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El Corazon del Mago
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El Corazon del Mago
Libro electrónico525 páginas3 horas

El Corazon del Mago

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Información de este libro electrónico

¡Una aventura mágica y sangrienta!

¿Qué ocurre cuando te encuentras rodeados de potenciales asesinos? Y no solo esto, sino que ellos pueden usar la magia para matar.

La academia mágica Merrythought es una institución donde la destreza y el saber son ampliamente valorados. Dentro de sus muros se dictan clases a seres que han intervenido a lo largo de la historia. Magos, ángeles y demonios conviven diariamente dentro de ella antes de ser enviados de vuelta a nuestro mundo.

Pero ¿Qué ocurre cuando no todo es tan bueno como parece? En un viaje en tren a una de las academias hermanas para participar en un torneo de combate, uno de los pasajeros muere de una forma terrible, y quienes continúen con vida deberán pasar el tiempo que les quede buscando la forma de desenmascarar al asesino, o bien esperando para convertirse en su próxima víctima.

¿Quién pudo haber sido el autor de este crimen: un demonio, un mago, o quizás un ángel?

Una historia de misterio que enganchará rápidamente, y que le permitirá al lector convertirse en detective.

El corazón del mago es una novela de fantasía fuera de lo común, y una novela de asesinatos en toda regla. Dentro de sus páginas, encontrarás personajes diversos y poderosos, pero a la vez misteriosos, ya que luego de que se comete un crimen en las inmediaciones, todos parecen tener motivos para haberlo cometido.

¿Necesitas más para adentrarte en este libro de suspenso y misterio?

Entonces te invitamos a leer las reseñas que se han hecho de este libro, y juzgarlo por ti mismo.

"¿Te gusta Harry Potter?, ¿Te gusta Agatha Christie?
Si la respuesta es sí este es tu libro". (Georgina Serrón - Goodreads)

"Como conclusión, me encontré con un libro muy atrapante, en donde te pasas todo el rato tratando de saber quién es el asesino". (Blog Ave lectora)

"Un libro ameno y entretenido que te mantiene en vilo una vez que la acción comienza, pero sin dejar del todo fuera el romanticismo". (Blog Devoradora de libros)

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento19 may 2023
ISBN9798223225973
El Corazon del Mago

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    Vista previa del libro

    El Corazon del Mago - Julio J. Medina

    La academia mágica Merrythought es una institución donde la destreza y el saber son ampliamente valorados. Dentro de sus muros se dictan clases a seres que han intervenido a lo largo de la historia. Magos, ángeles y demonios conviven diariamente dentro de ella antes de ser enviados de vuelta a nuestro mundo.

    Pero ¿Qué ocurre cuando no todo es tan bueno como parece? En un viaje en tren a una de las academias hermanas para participar en un torneo de combate, uno de los pasajeros muere de una forma terrible, y quienes continúen con vida deberán pasar el tiempo que les quede buscando la forma de desenmascarar al asesino, o bien esperando para convertirse en su próxima víctima.

    ¿Quién pudo haber sido el autor de este crimen: un demonio, un mago, o quizás un ángel?

    EL CORAZÓN DEL MAGO

    JULIO J. MEDINA

    Autor: Julio J. Medina

    Diseño de portada: Carolina Bensler

    Corrección de estilo: Julio J. Medina

    Maquetación: Julio J. Medina.

    U. S. A. 2022 / © Copyright:

    Todos los derechos reservados.

    Segunda edición.

    Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de este libro sin el permiso expreso del autor del mismo. Así mismo no se permitirá su transmisión por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos sin el permiso previo y por escrito de su autor.

    A mi familia, que nunca dejó de apoyarme.

    Y a mis amigos, quienes me ayudaron a inspirarme.

    Guía del lector

    A continuación, se muestran en orden alfabético los personajes

    Que aparecen en esta obra.

    Basterbine (Alexa): Bruja proveniente de la gran familia Basterbine. Asiste a la academia. Poderes personales: Éxtasis temporal, aceleración molecular.

    Basterbine (Andrew): Joven brujo/ángel, hermano de la anterior. Poderes personales: Telequinesis orbitacional, teletransportación, rayos de energía.

    Benian (Abe): Profesor de proyección astral en la academia. Poderes personales: Proyección astral.

    Christow (Lillian): Fantasma invocada luego del incidente

    De la Rosa (Miranda): Joven y solitaria demonio. Está en la academia para demostrar el poder que posee. Poderes personales: Poderes demoniacos, corrosión.

    Evans (Giulliana): joven ángel pura. Viaja en el tren con su novio. Poderes personales: Teletransportación, metamorfosis, sanación.

