Ghost Stories: Pesadilla

Por Harry Gonz

todo comienza cuando un joven niño llamado robert, aparece frente a natasha, ella junto a sus amigos deciden pasar las vacaciones en un pueblo llamado "bedero", este niño será la pieza clave para resolver estos misteriosos sucesos paranormales que empezarán a ocurrir en el pueblo y que pondrá en peligro la vida de todos los que allí habitan.

una chica llamada natasha junto a un grupo de amigos visitaran un pueblo llamado "bedero" donde conocerán por primera ves a un niño de aproximadamente 7 años de edad, este niño dará comienzo a una serie de diversos misterios a lo largo de la historia, natasha en ese momento empezará a investigar todos estos casos que se esconden en el pueblo, empezando por saber quién era ese niño y porque nadie en el hotel quiere hablar de él.

• Idioma: Español
• Editorial: Harry Gonz
• Fecha de lanzamiento: 13 nov 2017
• ISBN: 9781370746453

Harry Gonz

Soy escritor desde que tengo 12 años de edad (actualmente tengo 24), al principio solo escribía por gusto y por diversión pero a medida que pasaron los años me fui adentrando mas y mas en mis historias y luego de 12 años decidí empezar a mostrar algunas de tantas historia que he escrito. Debo decir también que participe en varios eventos y escribí para varias personas y agradezco mucho por el conocimiento que adquirí gracias a esos retos.

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Cap 0: El Antiguo Hospital de Cumana

Mi abuela solía contarme muchas historias de terror, y yo, hoy quiero compartirlas con todos ustedes, no sé si serán ciertas estas historias, pero cuando me las contaba no podía dejar de escucharlas y al terminar de contar una historia, mi cuerpo se estremecía de miedo. Tal vez para muchos lo que estoy a punto de contarles sea algo estúpido y alocado, pero para mí eran las mejores de las historias, Carmen, así se llamaba mi abuela me conto esta historia que ahora les voy a contar.

Mi nombre es Robert y todo comenzó un 30 de octubre del año 2005, siendo apenas las 11:11pm el cielo estaba más oscuro que nunca, así que un grupo de amigos y yo decidimos ir a casa de la abuela Carmen, sin pensar que después de esta visita nuestras vidas cambiarían para siempre, mi abuela se encontraba en su sillón favorito mirando el cielo oscuro desde el patio de la vieja casa donde vivíamos, nos acercamos y todos juntos empezamos a escuchar la historia sin decir ni una sola palabra... ¡LO RECUERDO! SIEMPRE HE SIDO MIEDOSA, muy miedosa, terriblemente miedosa. ¿Pero porque afirman ustedes que estoy loca? Acaso no lo ven, está allí, justo allí ¿Cómo puedo estar loca, entonces? ¡ACASO NO LO VEN! Escuchen… y observen con cuanta cordura, con cuanta tranquilidad les cuento mi historia.

Me es imposible decir como aquella idea me entro en mi cabeza por primera vez; pero, así paso y entonces lo decidimos, Carlos, Jesús, María, Camilo, Natalia y yo Carmen, tomamos una linterna cada uno y nos fuimos al hospital abandonado. 30 de octubre del año 1954 recuerdo la fecha como si fuera ayer, hacía mucho frio y la noche era tan oscura como la de hoy pero un poco más densa. Al llegar al hospital, decidimos jugar a esconder y busca, el juego consistía en que arrojaríamos una pelota dentro del hospital y luego tendríamos que ir a recogerla, el ganador se quedaría con la mesada de los perdedores y eso hizo el juego muy emocionante. Al llegar al hospital nos llenamos de mucho miedo, pues teníamos 15 años de edad, así que mirándonos todos a la cara decidimos arrojar la pelota por una ventana rota que tenía el hospital, puesto que este se encontraba en ruinas y pronto seria demolido para la construcción de uno nuevo, al arrojar la pelota pudimos escuchar un ligero sonido proveniente del edificio y aunque nos asustamos, seguimos adelante sin mirar atrás. Cada persona entro una detrás de la otra tomando intervalos de 1min para no ir todos juntos, ya que solo podía haber un ganador, ¡así que procedí! ¡Con qué cuidado… con qué previsión… con que disimulo me puse manos a la obra!, el edificio estaba muy oscuro y no podía ver a mis compañeros solo podía ver los largos y tenebrosos pasillos que se encontraban en el lugar, incluso se escuchaba el sonido del agua caer del techo, un sonido ligero pero que me ponía la piel de gallina y… entonces, cuando ya estaba completamente alejada de la entrada del hospital pude escuchar el sonido de unas pisadas, así que tome la linterna que tenía en la mano y temblando apunte con la luz a la misma dirección de donde provenían las pisadas, pisadas frías y serenas que se hacían cada vez más y más cercanas... en ese momento… cuando sentí que estaba a punto de ver la figura de quien se acercaba… dejaron de sonar las pisadas, seguí mirando por unos minutos en dirección al lugar a ver si salía alguien y tragando un poco de saliva decidí seguir adelante, sin volver a mirar atrás mientras que me decía a mí misma, ¡podía ser el viento! ¡oh, sería un animal!... caminando rápidamente