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Mirando solo a la tierra: Cine y sociedad espectadora en Medellín (1900-1930)
Mirando solo a la tierra: Cine y sociedad espectadora en Medellín (1900-1930)
Mirando solo a la tierra: Cine y sociedad espectadora en Medellín (1900-1930)
Libro electrónico318 páginas4 horas

Mirando solo a la tierra: Cine y sociedad espectadora en Medellín (1900-1930)

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Información de este libro electrónico

Una parte de aquello que somos se la debemos al cine. El cine es más que un medio, es un espacio de encuentro, un acto de magia y un mito que marcó a los pobladores de nuestras ciudades en la primera mitad del siglo XX. Esta investigación narra el interesante y divertido proceso cultural de cómo el cine y otros espectáculos fueron vistos por los pobladores de Medellín entre 1900 y 1930. Pero también cuenta cómo los medellinenses usaron el cine: un sastre que atraía clientela con el proyector; un proyeccionista que hacía sonar cadenas al paso de los esclavos en la pantalla; unas prostitutas que aprovechaban la oscuridad de la proyección para trabajar, y especialmente unos pobladores que construyeron para sí una noción del mundo al relacionarse en los teatros. El libro, que constituye un aporte novedoso al debate sobre la incidencia de los medios de comunicación en la cultura, también contribuye a la historia cultural del cine y a las teorías de la comunicación, por lo que se dirige tanto a expertos como a lectores interesados en los relatos urbanos y el cine. La historia del país ha explorado con relativo éxito el impacto que las transformaciones económicas, políticas y sociales han tenido en la sociedad, pero apenas estamos explorando la incidencia de fenómenos mediáticos sobre la cultura. Mirando solo a la tierra narra, entonces, la búsqueda de lo que somos gracias al cine que hemos visto.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 ago 2013
ISBN9789587167665
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    Mirando solo a la tierra - Germán Franco Díez

    Mirando solo a la tierra

    Cine y sociedad espectadora en Medellín

    (1900-1930)

    GERMÁN FRANCO DÍEZ

    Reservados todos los derechos

    © Pontificia Universidad Javeriana

    © Germán Franco Díez

    Primera edición

    Bogotá, D.C., septiembre de 2013

    ISBN 978-958-716-766-5

    Número de ejemplares: 300

    Impreso y hecho en Colombia

    Printed and made in Colombia

    Corrección de estilo

    William Castaño Marulanda

    Diseño de colección

    Isabel Sandoval

    Diagramación y montaje de cubierta

    Isabel Sandoval

    Desarrollo ePub

    Lápiz Blanco S.A.S

    Editorial Pontificia Universidad Javeriana

    Carrera 7a n.° 37-25, oficina 1301

    Edificio Lutaima

    Teléfono: 3208320 ext. 4752

    www.javeriana.edu.co

    Bogotá, D. C.

    Franco Díez, Germán

    Mirando solo a la tierra : cine y sociedad espectadora en Medellín 1900-1930 / Germán Franco Díez. -- 1a ed. -- Bogotá : Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2013. -- (Taller y oficio de la historia).

    240 p. ; 24 cm.

    Incluye referencias bibliográficas (p. 235-240).

    ISBN: 978-958-716-663-7

    1. CINE - HISTORIA - MEDELLÍN (COLOMBIA) - 1900-1930. 2. PROYECCIÓN CINEMATOGRÁFICA - HISTORIA - MEDELLÍN (COLOMBIA) - 1900-1930. 3. HISTORIA SOCIAL - MEDELLÍN (COLOMBIA) - 1900-1930. 4. MEDELLÍN (COLOMBIA) - HISTORIA - 1900-1930. I. Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Ciencias Sociales. Departamento de Historia y Geografía.

    CDD 791.4309861262 ed. 21

    Catalogación en la publicación - Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S.J.

    dff. Septiembre 10 / 2013

    Para mi esposa Amanda y mis hijas Sofía e Irene. A la memoria de mi hermano Andrés.

