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Una revolución precaria
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Libro electrónico355 páginas3 horas

Una revolución precaria

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Este libro revisa la historia de Sendero Luminoso y el conflicto armado con sólidas evidencias históricas y etnográficas. Del Pino, Aroni y el resto de autores muestran que la guerra no fue una abstracción discursiva sino una realidad cotidiana, compleja y cambiante, enraizada en la trayectoria vital de sus protagonistas. Los limitados alcances de la "guerra popular campesina" senderista, su estrechez ideológica, la deficiente formación de sus militantes y sus escasos recursos materiales, quedan en evidencia a través de diversos estudios de caso, centrados en zonas urbanas y rurales. Lejos de la imagen de poder omnipresente de Sendero Luminoso, vemos perfilarse una revolución precaria y localista. El resultado es una relectura crítica de aquel periodo, que sitúa las respuestas campesinas frente a la amenaza senderista en el centro del debate. Porque, como señalan los autores, sin esa rebelión campesina, una de la más importantes de la historia del Perú, quizás no hubiera sido posible la derrota de Sendero Luminoso.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento20 nov 2023
ISBN9786123262549
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    Una revolución precaria - Ponciano del Pino

    PRIMERA

    PARTE

    Sendero Luminoso y una revolución precaria


    Capítulo 1

    Armar la revolución. Sendero Luminoso y su lucha por los recursos (1980-1993)

    1

    Sebastián Chávez Wurm

    Introducción

    Estamos perdiendo la guerra.2 Esta cita, atribuida al general Sinesio Jarama, de marzo de 1990, tomó por sorpresa a muchos en su momento. Diez años antes, un pequeño y desconocido grupo de profesores y estudiantes, principalmente universitarios, había iniciado su guerra popular contra el Estado peruano. Habiendo sido menospreciado inicialmente por las autoridades políticas y los medios de comunicación nacionales como Senderito Luminoso,3 el Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso pronto demostró ser una organización vigorosa e ideológicamente cohesionada que logró salir de su lugar de origen para expandirse rápidamente por varias regiones del país. El hecho de que Sendero tuviera sus raíces en la sierra, Ayacucho, llevó a los observadores y estudiosos a interpretarlo primero como una organización principalmente campesina, y atribuyeron su surgimiento a una crisis de subsistencia de los campesinos y a una falta de reforma gubernamental y modernización pública (Favre 1984, McClintock 1984, Palmer 1994 [1986], Taylor 1983). Estudios posteriores destacaron más bien el carácter universitario del partido, las aspiraciones económicas y sociales insatisfechas de los graduados universitarios, y las diversas, aunque interrelacionadas, crisis socioeconómicas y políticas que enfrentó el país durante todo el periodo del conflicto armado interno (Degregori 1985, 1990; Manrique 2002). Una vez que las Fuerzas Armadas intervinieron en la lucha contrasubversiva en diciembre de 1982, los departamentos de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac experimentaron una feroz represión, la cual obligó a Sendero a salir a otras regiones, estableciéndose a mediados de los años ochenta en los departamentos de San Martín y Huánuco, y en el valle del Alto Huallaga, entonces la mayor zona de cultivo de coca de Perú.

    En la segunda mitad de los años ochenta, este movimiento intensificó su presencia en los departamentos de Junín y Pasco. Especialmente Junín tenía una importancia estratégica considerable, ya que abastecía a la capital, Lima, de una gran parte de electricidad y agua. A partir de 1987, Junín experimentó un aumento constante de las actividades insurgentes, y en 1991 Sendero realizó más operaciones en esta región que en cualquier otro departamento fuera de Ayacucho desde 1983 (Manrique 2002). En cambio, el avance fue mucho más lento en el departamento sureño de Puno: solo a finales de la década de 1980 Sendero logró romper una larga alianza que diferentes grupos sociales habían construido con éxito en su contra (Rénique 1999). Como han demostrado algunos estudios, su expansión presentó ciertas analogías en todo el país. En casi todos los contextos regionales, Sendero Luminoso agravó y explotó hábilmente los conflictos existentes entre los agentes sociales locales; y al asumir las obligaciones propias del Estado, por ejemplo, garantizar (su propia) ley y orden, pudo incluso ganarse algún tipo de simpatía pública. Sin embargo, su rígida visión del mundo y su uso indiscriminado de la fuerza alinearon rápidamente en su contra a gran parte de la población local (Berg 1994; Burt 1999, 2009; Degregori 1996; Del Pino 1999).

