Todos los osos son zurdos
Por Ignacio Padilla
3/5
()
Información de este libro electrónico
Ignacio Padilla
Ignacio Padilla (Ciudad de México, 1968) ha sido estudiante en Edimburgo, editor en México, cervantista en Salamanca, diplomático en Londres y reo de muerte en Tanzania. Su obra narrativa ha cosechado una docena de premios nacionales e internacionales, y ha sido traducida a más dequince idiomas. Entre sus libros sobresalen las colección de relatos Subterráneos (1990) y Las antípodas y el siglo (2001); las novelas Si volviesen Sus Majestades (1996), Amphitryon (Premio Primavera de Novela 2000) y Espiral de artillería (2003). Es también autor de varias novelas para niños y del ensayo El diablo y Cervantes (2005). Ha sido becario de la John Simon Guggenheim Foundation y es miembro del Sistema Nacional de Creadores.
Lee más de Ignacio Padilla
Por un tornillo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Miguel de Cervantes: Caballero de las desdichas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesÚltima escala en ninguna parte Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El hombre que fue un mapa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Relacionado con Todos los osos son zurdos
Libros electrónicos relacionados
El libro salvaje Calificación: 4 de 5 estrellas4/5República mutante Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesClandestino Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La excepción de la regla Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl enmascarado de lata Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La mala del cuento Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Amadís de anís… Amadís de codorniz Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El agujero negro Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Yoyo el mago Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rincones tenebrosos: Dos novelas para tener pesadillas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Buscalacranes Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Alguien en la ventana Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El pie que no quería bañarse Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las golosinas secretas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos para los días de lluvia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Pancho Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn pajarito me contó Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMamá Tlacuache: Vol. II Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAna, ¿verdad? Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La lista secreta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas niñas ya no quieren ser princesas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El cocodrilo de la tina Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVíboras vivas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Patitas y alas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Fantasmas, espectros y otros trapos sucios Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Shep Sueña Con Un Hogar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mis padres son lo máximo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Quiero ser la que seré Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La ovejita negra Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Estrella Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Acción y aventura para niños para usted
El progreso del peregrino (edición para niños) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Harry Potter y la piedra filosofal Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Harry Potter y la Orden del Fénix Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Harry Potter y la cámara secreta Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Harry Potter y el prisionero de Azkaban Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Libro de cuentos infantiles: Cuentos para dormir para niños. Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La mala del cuento Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Correr o morir Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Mundo del Circo: Cuentos para niños, #2 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHarry Potter y el cáliz de fuego Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Donde surgen las sombras Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Heartsong. La canción del corazón Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El león, la bruja y el ropero Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Despertar de los Dragones (Reyes y Hechiceros—Libro 1) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Harry Potter y el misterio del príncipe Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los escribidores de cartas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Una Promesa De Gloria (Libro #5 De El Anillo Del Hechicero) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las pruebas del sol Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un Rito De Espadas Libro #7 De El Anillo Del Hechicero Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La guerra del bosque Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Un cuento de fuego Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una Princesa Diferente - Princesa Pirata (Libro infantil ilustrado) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos para dormir a Elías Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Siete reporteros y un periódico Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Correr o morir (renovación) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEstas brujas no arden Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un Mar De Armaduras (Libro #10 De El Anillo Del Hechicero) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Virus letal - El comienzo (renovación) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Mundo de Sasha: Cuentos para niños, #1 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Comentarios para Todos los osos son zurdos
3 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Todos los osos son zurdos - Ignacio Padilla
La Ley Rulo de la Rompitud de las Cosas
Rulo tiraba cosas. No lo hacía adrede: simplemente se le caían. Casi siempre tiraba cosas que se rompían con facilidad. No se le caían las hojas de papel ni los calcetines ni las borlas de algodón que usaba su mamá para quitarse el maquillaje. A él se le caían los vasos de vidrio y los floreros, sobre todo si eran caros. Se le caían las esferas de Navidad y los barcos de madera que armaba su papá.
A veces Rulo no tenía que tirar algo para romperlo. Si chutaba un balón, rompía una ventana. Si se agachaba para recoger un lápiz, rompía una silla con la cabeza. El caso es que siempre estaba rompiendo algo.
Desde luego, Rulo también podía tirarse y romperse a sí mismo. Tropezaba siempre, con las banquetas, con los muebles, con el suelo. Aunque era muy joven, Rulo se había dado muchos golpes en la vida. En las fotos familiares aparecía como un bebé con la frente llena de chipotes. Por eso ahora tenía la cabeza más dura que una bala de cañón. ¡Había logrado que su cuerpo fuera un peligro para cualquier cosa rompible que se atravesara en su camino!
Durante un tiempo, Rulo pensó que tropezaba porque nunca le enseñaron a amarrarse las agujetas. Entonces inventó un nudo complicadísimo al que llamó Nudo Ruliano. Desde ese día sus zapatos no se desataban por más que uno lo intentara. Pero Rulo no dejó de tropezar. Era como si un ejército de enanos le metiera el pie a cada rato. ¡Cómo le hubiera gustado mandar a esos enanos a la estratósfera! Pero los enanos eran invisibles, así que nunca consiguió atraparlos. De modo que siguió rompiendo cosas.
Los padres de Rulo eran científicos y trabajaban en un laboratorio. La gente decía que eran muy sabios, pero ellos decían que la naturaleza es todavía más sabia que los científicos, pues tiene sus propias leyes y siempre las obedece. También decían que todas las cosas pueden ordenarse en listas enormes y que el universo entero estaba hecho de números. A la madre de Rulo le gustaba hacer listas y a su padre le gustaban los números. Cuando estaban juntos, hacían listas de cosas, les ponían números y estudiaban las leyes de la naturaleza. Eso los divertía muchísimo.
A Rulo no le divertían tanto los números ni las listas ni las leyes de la naturaleza porque, entre otras cosas, sus padres habían creado una Tabla Numérica de Castigos sobre los objetos que rompía su hijo: quebrar un vaso de vidrio significaba cinco días sin usar su patineta, tres ventanas rotas equivalían a un mes entero sin ver a sus primos, destrozar un animalito de porcelana de la abuela podría costarle hasta dos semanas de lavar platos. En cambio, si rompía uno de sus juguetes sólo lo mandaban a la cama sin cenar.
Rulo
