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Quiero Amarte
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Libro electrónico161 páginas2 horas

Quiero Amarte

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Rebeca es una chica de veinte años quien nació en Mendoza, Argentina. Después de su etapa de bachillerato, es enviada a Buenos Aires para estudiar Medicina en una de las Universidades más prestigiosas del país. Ahí conoce a Tobías, un chico provinciano que compartía sus mismos gustos cinematográficos. A través de la historia, Rebeca se desenvuelve en una relación amorosa tóxica y angustiosa que la hace decepcionarse de todo lo referente al amor. 

A partir de esa relación con un Bonaerense llamado Sebastián, Rebeca decide incursionar también en el mundo más oscuro de la política. Pero, la palabra oportuna de su mejor amiga Eloína, la logra sacar a tiempo antes de ser devorada por un mundo corrupto. 
Decide empezar a escribir y con su arte empezar a ganar dinero para luego emigrar a Chile donde se supone que haría su estrellato como directora y creadora de Cortometrajes. 

Después de Buenos Aires, Rebeca se mudó de nuevo para Mendoza, en donde se inscribe en un curso de inglés, caro y prestigioso. Ahí conoce gente la cual descubre pertenecen al mundo más oscuro de la sociedad; drogas, narcotráfico y rituales satánicos. A raíz de esa experiencia, Rebeca logra la capacidad de redactar su propio Cortometraje. 

Entusiasmada por su vida independiente, Rebeca se muda para Santiago de Chile, donde es recibida por Tobías y Gabriel. Ahí en Chile se da cuenta de que el amor es una cuestión que es vulnerable, y, además, muy inoportuna. Llega en los momentos más inesperados. Rebeca vive una experiencia única que animará a muchos jóvenes a alcanzar y perseguir sus sueños; además de terminar con esa relación tormentosa que solo genera problemas, y también, aprende a jamás cerrarle las puertas al amor. Tobías y Rebeca, los viejos amigos de la Facultad de Medicina, después de encontrarse, terminan con una historia que daría un giro increíble al transcurso de la historia. 

Es una historia de sobresaltos, aventura, amor pasión, y bastante suspenso que nos llevará a descubrir cosas interesantes sobre la vida de una joven soñadora e idealista llamada Rebeca.

IdiomaEspañol
EditorialLorena Macedo
Fecha de lanzamiento1 oct 2017
ISBN9781386609230
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    Quiero Amarte - Lorena Macedo

    Lorena Macedo

    - Sinopsis -

    Rebeca es una chica de veinte años quien nació en Mendoza, Argentina. Después de su etapa de bachillerato, es enviada a Buenos Aires para estudiar Medicina en una de las Universidades más prestigiosas del país. Ahí conoce a Tobías, un chico provinciano que compartía sus mismos gustos cinematográficos. A través de la historia, Rebeca se desenvuelve en una relación amorosa tóxica y angustiosa que la hace decepcionarse de todo lo referente al amor. A partir de esa relación con un Bonaerense llamado Sebastián, Rebeca decide incursionar también en el mundo más oscuro de la política. Pero, la palabra oportuna de su mejor amiga Eloína, la logra sacar a tiempo antes de ser devorada por un mundo corrupto. Decide empezar a escribir y con su arte empezar a ganar dinero para luego emigrar a Chile donde se supone que haría su estrellato como directora y creadora de Cortometrajes. Después de Buenos Aires, Rebeca se mudó de nuevo para Mendoza, en donde se inscribe en un curso de inglés, caro y prestigioso. Ahí conoce gente la cual descubre pertenecen al mundo más oscuro de la sociedad; drogas, narcotráfico y rituales satánicos. A raíz de esa experiencia, Rebeca logra la capacidad de redactar su propio Cortometraje. Entusiasmada por su vida independiente, Rebeca se muda para Santiago de Chile, donde es recibida por Tobías y Gabriel. Ahí en Chile se da cuenta de que el amor es una cuestión que es vulnerable, y, además, muy inoportuna. Llega en los momentos más inesperados. Rebeca vive una experiencia única que animará a muchos jóvenes a alcanzar y perseguir sus sueños; además de terminar con esa relación tormentosa que solo genera problemas, y también, aprende a jamás cerrarle las puertas al amor. Tobías y Rebeca, los viejos amigos de la Facultad de Medicina, después de encontrarse, terminan con una historia que daría un giro increíble al transcurso de la historia. Es una historia de sobresaltos, aventura, amor pasión, y bastante suspenso que nos llevará a descubrir cosas interesantes sobre la vida de una joven soñadora e idealista llamada Rebeca.