    A finales de los años ochenta, Sendero también intensificó sus operaciones en la capital, Lima. Su creciente presencia en el centro político y económico del país tuvo una enorme importancia militar y psicológica para el curso del conflicto. En pocos años, incrementó significativamente el número de sus operaciones —coche-bomba, asesinatos selectivos de opositores políticos y actos de sabotaje a infraestructuras estratégicas—, las que provocaron un clima público de miedo y alimentaron la aprensión acerca de su avance en el propósito de conseguir la ruptura del Estado peruano. Poco más de una década después del inicio de su lucha armada, Senderito parecía acercarse a su victoria militar. En ese momento, incluso los observadores extranjeros discutieron la necesidad de una intervención militar para evitar un tercer genocidio (Burt 2009). El número de víctimas fue efectivamente elevado; según la Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú este suma un total de 69.280, y responsabiliza a Sendero Luminoso de más de la mitad de ellas (CVR 2003).

    El problema

    ¿Cómo pudo un pequeño grupo de profesores, maestros y estudiantes convertirse en la guerrilla más brutal y fanática de América Latina? (Graham 1992: 157). ¿Cómo movilizó los recursos necesarios para desarrollar una estructura organizativa duradera y desplegar un conflicto armado? Estas son las preguntas centrales de este capítulo. Aunque Sendero se desarticuló rápidamente después de la captura de Guzmán y otros miembros de su Comité Central, en septiembre de 1992, su constante expansión apunta a su capacidad para reclutar y movilizar recursos de forma permanente en entornos locales cambiantes.

    Este logro es subrayado por diferentes estudios: Michael L. Smith afirma: Lo que es único de Sendero es que ha emprendido esta yihad andina sin tener primero una porción de poder y recursos. También es llamativo ver cómo esta estrategia se desarrolla en el mapa peruano con una precisión casi prusiana (1992: 29). Iván Hinojosa añade: [SL] ha podido crear una estructura sorprendentemente eficaz para los estándares de un país caracterizado por su ineficiencia y ha desarrollado una capacidad de iniciativa política insospechada (1992: 92). Gabriela Tarazona-Sevillano escribe: Sendero Luminoso [...] destaca entre los grupos guerrilleros y terroristas de todo el mundo por su fuerte y compleja organización [...]. Estas características definitorias han ayudado a Sendero a adaptarse a las circunstancias cambiantes de Perú y a mantenerse como una insurgencia viable y en expansión (1990: 171). Y David Scott Palmer concluye: Sendero Luminoso define el escenario de manera que la revolución es el único resultado posible, y luego hace la revolución en sus propios términos. Así, la propia insurgencia se convierte en la variable independiente, sin depender de factores sociales, económicos o externos (1992: 13).

    A pesar de estas evaluaciones, se sabe sorprendentemente poco sobre los mecanismos exactos de la movilización de recursos. La principal razón es la escasez de datos del partido o, más exactamente, el difícil acceso a ellos. Los extensos documentos de Sendero Luminoso procedentes del archivo de la policía antiterrorista peruana, la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote), constituyen un pilar empírico central de este capítulo. La fuente consultada abarca todo el periodo investigado, y se compone, entre otras cosas, de informes de las distintas sedes del partido y de los comités regionales, resúmenes de reuniones entre la dirección del partido y los representantes de los comités regionales, reportes políticos de la dirección del partido, análisis regionales, resúmenes del número y la distribución regional de los miembros, así como de las armas y la munición, planes de estudio, declaraciones de presentación de personas que desean afiliarse, documentos, expedientes administrativos internos del partido, estadísticas financieras, expedientes del congreso del partido de 1988, declaraciones hechas a la policía por miembros del partido detenidos e información biográfica sobre los miembros del partido, recopilada por la dirección del partido. Todos estos documentos fueron confiscados en la década de 1980, pero especialmente entre 1989 y 1992, en el marco de diversas operaciones de la Dircote.

