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Violencia y ficción televisiva. El acontecimiento de los noventa: Imaginarios de la representación mediática de la violencia colombiana: series de ficción televisiva (1989-1999)
Violencia y ficción televisiva. El acontecimiento de los noventa: Imaginarios de la representación mediática de la violencia colombiana: series de ficción televisiva (1989-1999)
Violencia y ficción televisiva. El acontecimiento de los noventa: Imaginarios de la representación mediática de la violencia colombiana: series de ficción televisiva (1989-1999)
Libro electrónico466 páginas6 horas

Violencia y ficción televisiva. El acontecimiento de los noventa: Imaginarios de la representación mediática de la violencia colombiana: series de ficción televisiva (1989-1999)

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Esta investigación propone - mediante la crítica de las evidencias que ubican en el centro del proceso de mediatización de la violencia al conflicto armado colombiano - distanciarse de los enfoques que privilegian la dimensión política del fenómeno y revisar el acontecimiento violento desde el croquis de su percepción imaginaria, es decir, desde tres dimensiones reconocibles, cercanas a la violencia cotidiana: violencia oscura, violencia degradada y violencia muda. Adicionalmente, aborda la violencia colombiana desde la observación intensiva de un material productivo por su naturaleza y por su forma particular de expresar el fenómeno desde un género específico: la ficción televisiva, y en una época determinada: la década de los noventa.
La segunda edición incluye el capítulo "Narcomundo y Pablo Escobar: los relatos de la violencia y la ficción televisiva en las dos primeras décadas del siglo XXI", una reflexión que actualiza el texto a los años 2000 y abre el camino hacia nuevas investigaciones.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 may 2018
ISBN9789587836363
Violencia y ficción televisiva. El acontecimiento de los noventa: Imaginarios de la representación mediática de la violencia colombiana: series de ficción televisiva (1989-1999)

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    Vista previa del libro

    Violencia y ficción televisiva. El acontecimiento de los noventa - Beatriz Quiñones Cely

    ©Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá

    Instituto de Estudios en Comunicación y Cultura (IECO)

    ©Vicerrectoría de Investigación

    Editorial Universidad Nacional de Colombia

    ©Beatriz Quiñones Cely, 2009, 2018

    Eduardo Peña Tijo, 2018

    Doly Sotomayor Torres, 2018

    Jaime Andrés Wilches Tinjacá, 2018

    Primera edición, 2009

    Segunda edición, 2018

    ISBN 978-958-783-635-6 (papel)

    ISBN 978-958-783-637-0 (IBD)

    ISBN 978-958-783-636-3 (digital)

    Colección Nación

    Edición

    Editorial Universidad Nacional de Colombia

    direditorial@unal.edu.co

    www.editorial.unal.edu.co

    Coordinadora editorial

    Mabel López Jerez

    Corrección de estilo

    Manuela Fajardo

    Diseño de la colección

    Ángela Pilone Herrera

    Diagramación

    Olga Lucía Cardozo H.

    Ilustración de cubierta

    Angie Lorena Rodríguez Muñoz

    Bogotá, D. C., Colombia, 2018

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales

    Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

    Quiñones Cely, Clara Beatriz, 1961-

    Violencia y ficción televisiva : el acontecimiento de los noventa : imaginarios de la representación mediática de la violencia colombiana, series de ficción televisiva de los noventa (1989-1999) / Beatriz Quiñones Cely ; autores invitados, Eduardo Peña Tijo, Doly Sotomayor Torres, Jaime Andrés Wilches Tinjacá. -- Segunda edición actualizada. -- Bogotá : Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Artes, Vicerrectoría de Investigación. Editorial, 2018.

    346 páginas : ilustraciones (algunas a color), diagramas, fotografías. –(Colección Nación)

    Incluye referencias bibliográficas e índice temático.

    ISBN 978-958-783-635-6 (papel). -- ISBN 978-958-783-636-3 (digital). – ISBN 978-958-783-637-0 (IBD).

