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Entre ausencias y presencias ausentes: Los textos escolares y el lugar de lo negro en la enseñanza de la historia de Colombia, 1991-2013
Entre ausencias y presencias ausentes: Los textos escolares y el lugar de lo negro en la enseñanza de la historia de Colombia, 1991-2013
Entre ausencias y presencias ausentes: Los textos escolares y el lugar de lo negro en la enseñanza de la historia de Colombia, 1991-2013
Libro electrónico239 páginas2 horas

Entre ausencias y presencias ausentes: Los textos escolares y el lugar de lo negro en la enseñanza de la historia de Colombia, 1991-2013

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Entre ausencias y presencias ausentes analiza las representaciones sociales a través de las cuales se (in)visibiliza la dimensión histórica de lo negro, en las explicaciones acerca del periodo colonial que proponen los textos escolares de ciencias sociales publicados en Colombia desde 1991 hasta la actualidad. El estudio de dichos dispositivos pedagógicos se apoya en tres núcleos de discusión: la ausencia de África y la diáspora africana como referentes históricos; las concepciones esencialistas acerca de la esclavitud, y las nociones restringidas de mestizaje. Estos núcleos evidencian la con_x001F_figuración de una serie de distancias y tensiones entre los planteamientos históricos establecidos en los textos escolares y las reivindicaciones educativas alrededor de la valoración de la multietnicidad y la pluriculturalidad que se dan en Colombia a partir de 1991.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 mar 2016
ISBN9789587810158
Entre ausencias y presencias ausentes: Los textos escolares y el lugar de lo negro en la enseñanza de la historia de Colombia, 1991-2013

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    Entre ausencias y presencias ausentes - Nilson Javier Ibagón Martín

    ENTRE AUSENCIAS Y

    PRESENCIAS AUSENTES

    Los textos escolares y el lugar de

    lo negro en la enseñanza de la historia de Colombia, 1991-2013

    NILSON JAVIER IBAGÓN MARTÍN

    Reservados todos los derechos

    ©  Pontificia Universidad Javeriana

    © Nilson Javier Ibagón Martín

    Primera edición

    Bogotá, D. C., marzo de 2016

    ISBN 978-958-716-913-3

    Impreso y hecho en Colombia

    Printed and made in Colombia

    Editorial Pontificia Universidad Javeriana

    Carrera 7.a n.° 37-25, oficina 1301

    Edificio Lutaima

    Teléfono: 3208320 ext. 4752

    www.javeriana.edu.co

    Bogotá, D. C.

    Corrección de estilo

    María Claudia Rojas

    Diseño de colección

    Isabel Sandoval

    Diagramación y

    montaje de cubierta

    Marcela Godoy

    Desarrollo ePub

    Lápiz Blanco S.A.S

    Imagen de cubierta

    Anamnesis. Digitalización, xilografía original del P. Arturo Araujo S. J.

    Ibagón Martín, Nilson Javier, autor

    Entre ausencias y presencias ausentes : los textos escolares y el lugar de lo negro en la enseñanza de la historia de Colombia, 1991-2013 / Nilson Javier Ibagón Martín. -- Primera edición. -- Bogotá : Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2016.

    144 páginas : ilustraciones ; 24 cm

    Incluye referencias bibliográficas.

    ISBN : 978-958-716-913-3

    1. HISTORIA – ENSEÑANZA – COLOMBIA - 1991-2013.  2. LIBROS DE TEXTO – COLOMBIA - 1991-2013.  3. NEGROS - HISTORIA. I. Pontificia Universidad Javeriana.

    CDD  372.89 edición 21

    Catalogación en la publicación - Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S.J.

    inp Marzo 14 / 2016

    A mi madre y padre, quienes a través de su amor

    me permitieron conocer y recorrer

     mundos que desde la

    distancia parecían imposibles.

    A Nilen y Violetta, por dar sentido

     a mi vida.

    A mi hermana, por ser una luz

    en momentos de oscuridad.