    AGRADECIMIENTOS

    D

    eseo dar un agradecimiento especial al profesor Jesús Martín Barbero por sus aportes para la realización de este trabajo; fue un generoso asesor y director de investigación en su fase de diseño y me ayudó a enfocar el trabajo, a construir parte importante de la base conceptual sobre la cual descansa, a organizar la estructura y a confiar en mis pasiones.

    También agradezco al profesor Germán Rodrigo Mejía Pavony por la asesoría y dirección en la elaboración de la tesis, por sus aportes conceptuales y metodológicos, y por sus invaluables contribuciones en relación con el oficio del historiador.

    Agradezco a las personas que me ayudaron en la realización de este trabajo: a Jonni Alexander Giraldo, quien apoyó el rastreo de prensa entre 1914 y 1930 y a Amanda María Segura, quien apoyó la edición del texto así como el análisis y organización de las fichas de fuente primaria.

    Quiero agradecer y rendir un homenaje a todos los maestros de historia y comunicación, de cuyas lecciones he tenido el honor de ser beneficiario, especialmente en las maestrías de Historia de la Universidad Nacional de Medellín y de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá.

    INTRODUCCIÓN

    De las escaseces que en estos días hemos soportado, ninguna tan negra como la del cine. ¡Ya no podemos vivir sin la película! Con el maíz, el alumbrado y el combustible, ella entra en nuestras diarias necesidades. Pero, al fin, el agua santa del cielo y la empresa electricista fueron servidas de volvernos, por las pascuas, el bien precioso, envidia de los dioses.

    TOMÁS CARRASQUILLA

    A

    lgo transformó a los habitantes de Medellín entre 1900 y 1930: el cine. La historia de cómo llegó el cine a la ciudad y cómo fue usado; qué películas se proyectaron, en dónde, cómo se proyectaron, cómo las veía la gente, cómo se percibían sus relatos e imágenes; qué prácticas culturales se desataron y cuáles se debilitaron ante la proyección cinematográfica y qué nuevos relatos y representaciones construyó Medellín acerca de sí misma gracias al cine son los temas que aborda este libro. El trabajo se desarrolla en el campo de la relación entre las proyecciones cinematográficas y la configuración de socialidades urbanas en Medellín. Se trata de analizar la incidencia del cine en la configuración de imaginarios, en la generación de nuevas maneras de estar juntos en la ciudad y en el surgimiento de lo que en este trabajo se llama sociedad espectadora.

    ¿Cómo influyó el cine en las socialidades urbanas de Medellín? Esta pregunta me exigió profundizar críticamente en ciertos juicios previos sobre dos asuntos; por un lado, sobre la idiosincrasia de lo paisa, pues sospecho en las afirmaciones sobre idiosincrasia algún nivel de generalización que amerita estudios más rigurosos y desprejuiciados. A este respecto es necesario aclarar que el presente trabajo no da cuenta del universo complejo de socialidades que surgen en la vida urbana, pero sí de aquellas más directamente asociadas a las proyecciones cinematográficas y de cómo eran, pensaban y percibían los medellinenses en las tres primeras décadas del siglo XX, al menos en sus relaciones durante los espectáculos públicos.

    El otro asunto sobre el cual esta obra busca profundizar es el relacionado con el mito del cine; se ha construido un relato romántico sobre la forma como el cine llegó a las sociedades y las transformó mágicamente, sin historia, sin gente, sin relato, sin proceso y, especialmente, sin conflicto; como si hubiera sido suficiente con encender los proyectores de cine para que los pobladores cambiaran su manera de ver el mundo. Esta investigación buscó indicios de la presencia o no de tensiones en las formas como el cine fue visto por los pobladores de la ciudad de Medellín entre 1900 y 1930, en especial buscó entender las proyecciones de cine como un proceso cultural. Con estos hallazgos se busca hacer un aporte al estudio de la forma como la historia ha visto el cine.

