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Julia Jones - Los Años Adolescentes: Libro 2 - Montaña Rusa de Amor: Julia Jones, Los Años Adolescentes, #2
Julia Jones - Los Años Adolescentes: Libro 2 - Montaña Rusa de Amor: Julia Jones, Los Años Adolescentes, #2
Julia Jones - Los Años Adolescentes: Libro 2 - Montaña Rusa de Amor: Julia Jones, Los Años Adolescentes, #2
Libro electrónico121 páginas1 hora

Julia Jones - Los Años Adolescentes: Libro 2 - Montaña Rusa de Amor: Julia Jones, Los Años Adolescentes, #2

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Montaña Rusa de Amor continúa la historia de Julia jones, Los Años Adolescentes. Este libro es el MÁS excitante y dramático de todos ellos, y los fans de Julia Jones seguro que estarán sentados en el borde de la silla mientras leen esta última entrega de la serie. En otra historia de suspense llena de caos y confusión, Julia se ve obligada a enfrentarse a un giro de los acontecimientos totalmente inesperado, lo que la lleva por un camino completamente diferente. Es como una montaña rusa llena de romance y drama en la vida real, donde Julia debe permanecer fuerte para poder sobrevivir. Sin embargo, ¿podrá lidiar con el acoso incesante de Sara? ¿Conseguirá restablecer su relación con Blake? ¿Encontrará la felicidad y el amor que está buscando? Descúbrelo ahora en Julia Jones, Los Años Adolescentes – Libro 2: Montaña Rusa de Amor. ¡No te decepcionará!

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 sept 2020
ISBN9781071526279
Julia Jones - Los Años Adolescentes: Libro 2 - Montaña Rusa de Amor: Julia Jones, Los Años Adolescentes, #2

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    Julia Jones - Los Años Adolescentes - Katrina Kahler

    Tabla de Contenidos

    Malvada...

    ¿¿¿Qué está pasando???...

    Desconsolada...

    Ojalá......

    Terror...

    Rumores...

    Inesperado...

    Shock...

    Distracciones....

    Sorpresas...

    Confusión...

    Preocupada...

    Un Pasatiempo Favorito...

    Repercusiones...

    Montaña Rusa...

    Caos...

    Torbellino...

    Malvada...

    Sus ojos azules se clavaron fijamente en los míos. La mirada de odio era tan intensa que me atravesó como un cuchillo. 

    Podía ver como se movían sus labios. Ella parecía estar gritándome, escupiéndome las palabras a la cara. Sin embargo, por alguna extraña razón, yo no podía oír nada. El extraño silencio mientras yo desesperadamente intentaba alejarme de su alcance hacía que toda la escena fuera surrealista, como si no estuviera sucediendo en realidad. 

    Pero incluso en mi estado aturdido estaba segura de que ella estaba allí, a unos centímetros de distancia, amenazándome. ¡Una expresión de odio clara en sus rasgos! Y fue a cámara lenta como vi que su mano levantada caía. Seguí su arco, casi grácil en su acercamiento, y supe con certeza que alcanzaría su objetivo. 

    Entonces, bruscamente y sin aviso, vi algo brillar. ¿Qué había en su mano? ¿Qué era el objeto afilado que estaba sosteniendo con tal fiereza y apuntaba con precisión mortal a mi cara? 

    Con horror, miré boquiabierta la brillante hoja. Había atrapado un haz de luz de la bombilla suspendida arriba, provocando que brillara una vez más. Paralizada de miedo, me quedé allí, incapaz de moverme, fijada a mi sitio contra la pared. 

    ¿Qué me pasaba? ¿Por qué no podía apartarme de su camino? Intenté levantar una pierna y luego la otra. Fue entonces cuando descubrí que estaba congelada en el sitio, una forma inmóvil a merced del mal. 

    Bruscamente, el silencio se rompió. Mortales y escalofriantes sonidos que me llenaron de temor. 

    ¿Pero quién estaba gritando? ¿Quién estaba haciendo ese terrible ruido? Moviendo los ojos de un lado al otro, intenté concentrarme en la escena a mi alrededor. Nada parecía familiar. ¿Qué era este lugar? ¿Qué estaba haciendo yo, pegada a la pared? Y aún peor... ¿a dónde se había ido ella? 

    ¡Julia! ¡Julia! Julia, ¿estás bien? 

    ¿Qué ha pasado, Julia? ¿Te has desmayado? ¿Debería llamar a una ambulancia? ¡Julia, contéstame!

    Las voces a mi alrededor eran un borrón y, mientras yo miraba fijamente las caras vagamente familiares, intenté despertar mi mente para que volviera a concentrarse. Entonces, con un movimiento brusco, empujé las figuras que se cernían sobre mí y me levanté sobre piernas temblorosas. Tenía que llegar al cuarto de baño, y podía verlo al final del pasillo, pero sabía que sólo me quedaban unos segundos. Mi cabeza daba vueltas en una niebla vertiginosa cuando las náuseas me llegaron a la garganta. Tapándome la boca firmemente con la mano, me tambaleé hacia la puerta cerrada y la abrí frenéticamente de un empujón.

    Julia, ¿estás bien?

    Julia, ¿podemos ayudarte?

    Las voces resonaban fuera del cubículo y, cuando finalmente salí, empapada en sudor y blanca como un fantasma, la mirada de preocupación en sus rostros era genuina.