    1. Programas de televisión -- Aspectos sociales -- Colombia -- 1989-1999 2. Conflicto armado -- Colombia 3. Violencia en televisión 4. Violencia en los medios de comunicación de masas 5. Análisis del discurso I. Peña Tijo, Eduardo Alfredo, 1973- II. Sotomayor Torres, Doly Soraida, 1968- III. Wilches Tinjacá, Jaime Andrés,1985- III. Título IV. Serie

    CDD-23      791.456552 / 2018

    Con amor para Beatriz Cely de Quiñones,

    para mis hermanos y para William Ospina

    (padre e hijo)

    Agradecimientos

    A Armand Mattelart, director de la investigación en el marco del Doctorado en Sciences de l’information et de la Communication de la Université de Paris 8, por su comprensión, generosidad y sensibilidad frente a los estudiantes extranjeros que contamos con su apoyo como tutor y director de tesis doctorales.

    A la Universidad Nacional de Colombia, en particular al Instituto de Estudios en Comunicación y Cultura (

    IECO

    ); a los miembros de su Consejo Directivo y a Jaime Franky, vicerrector de Sede, por apoyar la publicación de este trabajo. Estos agradecimientos los extiendo a Alfonso Espinosa, director de la Editorial de la Universidad Nacional de Colombia, en su calidad de coeditor, y a Juan Poveda, su asesor.

    A mis colegas Armando Silva, Neyla Pardo y Diana Pedraza por sus inspiradores consejos y permanente asesoría. A mis estudiantes Jaime Wilches, Doly Sotomayor, Eduardo Peña, Willington Tunjano, Lilibeth Pardo, Mónica Taboada, Daniel Gómez, Catalina Botero y Camilo Reina, convertidos hoy en profesionales destacados.

    A Daniel y Raymonde Chabrun por haberme recibido en su casa y brindado su amistad hace ya más de treinta años. A su hija, Marie Chabrun, por la delicada traducción al francés de mi tesis doctoral.

    A mi madre, Beatriz Cely de Quiñones, y a mis hermanos Pilar, Mercedes, Bernardette y Fabián. A mi esposo William Ospina García y a mi querido hijo William chiquito, compañeros amorosos e inseparables de este proyecto y de la vida.

    Bogotá, septiembre de 2018

    Contenido

    Prólogo a la segunda edición

    Introducción

    P

    RIMERA PARTE

    Hacia una cartografía paralela de la violencia colombiana

    Cambiar de óptica. Volver a las fuentes para entender la mirada

    Un mapa conceptual posible: mirar la violencia desde la noción de imaginario social

    Apéndice 1

    La mediatización de la violencia colombiana: ¿una propuesta de reformulación de la problemática?

    El conflicto armado: elemento central de la representación de la violencia colombiana

    Medios y conflicto

    La verdad del ¿quién hizo qué?

    La visión convencional del conflicto

    Fisuras en la percepción del acontecimiento violento: la evidencia de espacios de resistencia

    Simplista y estereotipada

    Espacios de resistencia

    En síntesis…

    S

    ECUNDA PARTE

    Violencia colombiana y ficción televisiva de los noventa

    Las series de ficción televisiva de los noventa. Un intento de superación de la representación tradicional de la violencia colombiana

    T

    ERCERA PARTE

    Tres seriados, tres puntos de vista sobre la violencia colombiana

    Cuando quiero llorar no lloro o la realidad de las clases sociales

    La alternativa del escorpión o el poder detrás de las noticias

    El fiscal o el rostro de la injusticia

    Apéndice 2

    Análisis estadístico del texto del guion. Una mirada “experimental" desde lo cuantitativo

    Construcción de bases de datos en

    DTM

    Descripción del procedimiento de creación de base de datos

    Personajes principales de Cuando quiero llorar no lloro

    Resultados preliminares

    En síntesis

    C

    UARTA PARTE

    Violencia política, series de ficción y acontecimientos de los noventa

    Los noventa semana a semana

    Las interpretaciones sobre la violencia durante los noventa

    Tres registros: tres modos de visualización

    1989-1992: contrastación

    1992-1996: complejización

    1997-1999: conciliación

    Q

    UÍNTA PARTE

    De la violencia representada a la violencia imaginada

    Diseño metodológico de la investigación

    Fase 1. Las series de ficción de los noventa miradas desde la revista Elenco

    Fase 2. Observación sistemática del guion (lectura detenida).

