Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

¡Qué chicos tan teatreros! (Vol.3): Teatro del Mundo para las Nuevas Generaciones
¡Qué chicos tan teatreros! (Vol.3): Teatro del Mundo para las Nuevas Generaciones
¡Qué chicos tan teatreros! (Vol.3): Teatro del Mundo para las Nuevas Generaciones
Libro electrónico225 páginas2 horas

¡Qué chicos tan teatreros! (Vol.3): Teatro del Mundo para las Nuevas Generaciones

Calificación: 3 de 5 estrellas

3/5

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

En esta antología, dirigida a niños de nueve a más años, se han compilado cuatro excelentes piezas (de Argentina, Kosovo, México y Brasil respectivamente) que logran un balance entre situaciones dramáticas y cómicas. La primera obra, "Malas palabras", de la argentino-mexicana Perla Szuchmacher, ofrece una perspectiva fresca sobre el tema de la adopción, y permite un montaje sin muchos recursos materiales; la segunda "Ojos de gato", del kosovar Jeton Neziraj, aborda las consecuencias de un entorno violento y excluyente en el que, sin embargo, nunca se pierde la esperanza; la tercera, "La Maquinota", del mexicano Ignacio Padilla, motiva, por medio del humor, a reflexionar sobre el apego excesivo que el hombre tiene por los aparatos del tiempo, y la última, "Dime de qué presumes", del brasileño Amauri Falseti, recoge en una adaptación muy latina diversos relatos de tradición oriental acerca de la codicia y el peligro de envanecerse, todo enriquecido con el gran condimento del humor.

Volumen pensado para grupos de teatro profesionales o aficionados, o bien para sencillas escenificaciones en la escuela. Cada pieza está antecedida de una introducción y útiles orientaciones para montajes con niños.
IdiomaEspañol
EditorialEdiciones SM
Fecha de lanzamiento15 sept 2015
ISBN9786072410725
¡Qué chicos tan teatreros! (Vol.3): Teatro del Mundo para las Nuevas Generaciones

Relacionado con ¡Qué chicos tan teatreros! (Vol.3)

Títulos en esta serie (100)

Ver más

Libros electrónicos relacionados

Artes escénicas para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para ¡Qué chicos tan teatreros! (Vol.3)

Calificación: 3 de 5 estrellas
3/5

2 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    ¡Qué chicos tan teatreros! (Vol.3) - Berta Hiriart

    Sobre la obra

    M alas palabras (Premio FILIJ de Dramaturgia El Mejor Teatro para Niños, 2001) se estrenó en la ciudad de México en 2002. Desde entonces ha dado más de cuatrocientas funciones dentro y fuera del país. Se ha montado en numerosos festivales nacionales e internacionales, entre ellos, Red Colombia Títeres, Festival Internacional de Títeres de la Argentina, Festival Internacional de Teatro Costa Rica y Fórum Universal de las Culturas. También fue seleccionada para el Programa Nacional de Teatro Escolar ( INBA-SEP ) y forma parte de las jornadas educativas del Instituto Mexicano del Arte al Servicio de la Educación.

    Malas palabras es un impecable texto teatral elaborado con delicados ingredientes para sanar el alma. Si ha conmovido a cientos de espectadores de todas las edades y diversas latitudes es porque toca un asunto de interés universal.

    Quienes acompañan a Flor, la protagonista, en la sorprendente aventura de encontrarse a sí misma no pueden dejar de hacer una indagación introspectiva acerca de las cosas que decidimos callar alguna vez.

    Perla Szuchmacher toma como punto de partida el tema de la adopción y lo convierte en vehículo para hablar de la identidad, la pertenencia, la amistad y el amor. Desde su sencillez y sutileza, Malas palabras seguirá iluminando a quienes la lean, la lleven al escenario o asistan a ver alguno de sus montajes, pues nos recuerda que la auténtica fuerza de la vida siempre tiene que ver con la verdad.

    Los interesados en un montaje profesional o que genere ingresos, comunicarse con Micaela Gramajo a: micaelagramajo@yahoo.com.mx

    Sobre la autora

    Perla Szuchmacher fue una dramaturga, actriz y directora de teatro que nació en Argentina, pero residió en México buena parte de su vida y adoptó la nacionalidad mexicana.