    Faithful (Daniel): Joven brujo/demonio viaja en el tren por imposición de la academia. Poderes personales: Velocidad sobrehumana, poderes demoniacos.

    Ghezaleh (Aisha): Joven bruja, alumna de la academia, princesa egipcia. Viaja en el tren como ayudante. Poderes personales: Climatokinesis.

    Halloway (Sophia): Joven bruja, muy poderosa a la par que arrogante. Pasa el tiempo peleando con Sebastian. Poderes personales: Control elemental.

    Harrington-Lamperd (Christian): joven ángel, viaja en el tren con su novia. Poderes personales: Poderes angelicales

    Jackson (Christine): Profesora de artes psíquicas, muy ruidosa, pero con muchos ánimos de enseñar. Poderes personales: Hipnosis.

    King (Stephan): niño que asiste en su primer año en la academia, viaja en calidad de intercambio. Poderes personales: Luminokinesis.

    Kross-Lamperd (David): Demonio puro, estudiante de artes oscuras en la academia, viaja en el tren por obligación. Poderes personales: Poderes demoniacos.

    LeBlanc (Monique): joven bruja, una de las mejores alumnas de la academia, pero su fuerza se ve mermada a veces por su inseguridad. Poderes personales: Premonición, levitación, empatía.

    Louisernbarn (Ámbar): Joven bruja, muy astuta y bastante seria. Muy poderosa, aunque no guste de demostrarlo. Poderes personales: control mental.

    Louisernbarn (Raven): Joven bruja estudiante de la academia, hermana de la anterior, silenciosa pero muy perspicaz. Poderes personales: Magnetokinesis.

    Macallan (Jefferson): niño que asiste en su primer año en la academia, viaja en calidad de intercambio. Poderes personales: Electroignición.

    Pirlott (Franccesca): Joven bruja que asiste en la academia, elegante y maliciosa. Poderes personales: Necrokinesis.

    Qing (Yixing): Joven bruja, solitaria y desconfiada, con un dejo de frialdad. Viaja en el tren en busca de entretenimiento. Poderes personales: Creación de campos de fuerza, conjurador.

    Sermikova (Natalya): Joven bruja/demonio. Experta en artes demoniacas y psicología mágica. Gusta jugar con las mentes de sus enemigos. Poderes personales: Manipulación del sonido.

    Van der Ville (Sebastian): Joven brujo proveniente de la aristócrata familia Van der Ville, muy seguro de sí mismo, poderoso, y uno de los mejores alumnos de la academia. Poderes personales: Empatía, telepatía, y cryokinesis.

    Van der Ville (Victoria): niña bruja, hermana del anterior. Cursa el mismo año que su hermano por sus facultades mágicas. Poderes personales: Invisibilidad, vuelo, filosecreto.

    Guía del lector.

    A continuación, se muestran en orden alfabético los poderes mágicos

    Que aparecen en esta obra.

    Aceleración molecular: capacidad de acelerar las moléculas de cualquier objeto haciendo que exploten.

    Campos de Fuerzas: habilidad de tomar las moléculas en el aire y crear barreras impenetrables visibles e invisibles.

    Climatokinesis: Poder de controlar el clima.

    Conjurador: capacidad de hacer aparecer cualquier cosa que desee siempre que esté en los límites de su poder.

    Control Elemental: capacidad de controlar los cuatro elementos de la magia: agua, fuego, tierra, aire.

    Control Mental: capacidad de controlar mentalmente a seres vivos, sabiendo estos que son controlados, siempre cuando esté en los límites de su poder.

    Corrosión: poder que permite emanar humo ácido, capaz de corroer y/o evaporar los materiales más fuertes.

    Cryokinesis: habilidad de crear y controlar el hielo.

    Electro ignición: lanzar rayos eléctricos desde sus manos, además de descargas eléctricas.

    Empatía: capacidad de poder sentir las emociones ajenas y a veces controlar a las personas y/o poderes por medio de las mismas.

    Éxtasis Temporal: habilidad para detener o congelar el tiempo.

    Filosecreto: Poder que otorga al mago la habilidad de convertir cualquier objeto en cuchillas y controlarlos a voluntad.

    Hipnosis: capacidad de hipnotizar un ser vivo mirándolo directamente a los ojos para que este haga lo que el usuario desee.

    Invisibilidad Telekinética: poder mágico que permite hacerse invisible uno mismo, y también hacer invisible cualquier cosa que desee.

    Levitación: capacidad de elevarse a varios metros del suelo (no es vuelo).

    Luminokinesis: habilidad para crear y controlar la luz.