    Quien escoge una teoría, escoge una metodología

    Fase 3. Análisis e interpretación de los resultados de la observación

    Fase 4. Lectura contextualizada de las series: el acontecimiento de los noventa

    Análisis textual del acontecimiento desde las portadas de la revista Semana, 1989-1999

    Fase 5

    Lectura en paralelo de las publicaciones especializadas en las dimensiones políticas y sociales de la violencia colombiana

    Fase 6. Reconstrucción del significado de las series e interpretación contextualizada de la violencia colombiana

    S

    EXTA PARTE

    Narcomundo y Pablo Escobar: los relatos de la violencia y la ficción televisiva en las dos primeras décadas del siglo xxi

    Introducción

    Realidad y ficción en el narcomundo

    La condición antiheroica de los narcos en la ficción televisiva contemporánea. Una mirada desde Pablo Escobar

    De la narcocultura local al narcorrelato globalizado: las ficciones sobre Pablo Escobar como marca registrada de la identidad nacional en Colombia

    Consideraciones finales.

    Por una estética y una crítica de la sobriedad

    Referencias bibliográficas

    Perfil de autores

    Índice temático

    Lista de tablas

    Tabla 1. Principales problemas del país

    Tabla 2. Aspectos en los que incide el conflicto en su familia

    Tabla 3. Análisis lexicométrico de la protagonista en la serie El fiscal

    Tabla 4. Análisis lexicométrico de las series de televisión

    Tabla 5. Estructura dramática

    Tabla 6. Análisis audiovisual

    Tabla 7. Modelo del análisis de guion

    Tabla 8. Modelo de ficha de personajes

    Tabla 9. Modelo de ficha de análisis

    Lista de gráficas

    Gráfica 1. Resultados de la encuesta Así perciben el país los colombianos

    Gráfica 2. Resultados de la encuesta Así perciben ei país los colombianos

    Gráfica 3. Resultados de la encuesta Así perciben ei país los colombianos

    Gráfica 4. Resuitados de la encuesta Así perciben ei país los coiombianos

    Gráfica 5. Piano de personajes principales de Cuando quiero llorar no lloro

    Gráfica 6. Piano de todos los personajes de las series

    Gráfica 7. Piano de todos los personajes de Cuando quiero llorar no lloro

    Gráfica 8. Piano de todos los personajes de La alternativa del escorpión

    Gráfica 9. Piano de todos los personajes de El fiscal

    Gráfica 10. Piano de personajes principales de Cuando quiero llorar no lloro –palabras ciave

    Gráfica 11. Portada revista Semana , 657

    Gráfica 12. Portada revista Semana , 685

    Gráfica 13. Portada revista Semana , 845

    Gráfica 14. Revista Elenco, 606, 25 de junio de 1991

    Gráfica 15. Modelo de anáiisis de las portadas de la revista Semana 1989-1990

    Prólogo a la segunda edición

    La primera edición de este libro surgió en su momento en medio del desprecio a la televisión, considerada como un objeto banal y manipulador. En los noventa, la investigadora italiana Milly Buonnano (1999) reconocía la tendencia a desconocer la relevancia y el impacto de la ficción televisiva por enfoques convencionales:

    ocuparse de la ficción televisiva equivale casi a desafiar a las jerarquías de los temas legítimos del debate público y, sobre todo, de los intereses científicos; jerarquías en las cuales la televisión y sus géneros más populares figuran irremediablemente en los puestos más bajos. (p. 10)

    Dominique Wolton (1990), por su parte, llamaba la atención sobre las potencialidades de la televisión: a la vez, lazo social libre, objeto cotidiano y ventana hacia el mundo, y planteaba que, quizás, esa complejidad, al tiempo espejo de la sociedad y ventana al mundo, nos compelía a rechazar todo intento de pensar ¿qué es la televisión?

    En la primera década de los 2000, Henry Jenkins (2008) actualiza el pensamiento de los dos investigadores europeos. Pero aquí la televisión aparece acompañada: un hombre con una máquina (un televisor) está condenado al aislamiento, pero un hombre con dos máquinas (un televisor y un ordenador) puede pertenecer a una comunidad (p. 243).

    Violencia y series de ficción. El acontecimiento de los noventa se publicó en un contexto mediático global cada vez más provocador y productivo. En la primera década de los 2000 la televisión atravesaba por una etapa de transición e Internet, con su promesa de transparencia, arrasaba la reflexión y los mercados. El cambio más significativo puede ser el paso del consumo mediático individualizado y personalizado al consumo como una práctica en red. (Jenkins, 2008, p. 243)

    La televisión en tiempos de convergencia se empieza a revelar como un corpus potente. Jenkins (2008), de la mano de Paul Lévy, afirmaba en 2008 que los encargados de otorgarle ese poder serían los ciudadanos, los televidentes, los fanes…