    Copyright © Lorena Macedo

    Este libro es una obra de ficción. Los nombres, personajes y sucesos son producto de la imaginación de la escritora o han sido usados de manera ficticia y no deben considerarse reales. Cualquier semejanza a personas, vivas o muertas, así como a sucesos reales, locales u organizaciones son pura coincidencia o se han usado exclusivamente de forma figurada para construir la trama, sin guardar relación alguna con la realidad.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser usada o reproducida en forma alguna sin permiso expreso del autor.

    Quiero Amarte

    Hacía frío, el invierno era galopante. En el día, las calles se veían nubladas por los humos que brotaban del cigarrillo de los transeúntes que buscaban en él un poco de calor ante el recio frío que humedecía las calles argentinas. Los abrigos, bufandas, y gorros eran el panorama común entre aquellas calles inmensas y pobladas de personas que asistían a su trabajo, o de los universitarios que con fe asistían a sus clases.

    ME ENCONTRABA CANSADA, renuente, y a veces, deprimida. Las lágrimas se desprendían de mis ojos sin antelación, y mis creencias se veían perturbadas por mis pensamientos. No sabía que era verdad, o que sencillamente era mentira. Pensaba en múltiples cosas, desde cómo aquel señor con ese pequeño abrigo podía arroparse del frío inclemente, hasta cuestionarme qué sentido tenía haberme graduado con honores de aquel reconocido colegio. La verdad es que no tenía nada. Me había ido de mi casa hacía ya varios meses. Lo único que tenía era un trabajo inestable que me mantenía en aquella alejada pensión del centro de Buenos Aires, mi cámara fotográfica, mi laptop, y ese viejo libro de Julio Cortázar que me acompañaba.

    ME HABÍA DECLARADO una navegante empedernida del mundo, y estaba actuando como tal. Había perdido contacto con aquellas viejas relaciones que me mantenían colgada en estados de ira constante, y que me enfrascaba en eternas disputas con mi madre, esa que no comprendía mis aires de libertad, y mi eterno amor por lo desconocido. El recuerdo de Sebastián me castigaba perennemente mientras caminaba. No estaba arrepentida de mi pasado, pero claramente sí comprendía que había cosas que sencillamente pude haber evitado. Pero bueno, eso forma parte del crecimiento y de la maduración personal. Siempre fui la eterna promesa de la familia, esa que una vez pisó la Facultad de Medicina, quizás presionada por el bendito estándar de tener que conseguir un título Universitario para ser alguien en la vida. Confieso, aquí, en esta pequeña reseña de mi vida que no aprendí nada, ni siquiera ese desgraciado bendito Ciclo de Krebs que a más de uno perturbó en primer año.

    AHÍ EN LA FACULTAD descubrí muchas cosas, inclusive participé hasta en los Movimientos Estudiantiles, eso que a lo largo de los años han estado envueltos en tantas luchas libertarias, sobre todo en Argentina con Videla quien fue un dictador atroz para su época. En esa Facultad también empecé a conocer quizás lo que sería el verdadero rostro de la vida, drogas, prostitución, corrupción, facilismo, y libertinaje. Personas desde provincias alejadas de la capital, que se acercaban hasta Buenos Aires para cumplir el sueño dorado de ser Médico. La ciudad los corrompía. Nunca había sentido ese deseo intenso que penetra en muchas personas de consumar con éxito los estudios universitarios para luego llegar a ser personas de éxito, y de reconocido estatus social. Yo sencillamente amaba viajar, escribir poesía, de vez en cuando literatura, tomar fotografías, y observar los paisajes que eran éxtasis mis ojos, sobre todo cuando aquellas Sierras Andinas se impregnaban de nieve.

    QUIZÁS ESTA HISTORIA comienza allí, desde que comencé en esa vieja estructura de miles de estudiantes. Yo, una capitalina de 20 años de edad. Cabello rubio, nariz perfilada, de padres italianos que se habían mudado para Argentina en la década de los 80, y años más tarde me tendrían a mi como primera hija. Medía quizás, unos 170 centímetros de alto. Para ese entonces, la hija preciada de la familia. La brillante alumna de ese famoso colegio de Sacerdotes de la ciudad de Mendoza. Me gradué con honores, sí. En ese entonces, mis sueños de juventud rebelde y romántica viajera se veían apaciguados por el dinero que escaseaba en ese entonces en mi bolsillo. Al graduarme, pasaron un par de años para entrar en la Universidad, hasta que por fin fui admitida. Mis padres me enviaron para Buenos Aires a estudiar en su famosa Universidad pública, que era una de las mejores del país. Y sí, para estudiar Medicina - la cliché carrera dorada de los padres para sus hijos - pero qué va, a mí no me entusiasmaba demasiado la idea. Cuando las clases empezaron, yo traté empedernidamente de ser una entusiasta estudiante de Medicina, y sobresalir como lo hice en Bachillerato. Ese glorioso intento me duró, quizás, una prolongación semi-exacta de dos semanas. Dos semanas en las que conocí la mitad de las discotecas y club nocturnos de Buenos Aires. Dos semanas y ya estaba saliendo con alguien a quien conocí producto de la Universidad. Pero bueno, eso todavía no afectaba en mis ánimos sólidos de ser una buena estudiante de Medicina, hasta ese punto de mi vida me perdía en las lecturas extensas de Herrera y Laterjet estudiando bioquímica, célula y ciclo de Krebs.