    De niña, Szuchmacher aprovechaba los retazos de paños, sedas y linos del taller de confección de sus padres para hacerse disfraces, con los que jugaba al teatro. Inventaba las historias o adaptaba cuentos y relatos. Empezó a escribir a los doce años, cuando para hacer una tarea escolar tomó un cuento de la biblioteca, lo transformó en una obra teatral y la dirigió.

    Cursó la carrera de Actuación en la Escuela de Teatro de la Universidad de Buenos Aires y obtuvo el título de maestra de Expresión Corporal en el Collegium Musicum de la capital argentina.

    En 1990 integró con Larry Silbermann el Grupo 55, al que después se uniría el escenógrafo e iluminador Jorge Ferro. Szuchmacher codirigió la compañía hasta 2004, y con ella desarrolló tareas de dirección, dramaturgia, entrenamiento corporal de actores, coreografía y capacitación, en especial en el campo del teatro para niños y jóvenes.

    En México la autora formó parte del Consejo Académico del Programa Nacional de Teatro Escolar; fue miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, e integró por varios años la dirección artística de la Muestra Nacional de Teatro del INBA.

    Murió el 10 de mayo de 2010.

    Sobre el montaje con los chicos

    Es preciso observar que el texto está planteado como el monólogo de una mujer adulta que evoca un episodio fundamental de su infancia. El reto para un equipo profesional radica en lograr que una sola actriz dé voz y vida a los distintos personajes utilizando los objetos que descansan sobre su escritorio. Sin embargo, si se trata de un montaje a cargo de los niños, lo mejor será representar las escenas de recuerdo como flashbacks, es decir, habrá una Flor adulta y una Flor niña, así como un amigo Pelos, un papá, una mamá y una tía. La gracia estaría en el modo de encarnar a cada personaje.

    Los secretos son siempre interesantes, aunque causen dolor. Para aproximar el tema a los niños, se los puede invitar a que improvisen en equipos: A guarda un secreto relacionado con B. B lo descubre gracias a C o por accidente. ¿Qué hace B? ¿Cómo reacciona A? ¿Cuál es el desenlace?

    El tema central es la adopción. Es buena idea reflexionar en grupo sobre este asunto a partir de una situación fácil de controlar (por ejemplo, con un cachorro). En improvisaciones a dúo, los jóvenes actores pueden representar las dos partes necesarias para la adopción: un personaje dueño de un cachorro se ve por alguna causa imposibilitado para cuidarlo. ¿Qué hace?, ¿dónde lo deja? El otro personaje anhela tener un cachorro pero no lo ha conseguido. Por suerte, un buen día aparece uno en su vida. ¿Cómo reacciona?

    No se puede desperdiciar la ocasión que da la autora para jugar con los breves fragmentos de poemas de Antonio Machado, que en la obra se presentan como canciones. Puede hacerse un trabajo de expresión oral con ellos: ¿cuántas maneras hay de decir un verso? Cada niño o niña irá tomando su turno. También es posible armar un coro que entone las canciones.

    Aunque el montaje definitivo se aleje del monólogo, sería divertido hacer improvisaciones individuales en las que cada participante contara una historia utilizando algunos útiles escolares.

    Malas palabras

    Premio FILIJ de Dramaturgia

    El Mejor Teatro para Niños, 2001

    PERLA SZUCHMACHER

    Personajes

    En el lugar de trabajo de Flor. Una mesa y una silla. Sobre la mesa: una máquina de escribir mecánica, papeles, pilas de libros, un diccionario, una lámpara, lápices, plumas, engrapadora, clips, etcétera.

    FLOR: (Canta.)

    Moneda que está en la mano

    quizá se deba guardar;

    la monedita del alma

    se pierde si no se da.

    (Al público) La tarde que mi madre me enseñó esa canción, estaba bordando y se picó el dedo con la aguja. Se quedó mirando la gotita de sangre, los ojos se le llenaron de lágrimas, y yo pensé que era horrible picarse el dedo con una aguja y que nunca me iba a dedicar a bordar, ni a coser, ni a operar personas, porque después hay que coserlas. (Pausa.)