    Ayudándome a sentarme en una silla que había sido apoyada en un rincón, las chicas entonces procedieron a usar unas toallas húmedas para limpiar mi frente. Apoyé mi cabeza hacia atrás contra la pared, mientras respiraba hondo hasta que, con un enorme alivio, gradualmente empecé a sentirme mejor.

    Necesitamos llevarte a casa, Julia. Obviamente te ha entrado algún horrible tipo de virus estomacal. Estabas haciendo los ruidos más extraños. ¡No podíamos entender ni una palabra de lo que estabas diciendo!

    Miré las dos caras que me miraban fijamente. Solo quería irme a casa, meterme en la cama, y dormir para siempre.

    ¿¿¿Qué está pasando???...

    Sentándome con un sobresalto, miré alrededor a mi entorno y bruscamente me di cuenta de que estaba en mi propia cama y que fuera estaba oscuro. Debían haber pasado varias horas desde que llegué a casa. Recordé forzar la puerta para abrirla y sentir un intenso alivio al encontrar la casa vacía y en silencio. No había querido enfrentarme a nadie y había subido las escaleras hacia mi habitación, desesperada por cerrar la puerta tras de mí y aislarme del mundo.

    Mientras estoy aquí tumbada, atontada de sueño, los sucesos del día vuelven a mí bruscamente y consideré la montaña rusa de emociones que me habían inundado desde el momento en que abrí mi taquilla.

    Pero, ¿me lo había imaginado todo? ¿Había sido todo simplemente una especie de sueño, una alucinación de mi mente? ¿O una reacción ante algún terrible virus estomacal, como habían sugerido las chicas?

    Entonces la imagen de la muñeca de vudú apareció claramente en mi cabeza. ¡NO! Definitivamente no me había imaginado eso. Había sido real. Claramente recordaba arrancar las agujas y otros trozos al azar que pude arrancar, y luego tiré todos los contenidos a la papelera más cercana. La había querido fuera de mi vista, desmantelada para siempre y condenada al olvido.

    Eso había sido justo después... justo después ¿de qué? Rebusqué en los rincones de mi memoria, desesperada por recordar.

    ¿Había estado Sara allí? ¿Había habido un cuchillo en realidad? Esa parte era la que estaba más en brumas y me esforcé por recordar los detalles, no muy segura de qué había pasado en realidad. Quizás había sido algún tipo de alucinación, un estado mental enloquecido que se había desmadrado, trayendo mis miedos más oscuros a la vida.

    Los momentos de después estaban bastante claros, y me sentía agradecida de que esas chicas hubieran estado allí y se ofrecieran a llevarme a casa. Estaban en el último curso; las había conocido una vez en la biblioteca y resultó que entablaron conmigo una conversación amistosa. En numerosas ocasiones desde entonces, me cruzaba con ellas en el instituto y siempre habían sido muy simpáticas.

    Había sido un puro golpe de suerte que hubieran vuelto a sus propias taquillas antes de dirigirse a casa para el fin de semana. Habían tenido que recoger un libro olvidado, uno que necesitaban para un trabajo en el que estaban trabajando juntas; pero esa había sido la única razón por la que me habían encontrado tirada inconsciente en el suelo del pasillo. Para entonces, la zona estaba bastante desierta, así que fui extremadamente afortunada de que ellas hubieran aparecido.

    Entonces, actuando por impulso, ante una repentina idea, me levanté de un salto de la cama y cogí mi ordenador portátil. Cuando lo encendí, el botón de encendido brilló con fuerza en la habitación oscurecida. Si mi madre estuviera en casa, ciertamente no quería que supiera que yo estaba despierta. Así que me senté en la oscuridad en mi cama, esperando que se encendiera mi ordenador. Definitivamente no estaba de humor para su charla incesante que estaba segura me vería obligada a escuchar, y justo entonces no quería hablar sobre la pesadilla de la que me había despertado... no con ella de todos modos.

    ¿Cómo te ha ido el día, Julia? Imité silenciosamente su voz, el tono idéntico al de ella.

    Bueno, mamá, si de verdad quieres saberlo... encontré una muñeca de vudú metida en mi taquilla y luego tuve algo así como una alucinación, y más tarde me encontraron desmayada en el suelo del pasillo. Pero bueno, ¿qué tal tu día?

    Su inicial expresión de sorpresa sería seguida de una pequeña risa ante lo absurdo de mi respuesta. Ella sacudiría la cabeza, asumiendo que yo estaba compartiendo algún tipo de chiste, uno que ella no entendería. Pensando que ella no tenía ni idea de lo que yo le estaba diciendo, ella pasaría página rápidamente para darme un resumen detallado de su día, aunque yo no estuviera en realidad interesada en oír sobre ello. Me estremecí ante la idea de ese escenario y, además, ella era la última persona con la que siquiera consideraría compartir mi drama más reciente.

    También era consciente de que me había perdido la cena, lo cual era otro detalle importante que ella me recordaría, pero la comida era lo último en mi mente justo entonces.

    Tan pronto como apareció la página principal de Google, tecleé las palabras muñeca de vudú en la barra de búsqueda. Al principio todo lo que pude encontrar fue la letra de una canción con ese título, pero tras algo más de búsqueda encontré lo que estaba buscando.

    Sin embargo, no era lo que había esperado.

    Al parecer, el propósito original de tales muñecas es manifestar solo sentimientos e intenciones positivas. La creencia es que los sentimientos como el amor,

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