    Magnetokinesis: habilidad mágica capaz de controlar las moléculas de cualquier objeto metálico; cambiando su tamaño, su forma, e incluso darle vida.

    Metamorfosis: capacidad de tomar la forma de cualquier ser viviente u objeto.

    Necrokinesis: habilidad de crear sombras y nubes oscuras que pueden llegar a ser mortales, además de poder moverse entre las sombras.

    Poderes angelicales:

    Curación

    metamorfosis

    Capacidad para hablar todos los idiomas

    Teletransportación

    Poderes demoníacos:

    bolas de fuego

    bolas de energía

    teletransportación

    metamorfosis demoníaca

    Posesión demoníaca

    Premonición: capacidad de conocer el pasado y el futuro a manera de visiones.

    Proyección astral: proyecta el alma de la persona fuera de su cuerpo en cualquier lugar que desee.

    Regeneración molecular: regenera las moléculas de cualquier cosa animada e inanimada restaurándolas a su forma original.

    Súper velocidad: habilidad de moverse a grandes velocidades en cuestión de segundos.

    Telequinesis orbitacional: habilidad de trasportar mentalmente cualquier objeto que desee.

    Telepatía: poder para ingresar a lo más profundo de la mente humana, y leer sus pensamientos.

    Vuelo: Capacidad de violar la ley de la gravedad.

    Prólogo

    El soplo helado de la muerte desciende presuroso sobre nuestras vidas. El dolor que embarga el corazón humano hace sitio en nuestras mentes y, creciendo, raudo devora cada vestigio vivo de ardiente humanidad, dejando solo un cascarón vacío donde ahora yace, moribunda, un alma atribulada.

    ¿Puede un corazón que hace tanto está muerto seguir latiendo? Tanto mejor sería arrancar del cuerpo tan martirizante esencia. Dejar que aquella alma cargada de penurias descanse entre los lirios, mientras vaga con fe hasta los dominios de la santa muerte.

    ¿Por qué de repente me invade esta tibieza? ¿Esta poderosa paz y maravillosa quietud mientras sostengo tu corazón, aun latente, en mi mano? Quizás, solo quizás, porque así evito que sigas haciendo daño a las vidas inocentes que pululan a tu alrededor. Intento con profunda ansiedad darme a mí mismo las razones, pero la verdad es que ahora, solo me queda, esperar mi castigo.

    Capítulo I

    La clase de pociones

    ―¡Preparar una poción destructora! ― gritaba Victoria Van der Ville desde el otro lado de la habitación―. Qué aburrido. Te juro que la profesora está perdiendo las ganas de enseñar ―la niña, de unos quince años de edad, se entretenía buscando unas hojas de azafrán y tomando unos cabellos y escamas de sirena que su madre guardaba en la alacena―. En verdad no veo el momento de tenerla terminada para volver a mis estudios de nigromancia. Esa sí que es una clase de verdad.

    ―Es lo que la Sra. Phoenix nos pidió hacer ―le respondió su hermano Sebastian; un muchacho alto y de porte serio de unos diecinueve años, mientras removía con magia el contenido del pequeño caldero―. Además, te recuerdo que nos prometió que daría un poderoso artefacto mágico a aquel grupo que hiciera la más efectiva.

    ―Sabes mejor que nadie, hermano, que solo quieres demostrar que eres el mejor preparando pociones. Siempre has sido el tipo de persona que le gusta que admiren sus logros. Estoy segura que lo que sea que nos vayan a dar te tiene sin cuidado.

    ―Cierto, hermanita, pero igual siempre es bueno probar el sabor de la victoria. Y nunca está de más un artefacto poderoso; sobre todo si es un cristal mágico de los LeBlanc ―respondió―. Andrew, por favor apresúrate con las colas de rata que ya este menjunje está hirviendo.

    La familia Van der Ville era una familia de la aristocracia mágica; dueña de una mansión que, tanto en su interior como en su exterior era completamente blanca. La misma albergaba un sótano en el más bajo nivel donde los hermanos hacían sus prácticas de embrujos y pociones, materias que Sebastian en verdad disfrutaba y por las cuales peleaba siempre con Sophia Halloway por las mejores calificaciones.

    ―Ya voy ―respondió Andrew, cruzando el cuarto casi corriendo, y estuvo a punto de tumbar al suelo una alacena llena de ingredientes―. No es necesario apresurarte tanto; las colas de rata son mejores frescas, así que hace falta quitárselas al menos cinco minutos antes de preparar la poción. Y estoy de acuerdo con Victoria: la única razón por la que hacemos esto es porque te gustan las pociones, y porque siempre has querido demostrar que eres mejor que Sophia en todo.