    Bajo la sombrilla de la interculturalidad los libros de texto que se publican responden a una política de representación que, incorporando muchas imágenes de indígenas y de los pueblos negros, solo sirven para reforzar estereotipos y procesos coloniales de racialización

    Catherine Walsh

    Es necesario comprender y valorar el tipo de incidencia del aporte afro a nuestra identidad mestiza, convencidos del rol irremplazable que cumple cada pueblo en la historia humana, en tanto representa una forma diferente e insustituible de vida

    Dina Picotti

    AGRADECIMIENTOS

    Escribir el presente libro fue una tarea difícil y de largo aliento, la cual requirió del apoyo de personas que, directa o indirectamente, aportaron elementos significativos a los procesos de investigación y escritura. Por eso, quiero agradecer a quienes por medio de su acompañamiento y presencia constante me fortalecieron para iniciar, desarrollar y concluir esta iniciativa académica.

    En primer lugar, a mi esposa e hija, quienes me transmitieron constantemente paz y tranquilidad en momentos claves del desarrollo de la investigación. A mi madre y padre, por enseñarme el valor de la entrega, la rigurosidad y la disciplina en la consecución de los objetivos trazados, criterios que fueron centrales para culminar el presente libro. A mi hermana por su apoyo incondicional y cercano.

    En segundo lugar, al profesor Rafael Antonio Díaz Díaz por los comentarios acertados y los diálogos académicos fecundos que sostuvimos en Bogotá y Buenos Aires en torno a la propuesta general del libro. Sin su apoyo y aliento constante no hubiese sido posible la elaboración del trabajo. A los profesores Álvaro Oviedo Hernández y María Isabel Mena García, quienes a través de los comentarios críticos que realizaron al manuscrito me permitieron enriquecerlo teórica y metodológicamente.

    Finalmente, quiero agradecer a Fabián Gamba, César Chavarro, Yesid González Perdomo y Fabián Llano, quienes por medio de numerosas conversaciones académicas desarrolladas a lo largo de los últimos años en espacios fraternos me han permitido avanzar en la comprensión de las complejidades teóricas y prácticas que definen la enseñanza de las ciencias sociales en el país.

    INTRODUCCIÓN

    Históricamente, a lo largo de los siglos XIX y XX, la matriz social y cultural africana —conjuntamente con la indígena— fue excluida del relato oficial que se construyó alrededor de los antecedentes, la formación y la consolidación del Estado-nación colombiano. No obstante, dicha marginación, a partir de la expedición de la Constitución de 1991 y el consecuente fortalecimiento de los discursos sobre la defensa de la multietnicidad y el pluriculturalismo, se ha buscado a lo largo de más de veinte años combatir la idea de inferioridad moral e intelectual atribuida a la población afrodescendiente del país, ampliando con ello las luchas históricas de los movimientos sociales.

    Al menos discursivamente, esta tarea se ha venido llevando a cabo desde espacios de socialización como la escuela, lugar —aunque no el único— desde donde, directa o indirectamente, han circulado con gran impacto discursos de carácter racista, centrados en la exclusión del otro diferente. De esta forma, temas como la otredad, con muy poco o nulo despliegue en el sistema educativo colombiano —particularmente en la básica y la secundaria—, comenzaron a ser paulatinamente tenidos en cuenta en los entornos escolares desde la década del noventa del siglo XX hasta la actualidad, como discursos que se debían integrar al estudio y entendimiento de la conformación de la identidad nacional. Aun más, el tratamiento de estos temas, aunque partía de un mandato constitucional, se nutría a la vez de discusiones académicas y pedagógicas en torno a la renovación de la enseñanza escolar de la historia y las ciencias sociales.

    Dentro de este marco general, a las ciencias sociales escolares se les asignó, desde dinámicas curriculares formales por parte de instancias oficiales (Ministerio de Educación Nacional), la responsabilidad de divulgar y socializar estos discursos a las nuevas generaciones, lo que directamente implicaba una renovación en sus marcos teóricos y pedagógicos. En el caso de la enseñanza de la historia, pensar la otredad y la alteridad suponía el reto de visibilizar y dar lugar a grupos poblacionales excluidos históricamente como los afrodescendientes e indígenas, diluidos en la imagen de lo colombiano sin tener en cuenta sus diferencias, características específicas y mucho menos sus aportes a la construcción de lo que llamamos Colombia. Para la historia, desde su dimensión como saber escolar, se establecía el reto de superar los discursos del mestizaje, sustentados en la idea de homogeneidad cultural, desde los cuales se había entendido y enseñado el pasado del país.

