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Escalera al cielo
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Libro electrónico61 páginas34 minutos

Escalera al cielo

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Información de este libro electrónico

Los padres de Toto no saben qué hacer. Definitivamente su hija no es normal. La llevan con diversos especialistas y ninguno es capaz de descifrar el enigma. Pero ¿qué es normal? ¿Acaso el nombre de un ciclo de la lavadora? Contado con recursos de la poesía, este relato siembra inquietantes preguntas sobre las formas en que nos relacionamos con los demás.
IdiomaEspañol
EditorialEdiciones SM
Fecha de lanzamiento9 dic 2015
ISBN9786072418547
Escalera al cielo

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    Escalera al cielo - Andrés Acosta

    Escalera al cielo

    Andrés Acosta

    Ilustraciones de Richard Zela

    Soñó con una escalera

    que desde la tierra

    subía hasta el cielo.

    Génesis 28:12

    TIERRA

    DE CÓMO FUE TU ADVENIMIENTO A ESTE

    EXTRAÑO MUNDO QUE HABITAMOS.

    1

    Tú, desde antes estabas tú, no aquí, de este lado;

    vivías dentro, muy dentro de mamá y desde entonces

    yo soñaba contigo. A lo lejos te vi, caminabas distraída

    junto a un río y caíste a las aguas de vertiginosos

    remolinos que arrastraron tu pequeño cuerpo

    cual muñeca de trapo. Veloz me adentré en el río,

    aferré una raíz, las piernas temblando,

    y cuando pasabas frente a mí te tomé de la mano.

    Te arranqué de las aguas, de los helados brazos

    de la muerte. Estabas desmayada.

    Tus ojos cerrados para el mundo.

    El mundo, cerrado para ti. Oprimí tu pecho

    y brotó un chorro de agua

    y también salieron burbujas y pequeñas piedras

    y plantas y un pez que regresó contento al río,

    y un pequeño paraguas. ¿Un paraguas? ¡Si no llovía!

    Brotaron tantas cosas de tu boca que casi también

    escapaba tu alma; pero la cerré a tiempo.

    Abriste apenas los ojos, temblabas sin control.

    Me miraste. Te miré. Bastó para saber que estarías bien.

    Desperté a medianoche, el corazón retumbando

    en mis oídos. Y mis manos, aún en la vigilia,

    en plena oscuridad, no dejaban de abrazarte.

    2

    El médico dijo, es una niña. El médico dijo,

    que ha roto antes de tiempo su cordón umbilical.

    Habrá problemas, el médico dijo.

    Nadabas sola, extraviada dentro del saco amniótico,

    desconectada. Eras una niña astronauta,

    perdida en el espacio interior de tu madre.

    Y a pesar de tu desapego, ¡milagro!, seguías

    con vida gracias a una noble placenta

    que no te abandonó nunca. La magia moderna

    del ultrasonido te mostraba en tu hábitat,

    en tres dimensiones, en una extraña postura:

    concentrada en ti misma, como un huevo.

    Habrá problemas, dijo el médico.

    Y nos miró interrogante, a la espera

    de una palabra nuestra. Una sola palabra

    de dos letras contundentes, cual lápida olvidada

    en un panteón; dos tristes letras que definieran

    tu destino, dos letras como sentencia de vida

    o despedida. Y yo recordé aquel sueño...

    Tu mamá y yo, juntos, pero sin ponernos de acuerdo,

    dijimos: así,

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