    Parte importante de la idiosincrasia de los medellinenses se le debe al cine, pues este, más que un medio, es un espacio de socialización mediante el cual la sociedad espectadora potencia con fuerza condiciones generadoras de identidad. En este trabajo, por ejemplo, se presentan indicios que dan cuenta de las proyecciones del cinematógrafo como el primer gran espacio de encuentro urbano entre ricos y pobres para el disfrute y el ocio —después del teatro, espacio que en Medellín preparó a la sociedad para la recepción del cine—. Hasta la aparición del cinematógrafo las actividades de ocio estaban más o menos diferenciadas para las clases sociales: los ricos hacían paseos dominicales, montaban a caballo, disfrutaban de las zonas verdes del vecino sector de El Poblado, mientras los pobres usaban una quebrada cercana para el baño dominical y jugaban dados a escondidas del clero. Y aunque algunas actividades masivas y públicas ya habían posibilitado que se reunieran ricos y pobres en un mismo espacio, el cine hizo que se encontraran todos y mezcló los modos de ver de las expresiones populares como el circo y los espectáculos de magia, con los de las expresiones preferidas por la élite, como la ópera y el teatro. Gracias al cine hubo más encuentro, más intercambio entre las diferentes clases sociales.

    En este trabajo se analizan las ofertas diversas de entretenimiento que la ciudad hacía a los pobladores y las formas como los medellinenses consumieron esa oferta y establecieron relaciones en torno a ellas y entre ellos; es decir, cómo la participación en espectáculos públicos fue generando nuevos modos de ver, pero también cómo esos modos de ver y esos nuevos hábitos de consumo de espectáculos dieron origen a una sociedad distinta a la parroquial: la sociedad espectadora. Uno de estos espectáculos fue el cine y la hipótesis de este trabajo es que la asistencia al espectáculo cinematográfico transformó las relaciones sociales en Medellín a tal punto que fue determinante en la configuración de dicha sociedad espectadora.

    Hoy, en teoría, hay consenso acerca de la incidencia del cine en la cultura y se acepta que este no solo ha sido una forma de entretenimiento, sino que plantea imaginarios, desata procesos de socialización, genera identificaciones; propone maneras de imaginar y vivir en el mundo. Pero existen relativamente pocos estudios en los cuales se verifique la forma como el cine logra esto. En ese sentido, este trabajo acoge la invitación hecha por Peter Burke en cuanto a considerar la imagen como fuente de investigación para la historia.¹

    Entre los antecedentes teóricos están los trabajos sobre historia del cine, como la obra clásica de Georges Sadoul, Histoire générale du cinéma. Entre los teóricos que estudian el cine como proceso cultural o aportan elementos para hacerlo están: Roger Chartier, quien estudió la relación entre el libro y sus usos en las sociedades del Antiguo Régimen en Europa;² Sigfried Kracauer, quien realizó estudios que evidencian la presencia de profundos sentidos en la cultura alemana desde las primeras películas expresionistas hasta la propaganda nazi;³ un trabajo similar con la pintura fue el realizado por John Berger del cual se retoma para esta investigación la categoría de modos de ver, entendida como el conjunto de prácticas culturales asociadas a la recepción de contenidos visuales.⁴ Esas maneras o modos de ver, hacen referencia no solo al momento de la exposición del individuo ante la obra cinematográfica, sino a los usos sociales que se dio al cine, a las formas colectivas de actuación, a los rituales en la proyección, a las formas de relación alrededor del espectáculo y, especialmente, a los imaginarios, referentes y temas que el cine propuso y la forma como fueron asumidos.