    Andrew Basterbine era un gran amigo de los Van der Ville; era alto y rubio, con ojos azules que marcaban su ascendencia alemana. Era muy ducho en la preparación de hechizos, y gran conocedor de objetos mágicos.

    ―Bueno, dejemos el tema de Sophia hasta aquí ―terminó el aludido―, y continuemos con la preparación. Tenemos que llevarla mañana a la academia y no vamos ni por la mitad. Victoria, sube la flama a la estufa que necesitamos calor.

    La academia mágica Merrythought era una famosa escuela de magia, destinada a que los jóvenes con poderes extraordinarios moldearan sus conocimientos. La misma se encontraba ubicada en alguna parte de Oregon, tras un campo de fuerza invisible que era vigilado y mantenido invariablemente por los miembros de la familia Qing; cuyas mujeres siempre habían llegado a tomar el lugar de directoras de la academia.

    La actual directora, que llevara en su puesto más de quince años, era la hechicera Jeneviev Qing; experta en la evocación de campos de fuerza y una de las mejores brujas que hayan egresado de Merrythought.

    Bajo su directriz se había alcanzado la excelencia en cuanto a egresados brujos, ángeles y demonios; ya que los alumnos salientes demostraban habilidades mágicas sorprendentes. Incluso los más jóvenes avanzaban de curso por demostraciones de destreza que llegaban a ser tanto o más eficaces que las de alumnos más avanzados.

    Tal era el caso de Victoria Van der Ville, quien a sus escasos quince años ya se encontraba en el sexto año de hechicería y demostraba una gran capacidad, casi equiparable a la de su hermano Sebastian.

    ―Victoria, ya es momento de recitar el hechizo final de la receta. Ya Andrew está listo. Alcánzanos el libro de conjuros.

    ―Aquí lo tengo. Por lo visto es muy sencillo: solo debemos pronunciarlo los tres, y agregar el eneldo al caldero para terminar ―contestó Victoria, llevando consigo un libro de enormes proporciones, ajado tanto en la portada como en el lomo, dentro del cual figuraban siglos de embrujos, recetas y conocimientos ancestrales.

    ―Yo tengo el eneldo, muchachos ―dijo Andrew, sosteniendo una verde ramita―. Por favor, colóquense en triángulo con las manos extendidas hacia la poción, y concéntrense en el color turquesa. Ahora, digamos el conjuro.

    Adelante, fuerzas que rigen el mundo, conviertan en polvo a quien reciba este conjuro; debiliten murallas y construcciones, y reduzcan a nada todo lo que toquen.

    Al terminar de pronunciar el hechizo y agregar la rama de eneldo a la mezcla, el contenido burbujeante comenzó a cambiar su color y consistencia, pasando de un color violeta líquido a un color turquesa con una textura pastosa.

    ―Esto parece un engrudo azul ―Sebastian depositó el pastoso y pegajoso contenido en cinco botellitas de cristal―. La profesora estará muy contenta con nuestro trabajo. Ya culminamos con las labores de hoy. Creo que me merezco un libro y una taza de té. Aquí tienen ustedes sus frascos personales; y aquí está la botella que entregaremos mañana a la Sra. Phoenix. Andrew, tú eres el más confiable, asegúrate de llevarla al salón de calderas mañana temprano.

    ◆◆◆

    El salón de calderas de la academia constaba de una mazmorra helada que se mantenía así gracias a los conjuros de criokinesis que rondaban siempre la escuela. El salón debía mantenerse frío, porque que la Sra. Phoenix gustaba de exigir a sus estudiantes. Ellos debían poder llevar a cabo una poción satisfactoria, aún en las más precarias situaciones; como el viento helado que impedía crear fuego; el constante llanto de una banshee, que apagaba los calderos y cambiaba la consistencia de lo que hervía dentro. En fin, infinidad de cosas que la profesora preparaba solo para mantener concentrados a sus estudiantes en la preparación.

    La oscura mazmorra se veía deprimente y lúgubre, y a muchos alumnos esa clase les causaba pavor. El frío helaba la sangre y los gritos eran como cuchillas que cortaban hasta lo más profundo de sus tímpanos. Sin embargo, varios de sus estudiantes se las habían arreglado para alcanzar excelentes notas con la Sra. Phoenix, que había quedado muy satisfecha al ver los frascos llenos de líquido pastoso y de color turquesa fuerte.

    La del grupo de Sebastian era la última poción que recibía aquella mañana, y ya era el momento de que los alumnos probaran sus conocimientos de pociones con una prueba que la profesora tenía ya planeada: Destruir por medio de la poción un campo de fuerza de tercer nivel, evocado por la directora Qing, a quien le gustaba comprobar personalmente el nivel de sus estudiantes, y por esa razón estaba sentada en un rincón privilegiado en una butaca antigua madera fina, y a su lado una pequeña mesita en la cual reposaban ordenadamente una taza de té, hecha de porcelana rosa, y una azucarera de plata.