    El archivo de la Dircote es probablemente la colección más extensa de documentos, grabaciones de audios y audiovisuales, y otros materiales de Sendero Luminoso. Las fuentes fueron inaccesibles al público y a los investigadores durante muchos años,4 y su alcance exacto se desconoció durante mucho tiempo; incluso la CVR solo pudo recurrir a alguno de estos documentos para elaborar su informe. Incluso el autor, que solicitó permiso a la Dircote para trabajar y realizar investigaciones en 2007 y 2008 como parte de su disertación, vio denegado el acceso a sus archivos. Sin embargo, gracias a las facilidades brindadas por el juez presidente doctor Pablo Talavera Elguera, se pudieron revisar extensas partes del inventario de la Dircote en los recintos de la Sala Penal Nacional en Lima. Los documentos estuvieron disponibles allí en los años mencionados, ya que constituyeron la base del llamado megajuicio contra Abimael Guzmán y la cúpula más cercana, juzgados en esta sala penal entre septiembre de 2005 y octubre de 2006.

    La mayoría de los documentos no fueron creados con la intención de ser publicados; por tanto, tienen un alto grado de autenticidad y credibilidad. Sin embargo, deben leerse e interpretarse en el contexto de las lógicas internas y las relaciones de poder dentro de Sendero Luminoso. Se puede suponer, por ejemplo, que las expresiones de simpatía y lealtad pero también las estadísticas y las cifras siempre se formulaban o calculaban de forma que el remitente pudiera quedar bien ante sus superiores o la dirección del partido. Más valiosos aún son los numerosos informes y documentos críticos que nombran la precaria situación de la organización y pintan una imagen contraria a lo que la dirección del partido intentó comunicar al exterior.

    El presente capítulo analiza, en primer lugar, los principios básicos del proceso de reclutamiento. A través de las redes sociales y mediante la aplicación de una rigurosa selección, se aseguraba que solo se convertían en miembros del partido aquellas personas que habían demostrado con éxito su compromiso ideológico y entrega incondicional con el rumbo de la revolución. Tomando como ejemplo la Academia César Vallejo se revelará los mecanismos del proceso de reclutamiento. Como se mostrará en segundo lugar, Sendero tuvo mucho menos éxito en la generación de sus recursos financieros. Aunque el partido estuvo activamente involucrado en el tráfico de drogas, su situación financiera fue continuamente deficiente, lo que impidió su acceso al mercado negro de armas continental y mundial. Como consecuencia, el armamento de Sendero Luminoso era limitado. A menudo, los miembros del partido tenían que producir armas y municiones por su cuenta; sin embargo, fue capaz de crear la imagen pública de una organización con una fuerza militar masiva. Esto se consiguió con acciones armadas que, caracterizadas por su precisión y espectacularidad, tuvieron fuertes efectos psicológicos en el público.

    La movilización de recursos

    Para pasar de ser un fenómeno regional casi desconocido a un aparato militar complejo y de ámbito nacional, Sendero Luminoso tuvo que ser capaz de movilizar permanentemente un conjunto suficiente de diferentes recursos; al menos tres eran indispensables: personas, dinero y armas. Solo el reclutamiento de suficientes activistas y miembros dispuestos a combatir permitiría una operación militar; pero para tener una perspectiva realista de éxito también era necesario generar un flujo constante de recursos financieros y, por supuesto, de armas adecuadas.

    El proceso de reclutamiento

    Principios básicos

    Desde el principio, la dirección del partido prestó la máxima atención a la selección de nuevos miembros. La convicción de ser un partido de élite que solo permitía el acceso a las personas más capaces y más comprometidas era de vital importancia. En consecuencia, el reclutamiento se basaba en principios severos y en un riguroso proceso de selección en el que los candidatos tenían que demostrar su talento y su obediencia incondicional al partido. Al parecer, hasta la primera mitad de los años ochenta, la dirección del partido pudo garantizar sus propios principios de reclutamiento. Sin embargo, a finales de esa década los mandos regionales se quejaron del ablandamiento de estos principios y de la deficiente cualificación de los nuevos miembros del

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