    Los trabajos de Jesús Martín Barbero y Armando Silva en Colombia, Valerio Fuenzalida en Chile, Néstor García Canclini, Guillermo Orozco, Carlos Monsiváis y Rossana Reguillo en México, entre muchos otros, son antecedentes sin los cuales este libro no habría sido posible, pues ellos han incursionado desde distintas visiones en el campo de investigación en comunicación y cultura en América, universo en el cual se inspira este trabajo. Para el caso particular de Medellín, es significativo el aporte que hizo el trabajo de Edda Pilar Duque.

    Esta investigación pretende hacer aportes en varias direcciones. Por un lado, busca concretar en investigaciones específicas de procesos culturales el supuesto general según el cual los medios de comunicación no crean algo de la nada, pero sí aceleran tendencias profundas (motivos⁶ para Chartier), sean estas las más tradicionales y arraigadas en la cultura o las nuevas socialidades que, en este caso, propuso la modernidad a través del cine. Los medios aceleran tales tendencias y las desatan más allá de la percepción inmediata y racional de la sociedad, pero aparte del postulado teórico se requiere de estudios específicos y de casos concretos en los cuales se evidencien las formas como opera esa aceleración.

    Por otro lado, este trabajo indaga sobre la manera como el cine en Medellín jugó un papel importante en el proceso de modernización, urbanización y civilización de la sociedad. Más que un medio de comunicación, el cine fue una mediación importante entre la cultura del campo y la cultura de la ciudad. Pero esta mediación no fue tanto un proceso individual, sino colectivo, cultural, de encuentro entre muchas maneras de ver el mundo que, entre otras cosas, se transformaron viendo cine.

    Uno de los aspectos más polémicos en relación con el cine es su incidencia en la percepción sobre la educación. Aunque las instituciones de la época esperaban que el cine ayudara en las labores pedagógicas, este no tuvo el impacto deseado, pues las películas no habían sido diseñadas para tales propósitos. Veamos, por ejemplo, lo que escribía en 1912 don Marco Fidel Suárez, ministro de Instrucción Pública de la época, sobre la relación entre la educación y la formación religiosa, y la creencia en que ser civilizado no podía llevar a la sociedad a alejarse del catolicismo:

    [...] la labor oficial del gobierno enderezada a formar la niñez y la juventud en las virtudes y en los conocimientos necesarios, tiene que dirigirse en armonía con la religión de la Nación Colombiana, forma esencial del Cristianismo, el cual es el distintivo internacional de los estados civilizados [...] .

    Otro de los aportes de este trabajo tiene que ver con el interés de acercar la historia cultural a la historia de la comunicación. El libro invita a que los historiadores y la Historia revisen los procesos históricos asociados a las formas de comunicación de las sociedades, de manera que estas tengan mayor criterio al momento de enfrentarse a las tecnologías y a las tensiones que el encuentro con otros y con lo desconocido generan. Una propuesta adicional de este trabajo, dirigida a los teóricos de la comunicación, consiste en invitarlos a evitar la construcción de teorías ahistóricas sobre el presente, aisladas de los procesos culturales de las sociedades, que por lo general formulan planteamientos de comunicación que magnifican el poder de la tecnología y no permiten profundizar en las interesantes dinámicas culturales que se tejen en las prácticas de producción y consumo de medios.

    Los procesos relatados en este trabajo pretenden ser una contribución a los aspectos anteriormente señalados, aporte que se amplía con los anexos que aparecen al final, entre ellos el listado de películas exhibidas en el periodo estudiado y el listado de espectáculos públicos de entretenimiento entre 1908 y 1916.

    El cuerpo de la presente investigación empieza con la sustentación de los principales conceptos que guían este trabajo, para clarificar y caracterizar el tránsito de una sociedad rural, parroquial, a una sociedad espectadora; luego se identifican los modos de ver en la sociedad parroquial a través de la descripción de los espectáculos públicos distintos al cine; después se describe la llegada del cine y los primeros usos que la ciudad le dio, para pasar a explicar las formas como el cine encantó a los medellinenses.