    La directora miraba la prueba muy interesada, y la profesora Phoenix comenzó los llamados a los grupos para presentar sus pociones.

    ―Iniciemos con el grupo número dos ―les llamó, levantando la voz y transportando la botella que reposaba en la mesa frente a Sophia Halloway―: Sophia Halloway, Daniel Faithful y David Kross-Lamperd. Pasen adelante mientras yo doy uso a su poción.

    Los muchachos pasaron al frente, nerviosos. Daniel, un joven más bien bajito y atractivo, de tez morena y una mirada que exhibía un toque de maldad, movió la cabeza para acomodarse un mechón rebelde de su cabello; manía que había adquirido hacía mucho tiempo y que a los demás compañeros les parecía ridícula.

    Sophia se veía notoriamente molesta. Sebastian se dio cuenta, con ayuda de sus poderes empáticos, que estaba disgustada porque sus compañeros la habían dejado trabajando sola, y se sintió a su vez, molesto y decepcionado.

    No tendría competencia ahora en esa clase.

    La profesora Phoenix tomó la poción entre sus delgados dedos y la lanzó al aire, donde rebotó con una pared invisible a la cual solo logró agrietar un poco.

    ―Insatisfactoria― exclamó ella, mirando a Sophia a los ojos, en donde únicamente encontró una nada desdeñable cuota de odio.

    Y con estas palabras de la profesora Phoenix, Sophia caminó con la cabeza baja hasta su escritorio, sin mirar a nadie a su alrededor. Detestaba fallar en algo, simplemente porque sus compañeros habían decidido que tenían mejores cosas que hacer.

    «No sé por qué me pusieron a trabajar con un par de demonios...» pensó.

    Sophia Halloway era una joven alta y marcadamente delgada, que no dejaba de exhibir un cuerpo bonito y esbelto. Su cabello bajaba en cascada hasta su cintura en un hermoso vaivén. Solo su rostro, que parecía el de una despiadada fiera rompía con el encanto que su cuerpo creaba. Además, que su forma de ser le granjeaba la antipatía de sus compañeros.

    ―El siguiente en ser evaluado será el grupo tres. Grupo de 4 integrantes: Natalya Sermikova, Miranda de la Rosa, Raven y Ámbar Louisernbarn. Pasen al frente queridas.

    El grupo, conformado únicamente por mujeres, desfiló frente a todos y tomó lugar frente a la mesa de su profesora. Las cuatro eran más bien solitarias. Generalmente hablaban solo entre ellas. Sin embargo, eran bastante hábiles en todas sus clases, y se decía por los profesores que tenían mucho futuro si continuaban así. Especialmente Ámbar Louisernbarn, una joven bruja menuda cuyo rostro se encontraba enmarcado por unos pequeños lentes que hacían que sus ojos se vieran más grandes de lo que eran en realidad —Quizás por un encantamiento—. Ámbar era realmente lista, y también callada; se podía decir que era la más perspicaz en su grupo social.

    El grupo avanzó con todas sus integrantes muy seguras de sí mismas, y la directora Qing movió un poco sus gafas para poder observar mejor el desempeño de las jóvenes, a la vez que daba un pequeño sorbo a su taza de té.

    La profesora tomó la botella, la agitó y la lanzó al aire como hiciera con la botella anterior; solo que esta, al dar en el blanco, desvaneció por completo el campo de fuerza que le sirviera de objetivo. La directora Qing se encontró muy satisfecha con el resultado, y la profesora Phoenix estuvo muy feliz de poder colocar al grupo un Excelente.

    Hubo un pequeño receso mientras la profesora tomaba nota de las calificaciones obtenidas. La directora Qing realizó otro nuevo campo de fuerza de nivel tres sin tan siquiera pestañear, y procedió a dar otro sorbo a su taza de té, que parecía no ser suficiente.

    La profesora llamó con voz dulce y un tanto nasal al grupo número uno, conformado por Andrew Basterbine, Sebastian y Victoria Van der Ville.

    ―Pasen al frente de la clase, mis niños ―la profesora Phoenix siempre trataba a todos como a jovencitos de primaria―. Es el momento de lanzar su poción.

    Una vez más, la mujer tomó entre sus delgados y blancos dedos la botellita de cristal llena de un líquido azulado. Lanzó la botella al blanco colocado, y con un gran y sonoro estallido el campo de fuerza explotó en varios pedazos como si fuera de vidrio.

