El misterio de los zapatos bailarines
5/5
()
Información de este libro electrónico
Lee más de óscar Martínez Vélez
Historias para sentir Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con El misterio de los zapatos bailarines
Títulos en esta serie (100)
La venganza de los retretes asesinos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl limonero mágico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa calle de los muertos Calificación: 3 de 5 estrellas3/5O meu nome é Skywalker Calificación: 4 de 5 estrellas4/5L'herència pirata Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEnfermedad se escribe con C Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa cancha de los deseos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un detective al revés Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¡Guácala! Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El nuevo restaurante de Pierre Quintonil Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Quién quieres ser? Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Hay un chico en el baño de las chicas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un bosque en el aire Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas sirenas sueñan con trilobites Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los cuatro amigos de siempre Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Clubes rivales Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El extraño caso de Santi y Ago Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Detectives en chanclas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La noche de los batracios Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las gallinas de mi abuelo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Zorrillo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ladridos y conjuros Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El misterio de los zapatos bailarines Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Gatos de Tlaquepaque Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Como pollos ¿y gatos? Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl gran mago Sirasfi Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Manual para corregir a niños malcriados Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Hilario y la cucaracha maravillosa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Estrella Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La magia de Azul Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Libros electrónicos relacionados
Hilario y la cucaracha maravillosa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¡Guácala! Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La venganza de los retretes asesinos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl diario de un gato asesino Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El hámster del presidente Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Un detective al revés Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRacataplán Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos del derecho... y del revés Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Los osos hibernan soñando que son lagartijas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Hay un chico en el baño de las chicas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Pibe, chavo y chaval Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El ladrón de mentiras Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Marisol en apuros Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El cuaderno secreto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los Protectores Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas gallinas de mi abuelo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La niña invisible Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Llaves a otros mundos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El limonero mágico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa venganza de la mano amarilla y otras historias pesadillescas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cómo arreglar un libro mojado Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La niña del vestido antiguo y otras historias pavorosas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El empollón, el cabeza cuadrada, el gafotas y el pelmazo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCucho Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSiete brujas y el bebé más feo del mundo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Estrella Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una chica N.O.R.M.A.L. se ofrece de canguro Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Los cuatro amigos de siempre Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Vampi Vamp y el señor Zombi Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El mar de Ana Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Cuentos de misterio y detectives para niños para usted
El misterio de la cañada Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El Sabueso de los Baskerville Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Asesinato en el Canadian Express Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El gato negro y otros cuentos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El club de la neblina Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La casa de los espejos humeantes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos policiales para chicos curiosos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos que encierran misterios Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa moneda de la muerte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¿Quién mató a Alex?: El secreto desvelado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Misterio en la Cueva del Milodón: Otra aventura de R y M investigadores Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Misterio en el campamento Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Tercera Frida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos de detectives para amigos inseparables Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl muu…sterio de la vaca descoyuntada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Corazon del Mago Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRita y los ladrones de tumbas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa calle de los muertos Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Pupila de águila Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El rostro de la sombra Calificación: 2 de 5 estrellas2/5El ladrón de sombras Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa libertad de los parques Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMoby Dick o la ballena blanca Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFátima y el robo misterioso Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTres veces la mujer de gris Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos misterios de Charlotte Holmes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSherlock Holmes: Sherlock Para Niños: La Liga de los Pelirrojos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Sherlock Holmes: El dedo pulgar del ingeniero Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El regreso de Anna Crowell Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El caso del falso accidente. Berta Mir detective Calificación: 3 de 5 estrellas3/5
Comentarios para El misterio de los zapatos bailarines
2 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
El misterio de los zapatos bailarines - Óscar Martínez Vélez
Un mal principio de vacaciones
YO no soy una niña normal: no me gustan ni los juegos de té ni los monos de peluche, ni siquiera los vestidos y mucho menos las tobilleras. Odio la gomina para el pelo, el hígado encebollado… y hasta las muñecas. Bueno las muñecas no tanto, a decir verdad me encantan (aunque he meditado empezar a dejarlas: ¡tengo nueve años!). Pero ni ellas se comparan con lo que más me gusta, con lo que en ocasiones me deja por la noche con el ojo pelón, despierta hasta el amanecer: las novelas policiacas.
No hay nada que se compare con los detectives, las persecuciones, el misterio, las pistas, y todos los ingredientes de una buena historia. Tengo un librero donde se pueden encontrar desde las aventuras de Mick Lacy, que son mis preferidas, hasta las de Sherlock Holmes, pasando por Tintín y las que escribió Agatha Christie. Ese material me ha servido de inspiración para jugar todas las tardes con mi amigo Hilario a las investigaciones. Él es mi vecino, y nos ha ido tan bien con esto que ya hasta pusimos nuestra propia oficina en la cochera de su casa y tenemos un equipo como los que usan los detectives de verdad: lupas, impermeable, pistolas de agua, tinta invisible, un pequeño laboratorio… Aunque él es el niño más miedoso que he conocido: duerme con las luces prendidas, no le gustan los juegos bruscos, y una vez que fuimos al cine a ver la película Frankenstein, se hizo pipí.
