a Cristo se debería de ver reflejado en el amor y entrega que tenemos por su iglesia.

Es un honor trabajar para Cristo, es un honor más grande el trabajar mucho, y es admirable trabajar a pesar de las circunstancias. Entonces, si alguien desea un lugar de posición, honor y respeto, y admiración en la iglesia, no se trata de autoridad. Es servir en humildad, servir en amor, y servir a pesar de todo.

Los divisores y engañadores no afectan a todos. Y Pablo menciona esto para que no esperemos a que una dispersión aumente. No sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres: Nunca querrán aparentar ser egoístas. Típicamente ellos se perciben a sí mismos como nobles en cruzadas para una gran causa. Sin embargo, de cualquier forma, que aparenten en lo externo, sus motivos son esencialmente egoístas y carnales. Y Pablo menciona este paréntesis para marcar una diferencia entre quienes Aman y Trabajan para su comunidad en Cristo y para quienes se sirven a ellos mismos.