    La convergencia significa un cambio de paradigma: el paso de los contenidos específicos de un medio a los contenidos que fluyen por múltiples canales mediáticos, a la creciente interdependencia de los sistemas de comunicación, a los múltiples modos de acceder a los contenidos mediáticos, y a relaciones cada vez más complejas entre los medios corporativos de arriba-abajo y la cultura participativa de abajo-arriba. (p. 241)

    Levántate y anda

    Para Paul Lévy, la capacidad de participar en el seno de las comunidades de conocimientos existe junto al poder del Estado-nación sobre sus ciudadanos y el que ejercen las corporaciones en el capitalismo sobre sus trabajadores y consumidores. Para el Lévy más utópico, este poder de participación emergente sirve de enérgico correctivo para esas fuentes tradicionales de poder, aunque estas buscarán también formas de dirigirlo hacia sus propios fines. Estamos aprendiendo justamente a ejercer ese poder, de manera individual y colectiva […] estamos intentando negociar los códigos éticos y los contratos sociales que determinen nuestras relaciones mutuas, al igual que intentamos determinar el modo de insertar este poder en el sistema de entretenimiento o en el proceso político. Parte de lo que debemos hacer es averiguar cómo (y por qué) grupos con diferentes trayectorias, agendas, perspectivas y conocimientos pueden escucharse mutuamente y trabajar juntos en pro del bien común. Tenemos mucho que aprender. (Jenkins, 2008, p. 244)

    Esta segunda edición es ante todo un reconocimiento…

    Violencia y series de ficción. El acontecimiento de los noventa fue el resultado de un trabajo colectivo en el cual la participación de los estudiantes (investigadores asistentes y auxiliares) jugó un papel definitivo, pues el tamaño del corpus, las dimensiones a visibilizar y los desplazamientos entre archivos de distintas naturalezas, formatos y soportes (fotos, artículos de prensa, noticieros de televisión, revistas especializadas…) exigía intervenir el material desde distintas disciplinas, puntos de vista y sensibilidades.

    Seguimos participando todos, con una salvedad: esta segunda edición incluye un nuevo capítulo: Narcomundo y Pablo Escobar: los relatos de la violencia y la ficción televisiva en las dos primeras décadas del siglo xxi. Esta sexta parte del libro, escrito por tres de nosotros: Doly Sotomayor, Eduardo Peña y Jaime Wilches, actualiza el trabajo a los años 2000 y da cuenta de un fenómeno emblemático de la violencia que la encarna y reproduce: el narcotráfico.

    En el 2011 publicamos el libro Narcotráfico y ficción televisiva, mujer y narcomundo: una mirada desde los estereotipos de mujer y desde la feminización de la pobreza. En septiembre de 2012, con Narcomundo y nuevos medios participamos en el Pentálogo III, organizado por el Centro de Semiótica y Comunicación de Brasil (Ciseco). El año siguiente, en mayo de 2014, desarrollamos, con el apoyo de la doctora Silvia Ramírez Gelbes de la Universidad de San Andrés, Argentina, el sitio Narcomundo.co como una herramienta de presentación de resultados de investigación a la cual los usuarios podían acceder desde una cuenta en Facebook.

    Algunos de nosotros continuamos trabajando juntos, con diferentes acentos e intensidades, con un propósito común que aspira a proyectarse al futuro con nuevas investigaciones. En ese sentido, nos hemos articulado por medio del Instituto de Estudios en Comunicación y Cultura (

    IECO

    ), por la teorización urbana de su fundador Armando Silva y por la Maestría en Comunicación y Medios que Doly Sotomayor y Eduardo Peña culminaron con éxito.

    La televisión no ha muerto. Nuestro objeto de estudio: la ficción televisiva, por su carácter performativo (Chalvon-Demersay, 1996) y por su lugar preminente en las esferas de las prácticas interpretativas mediante las cuales en cada época los hombres han creado sus propias visiones y versiones del mundo y han dado sentido a su vida cotidiana (Buonnano, 1999) nos continúa inspirando, y ahora, con mayor razón, de la mano de la enorme profusión de contenidos originales distribuidos por plataformas Over the Top (ott) como Amazon o Netflix.