    Hacia mitad de la década del ochenta y pese a intensos debates, se promovió la renovación epistemológica y pedagógica de los textos escolares de ciencias sociales que, amparados en el movimiento de la nueva historia, establecieron propuestas más críticas del pasado nacional, las cuales se alejaban en parte de las versiones oficiales instauradas por la Academia Colombiana de Historia. El texto escolar se convirtió entonces en un espacio prometedor —tomando como referencia el contexto favorable de la legislación general y educativa— que permitía la renovación de la enseñanza de la historia para abordar desde ópticas más profundas el pasado y el presente de afros e indígenas. Este proceso viabilizaba la construcción de una memoria que llevaría a las nuevas generaciones y a la sociedad en general a saldar deudas pendientes con estos grupos y su pasado, planteando así un futuro en el que la unidad nacional, en medio de la diversidad cultural, aparecía imperante.

    Aunque las deudas acumuladas con los pueblos indígenas y afros en términos de su reconocimiento en la enseñanza como agentes históricos eran inmensas —especialmente desde el marco de mediaciones curriculares como los textos escolares—, de manera particular con este último grupo, esos débitos habían cobrado dimensiones en muchos casos más complejas y profundas, pues los niveles de invisibilización y estereotipia eran mayores en comparación con los primeros, a quienes se les había dado un mayor reconocimiento, tanto en extensión como en análisis de su pasado¹. Los textos escolares debían ahora, no solo mejorar sus análisis sobre los pueblos indígenas, sino (obedeciendo tanto a la renovación curricular como a las disposiciones contenidas en la Ley 70 de 1993² y a los lineamientos de la Cátedra Afrocolombiana) incorporar a comunidades que, como las negras, nunca habían sido consideradas como actores sociales de gran importancia del pasado de nuestro país, lo que en términos prácticos representaba repensar periodos históricos que ya se habían dado por entendidos como: la independencia y particularmente la colonia.

    Sin embargo, investigaciones recientes centradas en el análisis de textos escolares han establecido que aún este ideal de reconocimiento alrededor del valor histórico y social de las comunidades afrodescendientes, en la mayoría de estos dispositivos pedagógicos, no se ha concretado realmente y, por el contrario, se ha visto truncado por procesos de invisibilización y estereotipia, los cuales son evidencia del mantenimiento de discursos racistas y excluyentes³. Se ha identificado la continuidad de una negación sistemática en la escuela de la condición histórica de los africanos y los afrodescendientes. Negación que se ve reflejada en la forma en la que es registrada su aparición en la historia de Colombia, la cual se limita al fenómeno de la esclavización, negándose así su pasado antes de este evento traumático y su posterior desarrollo social y económico en los siglos XIX y XX⁴. De esta forma, la historia de lo negro⁵ en los textos escolares se inscribe particularmente en el estudio del periodo colonial.

    Este periodo histórico es especialmente complejo a la hora de comprender los lugares sociales, políticos, económicos y culturales que han ocupado las comunidades negras en nuestro país. Es el periodo de la historia donde más se trabaja la figura del negro antes de que se diluya discursivamente desde el mestizaje —que se posiciona hegemónicamente a partir del análisis del periodo de la independencia— y las denominaciones de campesino y colono con las que diversos científicos sociales caracterizarán los procesos de lo afro en la modernidad. En el primer caso, se configura una presencia que tiene diversos problemas analíticos al estar sustentada en numerosos estereotipos. Por otra parte, es el periodo en el que se evidencia con mayor fuerza el peso que tiene la matriz colonial en la configuración de obstáculos epistemológicos para valorar y comprender la diferencia y diversidad que definen a lo negro como una realidad histórica constitutiva de nuestra identidad, hecho que transcribe una ausencia.

