Marta ante el espejo

Por Teresa Calo

Marta tiene alrededor de diecisiete años. O los tenía cuando cruzó al otro lado del espejo, al de la eternidad vacía, indolora, irreversible. El espejo ante el que ahora recuerda los últimos meses de su vida no le devuelve su imagen. Solo recuerdos. Pero también sensacionesEl alivio de no tener, por ejemplo, que oír el llanto de su madre, o los ecos de la sorda desesperación de su padre. La sensación de liberación que le produce no verse obligada a simular que come, o peor aún, comer realmente algo para satisfacer a su familia… En un monólogo teatral que se lee como un relato, Marta se habla a sí misma con la franqueza y crudeza propia de su condición, limando mediante la ironía las aristas de unos recuerdos que, irremediablemente, la conducirán a la añoranza de aquella Marta que un día dejó de ser.

• Idioma: Español
• Editorial: Alberdania
• Fecha de lanzamiento: 6 may 2022
• ISBN: 9788498686852

Vista previa del libro

Primera edición: junio de 2021.

© 2021, Teresa Calo

© De la presente edición: 2021, ALBERDANIA, SL

Istillaga, 2, behea C - 20304 Irun

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www.alberdania.net

Fotografía de cubierta: Shutterstock

Impreso por Ulzama (Huarte, Navarra)

ISBN digital: 978-84-9868-685-2

ISBN papel: 978-84-9868-686-9

Depósito legal: D. 656/2021

V

MARTA ANTE EL ESPEJO

TERESA CALO

ALBERDANIA

MONÓLOGO TEATRAL

El escenario está vacío. Quizás una cámara gris. Algunos elementos de atrezo –un espejo de pie, un peso, una cesta con fruta, etc.– debidamente disimulados, de forma que no se vean hasta que se utilicen. Da la impresión de «un lugar en medio de ninguna parte».

Entre los objetos, aparece Marta, una adolescente de unos dieciséis o diecisiete años. Se asoma con curiosidad. Lo mira todo un tanto desconcertada, aunque en ningún momento se muestra demasiado expresiva. Mira un rato a su alrededor. Amaga una sonrisa. Menea la cabeza como diciendo «En qué estaría yo pensando…». De pronto se siente observada. Mira hacia el frente y descubre al público. Duda un instante. Se siente en la necesidad de decir algo. Carraspea.

MARTA:

Hola.

Se lleva la mano a la garganta, apenas le ha salido un hilo de voz, así que toma aire y lo vuelve a intentar, hasta hacerse oír.

Hola. Esto… me voy.

Saluda tímidamente y sale hacia un lateral. Enseguida vuelve, desconcertada. Al llegar al centro del escenario vuelve a saludar con la cabeza y sale hacia el otro lateral. Tras unos segundos, regresa al mismo punto, perpleja. Incómoda, se siente obligada a hablar, a explicar su presencia allí.

Yo… no sé qué pasa. Estaba dando vueltas y… no sé… no sé muy bien qué hago aquí, la verdad. El caso es que ahora no puedo salir. Vaya marrón.

Tras un corto e incómodo silencio, decide seguir hablando, pero en un tono más cercano, casi confidencial.

Es todo muy raro… porque hasta hace un rato, antes de… veros, de darme cuenta de que estabais ahí, yo creía… pensaba que… Le da la risa. Vaya tontería. Ni me atrevo a decirlo, pensaríais que se me ha ido la olla. Repara en lo extraño de la situación. Bueno, tampoco tengo pinta de muy normal aquí, hablando como si fuera una actriz o algo así… Pero el caso es que no puedo irme… Están cerradas las salidas.

Duda. No sabe cómo salir del apuro. Vuelve a mirar hacia un lado, hacia otro… finalmente