    Los trozos azul cielo volaron por los aires, y algunos de los estudiantes estuvieron a punto de ser cortados; de no ser por un nuevo campo de fuerza que Yixing creó alrededor de sus compañeros para protegerlos.

    Además de haber agrietado parte del muro que se encontraba detrás, el estallido tuvo la fuerza para tumbar los libros de texto que la profesora mantenía en un librero en la pared.

    Todos en el salón quedaron sorprendidos, y la directora Qing removió las gafas de su rellena faz. Podía verse en ella una genuina expresión de asombro no exenta de contrariedad. La profesora Phoenix tomó notas y envió a los integrantes, aún asombrados, a sus asientos, y prosiguió a llamar al cuarto grupo sin siquiera dirigirles la mirada a los anteriores.

    ―Ghezaleh Aisha, Basterbine Alexa, y Monique LeBlanc. Ardo en deseos de ver el trabajo que tienen preparado para hoy.

    Las tres pasaron al frente de la clase, entre los murmullos de algunos de sus compañeros. Principalmente de Daniel, que había desarrollado cierta aversión hacia Monique. Pasaron al centro, Monique con la cabeza baja tratando de evitar las miradas. Al ser lanzado el recipiente desvaneció el campo de fuerza, y además lanzó una buena cantidad de luz y brillos que dejaron embelesados a los demás alumnos. La profesora Phoenix, acostumbrada a los extravagantes resultados con los que Monique aderezaba sus labores, quedó muy complacida.

    Monique LeBlanc era una experta bruja que siempre gustó de la belleza, y que sabía cómo cambiar la estructura de una poción para crear efectos visuales increíbles, sin desmejorar la efectividad de la misma. Sin embargo, a algunos de sus compañeros les molestaba esto, por sentirlo «demasiado perfecto.»

    ―Hermoso, como siempre, muchachas. Tienen ganado un magistral ―la nota más alta que se entregaba en la academia―. Ahora, por favor pase el último grupo de la clase. Christian Harrington-Lamperd, Franccesca Pirlott, Giulliana Evans, y Yixing Qing.

    Yixing Qing era la hija de la directora de la academia, y próxima candidata a ser la nueva directora de la misma una vez sus estudios de magia hubiesen terminado.

    Gracias a las enseñanzas de su madre, Yixing había logrado obtener el máximo nivel permitido en la academia, y estaba orgullosa de ello. Sin embargo, había adoptado gracias a esto una actitud de superioridad en la cual no sentía que hubiese nadie parecido a ella en base a poder e inteligencia. Pasaba la mayor parte del tiempo en un rincón, siempre callada leyendo una que otra novela y limpiando sus gruesos lentes de pasta negra. Hablaba muy poco y siempre mantenía en su rostro taciturno una expresión de desasosiego. Al pasar frente a la profesora, miraba al vacío, mientras sus compañeros iban tras de ella. La profesora hizo aparecer la botella en su mano y lanzó al aire su contenido, el cual rebotó en el campo de fuerza y cayó al suelo, aparentemente sin haber hecho absolutamente nada, para luego lanzar al campo de fuerza un rayo que hizo que, tanto la botella como el campo se vieran reducidos a nada. La pócima había cumplido con su trabajo y la directora Qing estaba extremadamente satisfecha.

    ―Muy bien, esta fue una gran demostración. Estoy muy contenta por ustedes, muchachos. Al menos por la mayoría ―dijo la profesora Phoenix, mirando dentro de los ojos castaños de Sophia―. La clase ha terminado.

    ―Los integrantes del grupo número uno, pasen por mi oficina de inmediato ―les llamó la directora, limpiando sus pequeñas gafas.

    Capítulo II

    Lágrima de luna

    La oficina de la directora era un salón enorme y acogedor. Sobre la chimenea, como si fuesen premios, reposaban una gran cantidad de libros de los más selectos magos y brujas que hubiesen asistido a la academia y conseguido verse envueltos en el campo del éxito y la literatura. Ex alumnos que, agradecidos con la directora Qing por sus enseñanzas y capacidades, le enviaban regularmente ejemplares de sus libros, e incluso de cualquier título mortal que ella desease.

    Por algún motivo, el tener en tus venas sangre mágica no solo te proporcionaba la habilidad innata de controlar las fuerzas arcanas de la magia, sino que además te proveía de un sistema inmune tan poderoso, que la esperanza de vida de un mago podía llegar hasta los trescientos años; de ahí que la forma en que denominaban a los humanos normales era con el nombre de mortales.