    Yo tenía un amigo: el Pelos. Así le decíamos. No había manera de que estuviera peinado. Siempre parecía recién levantado. Él y yo jugábamos, platicábamos, armábamos rompecabezas y teníamos una actividad secreta. Nos encerrábamos en mi cuarto con el diccionario a buscar palabras prohibidas, groserías. Malas palabras, así les decíamos. ¡Cómo nos divertíamos! ¡Era apasionante!

    A veces mi mamá entraba al cuarto y nos veía tan metidos en la lectura del diccionario que no nos quería interrumpir. La oía decirle a mi papá: Están estudiando, no los molestes. Al rato llegaba con una charola con chocolate y pan dulce para merendar.

    PELOS: Entonces yo estaba subido en la banca cantando con los pantalones abajo cuando entró la maestra.

    FLOR NIÑA: ¿Y te regañó?

    PELOS: No, le dio mucha risa y no me dijo nada. Trae el diccionario, hoy nos toca la p.

    FLOR NIÑA: Pendiente, pendular, pendenciero… ¡Mira esta!

    PELOS: ¡Está buenísima! ¿Llamamos a Benítez y se la decimos por teléfono?

    FLOR: (Al público) Benítez era el vecino de enfrente, un niño flaquito y asustadizo. Sus papás eran horribles. Le gritaban todo el tiempo, le pegaban y habían decidido mandarlo a una escuela militarizada. Para ver si se compone, decía su papá. Ah, pero eso sí, le compraban unos juguetes carísimos. Tenía de todo. Por eso lo invitábamos a jugar, para usar sus juguetes.

    PELOS: Ya háblale.

    FLOR NIÑA: ¿Bueno? ¿Está Benítez? De parte de Flor y el Pelos. Benítez, ¿por qué lloras? ¿En serio? Ni modo, que te sea leve… Está castigado otra vez.

    PELOS: Siempre está castigado.

    FLOR NIÑA: ¿Armamos un rompecabezas?

    PELOS: No, ya me voy. Me dejaron mucha tarea.

    FLOR NIÑA: ¡La tarea! ¡Mamá, mamá, mamá! En la escuela me pidieron que lleve una foto de cuando era bebé-bebé.

    MAMÁ: ¿Para qué?

    FLOR NIÑA: Es un secreto. No puedo decir nada.

    FLOR: (Al público) Se acercaba el día de la madre y estábamos preparando el regalo. El mío era un portarretratos. Le iba a pegar fideos en todo el borde y luego los iba a pintar de colores. En el centro se ponía la foto. La maestra había insistido en que fuera una foto de las primeras, de recién nacidos.

    MAMÁ: Deja que busque.

    FLOR: (Al público) Fue por el álbum y se tardó un largo rato. Volvió con los ojos húmedos y una foto.

    MAMÁ: Ten, esta puede servirte.

    FLOR NIÑA: ¡No! Ya me veo muy grande.

    MAMÁ: Tenías casi dos años.

    FLOR NIÑA: Tiene que ser de bebé-bebé.

    MAMÁ: Eras una preciosa bebé a los dos años.

    FLOR NIÑA: ¡No! La maestra dijo de bebé-bebé, de meses.

    MAMÁ: No tenemos. Lo siento.

    FLOR NIÑA: ¿Nadie me sacó fotos de bebé-bebé? ¿Ni la tía, que me quiere tanto? ¿Estaba muy fea o qué?

    MAMÁ: No teníamos cámara en esa época. La compramos después.

    FLOR: (Al público) El día de la madre le entregué el portarretratos con mi foto de dos años y le gustó mucho. Se puso a llorar, para variar, pero de alegría. Sin embargo, desde el día de la foto yo me había quedado con la sensación de que mi mamá me ocultaba algo.

    PELOS: ¿Armamos un rompecabezas?

    FLOR NIÑA: No.

    PELOS: ¿Jugamos a algo?

    FLOR NIÑA: No.

    PELOS: ¿Buscamos malas palabras?

    FLOR NIÑA: No.

    PELOS: ¿Qué te pasa?

    FLOR NIÑA: Nada, no quiero hacer nada.

    PELOS: Bueno, entonces me voy.

    FLOR NIÑA: No, espérate. Te quiero contar algo.

    FLOR: (Al público) Le conté lo de las fotos y también que un día había estado buscando ropa de bebé para vestir a las muñecas, pero tampoco la había encontrado.

    PELOS:

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1