Con el paso de las semanas nuestra empresa, que empezó como un juego, se fue convirtiendo en algo más importante. Ya hemos resuelto varios casos en el barrio: encontramos el perico de la vecinita de Hilario, descubrimos al chamaco que todas las tardes tocaba los timbres de las casas y salía corriendo, y supimos quién le pegó las pulgas al perro de mi tía Serafina. Aunque nada de esto se compara con lo que nos pasó hace dos meses, y que es la razón por la que les cuento esta historia.
Todo sucedió un jueves por la tarde. Era el último día de clases antes de empezar las vacaciones de verano y yo estaba muy emocionada porque el abuelo me llevaría a Tampico durante cuatro semanas. Allá se celebraría el gran concurso de baile La chancla a gogó
, en el que él pensaba participar. Después de eso había prometido llevarme a la playa. A mi amigo Hilario le dieron permiso para venir con nosotros. Una noche antes quedé con el abuelo en que a la hora de la salida me recogería en la escuela, y nos iríamos de vacaciones en su vieja camioneta. Por eso, cuando sonó la chicharra, corrí a la calle con mi mochila y sin despedirme de nadie… pero no encontré a mi abuelo, (cosa rara, porque él es muy puntual y cuando quedamos en algo es el primero en cumplirlo). Así que estuve esperándolo más de una hora, hasta que fui la única que estaba ahí, pues todos los niños ya se habían ido y de él ni sus luces. Preocupada, decidí caminar a mi casa, pero antes pasé frente al negocio del abuelo: él tiene una tienda de antigüedades, un lugar fascinante que desde chiquita siempre me ha gustado visitar y donde sería raro no encontrar cualquier cosa que se puedan imaginar: desde armaduras medievales o calcetines que pertenecieron a Pancho Villa, hasta zapatos de payaso, espadas, látigos de domadores de leones y ollas africanas de las que usan los caníbales para cocinar a sus víctimas.
En la puerta había un letrero pegado:
CERRADO POR VACACIONES
Me asomé al aparador: ahí estaban los gramófonos, las trompetas y otros triques de hojalata; del techo colgaban sombreros muy viejos; al fondo se veía la silueta de un sarcófago egipcio…, pero del abuelo, nada. El lugar se veía vacío de gente, las luces estaban apagadas… Por el cristal se deslizaba una araña.
Me rasqué la cabeza, di media vuelta y caminé hacia mi casa. Ahí tampoco habría gente, lo que es algo normal: mis papás se dedican a un asunto que les absorbe todo el tiempo, que no los deja pensar en nada más y que los vuelve loquitos, pero eso se los voy a contar después. Entonces, cuando abrí la puerta, me llevé la segunda sorpresa de ese día: un papelito en el suelo… Era un recado de Hilario. Ese niño sólo me deja recados cuando sucede algo grave.
Marqué el teléfono de nuestra oficina, que es el mismo de su casa. Él me contestó.
—Bueno.
—¿Qué pasa, Hilario?
Y en vez de preguntarme a qué hora pasaríamos por él para irnos de vacaciones, me dijo otra cosa:
—Ve-ve-vente para acá.
La voz de mi amigo sonaba como si se le hubiera aparecido Frankenstein, Drácula o el Hombre Lobo.
—¿Pero qué te pasa? —volví a insistir. Él permanecía callado.
—Hilario, ¿estás ahí?
—U-u-un cliente vino a solicitar un servicio.
—¿Y lo atendiste? ¿Cuál es el problema? ¿Qué quería que investigáramos? ¿Le dijiste que estábamos preparando nuestro viaje a la playa?
—…el cliente está mu-mu-muerto.
—¿Muerto? —me dije. Hilario colgó.
Sin perder más tiempo me monté en mi bicicleta y, mientras pedaleaba, sólo pensaba dos cosas: ¿dónde estará el abuelo? ¿El supuesto muerto que encontró Hilario en la oficina tendrá algo que ver con su desaparición? Ése fue el principio de aquellas vacaciones, que cambiaron mi vida para siempre.
¡Otla vez aloz!
NUESTRA oficina está en la cochera de la casa de Hilario. Si alguien quiere buscarnos para solicitar algún servicio, lo único que debe hacer es seguir los papelitos que hemos pegado en los postes de la colonia; tienen un ojo dibujado, que es el símbolo universal de los investigadores, y una flechita indicando hacia la casa de mi amigo. Siguiendo esas señales han llegado todos nuestros clientes: desde niños a los que alguien les robó la tarea, pasando por muchachas que buscan a su novio, hasta abuelos que no encuentran su dentadura.
—¡Luca! —me gritó. Hilario estaba parado en la esquina de su casa—. ¡Corre! ¡Tienes que ver esto!
Boté la bicicleta a un lado y atravesé el patio.
—¡Ahí está el muerto! —gritó de la misma forma ridícula en que lo hacen los actores de las telenovelas que suele ver su mamá. Señalaba la puerta de nuestra oficina. Le temblaba la mano.
—¿Por qué no entras? —le pregunté.
—Prefiero quedarme aquí, vigilando —me contestó. Ése es uno de sus pretextos cuando algo le da miedo.
Abrí la puerta. Adentro, entre el sillón que encontramos en la basura y el archivero que nos regaló la mamá de Hilario para acondicionar nuestra