    Los tres jóvenes entraron al lugar con el corazón acelerado, y vieron a la directora sentada pacíficamente con una expresión de tranquilidad que los hizo sentir peor. Qing, sin hacerles el más mínimo caso, sacó de una gaveta en su escritorio una pluma fuente y una libreta, y los dejó reposando sobre la mesa antes de dirigirse a ellos.

    ―Jóvenes, no necesitan alarmarse ―recalcó ella pausadamente, y con una dulce y maternal sonrisa en su rostro redondo hizo que los aludidos inmediatamente bajasen su guardia―. Los llamé aquí porque quedé muy complacida con la poción preparada ―levantó la vista y pudieron ver un leve brillo en sus ojos tras sus cristales―. Les explicaré: El hecho de que un campo de fuerza se vea destruido como si se estuviese rompiendo una pared de vidrio, implica que el método utilizado para romperlo es excepcionalmente fuerte. Y, basada en lo que pude ver en su demostración, esa pócima que prepararon tenía suficiente poder como para destruir un campo de fuerza de nivel cinco o seis, y me gustaría probar si en verdad tiene tanta fuerza.

    La puerta contigua al despacho donde se encontraban se abrió lentamente y Yixing entró al despacho de su madre. Sus ojos estaban puestos en los tres jóvenes. Caminó hacia ellos parsimoniosamente, de la misma forma en que hacía todo, y al llegar hizo una especie de torpe reverencia, y se dispuso entonces a crear un campo de fuerza de nivel seis, para el cual tuvo que realizar un corto cántico. Un velo azulado se formó frente a ellos; se veía impenetrable, pero la directora esperaba que la poción fuese lo suficientemente fuerte para destruirlo.

    ―Si son tan amables de entregarme, por favor, un poco de su pócima destructora ―pidió la directora―. Eso, claro, asumiendo que todavía la conserven con ustedes.

    ―Sí, directora, aquí tiene ―respondió Victoria, sacando de su bolso un frasquito de cristal en el que se movía un líquido espeso y azulado.

    ―Muchas gracias, querida ―respondió, mientras tomaba el frasco de las manos de Victoria y lo lanzaba hacia la pared invisible que formaba el campo de fuerza.

    Se oyó un ligero chasquido y en el campo de fuerza se formó una grieta, sin embargo, no fue destruido. La directora acomodó sus gafas y la pluma en su escritorio realizó un movimiento brusco; se levantó y comenzó a tomar notas por sí misma. La directora Qing pidió a su hija la elaboración de un nuevo campo de fuerza, esta vez de nivel cinco, y esperó que tuviesen otro frasco preparado para este.

    Sebastian levantó la manga de su camisa, revelando un largo y negro guantelete que cubría su antebrazo, murmuró unas palabras y en el dorso del guante aparecieron diversos frascos con líquidos de varios colores, todos de un muy fino cristal tallado.

    ―Me gusta estar preparado, así que siempre llevo conmigo todo tipo de pociones.

    Sacó del tercer compartimento la pequeña botella y la pasó a su

    hermana Victoria, quien luego de pedir la aprobación de la directora lanzó con fuerza el frasquito hacia la pared invisible que se desvaneció en el acto, esta vez sin estallar, dejando completamente satisfecha a la directora Qing.

    ―Jóvenes los felicito. Ustedes han conseguido llevar a cabo una poción destructora de nivel cinco. Muchos magos y brujas tardan meses en lograr algo así. De verdad que estoy muy contenta con su trabajo. ―Los muchachos escuchaban cortésmente sus palabras, pero se hallaban inmersos en el brillo morado y el giro de la araña que colgaba del techo de la oficina de Qing. Dándose cuenta de esto, la directora tosió un poco―. Ese candelabro ―señaló― es muy antiguo. Perteneció a mi Bisabuela: Eva Qing. Brilla en color morado cuando su dueño se sorprende, y da vueltas cuando presencia un poder considerablemente alto. Cabe destacar que, aunque gira muy despacio en este momento, ustedes han sido los únicos alumnos que he tenido en mi oficina que lo han forzado a moverse. Ahora, por favor, sigamos con nuestro asunto. Tengo entendido que la profesora Phoenix ofreció un premio al grupo que creara la mejor pócima; y aquí lo tengo preparado para ustedes ―dio una ligera palmadita a su escritorio, y este abrió un compartimento del cual la directora extrajo una piedra blanca y brillante― ¿Saben lo que es esto?

    ―Yo sí ―respondió Andrew, quien era catalogado por sus compañeros como una enciclopedia humana, ya que albergaba dentro de sí muchos conocimientos sobre materiales y artefactos mágicos, y especialmente porque jamás se los callaba―. Se llama lágrima de luna; una piedra que los magos ancianos creaban durante las noches de equinoccio. Se dice que permite a los magos experimentados adentrarse en el futuro. Pero, según tengo entendido, es necesario que lo use un mago de gran fuerza y concentración.