    La segunda década del siglo xxi estará cargada de miradas de contenidos originales. Sin importar la tecnología, está claro que los usuarios y consumidores quieren ver historias de calidad, que los enganchen. Las plataformas que logren ofrecer la mayor cantidad de contenidos, con la mejor calidad y el menor precio posible, serán las que se queden con la mejor porción de la torta del mercado. Quien no esté dispuesto a jugársela por los contenidos, podrá quedar obsoleto en poco tiempo". (Urquijo, 2018)

    ¡La televisión es cosa del futuro! Se debate en medio de dos utopías, la transparencia y la participación, dos promesas que en los últimos diez años han decepcionado a unos e inspirado a otros.

    Beatriz Quiñones Cely,

    Bogotá, septiembre de 2018.

    Introducción

    Esta investigación propone –mediante la crítica de las evidencias que ubican en el centro del proceso de mediatización de la violencia al conflicto armado colombiano– distanciarse de los enfoques que privilegian la dimensión política del fenómeno y revisar el acontecimiento violento desde el croquis de su percepción imaginaria, es decir, desde tres dimensiones reconocibles y cercanas a la violencia cotidiana: violencia oscura, violencia degradada y violencia muda.

    Se parte del reconocimiento de la potencialidad crítica y creativa de la noción de imaginario social y de admitir que es posible encontrar una visión alternativa en las fisuras de la representación mediática de la violencia colombiana. Se propone, así mismo, abordar la violencia colombiana desde la observación intensiva de un material productivo por su naturaleza y por su forma particular de expresar el fenómeno desde un género específico: la ficción televisiva, y en una época determinada: la década del noventa.

    El cambio de óptica que se plantea no pretende dejar de lado la dimensión política de la violencia. Se intenta, por el contrario, tomar distancia de la visión convencional del fenómeno¹ mediante una aproximación que simule el desplazamiento que los colombianos nos vemos obligados a realizar cotidianamente entre la situación que enfrentamos y la representación mediática de la realidad. Lo anterior implica reconocer los dos registros: la violencia política y la violencia cotidiana, como configuradores de la percepción imaginaria del fenómeno.

    I.

    Delinear una cartografía paralela de la violencia colombiana exige no solo desmarcarse de los enfoques tradicionales, razonables y objetivos, sino arriesgarse a esclarecer aquellas zonas del territorio imaginario de la violencia colombiana –convenientemente– opacadas. Para hacerlo se requiere explicitar la mirada: 1. plantear un mapa conceptual para abordar la violencia colombiana desde la noción de imaginario social, es decir, el modo de visualización que se propone y sus formas de operar (primera parte), y 2. diseñar una propuesta metodológica productiva para aproximarse a la construcción imaginaria que subyace en la representación mediática del acontecimiento violento (apéndice general).

    Más que un mapa, se plantea delinear un croquis: Los mapas son de las ciudades. Los croquis son de los ciudadanos. Un estudio de los imaginarios fundado en las percepciones ciudadanas lo es de los croquis que hacen mapas mentales colectivos (Silva, 2004, p. 27).

    El croquis de la percepción imaginaria de la violencia colombiana opera como modo de visualización del fenómeno mediante la definición del encuadre –posicionamiento desde el cual se mira–, de los trazos que configuran lo mirado –dimensiones que se pretende visibilizar– y de los desplazamientos –recorrido imaginario entre realidades– que debe realizar el que mira.

    II.

    Desde el punto de vista metodológico, la investigación pone a prueba un diseño que combina diferentes estrategias de observación y análisis, y el uso paralelo y simultáneo de varios instrumentos. El corpus de la investigación está compuesto por las series de ficción representativas de las tres etapas en las que se segmentó la década del noventa (segunda parte): Cuando quiero llorar no lloro (1989-1992), La alternativa del escorpión (1992-1996) y El fiscal (1997-1999). Este corpus se complementa con otros materiales (corpus anexos) cuyos contenidos enfatizan en la decisión de tomar en cuenta las dimensiones subjetivas de la violencia.

    Los materiales de origen mediático que se proponen como objeto de observación intensiva cumplen funciones distintas –pero complementarias– en el diseño metodológico. La observación sistemática y la lectura detenida de las series de ficción seleccionadas permiten aproximarse a la dimensión cotidiana y a la cultura común de los colombianos, implícita en el guion; la revisión del acontecimiento de los noventa (mirado desde las portadas de la revista Semana) contextualiza la década y establece el contraste entre representaciones; y la lectura simultánea y en paralelo de las interpretaciones sobre la violencia política (publicadas a lo largo de la década) da cuenta de los actores, las estrategias y los discursos del conflicto armado colombiano, revelando continuidades, discontinuidades, interferencias e influencias recíprocas entre registros (tercera y cuarta parte).

