El creyente sabio que aprovecha el tiempo conocerá y hará la voluntad de Dios en tiempo y forma para andar como Dios quiere que ande y hacer lo que a Él le agrade.

Una exhortación dada a toda una iglesia, no es una opción y no es a un individuo. Nos da a entender que el deber de toda la iglesia es llenarse del Espíritu constantemente, no una vez o en ocasiones. Cada creyente debe desear y permitir que el espíritu le llene para que la iglesia al llenarse del espíritu sea guiada por el.

Lo que el creyente piensa y reconoce de Dios se exterioriza. La adoración o la falta de ella se manifiesta. Es claro que un creyente sabio y que se encuentra en la voluntad de Dios manifestará su adoración en el culto y fuera de él. El gozo nace en el corazón regenerado y agradecido.

Una vida en la voluntad de Dios se llena del espíritu, manifiesta a los demás su adoración a Dios, agradece lo que Dios ha hecho en su vida y pide a Dios obedecer y siempre cumplir su voluntad.