    La profesora miró a Andrew sin cambiar para nada su semblante, pero Victoria y Sebastian notaron de inmediato que estaba sorprendida del conocimiento de un muchacho de la academia sobre un objeto tan poco común.

    ―Tienes toda la razón, Basterbine ―respondió la directora―. Y ahora les llega a ustedes el turno de poseerla. Espero logren darle un buen uso. De cualquier modo, debo advertirles: la piedra está hechizada. Solo les mostrará un instante del futuro. Luego se apagará completamente y quedará inservible. Esto es para que los magos más jóvenes no se adentren demasiado en algo que quizás no puedan comprender, así que deberán usarla con sabiduría.

    Luego de prometer a la directora que serían cuidadosos, salieron de su despacho con una sensación tanto de satisfacción como de alivio. Y es que sus principales sospechas al ser enviados a la dirección, fueron la de ser regañados como si fueran niños; quizás por los daños a la estructura de la escuela, o bien por la exagerada demostración de destrucción que tuvieron en la mazmorra.

    Sus temores desaparecieron al oír hablar a la directora. Ahora no solo se habían librado de un problema que podrían haber tenido, sino que también habían sido premiados con un artefacto mágico que solo era utilizado por magos sabios y poderosos.

    Caminaban por los pasillos del colegio, observando la lágrima de luna que Victoria llevaba en sus manos, y no podían esperar el momento para usarla.

    ―Debo advertirles que lo que la piedra les muestre podría no ser placentero.

    Yixing apareció a un costado de Andrew, hablando pausadamente y sin expresión alguna en su rostro, más que su fría y penetrante mirada.

    ―Mi madre no regalaría un artefacto como ese, a menos que quien lo recibe sea una persona de conocimiento admirable

    Victoria la miró sorprendida, intentando explicarse en qué momento había llegado. Sebastian, sin embargo, mostró una sonrisa irónica, pues conocía a la perfección que ella siempre estuvo allí.

    ―Pero, de cualquier forma, deben estar preparados para lo que sea que pueda mostrarles la piedra, y tener su tercer ojo abierto. Debo irme ahora, les felicito ―una corta reverencia y Yixing se desvaneció como el humo.

    ◆◆◆

    Para Yixing, pasar desapercibida era su don más característico. Aunque en ocasiones se viera envuelta en varios embrollos, obligando a la directora Qing a dar la cara por ella; y era por esa razón por la que, para ese nuevo año en la academia, la joven de diecinueve años de edad había decidido cambiar las riendas de su vida, si quería, en un futuro próximo, ocupar el puesto de su madre.

    Unos pasos más por uno de los tantos pasillos de la academia y Yixing estaría en el salón donde continuamente se ocultaba, hasta que Sophia Halloway —su mejor y única amiga— apareció ante ella evitando que llegase a su destino.

    ―Hola, amiga, ¿cómo estás? ―La molesta voz de Sophia hizo que Yixing caminara más aprisa, tratando de dejarla atrás. Eran buenas amigas, pero normalmente Yixing prefería estar sola, y Sophia jamás se lo permitía.

    ―Estoy bien ―respondió de forma escueta, cuando se dio cuenta que no podría deshacerse de ella― ¿Qué sucede?

    ―He venido a buscarte. Tendremos un gran espectáculo esta tarde. Hoy hay un entrenamiento de combate mágico. ―Sophia se escuchaba emocionada, y cuando lo estaba sonreía de más, mostrando su ancha sonrisa, que le proferían un aspecto siniestro; como el de una hiena a punto de devorar a una cebra.

    ―El cielo está nublado, Sophia. Y aunque disfruto ver cómo los demonios y ángeles se hieren entre sí ―volvió su rostro y observó fijamente los ojos de su amiga, quien de inmediato borró aquella sonrisa de su rostro, puesto que, en ocasiones, la forma en que Yixing la miraba le daba escalofríos―, no creo que sea buena idea salir del salón hoy.

    ―Oh, por favor Yixing, deja por una vez en tu vida de ser tan aburrida y sal al mundo exterior.

    Yixing, molesta ya, la fulminó con la mirada. Empuñó sus manos con fuerza en los costados. Odiaba la actitud pedante de Sophia, que salía de ella aunque esta no quisiera, y eso, en muchas ocasiones, la hacía arrepentirse de haberla conocido.

    ¿Cómo es que nunca pregunto qué pasó el día que nos conocimos? ¿Tan poderoso fue?

    Pensaba Yixing

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