    Para acceder a la violencia imaginada, el observador debe desplazarse entre lo que sucede (la situación que los colombianos enfrentan cotidianamente) y lo que acontece (la representación mediática de lo real). Dicho desplazamiento exige revisar el acontecimiento violento (la construcción mediática de la violencia), contrastándolo con la información sobre lo real y, simultáneamente, con las manifestaciones y la evolución de la violencia política mirada desde publicaciones especializadas (cuarta parte).

    Mirar la violencia colombiana desde los varios registros que se proponen –y que atraviesan su representación mediática– esclarece aspectos significativos a la hora de interrogarse sobre los medios como constructores de realidades y sobre los imaginarios que las configuran.

    III.

    El diseño metodológico de la investigación intenta revelar: 1. la forma como los guionistas de la serie construyeron la violencia, 2. la construcción imaginaria que configuraba esa representación y 3. las divergencias entre la visión de la violencia de los guionistas y la considerada convencional. La observación sistemática y la lectura detenida y contextualizada del corpus hicieron posible reconstruir el significado de las series, es decir, integrar y sintetizar las principales evidencias encontradas y realizar una tentativa de comprensión e interpretación de las mismas.

    Este último esfuerzo comprensivo (quinta parte) permitió criticar los principales hallazgos y plantear una respuesta –posible– a los interrogantes formulados por la investigación. La parte final del trabajo subraya –a manera de conclusión– la productividad del modo de visualización propuesto, enfatizando en la riqueza y proyección de un análisis de la violencia colombiana desde sus dimensiones cotidianas y sociales, y desde la perspectiva de los estudios en comunicación. Al reconocer las dificultades y limitaciones enfrentadas se plantea, además, la posibilidad de apostarle a desarrollos futuros desde la óptica de la investigación que se presenta a consideración del lector y a partir de la urgencia de proponer alternativas desde la esfera mediática (reiterando la potencialidad política –función estética– de la ficción televisiva), con la aspiración de oponerse, resistir e imaginar una salida.

    PRIMERA PARTE

    Hacía una cartografía paralela de la violencia colombiana

    Esta investigación propone –mediante la crítica de las evidencias que ubican en el centro del proceso de mediatización de la violencia colombiana al conflicto armado– distanciarse de los enfoques que privilegian la dimensión política de la violencia. Desde esta perspectiva, este trabajo intenta delinear una cartografía paralela del fenómeno, desde el croquis de su percepción imaginaria.

    La investigación parte del reconocimiento de la potencialidad crítica y creativa de la noción de imaginario social y de admitir que es posible encontrar una visión alternativa en las fisuras de la representación mediática de la violencia colombiana. En esta primera parte se trata de: 1. expresar las razones que motivaron la decisión de cambiar de óptica y 2. delinear un mapa conceptual posible para abordar la violencia colombiana desde la noción de imaginarios sociales, es decir, de explicitar el modo de visualización que se propone y sus formas de operar: el encuadre desde el cual se mira, las dimensiones del fenómeno que van a visibilizarse y los desplazamientos imaginarios entre realidades que debe realizar el observador. A manera de apéndice se cuestiona el contenido de algunos intentos de reformulación de los estudios sobre la violencia actual, cuyos autores reconocen la relevancia del interrogante sobre la mediatización de la violencia. Dicho cuestionamiento tiene dos objetivos: 1. subrayar la dificultad que reviste el distanciamiento de las miradas tradicionales y 2. identificar elementos nuevos que se consideren productivos para los fines de la presente investigación.

    Cambiar de óptica. Volver a las fuentes para entender la mirada

    Este primer apartado presenta, a manera de antecedentes, una síntesis de los aportes de tres autores cuyos pensamientos y formas de comprensión de la violencia colombiana y problemáticas afines dieron sentido a las inquietudes fundadoras que motivaron la investigación y que incidieron en la urgencia de cambiar de óptica e intentar abordar la violencia desde la construcción imaginaria que subyace en su representación mediática.

