LOS CAMINOS DE LA PLATA AMERICANA
La plata americana permitió a la España del Siglo de Oro acometer colosales empresas y extender su dominio por todo el orbe. El Nuevo Mundo volcó sobre los reinos de Castilla más de 16.000 toneladas de plata en el transcurso del siglo xvi, 26.000 toneladas en el siguiente y otras 39.000 en el xviii. Trasladados obligadamente a Sevilla y luego a Cádiz, los caudales de plata se distribuyeron sin trabas por la monarquía hispánica, para luego ser conducidos en proporciones cada vez mayores a diversos lugares de Europa y alcanzar India, China y Japón, surcando los océanos o por tierra a través del Imperio turco.
Los metales preciosos extraídos de la América española generaron una excepcional liquidez, y, durante los siglos xvi y xvii, fueron un factor esencial, si no el decisivo, de un comercio internacional que experimentaba ya una primitiva globalización. Entre 1540 y 1700 discurre una edad de plata, y una moneda castellana, el real de a ocho, o piastra, se expande hasta los confines de Poniente y Levante. La plata disponible alcanza un predominio incontestable como medio de pago sobre el oro, que, hasta su resurgir en el siglo xviii, circula poco, se atesora o se invierte en gastos
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