    Luego de esas dos semanas, envían una cadena - de esas fastidiosas y largas que suelen enviar por WhatsApp - en donde el Movimiento Estudiantil invitaba a una jornada de carnetización. Yo me sorprendí, porque hasta ese entonces pensé que la presencia de los Movimientos Estudiantiles en esa Universidad era inexistente, pasaban desapercibidos. Así que decidí informarme sobre ellos, y me parecía guay la idea de pertenecer a uno. Uno de los líderes del Movimiento me presentó al equipo, y delegó tareas desde aquella primera jornada a la que yo asistía como estudiante. Me atrapó el Movimiento Estudiantil, la política, me entusiasmaba de manera increíble, y yo quería ser partícipe de ello. Además, que la gente decía que los que estaban allí recibían beneficios y dinero. Y qué va, yo necesitaba de eso, sobre todo dinero. En Buenos Aires apenas tenía veinticinco dólares semanales que no me alcanzaban para nada. El dinero se me iba en vicios como café, cigarros y dulces constante. Y bueno, me alcanzaba para media semana solamente. Aún ahí no empezaba a experimentar esa sensación de vacío que te provoca la lejanía y la distancia, y que además se incrementa con esa perturbación constante de que el dinero es insuficiente para satisfacer necesidades que para ti son comunes.

    EN MI VIDA HABÍA APARECIDO Sebastián, un capitalino, estudiante igual que yo del primer año de Medicina. Un flaco alto, pelo lacio, de lentes de pasta, con una altura bastante superior a la mía, y muy inteligente. A él no le atraía nada de lo que a mí me gustaba, y quizás allí en esa divergencia de pensamientos se encontraba esa llama que perennemente alumbraba nuestro amor con alevosía. Si yo era fanática de la política, él la detestaba. No sabía quién era Cortázar, ni que poemas había escrito Andrés Bello. Incluso, hasta le molestaba que a mí me encantara la política. Éramos muy distintos, completamente. A él le fascinaban las fiestas, y salir de noche frecuentemente, y a mí, sencillamente no me agradaba la idea (y mucho menos que él fuese sólo con su amigo). Pero había algo en él que me atraía, y lo confesaré aquí desde el anonimato; tenía una manera increíble para hacer el amor, que quizás me sostenía ilusionadamente de él.

    ALGÚN TIEMPO ATRÁS nos juramos amor eterno, después de esa primera noche que estuvimos juntos. Con él tuve mi mayor decepción amorosa, y la cuál iré relatando poco a poco en esta historia.

    LOS DÍAS EN AQUELLA Facultad iban pasando volátilmente, al igual que mi vida. Mi estadía en aquel Movimiento Estudiantil incrementó ese deseo oculto dentro de mí que alimentaba mi ambición y mi deseo de superioridad. Poco a poco fui ganándome la confianza del Secretario General, Isael. Un líder donde en cualquier lugar donde llegara, imponía autoridad y respeto ante los demás. Mi dialéctica izquierdista enamoró aquellos ojos que tenía Isael. Esos ojos políticos que brillaban ante cualquier ser político que pudiese ser un diamante en bruto para potenciar el capital político del Movimiento Estudiantil.

    -  ¿Cómo está vos económicamente Rebeca? - preguntó Isael.

    -  Sabrás vos que no estoy tan bien.

    -  Mira ché, yo te voy a ayudar; pero tenéis que ser completamente discreta. ¿Que si se entera nos caen a los dos, va?

    -  Yo no diré nada Isael, no me conviene cuéntame.

    YO IMPLÍCITAMENTE YA conocía el hecho de aquella conversación tácita y sorpresiva que se aparecía en el momento indicado. Estaba en una crisis emocional producto de mi escasez monetaria, me sentía impotente por no tener dinero ni para el pasaje de traslado hasta la Universidad. Hasta a Cristo le había rogado para que me ayudara

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