    Reconocer los aportes de Daniel Pécaut, Armando Silva y Sabine Chalvon-Demersay tiene sentido, pues justifica: 1. la decisión de deslindarse de las visiones convencionales que privilegian la dimensión política de la violencia y el análisis de sus causas objetivas; 2. admitir la productividad de la noción de imaginario social como modo de visualización del fenómeno, y 3. definir a la ficción televisiva como un material apropiado para intentar acercarse a la imaginación y a los imaginarios de un país en una época determinada, y al punto de vista del espectador (cultura común) implícito en el guion.

    Mirar la violencia desde lo político

    Mi acercamiento a las investigaciones y formas de interpretación de la problemática colombiana por Pécaut se inicia hacia 1984, año en que ingresé al Institut des Hautes Etudes de L’Amérique Latine (

    IHEAL

    ) donde tuve la oportunidad de asistir a los seminarios que Pécaut impartía en la L’École des Hautes Études en Sciences Sociales (

    EHESC

    ) sobre la realidad colombiana y de contar con su apoyo como tutor de la memoria que realicé sobre los diez primeros años de historia del movimiento guerrillero M-19 y de su estrategia comunicativa (Quiñones, 1986).

    Convencida de la fertilidad de las interpretaciones de Pécaut sobre la realidad colombiana, seguí el rastro de sus publicaciones, pues considero relevante su postura crítica frente a la incapacidad de los colombianos para dar solución a la violencia que durante décadas ha sido considerada casi inmanente a la realidad y –cito sus propias palabras– un modo de funcionamiento de la sociedad (Pécaut, 1997, p. 3). Considero plausible lo expresado por él en el sentido de que

    Lo que es seguro, es que ya nada está al abrigo del impacto de los fenómenos de violencia. Ellos no se hacen sentir solamente sobre una parte del territorio; con algunas excepciones, ellos afectan a todos los municipios grandes, medianos y pequeños. No conciernen únicamente a capas específicas de la población: pesan sobre la vida cotidiana de todos o casi todos. No son relativos solamente a zonas sustraídas a la autoridad de las instituciones: tocan a las regiones centrales y a las instituciones mismas, alterando o paralizando su funcionamiento. (Pécaut, 1997, p. 4)

    La certeza –vivida– de que la violencia forma parte de nuestra cotidianidad, la percepción –compartida– de que los colombianos parecen estar sumidos en un estado de aletargamiento que conduce a la resignación y a la prospectiva de que la guerra continuará, non pas civile, mais contre la société (Pécaut,1999, p. 29) se constituye, desde lo subjetivo, en el mejor argumento para insistir en un intento de aproximación a la violencia, así como en la mayor exigencia: apostar a una manera distinta de abordarla.

    Este abordaje distinto implica esforzarse por agudizar los sentidos; poner en duda los presupuestos y las definiciones; correr las percepciones; atisbar por las fisuras de los discursos, en fin, iniciar una búsqueda que conduzca a corregir la mirada y al hallazgo de herramientas conceptuales y metodológicas pertinentes, aunque no hayan sido utilizadas antes o aunque transgredan los límites aceptados por los expertos.

    En esa búsqueda encontré, casi por azar, un artículo de Pécaut, publicado en 1998, que desde el planteamiento de sus objetivos se distanciaba de sus escritos habituales. Se trataba de un informe evaluativo de los diez primeros años de labores (1986-1996) del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia, titulado La contribución del Iepri a los estudios sobre la violencia en Colombia.

    El informe evaluativo de Pécaut me pareció significativo, pues la producción del Iepri había gozado –en la década considerada– de gran audiencia en los medios de comunicación y en la opinión pública (Iepri, 1998, p. 71), lo cual permitía calificarla como muy influyente en la manera como los colombianos comprendían el fenómeno de la violencia, en el tipo de imaginario compartido sobre ella y en las formas como usualmente se representaba.

    Dicho informe era un detallado estudio de la producción bibliográfica, los campos temáticos, las perspectivas analíticas y las limitaciones conceptuales del elevado número de investigadores e investigaciones nucleadas en torno al grupo básico y de planta del Iepri (Pécaut, 1998, p. 72), y se constituía en la primera evaluación de la producción académica de un grupo perteneciente a un campo de estudio consolidado en el ambiente intelectual del país: la violentología, y del trabajo de investigadores que habían ganado reconocimiento como expertos, razón por la cual se les calificaba como violentólogos.

