Lili, Libertad
3.5/5
()
Información de este libro electrónico
Lee más de Gonzalo Moure Trenor
El Barco de Vapor Roja
Relacionado con Lili, Libertad
Títulos en esta serie (89)
Hasta el viento puede cambiar de piel Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos del derecho... y del revés Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La pequeña tempestad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa foto de los diez mil me gusta Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Abdel Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSombras en el jardín y otras historias escalofriantes Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Llaves a otros mundos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El secreto de la nana Jacinta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa desaparición de la abuela Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El misterio de la cañada Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Multiverso Shakespeare Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDiario de guerra del coronel Mejía Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Papá está en la Atlántida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Quién fue mi abuela Emilia? Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPrincesa a la deriva Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Biografía de un par de espectros Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los días de Lía Calificación: 1 de 5 estrellas1/5L'Ocell de Foc Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Fantasmas, espectros y otros trapos sucios Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La niña del vestido antiguo y otras historias pavorosas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rosenda y el Extranjero Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Desde los ojos de un fantasma Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Ciudad de las Esfinges Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Escalera al cielo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Bosque de los Personajes Olvidados Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ojo de Nube Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPuerto Libre: Historias de migrantes Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Sentido contrario en la selva Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El hotel Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Lila Sacher y la expedición al norte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Libros electrónicos relacionados
Un Puente Hacia Terabithia - Kit de Literatura Gr. 5-6: Spanish Version Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl fabuloso mundo de las letras Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La vida secreta de Rebecca Paradise Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Los increíbles poderes del señor Tanaka Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El tesoro más precioso del mundo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos con dos cielos y un sol Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHay un chico en el baño de las chicas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Sietecolores Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El libro de Hanna Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El detective Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEmilio y el viaje sin tesoro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¿Quién quieres ser? Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Siete reporteros y un periódico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos del derecho... y del revés Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Ojo de Nube Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl cuaderno secreto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El libro invisible Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos pecosos Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La otra cara del sol Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa familia Rimaldi Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesQuizás mañana la palabra amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Lula Luciérnaga Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMaxi y la banda de los Tiburones Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos escribidores de cartas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El misterio del portero fantasma Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas hadas verdes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Señor del Mal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl sol de los venados [Plan Lector Juvenil] Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Marisol en apuros Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El misterio de la casa del Palomar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Escuela y educación infantil para usted
Clase de lectura magistral de primer grado Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Dónde está mi borrador?: Where is My Eraser? Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mi Primer Libro de Lectura: Lectura Inicial para Niños que Desean Aprender a Leer Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMe llamo Maria Isabel (My Name Is Maria Isabel) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Creciendo: Growing Up Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El profesor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El niño que no sabía jugar fútbol Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSin vuelta atrás Calificación: 4 de 5 estrellas4/57 Historias para lectores principiantes - 2-5 años - Jardín de infancia y preescolar Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Comiendo alrededor del mundo: Eating Around the World Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMi Monstruo - Nivel 2 Palabras a la vista - Libro 4 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El cuerpo humano: Todo lo que siempre quisiste saber sobre el cuerpo humano y sólo Big Van Ciencia te puede explicar. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNúmeros en el aula: Numbers in the Classroom Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFederico, no más silencio Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Villette Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El museo de los dinosaurios: The Dinosaur Museum Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ene-O, NO Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Little Issue #2: Young Minds Matter Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEstaciones en el kínder: Kindergarten Seasons Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl día de Sarah en el kínder: Sarah's Day in Kindergarten Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesYendo al zoológico: Going to the Zoo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA dónde quieres viajar?: Where Do You Want to Travel? Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl ladrón de sombras Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTantas clases: So Many Classes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa caza del tesoro: Treasure Hunt Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ayobami y el nombre de los animales (Ayobami and the Names of the Animals) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El primer día Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa foto de los diez mil me gusta Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos felinos Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Domina tus Estudios: 7 Métodos Dinámicos para Jóvenes Brillantes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Categorías relacionadas
Comentarios para Lili, Libertad
2 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Lili, Libertad - Gonzalo Moure Trenor
1 Un día vi por la calle
algo que me dolió. Era una mujer que tiraba de la mano de un niño. El niño, que debía de ser su hijo, iba disfrazado de demonio y arrastraba el tridente por el suelo mientras lloraba ruidosamente.
