Es una bendición ver como en los últimos tiempos hay personas que han salido de contextos religiosos donde se predica motivación, prosperidad y todo tipo de mensajes humanistas. Eso nos lleva a comprender que aunque la responsabilidad del líder religioso es acercar al pueblo a Dios, Dios también se le revela al pueblo por medio de su palabra. 

En este pasaje hablamos de buscar con diligencia, ya que el hecho de buscar a Dios va mas allá de una oración o manifestar una intención basada en un sentimiento de malestar. El versículo nos habla de reconocer el pecado e ir ante Dios. Y al hablar de angustia no habla de una angustia circunstancial. ¿Cuántos hemos buscado a Dios por la angustia que produce nuestro pecado? Todos hemos experimentado angustia, estrés, ansiedad  basado en las circunstancias. Eso provoca que cuando la circunstancia ya no es adversa, la búsqueda se termina. Eso implicaría que una búsqueda por una angustia basada en el pecado sería una buscada constante, insaciable e intensa por anhelar un cambio de condición. ¿Existe esa angustia de buscar a Dios?

Esta es una advertencia en contra de una adoración que carece de una vida de adoración solida, se puede venir a adorar, pero lo que vemos aquí es neblina es rocío, sabemos que su adoración es solida no por lo que vemos aquí, sino por lo que Dios hace con usted allá afuera. 

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán consolación”. Estos dos versículos nos hacen referencia a reconocer su condición espiritual. ¿No puede nuestra condición espiritual? ¿lloramos por nuestro pecado? Ese es el inicio de una relación con Dios, pero también es una condición necesaria durante toda nuestra vida cristiana. El pueblo dejó de estar consiente de esa verdad, pensando que todo era por ellos y que Dios siempre estaría para ayudarlos por ser su pueblo.