    Pécaut reconocía en el trabajo del Iepri seis tipos de aportes a la reflexión del fenómeno de la violencia²: 1. Aportes al análisis de la violencia de los años 1930-1950 y sus improntas en la violencia actual. 2. Relaciones entre el sistema político, el Estado y la violencia. 3. Relaciones entre el universo jurídico y ético y la violencia. 4. Relaciones entre violencia y conflictos sociales a la luz de la distribución regional de los fenómenos de la violencia. 5. Análisis de los protagonistas de la violencia. 6. Las estrategias gubernamentales frente a la violencia.

    Seis perspectivas –seis maneras de mirar la violencia– que pueden ser extendidas a una parte significativa de la literatura producida sobre el tema, al menos desde que la violencia en Colombia fue reconocida como objeto de estudio. De ahí la relevancia de hacer conscientes sus limitaciones, en la medida en que podrían estar opacando otros aspectos iguales o más significativos.

    Pécaut reconocía como contribución de la producción investigativa del Iepri sobre la violencia el haber sacado a la luz su carácter heterogéneo, haciendo posible aprehender las diversas coyunturas y procesos (Pécaut, 1998, p. 77), pero subrayaba el hecho de que se hubiera privilegiado la dimensión política, dejando de lado

    otro estilo de análisis, aquel que partiría de los actores mismos de la violencia, de sus interacciones, y que mostraría, en la medida en que la violencia se prolonga, cómo otro contexto se crea como resultado de las interacciones y cómo surge otra cronología, diferente de la institucional. (Pécaut, 1998, p. 77)

    Las anteriores afirmaciones dan, en parte, respuesta al malestar que produce encontrar de forma reiterada, casi como un lugar común, este enfoque sobre nuestra realidad y la dificultad para que algunos investigadores declaren de manera explícita que sus trabajos sobre la violencia también constituyen un intento de abordaje al fenómeno, pues quedan reducidos al nivel de crónica periodística o de estudio de caso.

    Así mismo, si aceptamos que está produciéndose un cambio generalizado en la forma de percibir y evaluar el fenómeno de la violencia actual y que ello puede explicarse por la presencia de los medios de comunicación y su manera particular de difundir los hechos violentos, cobra especial relevancia interrogarnos sobre la influencia de los círculos intelectuales, considerados expertos, en los imaginarios de los productores de los mensajes mediáticos y en las formas de representación y de recepción de los mismos.

    La lectura crítica del informe evaluativo de Pécaut provocó una serie de interrogantes –formulados en el proyecto de investigación presentado en septiembre de 2001– que en ese momento justificaron la decisión de corregir la mirada y de reorientar la posición de quien mira:

    ¿Existe un conocimiento validado socialmente sobre la violencia en Colombia, construido por los círculos intelectuales y compartido por las élites (de las que ellos, en cuanto tales, forman parte), cuyas definiciones, pero, sobre todo, sus limitaciones, configuran la opinión pública y determinan su debilidad? ¿Las visiones que los medios de comunicación hacen circular sobre la violencia reproducen dicho conocimiento validado, reforzándolo e impidiendo la irrupción de otras formas de interpretación?

    ¿Las limitaciones de las narrativas y del discurso sobre la violencia dificultan la puesta en sentido social del fenómeno? ¿Hay un desfase entre la comprensión del fenómeno de la violencia validada por las élites y el compartido por la sociedad en conjunto? ¿Dicho conocimiento validado coincide con la comprensión individual del fenómeno? ¿Existen contramiradas, contranarrativas, contralenguajes que no han sido analizados?

    Cuando contó con la dirección del profesor Armand Mattelart, esta investigación (2001) no disponía de estudios suficientes sobre estos aspectos, sin embargo, se podía evidenciar el reconocimiento de la existencia de algo que Santiago Villaveces Izquierdo (1998) llamaba metanarrativa sobre la violencia:

    Alimentada por un lenguaje excluyente y circular, mediante el cual se establece una especie de atlas que limita no solamente el cómo se debe ver el problema, sino también cuáles trazos contribuyen a la prolongación de su cartografía y cuáles, por lo tanto, deben dejarse por fuera en tierra incógnita. (p. 104)

    Dicha metanarrativa no dialoga con otros discursos y, además, afecta la construcción de imaginarios y de memorias colectivas (Villaveces, 1998, p. 108), al tiempo que ahoga las voces, experiencias y memorias propias de aquellos para los cuales la violencia es una realidad cotidiana vivida (Villaveces, 1998, p. 112).

    Para constatar esta evidencia basta con reseñar solo un ejemplo, la conexión recurrente de los estudios sobre la violencia actual con el periodo

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