No hay nada tan expresivo como la cara de un niño pequeño: la boca abierta en una mueca desesperada, los ojos apretados, la piel enrojecida por el esfuerzo... y qué gritos.
La madre me miró al cruzarse conmigo con auténtica angustia. Era evidente que el pobre niño estaba asustado de su propio disfraz y que su madre no sabía qué hacer. Yo le habría dicho muy a gusto que volviera a casa y le quitara el disfraz a su hijo. Seguro que otro día le apetecía disfrazarse de demonio, o tal vez no; pero lo que estaba claro es que seguir obligándole a ir al colegio con aquel disfraz era terrible para el pequeño.
No lo iba a pasar nada bien, y yo me lo podía imaginar perfectamente, en su clase, en un rincón, hipando y viendo que sus amigos se divertían con sus disfraces.
Pocos días después conocí a la directora de un colegio de pueblo. Yo había ido a su colegio para hablarles a los pequeños de leer y escribir, y estábamos charlando en su despacho de lo que les gusta y no les gusta a los niños. Entonces me acordé del niño disfrazado de demonio y se lo conté a la directora. Era una mujer joven y muy agradable, aunque algo tímida y reservada. Mientras le contaba la anécdota del niño, me miró de una forma tan extraña que me intrigó.
Cuando acabé, un poco confuso por su mirada, los dos nos quedamos en silencio.
—¿Va a comer aquí, en el pueblo? –me preguntó.
—Bueno, pensaba volver a casa cuanto antes –contesté.
Ella bajó los ojos, un poco contrariada. Me di cuenta tarde de que se trataba del principio de una invitación. Así que intenté salir del paso como pude.
—Pero es porque no conozco por aquí ningún sitio agradable para comer.
—¿No? Bueno, hay uno que...
—Bien, yo...
Parecíamos tontos. Me daba cuenta de que había algo que ella quería contarme, y no hay nada mejor que escuchar las historias de los demás. Es cuando una persona empieza a ser importante para mí, cuando deja que se le vea el interior. Al final ella logró invitarme, o tal vez fui yo el que me autoinvité al olfatear una buena historia.
Pasé al salón de actos del colegio, charlé durante una hora con los chavales y me despedí de ellos sin estar seguro de que apreciaran más lo de leer y escribir. Luego volví al despacho de la directora.
—Aquí estoy –le dije.
—¿Vamos, entonces?
—¡Vamos!
Me la habían presentado, pero no recordaba su nombre.
—¿Cómo debo llamarla? ¿Directora?
Se rió, mientras acababa de recoger algunas cosas de su mesa. Después de volverse, me dijo:
—Da igual, tengo nombre de directora.
—¿De verdad?
—Me llamo Francisca.
Iba a ser cortés. «Es un nombre precioso», o «Qué va, es nombre de artista». Pero preferí ser sincero:
—Pues es verdad. ¡Es nombre de directora!
Yo tenía entonces un dos caballos azul. Mientras ponía en marcha el viejo motor del coche, ella lo descapotó con habilidad y rapidez, dejando que el sol nos entibiara las cabezas. El dos caballos se balanceaba por una carretera pequeña y la brisa traía todos los olores del campo: los buenos y los malos.
Recuerdo que ella dijo –o gritó, porque con la capota quitada había que levantar la voz para entenderse– que en el campo no puedes preferir unos olores a otros. Tenía razón: aspirar embelesado el olor de la hierba y torcer la nariz ante el del estiércol es una hipocresía.
—Sin estiércol no hay cosecha –dijo ella.
Pensé en la frase hasta que llegamos al sitio en el que íbamos a comer. Sin estiércol no hay cosecha.
El sitio era único. Uno de esos lugares que uno no puede encontrar jamás sin conocer la zona: una casa normal, en la que nada, salvo algunas cajas de bebidas apiladas junto a la puerta, anunciaba su condición de restaurante. Era una pequeña casa de campo, con dos árboles delante y un gran bosque detrás. Salió a recibirnos la dueña y decidimos quedarnos a comer fuera, disfrutando del sol, a pesar de que no hacía mucho calor.
—¿Lo nota?
Francisca aspiraba el aire.
—Lo noto.
Todo estaba en el aire: el olor profundo del estiércol, pero también el aroma fresco de la hierba cortada, de la tierra húmeda.
Ella