    A más de dos décadas de la formulación y puesta en vigencia de la Constitución Política de 1991, y a veinte años de la expedición de la Ley 70 de 1993, el presente libro busca establecer y analizar una serie de elementos que permitan dar respuesta al siguiente interrogante central: ¿cuáles han sido las representaciones sociales desde las que, en los textos escolares de ciencias sociales de Colombia publicados en el periodo de 1991 al 2013, se ha estructurado la comprensión del lugar histórico que ocuparon las poblaciones negras durante la colonia?

    Mi interés es ampliar los marcos de comprensión y análisis acerca del vínculo que existe —o no— entre la enseñanza de la historia que se da en la escuela y el reconocimiento de la otredad que encarna la matriz sociocultural africana en la conformación de identidades al interior de Colombia⁶. Esta reflexión se caracteriza por la poca y restringida producción académica e investigativa emanada en este contexto de supuesta transformación y cambio y por la consideración de que el texto escolar es un dispositivo pedagógico que tiene un peso significativo en los procesos de enseñanza-aprendizaje en el contexto escolar.

    Se ha decidido tomar los textos escolares como fuente principal de indagación, ya que estos dispositivos pedagógicos, por una parte, son productos historiográficos socialmente significativos que han estado muy próximos a la mayor parte de la población (Valls 2008), lo que implica un alto grado de influencia de estos en la transmisión de ideas y valores, y por otra, sintetizan lo que en una época se tornó como válido enseñar⁷.

    Dentro de la nueva historiografía de la educación, el texto escolar se ha constituido en uno de los principales objetos de reflexión e investigación, estableciéndose como una fuente de información valiosa para entender las diferentes dimensiones discursivas y prácticas que han configurado y configuran la enseñanza escolar de la historia. Indicadores como la publicación de sendas obras, la realización de eventos académicos y la formación de grupos de investigación que tienen por objeto central su estudio así lo demuestran. Reflejo de esta despliegue investigativo lo constituyen obras que desde balances historiográficos (Johnsen 1996), compilación de trabajos (Escolano 1997/1998; Ossenbach y Somoza 2001) y, reflexiones metodológicas (Selander 1990; Weinbrenner 1992; Rüsen 1997; Valls 2001, 2008) han señalado al texto escolar como una fuente fructífera de análisis del hecho educativo.

    Como antecedentes fundamentales se deben reconocer los trabajos desarrollados por el Instituto Georg Eckert de Alemania, que a partir de la década de los setenta se ha preocupado desde un enfoque internacional por el análisis de la producción de los libros de texto (Lassig 2008); por el Proyecto Emmanuelle, dirigido por el Institut National de Recherche Pédagogique (INRP) en Francia, que a partir de 1980 inició una sistematización y estudio de los manuales escolares producidos en el país galo a partir de 1789 (Choppin 2001), y por el Proyecto  que en la década de los noventa, dirigido desde el departamento de Historia de la Educación y Educación Comparada de la Universidad Nacional de Educación a Distancia de España, se ha enfocado en la documentación e investigación de los libros de texto que han circulado en España de 1812 hasta nuestros días (Villalaín 2001).

    Este último es de vital importancia para entender la investigación en torno a los textos escolares en América Latina y particularmente en Colombia durante las dos últimas décadas, ya que a él se han unido diversas universidades latinoamericanas, como el proyecto Histelea de la Universidad de Lujan de Argentina, que se ha interesado por indagar el peso real que tienen los textos escolares en las prácticas educativas y la creación de imaginarios históricos. Dicho vínculo ha permitido compartir sistemas de análisis, enfoques metodológicos y bases de datos, fijando criterios comunes a partir de los cuales ha sido posible sistematizar experiencias de contextos físicos y educativos diversos.

    En Colombia, el campo de investigación sobre los manuales escolares comenzó a estructurarse paulatinamente a partir de la década de los ochenta con trabajos que en el caso del conocimiento de la historia se limitaron en su mayoría a realizar ensayos críticos que carecían de un soporte metodológico fuerte, pero que realizaron la apertura de un tema inexplorado hasta ese momento. Desde esta perspectiva se hacen aportes alrededor de tres grandes temáticas: los problemas

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