    Dentro del cuerpo del trabajo se relatan los procesos de construcción, los usos y el ocaso de los teatros y otros espacios de proyección cinematográfica. Igualmente, se relata el proceso de introducción del cinematógrafo en la vida de la ciudad, incluyendo tanto la descripción de los datos y acontecimientos, como la narración del proceso cultural que desató el cine desde el punto de vista de los espectadores. En especial, se hace un recorrido por las formas como los espectadores y la prensa se refirieron al cine en distintos momentos del periodo en estudio.

    Los periodos señalados en los distintos capítulos son aproximados. No se puede afirmar tajantemente que los procesos descritos en los capítulos tres, cuatro y cinco empiezan y terminan única y exclusivamente en los años señalados, pero se han incluido como referente de la descripción más o menos cronológica del proceso de configuración de la sociedad espectadora: la ciudad sin cine, los inicios de la configuración de la sociedad espectadora y su consolidación definitiva.

    De otra parte, cabe anotar que la investigación exigió la confluencia de herramientas metodológicas usadas por diferentes disciplinas. Recogemos aquí la experiencia de la historia de la vida cotidiana y la historia de la vida material, que han desarrollado métodos probados para aproximarse a archivos no muy institucionalizados e interpretar la información de manera rigurosa. Particularmente, partimos de la propuesta de la historia cultural y su metodología para indagar sobre el papel del libro en las sociedades del Antiguo Régimen. Para el desarrollo de la investigación fue básico el rastreo de prensa de la época —fuentes muy importantes fueron los periódicos El Colombiano y El Bateo—, que permitió la revisión de titulares, carteleras, críticas de cine, noticias relacionadas y la Clasificación moral de las películas), así como el de las cartas pastorales y escritos editados por el Secretariado Arquidiocesano de Medellín, cuyo autor fue Humberto Bronx, sacerdote antioqueño que con dicho pseudónimo se convirtió en una figura significativa de la historia de la ciudad, especialmente de la historia relacionada con los espectáculos públicos. Para esta investigación, sus textos constituyen una fuente primaria sobre la manera en que el cine fue percibido por la Iglesia. Hasta finales del siglo XX escribió en el periódico El Colombiano la Clasificación moral de las películas y publicó desde mediados del siglo varios trabajos sobre espectáculos públicos en Medellín (publicaciones referidas al cine, a los libros, al toreo, a la novela, el cuento y los artistas). También se utilizaron como fuentes para el presente trabajo mapas, fotografías y notas publicitarias de la época.

    La historia del país ha explorado con relativo éxito el impacto que en las personas y en la sociedad han tenido las obras de infraestructura y las transformaciones económicas, políticas y sociales; pero los historiadores apenas empiezan a analizar la incidencia de la comunicación sobre la cultura. Esta obra hace un aporte en este campo, en particular sobre la búsqueda de lo que somos gracias al cine que hemos visto.

    Es frecuente que los investigadores se aproximen a este tipo de temas con conceptos como sociedad de consumo, de masas, receptora o del espectáculo; pero los archivos no mostraron una sociedad de consumo, ni la sociedad de masas apareció en los registros de la época, ni se evidencia solamente la sociedad receptora; de otra parte, el cine tardó años para convertirse en espectáculo. Es decir, conceptos como sociedad de masas, sociedad de consumo, sociedad receptora y sociedad del espectáculo, con los cuales es frecuente describir la relación entre los medios y la sociedad, no son suficientes para describir la relación entre la cultura y las proyecciones de cine. Por consiguiente, es importante mencionar algunos conceptos como el de sociedad espectadora, antes de pasar a la narración de los acontecimientos hallados en los archivos.

    CAPÍTULO PRIMERO

    Hacia una sociedad espectadora

    En achaques de estética hay opiniones bastante peregrinas. Don Juan Varela, el colega de Tomás Márquez y con ellos otros, sostienen que lo artificial es más bello que lo natural: que un paisaje es más hermoso pintado que visto; que el retrato de una beldad cualquiera es superior a la mujer en carne y hueso; que la ficción de la vida es más poderosa que la vida misma.

    TOMÁS CARRASQUILLA

    E

    l cine, evidentemente, ha influido sobre la cultura audiovisual de los seres humanos. Durante siglos, diferentes culturas procuraron crear y recrear imágenes en movimiento y algunas lo lograron, de este esfuerzo surgieron: la linterna mágica de los árabes, las sombras chinescas, los diversos juegos de imágenes fijas sobre papeles en movimiento, hasta los inventos previos al cine mismo como el kinetoscopio, el zoótropo, el estroboscopio y otros. Pero el cine, esa proyección de imágenes en movimiento que utiliza una emisión de luces y sombras, tan aparentemente fiel a la realidad, es un fenómeno único del siglo XX y ha influido sobre la forma como los seres humanos percibimos el mundo.

    El cine ha repercutido sobre las diversas maneras de imaginar el mundo, sobre la socialidad de los ciudadanos —para mencionar un ejemplo obvio, en el siglo XIX no existían los grupos de cineclub— y sobre las formas de disfrute del tiempo libre —lo cual se explica por ser el cine una forma de entretenimiento, pero también porque es posible que el cine haya influido en ciertas costumbres para el disfrute del ocio—. En fin, el cine contribuyó a cambiar formas de ser, actuar y pensar, tanto individuales como colectivas, o al menos acentuó, o profundizó, tendencias arraigadas en la sociedad. Pero ¿cómo lo hizo? ¿cuál es la lógica que hace que este medio maravilloso, envidia de los dioses —como escribió Tomás Carrasquilla—, influya en la sociedad? Esta pregunta guía el presente trabajo y será sustentada en los siguientes apartados. Para comprenderla mejor, menciono algunas investigaciones y conceptos que sirven como antecedente y construcción del enfoque.

    Relación entre el cine y la sociedad

    La historia ha desarrollado diversas maneras de abordar la historia de la cultura: desde el análisis del proceso artístico que inicia en el siglo XVI con la obra de Giorgio Vasari Vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos,⁸ hasta las investigaciones que han pretendido hacer evidente la cultura como producto o determinación de estructuras socioeconómicas, pasando por el registro de acontecimientos y personajes que han marcado la producción de obras artísticas, las investigaciones antropológicas y semiológicas de diversas escuelas y corrientes que han buscado interpretar la producción cultural de diferentes sociedades, la historia de las mentalidades, la historiografía de la vida cotidiana y de la vida material, entre muchas otras.

    Otra manera de abordar la historia de la cultura fue propuesta por Roger Chartier en su aproximación a la historia del libro en las sociedades del Antiguo Régimen en Europa:

    La cuestión esencial que esta historia nos plantea es la de las relaciones existentes entre las modalidades de apropiación de los textos y los procedimientos de interpretación que sufren. ¿Cómo los textos, convertidos en objetos impresos, son utilizados (manejados), descifrados, apropiados por aquellos que los leen (o los escuchan a otros que leen)? ¿Cómo, gracias a la mediación de esta lectura (o de esta escucha), construyen los individuos una representación de ellos mismos, una comprehensión de lo social, una interpretación de su relación con el mundo natural y con lo sagrado?

    El trabajo de Chartier, así como otros tipos de aproximación emprendidos por parte de algunos historiadores, principalmente franceses, que han trabajado con el enfoque de historia cultural, ha demostrado la posibilidad de enriquecer la historiografía con una historia de la cultura que penetra en la relación que el consumidor (lector, escucha o espectador) establece con la obra y con otras personas a raíz de los usos que da a la obra. Un trabajo similar con la pintura fue el que realizó John Berger,¹⁰ quien introdujo el concepto de los modos de ver y a partir de este analiza cómo los ingleses fueron construyendo una propia manera de mirar gracias a las galerías de arte; algo similar a lo

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